jueves, 26 de marzo de 2015

Alto de la Cañada y Peña Correa. Circular desde Salce

Salida y llegada: Salce (Municipio de Riello en La Omaña)
Distancia: 23 km
Duración: 8:00 h (sin contar paradas)

Subidas acumuladas: 1350 m
Altura Inicial: 1220 m
Altura máxima: 2157 m
Fecha de realización: 1/VI/2013
Dificultad: media-alta
Track de la ruta




Mapa 1º de la ruta (cerca de Salce).

Mapa 2º de la ruta (Picos Las Ferrera, Alto de la Cañada y Correa).

 El Alto de la Cañada es el pico más meridional y alto de la Sierra de Villabandín y de la comarca de la Omaña en León y cierra en su cabecera el hermoso valle de Salce. Muy alargado, en forma de U y orientado de noroeste a sureste, el valle es asiento del río Valle y contiene trazas del glaciar que lo originó, sólo en su cabecera, cerca de La Vidulina… Finaliza en la aldea de Salce donde comenzaremos la ruta para recorrerlo hasta su final en el circo situado en la base del Alto de la Cañada y después de ollar su cumbre, regresaremos siguiendo la cumbrera de la sierra que lo cierra por el norte.


Iglesia de Salce.

A Salce (1220 m), pedanía del municipio de Riello en la comarca leonesa de Omaña, llegamos desde el peaje de La Magdalena en la A-66 por la carretera LE-493 que lleva a Villablino. Nada más pasar la aldea de Riello, cogemos a la derecha la carretera que va a Salce y Curueña.

Valle de Salce cerrado al fondo por los picos La Ferrera y Alto de la Cañada.

Salce tiene alguna casa blasonada y una iglesia dedicada a San Andrés con una magnífica torre y campanario necesitados de urgente restauración. El cementerio está anexo a la iglesia y las lápidas se ven desde la calle. Mientras atravesamos la aldea, las turbulentas aguas del río Valle bajan rumorosas entre prados, huertas y casas con cubierta de pizarra. Por un puente de piedra, justamente antes de ceder sus aguas al río, cruzamos el arroyo Campohermoso que baja del collado Remansadero, al norte, en el límite con la comarca de Luna cerca de Abelgas. Las casas de nueva planta se mezclan con las más antiguas y viejas dando una imagen de descuido general que sería muy diferente si se hubieran hecho restauraciones y construcciones siguiendo el estilo tradicional. ¿Cómo se han permitido techumbres de uralita en el centro de la aldea, al lado de la iglesia?
Circo en la cabecera del Valle de Salce cerrado por el Alto de la Cañada.
Salimos del pueblo por la pista que se dirige al noroeste por la margen izquierda del río y continuamos por el encajonado Valle de Salce en suave pendiente quedando los prados entre el camino y el río. Algunos árboles de ribera delimitan parcelas o se asientan en el propio cauce (fresnos, cerezos, robles, chopos y nogales) mientras pequeñas represas sirven a los canales con los que inundan los prados para mantenerlos verdes en verano. A unos 2,5 km, el valle se ensancha y los prados se extienden a ambas manos cubriendo también la zona más cercana de la ladera. Estamos en el Prao de la Casa (1450 m) donde encontramos una magnífica yeguada con potrillos recién nacidos y hembras a punto de parir.

En los dos kilómetros siguientes cruzamos los arroyos Hormigones, próximo a la Choza de Formigones de Abajo, Fuente del Moro y Las Llamas. Este último baja desde el Puerto de la Mora y es el que aporta más caudal. Cuando el valle se cierra en el circo final, otro kilómetro y medio más adelante, encontramos una solitaria y destartalada cabaña al lado de un gran motón de estiércol (la Majada de los Bueyes) (1710 m) donde finaliza la pista.

