martes, 24 de febrero de 2015

Sierra de Carondio y picos Prao Roque y Gargalois. Circular desde Castanedo

Salida: Castanedo (concejo de Villayón)
Perfil de la ruta
Llegada: Pojos (concejo de Villayón)
Distancia: 27 km
Duración: 8:00 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 1450 m
Altura Inicial: 460 m
Altura máxima: 1222 m
Fecha de realización: 13/IV/2013
Dificultad: alta (ver nota)
Track de la ruta

Nota: La ruta completa resultó muy larga al tener que rodear una gran finca con una valla electrificada de 3 metros de altura. Para evitarla y reducir considerablemente el recorrido, aconsejo bajar directamente a Castanedo por el collado Campellín después de subir al pico Carondio.

Desde Castanedo a Prao Roque, Gargalois y Carondio

Por la Sierra de Carondio y descenso a Busmayor y a Pojos

Hórreo en Castanedo con el pico Agudo al fondo
Descripción:
          El río Carbonel es afluente del Navia y en su cabecera forma un precioso valle encerrado entre las sierras de Carondio al este y Prao Roque a poniente. Las aldeas de Castanedo, El Couz y Pojos se asientan en la ladera de esta última mientras que la de Barandón, Aguamaroza y Busmayor lo hacen sobre la primera. Todas pertenecen al concejo de Villayón. El objetivo de la ruta consistía en recorrer ambas sierras haciendo una ruta circular desde Castanedo, subiendo a los picos Prao Roque y Gargalois en la segunda sierra y Pico Agudo y Carondio en ésta.



Desde cerca de La Braña: aldea de Barandón y pico Carondio
          En la misma desviación que lleva a la papelera de la Empresa Nacional de Celulosa (ENCE) a la entrada de Navia, sale la AS-25, que después de unos 15 km llega a Villayón, capital del concejo homónimo. La carretera, que a partir de aquí se denomina AS-35, continúa hacia el sur más estrecha pero con buen firme y, después de otros 13 km de vueltas y revueltas, llega a Valdedo donde se bifurca. El ramal de la derecha pasa por Ponticiella, y más allá, después de cruzar el río Navia sobre el tramo final del embalse de Arbón, a Boal. El de la izquierda sigue otros 6 kilómetros por una carretera aún más estrecha y pasa por las localidades de Pojos y El Couz hasta finalizar en la pequeña aldea de Castanedo, donde comenzará nuestra ruta.
          Dejamos el coche a la entrada de la aldea y comenzamos a caminar por una callejuela muy empinada que cruza un segundo barrio y sigue hasta las casas más altas. Allí finaliza el hormigón y continúa en ligera subida hacia el suroeste, dejando a la izquierda prados verdes bien trabajados y más allá, en esa dirección, el río Carbonel que recorre el valle. Por la otra margen desaguan las abruptas laderas de la Sierra de Carondio, de propiedad privada, circunstancia esta que no conocíamos y que nos trajo las complicaciones que explicaré más adelante.

Buzón de montaña en el pico Prao Roque
        En un kilómetro llegamos a la cabaña de La Braña, virando después al norte para rodear los prados y encaminarnos hacia la ladera oriental de la Sierra de Prao Roque. El antiguo camino, del que queda el cajón por donde discurre un sendero entre cotoyas y brezos, da una revuelta que nos lleva a un pequeño hombro herboso que baja del pico Prao Roque y nos permite avistar la cumbrera norte de la sierra. El camino sigue en ascenso, primero hacia el noroeste y después al norte, pasando por una zona con escobas altas, justo por donde baja un reguero.
Gargalois, siguiendo la cuerda desde Prao Roque
          Alcanzada la collada La Gubia, enlazamos con una senda que viene de Valdedo y que hollamos hace unos años para ascender al Gargalois. Ahora toca crestear la sierra. Viramos al sur, remontando la fuerte pendiente por un senderillo apenas perceptible hasta encaramarnos en las peñas que coronan el pico Prao Roque, techo del concejo de Boal, donde encontramos un moderno buzón de montaña puesto allí por el grupo de montaña Pico Cuco de Boal. Siguiendo la cumbrera de la sierra, bajamos del pico pasando por unas peñas con cuarzitas de caras planas características y continuamos por senda entre el brezo hasta alcanzar las peñas del Gargalois (cima más alta del concejo de Illano) un kilómetro después.
          La sierra de Prao Roque se orienta en la dirección norte-sur, como casi todas las del occidente asturiano, y seguimos su trazado hacia el sur por la cumbre pelada, rodeando algunas peñas para descender después por la ladera oriental, sin camino, entre el bajo brezo y la pequeña cotoya, hasta las praderas del collado de Capellín, donde según los mapas se encuentra el dolmen de la Lastra da Filadoira. Falso.

