martes, 17 de julio de 2018

Picos Morala, Huevo, Faro, Llastres y Fitona. Circular desde Canseco

Salida y llegada: Canseco (Municipio de Cármenes)
Distancia: 20,2 km
Duración: 8:00 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 1300 m
Altura Inicial: 1245 m
Altura máxima: 2155 m
Fecha de realización: 16/VI/2018
Dificultad: media
Track de la ruta


Itinerario: Canseco (Municipio de Cármenes) – Cruce del Río Torío – Los Parisones – Los Pontones (desvío) – Monte arriba – Los Mayaínes – Sierra Blanca – Alto de las Ventaneras – Pico Morala – Collado Alto Morala – Sierra Blanca – Pico Huevo – Peñas de Faro – Paso la Muezca – Pico Llastres – Portiellu Cicueta – Pico La Fitona – Cocháu de la Madera – Arroyo de Cansequillo – Arroyo Valmayor (cantera de mármol) – Valle y arroyo Cansequillo – Arroyo Cansequillo (cascada) – Los Parisones – Canseco.


Hace unas semanas, queriendo repetir la ruta que publicamos hace unos años en el Tomo II del libro Recorriendo las Montañas de Asturias, subimos por el Puerto de la Madera a los picos Fitona y Llastres desde la aldea allerana de Rioaller. Como había mucha nieve no pudimos acercarnos al Pico Faro por lo que bajamos directos por la Majada de la Fitona a la pista que viene desde el Puerto de Vegarada. Como además nunca habíamos subido al Pico Morala y el Huevo de Faro quedaba de camino decidimos hacer una ruta circular desde Canseco (León) pasando por todos estos picos.
Fuente en la Plaza del Casino en Canseco
Una mañana soleada próxima al verano nos acercamos por la N-630 a Villamanín donde nos desviamos hacia la aldea de Cármenes al otro lado del collado homónimo. Allí tomamos la LE-311 en dirección a Piedrafita y a los 2 kilómetros, en Pontedo, también dejamos esta carretera para seguir por la que va paralela al río y finaliza en Canseco. En los mapas llaman río Torío tanto al que baja desde Canseco, al este, como al que lo hace por el norte desde Piedrafita.Aparcamos en la Plaza del Casino, donde se sitúa el propio edificio y una fuente, ambos en piedra (hay sitio de sobra para aparcar), e iniciamos la ruta cruzando el río por un puente peatonal de madera. A la puerta de una moderna casa unos gansos domésticos picotean en el suelo.  El camino ancho avanza entre prados repletos de agua y verdor por la margen izquierda del río hacia el norte siguiendo el Valle de Cansequillo (regresaremos por la derecha). Las amarillas escobas y los brezos rosas y blancos colorean el paisaje verde apenas salpicado por algunas manchas de nieve en las cotas más altas.
Gansos en Canseco

Vista atrás hacia Canseco con la Sierra de Mediodía por detrás.
Pronto dejamos el camino que avanza casi llano paralelo al río para seguir por otro que remonta a la derecha (este) siguiendo el curso del Arroyo de Cáscaro. Un gran e inexpugnable escobar nos escolta por ambos lados allí donde un reciente fuego no lo calcinó. Pronto también abandonamos este camino ancho para coger otro que sube fuertemente a la derecha, hacia el sur, y gana altura retorciéndose y dejando a la derecha los restos quemados.

Valle Cansequillo (por donde regresaremos). En primer plano vemos el bosque quemado. Al fondo está el Collado de la Madera, a la izda la Loma del Bolero y por delante el Alto de la Valerona.
Cuando terminan las curvas y el camino ancho faldea derecho y en ascenso la sierra, buscamos algún hueco entre el espeso brezal por donde subir directos para alcanzar el hombro de esta Sierra Blanca donde se ubican los primeros picos que vamos a recorrer (Morala y Huevo). Nos metemos por dónde parece que se puede pasar y durante un corto trecho se avanza bien, pero pronto debemos pelear con el brezo. Es un tramo corto y empinado que ralentiza la marcha. Una vez arriba, en los Mayaínes, las escobas y brezos tienen menor porte, las matas son menos densas, hay zonas de hierba y se camina bien.
Este camino, faldea en llano la Sierra Blanca y donde vemos el grupo lo abandonamos para subir entre escobas y brezos.

