Distancia: 20 km
Subidas acumuladas: 1200 m
Altura Inicial y Final: 1000 m
Altura máxima: 1816 m
Fecha de realización: Septiembre de 2013
Dificultad: media
Track de la ruta
De las largas cordales que arrancan en la Cordillera Cantábrica y se dirigen hacia el norte, destaca la que se inicia al este del Puerto de Tarna y sigue la frontera entre los parques naturales de Redes y Ponga. Primero se denomina Sierra de Celispardi (pico Celispardi o La Abedular), después continúa por las del Montobiu, el Cordal de La Bolera (El Cueto y Pico Alto Paso), el Cordal de Valloseru, el de Ponga (Maciédome y Tiatordos), y sigue, al norte, desviándose hacia poniente, en la Loma de la Escalada (Peña Taranes y La Llambria), etc. Este largo accidente geográfico separa las cuencas del alto Nalón y del río Ponga, que a su vez conforman los concejos de Caso y Ponga, sirviendo de divisoria entre ambos.
La carretera que lleva a la capital del concejo de Ponga, San Juan de Beleño, continúa al sur, pasando al lado de Sobrefoz y termina en la ermita y caserío de Ventaniella, transformada en los dos últimos kilómetros en pista de piedra. Hasta un kilómetro después de Venta de la Faeda, está asfaltada.
Ermita, caserío y humilladero de Ventaniella. Al fondo el Pico Zorru. |
Dejamos el coche un kilómetro después de terminar el asfalto en la zona conocida como Salto el Ladrón donde el río Ponga baja encajonado 20 metros por debajo del trazado de la pista y comenzamos el tranquilo caminar por ella. Hasta la ermita y caserío de Ventaniella, donde el río y la pista están a la misma altura, vencemos un desnivel de 150 metros. Ante nosotros se extiende la gran pradera donde se ubican la ermita y el caserío, rodeados, al oeste, por el gran hayedo de La Salguerosa, al sur por la Sierra de los Llobiles y al este por los montes de Las Castellanas y Les Pandes de Pileñes. El caserío tiene servicio de bar, restaurante y habitaciones, al menos durante el verano.
Pasado el caserío, el camino se divide en dos: uno, a la derecha sube hasta la majada de La Salguerosa; por él regresaremos. El que seguimos, a la izquierda, da una amplia revuelta para continuar después hacia el sureste; rodea, más arriba, la peña del Xerru (gran peña situada de frente) hasta alcanzar el puerto de Ventaniella a 1427 m de altura (uno de los puertos de montaña más bajos de los que atraviesan la Cordillera Cantábrica). En el Xerru, sale a la izquierda el camino que lleva a las cabañas y pastizales de Miédome a los pies de Les Pandes de Pileñes. En lo alto de puerto hay una zona llana donde nace el arroyo del Puerto que más abajo, cuando confluya con los de La Castellana y Valdosín, formarán todos juntos el río Esla. En el límite provincial entre Asturias y León encontramos una alambrada electrificada para el control del ganado, que abrimos sujetándola por el mango de plástico.
Unos metros más adelante, dejamos el camino principal, etiquetado como sendero de pequeño recorrido PR-LE 20 “Puerto de Ventaniella”, y continuamos por un sendero que discurre por una pequeña vaguada, separándose del curso natural del reguero. El sendero, nos ha servido de corto atajo para desembocar en un ancho camino, que viene del principal, y gira suavemente hacia el suroeste en medio del precioso y pequeño hayedo del Naranco. Completado el giro y situados sobre un lomo herboso salpicado de escobas, descendemos hacia el sur en la misma dirección del lomo para cruzar el arroyo Valdosín y acceder a la pista que discurre, en paralelo, al otro lado. Viene este camino desde la localidad leonesa de La Uña y se dirige al oeste, en medio de un precioso hayedo que llena el valle de Valdosín.
Valle de la Salgerosa. Al fondo Pileñes y Ten |
Valle de la Salgerosa con el Montobiu. Maciédome al fondo |
La subida a La Abedular sigue el lomo de la montaña por una senda muy empinada que vence los últimos 70 metros hasta alcanzar la cima. Allí nos recibe una colonia de hormigas voladoras. Las vistas de las grandes montañas de Redes y Ponga, de sus valles y crestas, sobrecoge: tal es la belleza de estos parajes. Al naciente, los Picos de Europa con sus níveas crestas y a nuestros pies la aldea casina de Tarna.