Dolmen de la Lastra da Filadoira.

          El conocido dolmen se encuentra en el siguiente collado de Entrerríos, a donde llegamos, unos bordeando el montículo que separa ambos collados y otros simplemente atravesándolo. Es una zona de pastos, y aunque hay algo de maleza, se camina bien.
          El dolmen no tiene pérdida y alguien ha colocado al lado una endeble cruz de madera. Después de las correspondientes fotos toca la subida al pico Carondio situado al este y en cuya base nos encontramos. El sendero asciende por una ladera herbosa que, enseguida, da paso a la cotoya y el brezo. Nos dirigimos hacia unos surcos que cortan al bies la ladera de la montaña y no está claro si son fruto de la erosión del agua o los restos de verdaderas trincheras de algún conflicto bélico. Siguiéndolas hacia el sur y sureste alcanzamos la arista suroeste de la montaña. No resulta complicado ascender por las peñas hasta alcanzar su alomada cumbrera y unos metros por ella situarnos al lado del vértice geodésico que marca la cumbre cimera del concejo de Villayón donde encontramos el correspondiente y pequeño buzón de montaña colocado por el Grupo de montaña Peña Rueda de Navia.

Cima del pico Carondio

            La vista se abre al resto de la sierra en cuya cimera han colocado recientemente varios aerogeneradores. Personalmente no me disgustan en estos montes pelados y alomados. La montaña nos ofrece buenas vistas: las Sierras de Panondres, Bullacente y Estoupo están al norte; el pico Mulleiroso, la Sierra de los Hospitales de Fonfaraón al este, y al sureste los picos Panchón y Mosquiero (inconfundible por la línea de aerogeneradores) en la sierra de Lagos de Braniegos, cerca de Pola de Allende.
            Por encima de estos, y entre ambos, asoman los picos más altos de Somiedo (Cornón y Cogollo Cebolledo). A la izquierda del Panchón, confundiéndose en la distancia, la sierra de los Bígaros y los grandes picos de las Ubiñas. A la derecha del Mosquiero sobresale la gran mole del Cueto Arbás y a la derecha, por detrás de la Sierra de Valledor, vemos la Sierra de Degaña, y más atrás, el Alcornón de Busmori y Pozo Cheiroso. Justo al sur, por encima de la planicie donde se asienta Berducedo, se encuentra el pico Miravalles cerrando el paisaje.
          La Sierra de Carondio que se dirige al norte es bastante llana y como ya hemos indicado está cubierta de aerogeneradores. Pero hay un hecho que también llama nuestra la atención: una buena parte de la cima de la sierra y toda su ladera occidental está perfectamente segada como si se tratara de un gigantesco campo de golf; después comprenderíamos el porqué.
Aerogeneradores y pastos privados en la Sierra de Carondio