Echamos la vista atrás y vemos la aldea de Canseco, también en primer término el brezal y escobar que atravesamos antes de alcanzar la cumbrera de la Sierra Blanca.

Aquí vemos mejor el tramo de brezal que atravesamos desde la pista. Al otro lado del Valle Cansequillo vemos el Pico Majao, el Alto de la Valerona, La Loma del Bolero y el Collado de la Madera (de izda a dcha).

En la cumbrera de la sierra la densidad de los brezos y escobas disminuye y se pasa bien.
Zona de los Mayaínes con el Alto de las Ventaneras que cruzaremos y detrás el Pico Morala con manchas de nieve.

Después de este breve rellano continuamos subiendo por el hombro de la Sierra Blanca hasta un primer montículo con unas peñas, al que sigue otra zona llana y la subsiguiente subida al Alto de las Ventaneras muy cerca de la rampa final al Pico Morala. Esta última y dura subida se hace sin camino ni senda, sorteando matas de escobas y algún pedrero, buscando una riega por donde progresar mejor, hasta superar finalmente la pequeña arista rocosa que precede a la cima. Encontramos un vértice geodésico y viejo buzón de montaña. Las vistas son espectaculares miremos donde miremos. Dejo algunas fotos a modo de muestra.
Desde el Alto de las Ventaneras vemos el Pico Morala y lo que aún falta para la cima.
Cima del Pico Morala. Vemos la Sierra Blanca que vamos a recorrer con el Pico Huevo destacado y las Peñas de Faro detrás.
Esta foto es continuación de la anterior. Vemos las peñas calizas de La Quemaona y el Pico Mediodía que se desgajan hacia el este desde las Peñas de Faro. Por detrás los Picos Nogales y del Oso, Fuentes y Laverde (este último alineado con el pico Torres). A la izda están los picos Toneo y Agujas y al fondo se intuyen los Picos de Europa.

Desde que dejamos el camino ancho hemos ido virando poco a poco desde la dirección sur a la noreste. A partir del Morala avanzaremos hacia el norte (ligeramente escorados hacia el noroeste) por la misma arista de la sierra, superando varios montículos, casi siempre por senda, aunque al final está algo oculta por escobas de bajo porte. Entre los picos Morala y Huevo hay unos dos kilómetros en los que disfrutamos del paisaje maravillosamente realzado por el verdor de la primavera y las manchas de nieve que aún perduran.

Bajando del Pico Morala vemos la Sierra Blanca por la que iremos hasta el Pico Huevo y la Peñas de Faro por detrás.
Llegando a la base del Pico Huevo
La pedregosa subida final al Pico Huevo es muy inclinada hasta alcanzar la arista final que nos deja enseguida en la cima. Unas fotos y bajamos por una marcada senda hasta el cercano collado que lo separa de las calizas Peñas de Faro. Pero para alcanzar esta emblemática cima antes debemos cruzar una arista nevada y superar las peñas finales. Una cruz y un buzón de montaña coronan esta fenomenal atalaya con preciosas vistas del entorno del Puerto de Vegarada. Es hora de descansar y reponer fuerzas.

Desde el Pico Huevo, hacia poniente, tenemos esta imagen: Brañacallo y Peña Celleros por delante de Peña Ubiña y los Fontanes y un amplio collado que los separa del Campastiñosas.

Desde el Pico Huevo vemos cerca, al norte, las Peñas de Faro (calizas blancas), a la derecha el Puerto de Vegarada y al fondo los picos Xexe, Nogales y del Oso.
Cruzando un nevero que precede a las Peña de Faro.

Desde la cima de las Peñas de Faro echamos la vista atrás: picos Huevo y  Morala. La Sierra de la Portilla sale de este último y se dirige al este, por encima asoma el pico Bodón.