Laguna de la Vidulina de origen glaciar.
 Toca ahora salir del circo situado en la cabecera del valle, en la base del Alto de la Cañada, para alcanzar la cumbrera de la sierra que la cierra por el oeste. Encontramos una senda entre las escobas que se dirige al oeste para cruzar enseguida el río, convertido ahora en arroyo, muy cerca de su nacimiento en la base del pico. La senda mantiene la dirección, primero entre escobas y después entre el brezo, en constante y empinada subida hasta alcanzar un pequeño rellano. En este tramo dejamos a la izquierda un reguero que baja desde el evidente collado que cierra el horizonte occidental. Más arriba lo cruzamos girando hacia el suroeste y, dejando a la izquierda unas peñas, alcanzamos la pequeña laguna de origen glaciar de La Vidulina (1887 m). La morrena que la cierra por el noreste ha dejado unas peñas verticales que desde abajo veíamos como almenas. Es un cuadro magnífico que sirve de primer plano para extender la vista, más allá, abarcando el profundo valle que hemos recorrido desde Salce.

Alto de la Cañada desde La Ferrera.
Tenemos que remontar los últimos 100 metros hasta alcanzar la cumbrera de la sierra y el pico Ferreras (2023 m). Se trata del tramo más empinado de la excursión. Se podría alcanzar por la vaguada que sube al collado situado entre el citado pico y el Alto de la Cañada, pero la nieve helada nos lo impide. Nos escoramos a la izquierda, salvando la fuerte inclinación del terreno gracias al buen agarre de la bota en el brezo bajo. Porque cuando éste desaparece por la escorrentía y deja a la vista la gravilla, la sensación de inseguridad en la pisada aumenta.

La cresta de la sierra y el cercano Ferreras dan vista a toda la comarca de Las Omañas, alcanzando hasta las grandes montañas al sur de Villablino: Sierra de Cataute y Arcos del Agua. Un corto descenso por la ladera norte hasta nos deja en el collado (1975 m) antes aludido y otra remontada de 200 metros nos sitúa en la cima del Alto de la Cañada (2157 m), coronado con un vértice geodésico y un montón de piedras.

Zona de la Sierra de Cataute y Arcos del Agua (desde La Ferrera).

Alto de la Cañada desde La Ferrera.

El día de sol, nubes y viento frío que hemos traído empeora al llegar a la cumbre: las nubes tapan las montañas del norte (no vemos ni las Ubiñas, ni las grandes montañas somedanas- Peña Orniz- ni las de la Babia –Morronegro, Montihuero-, etc.) y poco a poco van cubriendo el resto de la sierra. Como es necesario reponer fuerzas, comemos a unos metros de la cima, protegidos por unas peñas del fuerte y frío viento. Al terminar, observamos que, aunque el viento se mantiene, las nubes vienen y van y prometen despejar algo durante la tarde. Decidimos continuar la marcha según el itinerario previsto.

Descendemos del Alto de la Cañada por su ladera norte, bordeando el abismo que se abre al este sobre la cabecera del valle de Salce. La cresta da paso a un gran pastizal situado entre los 2050 y los 2100 metros de altura, que nos permite terminar el rodeo para situarnos sobre la sierra que limita el valle por el norte.
Valle de Salce desde el Alto de la Cañada.


Vista atrás: Alto de la Cañada desde el pico Formigones.

Manteniendo la altura, alcanzamos las peñas que coronan el pico Formigones (2069 m) dando vista a un valle paralelo al de Salce por el norte y por el que baja el arroyo de Valverde, que llega hasta Abelgas, después de confluir con el de La Guariza. Al este, en la dirección de la sierra, vemos a nuestros pies el collado de La Mora y, al otro lado, el pico Correa del que se desgaja hacia el norte el macizo calizo de Corralines. Descendemos por la ladera sur al collado (2004 m) que nos separa de la peña de Los Campazones y retomamos la dirección oriental para continuar el fuerte descenso hasta el Puerto de la Mora (1861 m). Aquí nacen el arroyo de las Llamas y un sendero, que, más abajo, se transforma en camino y baja al Valle de Salce.

Por los Formigones. A la izquierda Los Corralines.

Puerto de la Mora, Peña Correa y los Corralines. El Valle de Valverde se ve en parte a la izda.


Canal de bajada al Pto de la Mora.


Peña Correa y Los Corralines desde el Puerto de la Mora.
Seguimos la ruta hacia el este remontando otros 200 metros por el lomo occidental de Peña Correa (2066 m) que nos recibe con un montón de piedras y magníficas vistas de los Corralines. El descenso posterior tiene un primer tramo de piedra bastante inclinado, continuando después por una zona cubierta de escobas que nos lleva a un pequeño collado (1947 m) hasta donde llegó un gran incendio que en septiembre de 2012 asoló toda la ladera quedando a salvo la mayor la cresta de la sierra por la que marchamos.