Ten y Pileñes desde la cima de La Abedular. A la izda de Pileñes vemos Peña Santa y entre Pileñes y Ten la zona de Torre Bermeja. |
Remelende y Sierra del Mongayu, desde La Abedular. |
Sierra de Montobiu que vamos a cruzar para llegar a la Loma de la Bolera. Al fondo aparentemente pegados Tiatordos (izda) y Maciédome (dcha). |
Descendemos por la ladera norte, algo menos empinada, hasta el collado Llagu; el bajo brezo amortigua la pendiente. Una pequeña subida entre escobas, por el lomo del Montobiu nos permite enlazar con un sendero que cruza esta sierra por su lado oeste –casín-, cerca de su cumbrera pero sin llegar a ella. El último tramo, antes de alcanzar la ladera norte del Montobiu, transcurre entre escobas. Así llegamos a un corto lomo herboso que nos permite dirigir la vista, de nuevo, hacia el este. Al norte se extiende el tupido hayedo que cubre la Sierra de la Bolera, nuestro siguiente objetivo. Mantenemos esa dirección por el sendero, de nuevo entre escobas, para descender hasta otro lomo herboso algo más amplio. Allí decimos comer admirando la enorme cresta del Maciédome y la arbolada loma de la Sierra de la Bolera.
Bosque cubriendo el Cordal de la Bolera. Al fondo el la alargada arista del Maciédome y a la dcha el Recuencu. |
Continuamos la ruta por el lomo herboso en dirección norte (hacia el oeste las peñas del Montobiu caen verticales sobre la carretera que va al puerto de Tarna; al este, la ladera está cubierta completamente de escobas). El lomo termina en unas peñas que deberemos rodear por la izquierda para seguir, después, por un ancho camino que baja a la Sierra de la Bolera. El camino, al poco, da paso a una senda que discurre casi por lo más alto de la sierra en dirección norte. En este tramo nos ayudarán, en medio del hermoso hayedo, unas marcas rojas, unas veces, y de un color azulgrisáceo, otras. Al poco alcanzamos un claro en el bosque donde quedan las ruinas de lo que un día fue la majada de La Bolera (buenas vistas sobre el Maciédome). Más adelante otro pequeño claro y a continuación unas rocas de las que increíblemente nacen unas hayas marcan la posición de El Cuetu. La senda desciende un tramo hasta darse contra las peñas del pico Alto Paso que afloran sobre los árboles.
Majada de la Bolera. Al fondo el Maciédome. |
Bosque que cubre todo el Lomo de la Bolera. |
La senda rodea la peña por la izquierda y continúa su descenso hasta el collado Paréu a donde llega una pista que viene de la aldea de Tarna. Nosotros solo queremos rodear el pico Altu Paso para acceder al lugar donde estuvimos el invierno pasado. Superadas las peñas, abandonamos el sendero y ascendemos por la vallina hasta alcanzar de nuevo la cumbrera de la sierra al otro lado del pico. Cuando llegamos, aparte del pequeño claro fácilmente reconocible y las pocas vistas dificultadas por los árboles, el resto no parece el mismo. Las pequeñas hayas, libres del ganado que come sus brotes verdes, han crecido, tapando los pocos senderos que entonces encontramos. Vislumbramos el lugar exacto donde comimos unos meses atrás pero ni rastro de unas gafas que allí perdimos. Emprendemos el regreso.
Retrocedemos por la misma senda hasta alcanzar el último lomo herboso del Montobiu, cuyas peñas limítrofes superamos antes por la izquierda y ahora por la derecha. Justo al lado de esas peñas sale un sendero hacia el este (Ponga) entre las altas escobas. El sendero aún
se mantiene gracias a la cabaña ganadera que todavía existe por esta zona. Cuando desaparezca, las escobas lo habrán invadido todo y será intransitable, como tantos otros. Luchando contra el escobar, descendemos un tramo hasta dar con una vaguada herbosa que nos permite descender sin dificultad hasta el pastizal donde pacen mansamente las vacas. Proseguimos la ruta por una marcada senda que baja hasta el valle del río Ponga cerca de su nacimiento. Aquí enlazamos con otra que viene directamente desde el collado Llagu y ambas bajan a la majada de La Salgerosa. Al llegar, encontramos bastantes cabañas, todas en ruinas, que atestiguan lo que en su día fue una espléndida majada, con abundante agua y buenos pastos en los límites del hermoso hayedo de La Salguerosa.
Ermita de Ventaniella. |
En la majada arranca un camino ancho de traza reciente, al menos en su último tramo, a juzgar por la tierra que parece recién removida y que en las zonas húmedas se convierte en barrizal, a pesar de no haber llovido casi nada en todo el verano (y estamos en septiembre). Nada más dejar la majada nos adentramos en el hayedo que ya no dejaremos hasta alcanzar de nuevo Ventaniella, después de caminar otros dos kilómetros por él. Un breve descanso en el caserío convenientemente regado por unas cervezas que ayudan a mantener el equilibrio isotónico y otros dos kilómetros de la pista, nos dejan en el Salto del Ladrón donde habíamos dejado el coche.
Lorenzo Sánchez Velázquez
Lorenzo Sánchez Velázquez
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