Cumbre del pico Faro.
Reanudamos la marcha bajando unos metros para rodear después las peñas cimeras y continuar el descenso por la arista noroeste. La imagen del valle que forman las Peñas de Faro y de los Picos Mediodía y Quemaona vertiendo sobre el Puerto de Vegarada es espectacular. Al otro lado, el Valle Cansequillo (por donde bajaremos) queda encerrado por el Alto de la Valerona y el Pico Majao; este valle sale hacia Asturias por el Collado de la Madera, hacia el noroeste, collado que a su vez da paso a la Loma de la Bolera y a los picos Morgao y Laguna. Por encima de todo esto vemos Brañacaballo y Peña Celleros, el Estorbín y la Sierra de Cuaña (Cotón y Picos de la Liebre). Al este la vista llega hasta los Picos de Europa. Antes encontramos la cuerda que va desde el pico Torres hasta el Cascayón, Peña del Viento y Rapaína; también vemos los picos Tiatordos, Peña Ten,…
Desde el Pico Faro miramos al este: picos Quemaona y Mediodía en la misma cuerda que el Faro; por detrás el Pico Toneo y la Sierra de la Cuerna (picos Agujas, Cuerna y Redondo) en San Isidro.
Desde el pico Faro vemos el resto de la sierra que vamos a recorrer hacia el noroeste: Picos Llastres y Fitona.

Pasamos por el Paso de Muezca que permite bajar fácilmente a Vegarada y remontamos hasta el pico Llastres donde estuvimos hace un par de meses con mucha nieve. Tiene una pequeña cruz y buzón de montaña.

Desde el Pico Llastres tenemos estas magníficas vistas del Pico Huevo, las Peña de Faro (de donde venimos), la gran apertura de las Puertas de Faro y los picos Quemaona y Mediodía.

Cruz en la cima del Pico Llastres
 Una corta bajada y otra subida nos sitúan en el hito que culmina el alomado pico de La Fitona. El montón de piedras que la señala la cima estaba bajo una gruesa capa de nieve hace poco más de un mes.En ligero descenso, virando lentamente hacia el oeste para rodear el valle Cansequillo, caminamos por la alargada cumbrera de la montaña en el límite provincial. Terreno de hierba y matojos donde pastan algunas vacas y un toro.
Mirando hacia atrás desde la cima de La Fitona: Picos Llastres, Huevo, Faro, Quemaona y Mediodía.
Esta foto está tomada desde el mismo sitio (cima de La Fitona) un mes antes con una abundante capa de nieve.
Bajando de La Fitona en dirección del Collado de la Madera
Una empinada y corta bajada nos deja en el Collado de la Madera por donde subimos a estos mismos montes hace unas semanas desde la aldea allerana de Rioaller. La traza del camino antiguo que bajaba por el Valle de Cansequillo hasta Casseco se dibuja en la ladera de la sierra y por él emprendemos el descenso final. Primero avanza claro y llano hacia el este, después casi oculto entre las escobas y brezos que rellenan toda la ladera de la montaña hasta dejarnos en la riega por donde baja el naciente Cansequillo.

A la izda vemos el Collado de la Madera y a la dcha el camino que sube al puerto desde Rioaller. La cordillera avanza por la Loma del Bolero y ha la izda (en León) por el Alto de la Valerona.
Desde el Cocháu de la Madera vemos hacia el sur el Valle Cansequillo por donde regresaremos a Canseco.
A partir de aquí y hasta entroncar con el camino ancho, la senda se superpone con el reguero que es la zona más despejada.El descenso rápido saltando a uno y otro lado del arroyo nos lleva hasta enlazar con una primera pista que viene por la derecha desde una pequeña cantera de mármol abandonada. Enseguida llegamos a otra de mayor entidad que viene por la izquierda del corte principal de la Cantera Patricia también abandonada.
Vista hacia atrás del Cocháu de la Madera mientras bajamos pegados al arroyo Cansequillo.
El camino ancho en suave descenso nos va dejar en Canseco después de tres kilómetros de agradable paseo por el Valle Cansequillo. Antes disfrutaremos del hermoso paisaje propiciado por el vergel que rodea el arroyo suministrador principal del río Torío. Una pequeña cascada sobre una poza de difícil acceso da paso a otra más alta y hermosa a la que se accede por una senda; es la llamada Cascada de la Fervenciona. Un prado la precede y, después del calor de la jornada, se agradece el viento fresco que la envuelve. Lugar inmejorable para darse un baño; pero el agua del reciente deshielo baja muy fría y el fuerte caudal en la poza lo hace difícil.
Cascada en el Arroyo Cansequillo (o río Torío)

Cascada de la Fervenciona en el río Torío.
Llegando a Canseco entre prados a punto para segar el hierba.