Túmulos en la Sierra de Carondio
          El descenso por la empinada ladera este nos deja en el collado y laguna de Veiga Abades. Allí, en la cumbrera de la sierra, encontramos una serie de túmulos neolíticos entre los aerogeneradores y se ha diseñado una ruta, la PR-AS 254, que va desde el Alto de Bustantigo (donde hay restos de un campamento romano) hasta San Emiliano. Los túmulos están numerados: el que está en la base del Carondio hace el número XI y llegaremos hasta el I.
          En este punto recomendamos dar la vuelta o a lo sumo seguir un pequeño tramo disfrutando de las vistas que ofrece la sierra con sus peñas almenadas hasta el panel informativo situada sobre uno de los primeros túmulos y después regresar hasta el collado Campellín y de allí a Castanedo.
Laguna de Veiga Abades en la Sierra de Carondio
          Nosotros continuamos por la cumbrera de la sierra en dirección noreste y enseguida nos topamos con una valla metálica de unos 3 metros de altura, electrificada en la parte superior, y solidaria con el suelo por abajo. Imposible traspasarla. La idea inicial era subir al pico Agudo y seguir un poco más allá para descender por una buena pista que se ve bien desde Google Earth hasta la localidad de Aguamaroza y de ahí a Castanedo. Avanzamos en paralelo a la inexpugnable valla y, cuando estábamos a la altura del Agudo, un entrante parecía indicarnos que por allí se accedía al pico. Craso error, sólo rodeaba uno de los aerogeneradores. Como pensábamos que la valla acabaría en unas casas de impecable factura que se veían más adelante (la Braña de Zapurrel), seguimos por la cumbrera hacia el norte. Pero allí tampoco terminaba. Tuvimos que continuar, aún más al norte, hasta superar el pico Serrapio y encontrar el único camino que ahora permite bajar de la Sierra de Carondio por su ladera occidental. Todos los demás están dentro de una enorme finca, de unas 18.000 hectáreas, propiedad de la Fundación Montaña Asturias de la que, según parece, es titular el Marqués de Santa Cruz.
Los aerogeneradores de la Sierra de Carondio
          Dispone la finca de un helipuerto y, según se dice en Internet, tiene una cabaña de más de 500 cabezas de ganado de raza asturiana y, además, están intentando aclimatar bisontes en ella. La dichosa valla nos hizo dar un rodeo de más de 10 km y menos mal que encontramos el citado camino, porque la finca continúa aún más al norte y no sé dónde termina.
           Bajamos por ese camino entre altas alambradas electrificadas y parecíamos reclusos de un campo de concentración tal como se ven en películas y documentales. En el cercado de la derecha, el más agreste, vimos una manada de muflones, quizás para caza mayor.
Aspecto del camino de descenso a Busmayor entre altas alambradas
           Así llegamos a la gran puerta metálica de acceso a la finca. Dos muretes a ambos lados con ventanucos protegidos por pequeñas rejillas, quizás con células fotoeléctricas o cámaras de seguridad. Dentro de la finca el camino está asfaltado y fuera sigue en paralelo a las vallas hasta que se adentra de nuevo en la finca por otra puerta herméticamente cerrada y que debe llevar a la aldea de Lendequintana. El nuestro, desciende hacia la de Busmayor. Sin embargo, pronto las cotoyas se adueñan de él y, como queda poco para llegar, perseveramos en la lucha contra la maleza hasta llegar a la citada aldea.
          En el pueblo encontramos un buen camino que se dirige hacia el sur, adonde queremos ir para regresar a Castanedo. Enseguida nos volvemos a topar con la dichosa valla aunque al principio el camino sigue fuera de ella. Pero en un punto penetra en la finca por otra puerta infranqueable y decimos bajar en paralelo a la valla por un sendero en dirección al río Carbonel que baja crecido por el reciente deshielo. 

Busmayor abajo y Pojos al otro lado del río Carbonel
        El pequeño sendero enseguida se agota entre tanta cotoya y debemos regresar, remontando la empinada cuesta que antes habíamos bajado. Regresamos a Busmayor y, después de atravesarlo, bajamos por la carretera en dirección norte, y eso que queremos ir al sur, para cruzar el río por el único puente de la zona. Después, cogemos a la izquierda un camino que salva 200 metros de desnivel hasta llegar a la localidad de Pojos. Y aún nos quedan otros 4 kilómetros de carretera pasando por El Couz para llegar a Castanedo donde tenemos el coche. Llevamos caminados más de 27 km acumulando unos1450 m de desnivel y 9 horas de ruta; no hay muchas ganas de recorrer estos últimos kilómetros por la carretera. Por suerte, una pareja del pueblo que debe ir a El Couz, se ofrece para llevarnos a Castañedo. Y así termina esta dura ruta.