Otra fuerte subida nos sitúa al lado de un montón de piedras (desconozco el nombre de este pico) (2043 m) que da vista al norte de nuevo. Por allí baja un hermoso valle asiento del arroyo de La Guariza; las peñas de los Corralines están al otro lado. Echamos la vista atrás para ver, por última vez, el camino seguido hasta aquí.

 
Vista atrás desde Peña Correa: Formigones y La Cañada detrás.
Continuamos hasta situarnos en el punto más alto de La Cuerda (1987 m); la vista al norte es formidable: el valle colgado a unos 1800 m de altura es el Alto de las Lagunas donde se encuentra una llamada Laguillín de Salce (o Pozo de las Joyas) de evidente origen glaciar. Su pequeño valle colgado, separado por una morrena del resto del valle, es precioso. Al otro lado está la gran cresta caliza de Corralines y por el fondo del valle discurre el arroyo de La Guariza que llega hasta Abelgas de Luna.

Continuamos el cresteo de la Cuerda descendiendo unos metros para continuar, sin perder altura, muy cerca de la cresta que nos queda a la izquierda, hasta llegar al siguiente collado (1896 m) que nos vuelve a enseñar el norte (valle de Guariza, Laguillín, etc). Echamos la última mirada a estos parajes porque ahora continuaremos sin perder altura, pero sin vistas al norte, hasta el siguiente collado (1890 m) entre dos peñas.
Laguillín de Salce (o Pozo de las Joyas) y Valle de Guariza desde La Cuerda.

Resto de la sierra que queda por recorrer desde La Cuerda.
 Desde aquí vemos otro collado (1849 m) más sobre el que hay una gran antena de control de los vientos, quizás para su estudio con la finalidad de poner aerogeneradores. En el año 2011 se paralizó su instalación por faltar el estudio de impacto medioambiental, no sé cómo estará el asunto en la actualidad. Encontramos una gran antena colocada recientemente y otra, también nueva, pero más modesta que se ha caído por falta de un buen anclaje.



Comenzamos ahora el fuerte descenso de la sierra por el barranco de Muñero, por el que baja el regato del mismo nombre. Esta zona estaba cubierta de una densa masa de pequeños robles, pero se quemó casi completamente en 2012. Pasamos por zonas totalmente calcinadas y otras, las cercanas al reguero, de exuberante vegetación. En la primera parte, donde los restos calcinados del incipiente robledal son densos, buscamos la zona más limpia cerca del crestón rocoso que baja a la derecha.

Llegando a Salce.
Más abajo, donde el bosque daba paso al monte bajo de brezo ahora quemado, seguimos en dirección sur sin adentrarnos en la maraña próxima al reguero, hasta que no queda más remedio. Una vez entre los densos y jóvenes robles quemados, buscamos el reguero, que es por donde está más limpio. Por el mismo regato continuamos procurando pisar sobre los montículos que ha formado el continuo discurrir del agua, hasta llegar a un prado en uso (1530 m). Lo cruzamos y, al otro lado, encontramos un pequeño registro de la acometida del agua fechado en los años 70 del pasado siglo. El agua gruñe y silba bajo tierra por la canalización construida en el camino que discurre en paralelo al reguero Muñero y que nos permitirá descender cómodamente a Salce. Desde que dejamos el último collado, hemos bajado 300 metros y nos encontramos a 2 kilómetros de la aldea.

El camino baja suavemente dejando a la izquierda unos prados y, cuando alcanzamos a ver los tejados de las casas, lo abandonamos (el camino da un pequeño rodeo), para encaminarnos hacia un altozano con buenas vistas sobre Salce. Bajamos derechos hasta enlazar otra vez con el camino, justo a la entrada del pueblo, completando así el círculo.