Los últimos dos kilómetros los hacemos entre los prados de Los Parisones con algunos cerezos y árboles de ribera, en paralelo al camino de ida pero por la otra margen del río. Con la aportación suplementaria del Arroyo de Cáscaro que baja de Sierra Blanca, el Cansequillo adquiere la categoría de río Torío poco antes de entrar en Canseco.


Lorenzo Sánchez Velázquez



sábado, 14 de julio de 2018

Peñas Ten y Pileñes. Circular desde La Uña

Salida y llegada: La Uña (Municipio de Acebedo; montaña de Riaño)
Distancia: 21,6 km 
Duración: 8:30 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 1500 m
Altura Inicial: 1191 m
Altura máxima: 2142 m
Fecha de realización: 23/VI/2018
Dificultad: media-alta
Track de la ruta

Itinerario: La Uña (Municipio de Acebedo) – Carretera C-635 – Camino de Ventaniella – Cruce río Esla – Peña del Castiello – Valle de Valdosín – Arroyo de la Majada de la Castellana – Las Predices de Peña Ten – Peña Ten – Collada de las Arriondas o del Cardal – Peña Pileñes – Collada Bocoba – Río Ruaguín – Arcenorio (vega y capilla) – Canal del Focicu – Colláu de Pares – La Vegadona – Puerto de la Fonfría – Camino de Arcenorio (Valle de Carcedo) – Cruce del río Carcedo – Campo de María (desvío hacia La Uña) – La Uña.


Hacía años que no subíamos a Peña Ten y Pileñes, y para comenzar el verano decidimos hacer las dos peñas en una sola jornada. De esta manera unificamos las dos rutas que describí en el Tomo II de Recorriendo las Montañas de Asturias.
Llegamos a La Uña desde Asturias cruzando el Puerto de Tarna y aparcamos en el centro de la aldea. Como vamos a recorrer el Camino de Ventaniella, que comienza en la carretera que viene del puerto a casi un kilómetro de la aldea, debemos caminar por el asfalto hasta situarnos frente a un panel explicativo a la derecha de la carretera. Seguimos las marcas del PR-LE 20 que avanza por el valle en paralelo al río Esla y entre prados a punto de segar. Pronto cruzamos el río por un puente y  una hermosa cigüeña, oculta por las altas hierbas de un prado, arranca a volar.
Desde la Uña caminamos casi un kilómetro por la carretera hacia el puerto de Tarna para coger el Camino de Ventaniella