Lorenzo Sánchez Velázquez






domingo, 15 de febrero de 2015

Mazo de Meredo. Circular desde Piantón

Salida y llegada: Piantón (Concejo Vegadeo)

Distancia: 18,2 km
Duración: 5:00 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 740 m
Altura Inicial: 20 m
Altura máxima: 300 m
Fecha de realización: 8/II/2015
Dificultad: baja
Track de la ruta


 La parroquia de Piantón pertenece al concejo de Vegadeo del que fue capital hasta 1851 cuando pasó a la actual Vegadeo y su nombre proviene del destacamento romano de Pío Antonino que arribó por estas tierras. El río Suarón y la carretera AS-21 dividen la aldea por la mitad quedando ambos barrios conectados por un hermoso puente de piedra cuya estructura actual se remonta al año 1844. Se construyó ese año para sustituir a otro medieval que arrasó una riada, desastre que casi se repite en la de 1969. En 2013 fue preciso arreglar las bases de los pilares, dañadas por las crecidas del río, reforzándolas con una nueva capa de piedra para evitar su erosión.

Puente de piedra en Piantón.

Aparcamos a la entrada del pueblo cerca del puente y comenzamos la ruta cruzándolo para acceder al barrio de As Clavelinas. En el recorrido vamos a seguir el PR-AS 107 buscando las opciones con sendas o caminos de tierra evitando en lo posible el asfalto. Le añadiremos como variante principal la visita a la iglesia de Santa Marina en Meredo.

Ermita de San Pedro en Cobre.

Tomamos el primer camino que sale a la izquierda en paralelo al río entre casas y prados guardados por perros ladradores. Enseguida, después de una fuente con grifo y cuando llega la primera cuesta, lo abandonamos para tomar el primer ramal a la izquierda que sigue en llano la dirección de un tendido eléctrico. Después se empina, da un par de revueltas y desemboca en una carretera a la altura de una casa de piedra de reciente factura. Areilo, que así se llama la aldea, no tiene más que dos casas: la citada y otra en ruinas e invadida por la maleza al otro lado de la carretera.

Casas de piedra casi abandonadas en Meredo.

Continuamos a la derecha por el asfalto y lo abandonamos unos metros más adelante para tomar una pista a la izquierda que sube a Cobre. Varias casas de piedra dispersas pero bien arregladas, unas naves ganaderas y la Ermita de San Pedro forman esta pequeña aldea. La placa en el exterior de la ermita indica 1996 y otra en el interior del pórtico 1896. Con estos datos no nos queda claro si la última es la fecha de construcción y la primera es una rehabilitación posterior, o la nave es de finales del XIX y la torre del año 96.
  
Iglesia de Santa Marina en Meredo.

 En el cruce de carreteras que hay en la aldea encontramos un poste de señalización que nos ofrece dos opciones: la variante corta de 1,5 km va directamente a Meredo mientras que la larga, de 3,5 km, da un rodeo por El Foxo. Siguiendo la última, tomamos una pista de tierra que faldea el pico Agudelo por poniente para descender después al cruce de caminos de El Foxo. Unas pocas casas y un corto tramo de carretera en descenso nos llevan a las casas de Grandamiá donde abandonamos el asfalto para tomar un camino a la izquierda que se adentra en el pinar.
         A un lado los pinos y al otro los eucaliptos flanquean la ligera subida hasta que, en una cerrada curva a la derecha, emprendemos el descenso hacia Meredo y su mazo. Antes de llegar a la aldea, las marcas del PR nos ofrecen un desvío a la izquierda; sin embargo, en el fondo del valle del Suarón, vemos la hermosa silueta de la torre de la iglesia parroquial. Como la ruta es corta y vamos sobrados de tiempo decidimos visitarla.

Casa-palacio de los Rodriguez de Cancio en Meredo.

Obviando las marcas del PR, seguimos rectos por la pista hasta alcanzar la carretera y las primeras casas de esta dispersa aldea. Más abajo cruzamos el río Lormes (afluente del cercano Suarón) para, en un corto desvío, acceder a la plaza de la iglesia. Con planta de cruz latina, pórtico con arcos de medio punto en piedra y hermosa torre cuadrada con pináculos en las esquinas, es una magnífica construcción del siglo XVIII dedicada a Santa Marina cuya fiesta se celebra el 18 de julio. Al otro lado de la carretera se encuentra la Casa-palacio blasonado con escudo de armas de los Rodríguez de Cancio del siglo XVIII.

Represa y arranque de la canalización del agua.