Lorenzo Sánchez Velázquez

jueves, 19 de marzo de 2015

Sierra de Peña de Ventana. Circular de Moal

Salida y llegada: Moal (concejo de Cangas de Narcea)
Distancia: 20 km
Perfil de la ruta
Duración: 6:00 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 1110 m
Altura Inicial: 600 m
Altura máxima: 1374 m
Fecha de realización: 14/III/2015
Dificultad: media
Track de la ruta




Nota: asignamos un grado de dificultad media a esta ruta por la longitud del recorrido y por la maleza que invade los últimos cien metros antes de acceder a la cumbrera de la sierra. La ruta es sencilla y en su mayor parte transcurre por pistas de tierra.


El concejo de Cangas del Narcea es el de mayor extensión de Asturias. Su abrupta orografía está surcada por el río Narcea y sus afluentes: por la izquierda aportan sus aguas el Muniellos, Coto y Eirrondo y, por la derecha, el Naviego (al que llegan las aguas del Cibea), Antráu y Onón. Está separado de Somiedo por la Sierra de la Serrantina, de Tineo por la de La Cabra, de Degaña por la sierra del mismo nombre, del de Ibias por la Loma de Argasalada y la Sierra de Bustelo y Ciallo y del concejo de Allande por la de Valledor. Contiene otras sierras que se orientan con preferencia al norte destacando, entre otras, la Sierra del Conio, los Picos de la Carcabina y la de Peña Ventana en el suroccidente del concejo y la Sierra del Caniellas, la de la Zarza y la del Acebo en el suroriente. En esta jornada toca recorrer la de Peña Ventana.

Moal desde el camino antiguo que sube a Oballo.
           
Llegamos a Moal (600 m) tomando un desvío en la carretera AS 15 en su paso por Posada de Rengos. Después de cruzar el puente sobre el río Muniellos sale a la izquierda la calle principal donde se encuentra la Capilla de San Juliano y la plaza en un desvío al otro lado del río. Una cuadrilla de mozos del pueblo la están acondicionando para acoger la IV carrera Puerta de Muniellos y debemos aparcar un poco más adelante en la misma calle principal.
Iglesia de San Juan en Oballo.

Iniciamos la ruta caminando por la citada calle y salimos de ella por un camino que nos lleva por los arrabales occidentales de la aldea hasta salir a la AS 211 antes de la cerrada curva que hace para superar el Reguero de la Beiciella. Dejamos a la derecha prados y huertos cercanos a la aldea y, en la misma curva, la abandonamos, obviando también la que sale a la izquierda hacia Oballo (Oubachu) (800 m), para tomar el antiguo camino que sube entre prados a la aldea.

Casas en Oballo.

Hórreos y paneras, casas antiguas bien conservadas o restauradas, una iglesia con espadaña (la de San Juan) y varias casas rurales vamos descubriendo a medida que subimos por sus empinadas calles. En el cruce de caminos situado entre el barrio bajo y el alto de la aldea, seguimos por el que sube de frente, obviando el de la derecha por el que regresaremos al final de la ruta y el de la izquierda que enlaza con la carretera que viene de Moal.

Por el robledal del Caleiru.

Al dejar atrás las últimas casas, el hormigón de las calles da paso a la pista de tierra y echando la vista atrás disfrutamos del hermoso valle de Muniellos, de las aldeas de Oballo y Moal y del tupido robledal que puebla en Monte Moal colindante con la Reserva Natural Integral de Muniellos. Llegamos pronto al collado y braña de Cochadiegu (1023 m), dando vista a Sierra Seca (al otro lado de del Valle del Cabreiro) y cruce de caminos. Olvidando las pistas que salen a derecha e izquierda, cogemos el sendero que sube por el mismo lomo de la montaña entre jóvenes robles que van poblando la ladera. El camino tiene dos antiguas roderas invadidas parcialmente por la maleza que nos permiten subir al llano de El Caleiru (1120 m), donde el robledal, limpio aquí de maleza, con sus barbas capuchino (líquenes) nos hablan de la pureza de estos parajes.

Moal y Oballo quedan muy abajo.

La senda da aquí un pequeño rodeo por la derecha para evitar la tupida maleza que puebla un corto tramo del lomo de la montaña y lo alcanza más adelante empinándose. No queda mucho para alcanzar la cumbrera de la sierra pero es el peor tramo: la senda está completamente invadida por la escoba, el brezo y los retoños de los robles recién nacidos. Peleando con ellos avanzamos lentamente unos 100 metros hasta que, en lo alto de la sierra, queda sólo el brezo de bajo porte que apenas dificulta la marcha.