Por el Camino de Ventaniella que deja a la derecha la Peña del Castiello
Las genistas de flor amarilla, los rojos de las amapolas, los blancos de las flor del espino y las margaritas,… tapizan de color el verte intenso del reciente verano. El camino llano avanza paralelo al río que, aunque aún niño, ya promete superar en la desembocadura al padre Duero. Un estrechamiento producido por la modesta Peña del Castiello (que queda a la derecha) nos permite acercarnos y apreciar algunos rápidos que vierten en pozas de difícil acceso.
Algunas pozas en el río Esla
El corto encajonamiento se abre a las grandes praderas del Valle de Valdosín donde se inicia la Cañada Real Leonesa Oriental que desde estos puertos (Ventaniella y Tarna) finaliza en Montemolín al sur de Badajoz pasando por las provincias de Palencia, Valladolid, Segovia, Ávila, Toledo y Cáceres. Una gran cuadra se sitúa en la amplia vega y a su alrededor pacen pacientes muchas vacas con terneros y algunos caballos con potros. La gran mole de Peña Ten queda ya muy cerca a la derecha y la canal herbosa de las Predices de Peña Ten, por donde subiremos, se dibuja empinada en la ladera.
Valle de Valdosín  con Peña Ten a la derecha. Se ve la instalación ganadera
Canal de las Predices de Peña Ten. Antes hay que descruzar el arroyo de las Castellanas (donde los árboles)
El Camino de Ventaniella cruza la Riega de la Majada de las Castellanas que viene desde la Collada las Arriondas (esta collada está situada entre Peña Ten y Pileñes). Unos 200 metros más adelante, lo abandonamos y seguimos a la derecha, entre ralas escobas, hasta una campera de hierba que cruzamos en ascenso. Traspasada una pequeña mata de escobas, bajamos y descruzamos la riega, aguas arriba y enfrente de la canal de las Predices de Peña Ten.
Vista hacia atrás en el arranque de la Canal de las Predices de Peña Ten. La foto anterior está sacada desde la pradera de la izda.
Subiendo por las Predices de Peña Ten. A la derecha Sierra de los Llobiles que finaliza en el Pico Abedular. Por detras, en medio, emerge el Pico Lago o Pinar en León.
La canal herbosa tiene mucha inclinación y el sendero que sube por ellas se desdibuja en algunos tramos. Lentamente debemos superar unos 750 metros de desnivel antes de coronar; la dura subida no da más tregua que la que quiera tomarse cada uno. Cuando, muy arriba, alcanzamos las verticales crestas que vierten a poniente sobre la Vegadona (enorme vega repartida entre Asturias y León cerca del puerto de La Fonfría), la pendiente suaviza y la senda las supera con facilidad.
Arista de Peña Ten que cae vertical hacia La Vegadona (que no se ve)
Arista de Peña Ten por la que se sube con facilidad
Cerca de la cumbre de Peña Ten
En la cima encontramos un vértice geodésico, un viejo buzón de montañas y unos vistas impresionantes de las montañas de Ponga y Redes, Picos de Europa, Mampodre y norte de León; la vista llega hasta las montañas palentinas (Espigüete, Peña Prieta, etc). Como la ruta va a ser larga y dura no paramos mucho en la cumbre.
Cumbre de Peña Ten
Macizo del Mampodre desde Peña Ten
Arista oriental de Peña Ten por donde avanzaremos antes de descender hacia el Collado de las Arriondas. Al fondo Picos de Europa.

Desde la cima de Peña Ten:  La Vegadona con Peña Mora y Peña Negra detrás.  La Sierra de Parme detrás con el pico Pozúa en el arranque a la izda.

Desde Peña Ten: Valle de las Castellanas cerrado por Les Pandes de Pileñes; por detrás, Maciédome y Tiatordos.

Collado de las Arriondas y Peña Pileñes detrás. Tiatordos arriba a la izda y Colláu Zorru y Piezu alineados con Pileñes.
La senda sigue por la arista, hacia el noreste, unos 300 metros y, al cabo, emprende un vertiginoso descenso por la ladera noroeste. En el primer tramo, la piedra suelta y la gravilla disminuyen la adherencia del calzado y bajamos con precaución. En el siguiente, la hierba forma escalones por los que el descenso es más cómodo y, en el último, regresa la piedra suelta pero se baja mejor. Son 350 metros de descenso hasta llegar a la Collada de las Arriondas o del Cardal que separa las dos peñas (Ten y Pileñes). El collado vierte hacia el este sobre la gran Vega de Arcenorio, donde nace el río Ruaguín que lleva las aguas al Sella y al Cantábrico, y al oeste por donde baja el Arroyo de las Castellanas hasta la Vega de Valdosín aumentando aquí el caudal del Esla, deudor del Duero.
Bajando al Collado de las Arriondas por la empinada ladera norte de Peña Ten.
Valle de las Castellanas al oeste del Collado de las Arriondas.
Una senda entre las escobas remonta al bies la ladera sur de la peña Pileñes hasta alcanzar la arista que la separa del pico Les Pandes de Pileñes. Se abre el horizonte norte hacia a los prados y cabañas de Viaño donde estuvimos hace unos años cuando subimos al Colláu Zorru desde Ventaniella como explicamos en otra entrada del blog. Seguimos unos metros por la senda que faldea la ladera norte y, enseguida, cuando vemos que llanea, remontamos hasta la pedregosa arista por donde continuamos otra dura y corta subida.
Subiendo por la pedregosa arista occidental del Pileñes
Vista hacia atrás de la ladera occidental de Pileñes. Detrás, el pico Les Pandes de Pileñes.
Último tramo casi llano de la arista cimera de Pileñes.
Superado el pedrero que cae vertical hacia el sur, el siguiente tramo, más llano, continúa por una zona de hierba y nos conduce pronto a la cima donde encontramos un buzón de montaña colocado allí en 1983 por los compañeros del GM Ensidesa de Gijón. Es el momento de reponer fuerzas disfrutando de las impresionantes vistas. Abajo, al este, se extiende la gran vega de Arcenorio con sus cabañas y capilla (hasta esta extensa vega llegan caminos desde Asturias a partir del collado Llomena cruzando del bosque de Peloño, y desde León partiendo de la aldea de Pío o desde La Uña o de Polvoredo).
Vega de Arcenorio desde Pileñes

Desde Pileñes, abajo Vega de Viaño y al fondo Maciédome y Tiatordos.