Para llegar al Mazo de Meredo desde la iglesia lo más sencillo sería continuar por la carretera algo menos de dos kilómetros, sin embargo, preferimos dar un pequeño rodeo evitando el asfalto. Para ello, retrocedemos subiendo por los barrios y casas de Meredo hasta enlazar más arriba con las marcas del PR justo donde antes las dejamos. Siguiéndolas, descendemos por la pista que pronto abandonamos para coger un sendero a la derecha que baja al Mazo situado al lado de la carretera.

Depósito de agua para dar servicio al mazo.

Varios paneles informativos nos ilustran sobre la importancia de los “ferreros” en la Comarca Oscos-Eo durante la Edad Media y sobre todo en los siglos XVII, XVIII y XIX. Se completaban aquí todos los procesos de trabajo del hierro: desde las “fábricas de hierro” donde lo obtenía a partir del mineral y el carbón, pasando por las “ferrerías menores” o mazos donde se daba forma y se eliminaba la escora del hierro obtenido en las “fábricas” y finalmente las fraguas o “forxa” donde el “ferreiro” elaboraba los productos finales (clavos, sartenes aperos de labranza, herraduras, etc). El Mazo de Meredo es del siglo XVII y perteneció a los Villamil (su casa con capilla del XVIII se encuentra en Vegadeo) aunque normalmente lo arredraban a “ferreros” de la zona.

En este precioso paraje a la orilla de Suarón hay un área recreativa. La represa produce una hermosa cascada y el canal que lleva el agua al mazo se ensancha en un depósito o “bandazo” donde se reflejan los árboles antes de entrar en el edificio de la fragua. El mazo cierra en invierno y no podemos ver su funcionamiento, otra vez será.
Presa sobre el río Suarón que dio servicio a la minicentral.

Cruzamos de nuevo la carretera para coger una senda (el poste de señalización está caída) que se dirige al norte en paralelo a la carretera y al río. Pasamos al lado de la Cova de Xanín para acceder enseguida a una pista maderera que ya no abandonaremos. Prácticamente en llano entre los pinos y los eucaliptos el camino nos lleva hasta la altura de la presa de Sestelo construida para suministrar agua a la minicentral hidroeléctrica que dio servicio a la zona hasta los años 60 del siglo XX. Un poco más adelante en medio un paraje idílico encontramos la Casona de Sestelo de finales del siglo XIX que merece una breve digresión.

Se construyo para fábrica de papel pero, hacia 1920, la compró para residencia familiar Don Ángel Pérez-Sanjulián añadiéndole una nueva planta. Este indiano había hecho fortuna comerciando con pieles entre Estados Unidos y Cuba, y construyó al lado de la casa una minicentral hidroeléctrica que dio luz a casi todo el valle y los vecinos de Castropol y Vegadeo la llamaron la “luz de Sestelo”. Pero al estallar la Guerra Civil, el indiano, que era socialista y masón, tuvo que huir con su familia a Estados Unidos.

Al acabar la guerra se convirtió en orfanato (entre 1937 y 1951) hasta que una de las hijas de don Ángel regresó a España en los años 50 y recuperó la propiedad viviendo en ella unos años. Más recientemente una escuela-taller trabajó en su rehabilitación interior y hace unos años la adquirió el cineasta y productor Santiago Matallana con la finalidad de acondicionarla para su explotación como apartamentos turísticos. http://asturiaspordescubrir.com/articulos/el-milagro-de-sestelo/

Casona de Sestelo.

El camino ancho que traemos da una revuelta a la derecha para descender a Sestelo en la carretera. El nuestro, en cambio, sigue de frente cogiendo el ramal de la derecha de los dos que de allí salen. La pista termina en el arroyo Sestelo enlazando con una senda que sube en paralelo al arroyo para cruzarlo más arriba y desembocar en una nueva pista. Avanzamos por ella, mientras, al otro lado del Suarón, la gran finca que rodea la “Casona” va quedando atrás, hasta desembocar en la carretera que viene de la AS-22. Continuamos por ella un tramo de un kilómetro en ligera subida hasta llegar a la aldea de Areilo donde enlazamos con el camino de ida que nos deja finalmente en Piantón.

Lorenzo Sánchez Velázquez