Tiatordos y Calláu Zorru al fondo. Abajo praderas de Viaño.

Peña Ten desde Pileñes. Entre ambas el Collado de las Arriondas
Continuamos el circuito bajando por empinada la arista oriental que da vista al norte (Vega de Cazoli y Montes Combos) y a la Vega de Arcenorio al sur. Aunque podemos bajar a la vega antes por una empinada vaguada de hierba, preferimos seguir por la misma arista hasta la Collada Bocoba. Desde aquí descendemos directos para cruzar el naciente río Ruaguín y alcanzar la extensa campera. Por ella, avanzamos en llano hasta las primeras cabañas en donde han construido recientemente una fuente y pilón servida por una manguera que nos da buena agua aunque poco fresca.
Abajo Vega de Cazoli, más allá, el Bosque de Peloño. Arriba a la izda Colláu Zorru y Luengu, muy atrás el Pierzu, cerca el Rasu y al fondo Carriá.
Llegando a la Collada Bocoba en la arista este de Pileñes con la Vega de Arcenorio a la derecha. Arriba Peña Mora.

Arista oriental de Pileñes por donde bajamos.

Cabañas en la Vega de Arcenorio. A la derecha se ve algo del nuevo pilón.
Más adelante se encuentra la capilla y, cerca, la antigua fuente y pilón ganadero con abundante agua algo más fría; por encima sale el camino de Arcenorio que lleva a Polvoredo y La Uña a través del Puerto de la Fonfría. En ligera subida, avanza por la Canal del Focicu que se abre en el tramo intermedio en Los Fornos y alcanza, después superar otros 200 metros de desnivel, el Colláu de Pares dando acceso a la extensa pradera de La Vegadona.
Tramo del Canal del Focicu. (Foto de Rosa)

Subiendo por el Canal del Focicu hacia la Vegadona (Foto de Rosa)
Un grupo de ganaderos están agrupando algunas de las muchas vacas que pastan en la vega para llevarlas hacia los pastos más altos a los pies de Peña Ten. La enorme silueta de la peña, a contraluz a esta hora de la tarde, cierra completamente el frente occidental. Sin bajar al fondo de la vega, la rodeamos por la izquierda hasta alcanzar el puerto de la Fonfría que nos abre la vista sobre el valle de Carcedo en cuyo fondo se sitúa La Uña. Pero para llegar aún nos quedan 6 kilómetros de largo y cómodo descenso.
Amplia vega de La Vegadona con Peña Ten detrás.
Desde La Vegadona llegamos pronto al Puerto de la Fonfría.

Una pista ancha baja del puerto mediante varias revueltas que atajamos por una inclinada campera. Más adelante dejamos a la izquierda una gran cuadra, después, dos revueltas nos llevan a cruzar el río Carcedo para acceder a un bosquete. Tras un recodo, el camino desemboca en las extensas camperas de los Campos de María donde el Camino de Arcenorio sigue recto hacia Polvoredo mientras que el nuestro se desvía a la derecha por la pradera para enlazar con el que va a La Uña.

Desde el Puerto de la Fonfría se nos abre el Valle de Carcedo por donde baja un camino ancho. Al fondo, Mazico del Mampodre.

Campos de María donde el Camino de Arcenorio sigue hacia Polvoredo mientras que el nuestro avanza a la derecha hacia La Uña.

Llegando a La Uña

Cruzando el río Esla a la entrada de La Uña
Finalmente llegamos a la aldea donde, nada más entrar, cruzamos el río Esla. Así terminamos esta dura jornada que, en total, nos ha llevado más de 10 horas.

Lorenzo Sánchez Velázquez