Las vistas son formidables aunque las nubes nos oculten las cumbres más altas. En las fotos numeradas señalo lo que se ve o se intuye. La Sierra de Peña Ventana, donde nos encontramos, está cubierta completamente de brezo; ningún árbol en su alomada cumbrera, sólo en las zonas bajas de sus laderas veremos bosquetes de robles, hayas y castaños y algún que otro abedul y acebo.

Panorámica 1: A la izquierda el Cueto Rogueiro tapa al Cueto Arbás. En medio picos Caniellas y Xiplo, y a la derecha la sierra del Pico los Grallos.

Panorámica 2: Desde el Xiplo (izda), Sierra de Degaña (picos Rubio y Los Grallos) bajo las nubes y Sierra de Moreda (Teso Mular). A la derecha el Monte Moal.

Panorámica 3: Reserva Natural Integral de Muniellos. La cierra por el sur la Sierra de Bustelo entre el Pico Redondo a la izquierda y La Candanosa a la derecha. La carretera AS-211 que faldea el pico Valmayor, antes de entrar en Muniellos por el puerto del Conio.

Panorámica 4: Picos de la Mesa y Conio, detrás del Valmayor, a la izquierda. Picos de la Carcabina al otro lado del profundo Valle del Cabreiro.

La senda continúa en suave ascenso siguiendo la cumbrera de la sierra hacia el noreste hasta alcanzar la cima del Brañueto (1315 m), montículo sin gracia, de donde arranca una pista o cortafuegos que baja un corto tramo (1288 m) para ascender después a la alomada y cercana montaña de Peña Ventana (1374 m). Supongo que el topónimo “peña” hará referencia a las que caen verticales por la ladera occidental. En la cima encontramos una pequeña laguna, unos peñascos sin importancia, un vértice geodésico y un oxidado y antiguo buzón de montaña.

Peña Ventana.

En la ladera oeste, antes de las verticales peñas que bajan hacia el Valle del Cabreiro, hay un bosquete precedido de un escobar quemado por el que camina muy mal. Nos acercamos todo lo que podemos porque de las ramas de los árboles cuelgan los hielos blancos como si se tratara de una temprana y tupida floración. Después de las correspondientes fotos regresamos a la cumbre para reponer fuerzas al abrigo de los citados peñascos.

Panorámica 5: Vértice geodésico y buzón de montaña en Peña Ventana. Al fondo, Sierra Seca al tro lado del Valle del Cabreiro.


Panorámica 6: La Escarcha en las ramas. Al fondo y a la izquierda los Picos de la Carcabina; el Pico Queipo está en el centro.

Continuamos la ruta por una pista con mucha piedra suelta que baja fuertemente siguiendo el lomo de la sierra hasta una zona llana donde encontramos una solitaria y triste cabaña. Más adelante dejamos a la derecha el montículo de Peña Vaquera, mientras que en la ladera occidental medra un pequeño bosque de hayas. Siguiendo la cuerda vemos las antenas del monte Pernadoiro, el más septentrional de la sierra. Pero en el collado previo, la pista, y nosotros con ella, se desvía a la derecha y emprendemos el regreso por la ladera oriental de la sierra.
Estanques de riego cerca de Larna.

Bosquetes de robles y abedules se intercalan con prados más o menos cuidados y abajo el río Narcea nos separa de la Sierra de Pando (cuya cumbrera está divida en prados bien trabajados y caminos). La pista desciende dando dos revueltas y cruzando tres regueros cuyas aguas recogen los lugareños en grandes depósitos y de ellos salen canales para regar los prados de la empinada ladera oriental de la sierra. Alcanzamos la pequeña aldea de Larna (L´Arna) (720 m) con casas antiguas y viejas, alguna moderna y algún establo y algún que otro huerto. Lo cruzamos y dejamos que la carretera, a la izquierda, baje hasta la AS 15, para continuar nosotros por un camino de frente que en llano continúa el rodeo oriental de la sierra.

Casas antiguas en Larna.

 La ruta es larga y hay que dejar fuerzas para superar ahora los 150 metros de desnivel que tenemos por delante. Pasamos por la zona de Valdelacadena donde encontramos un corro de piedra abandonado y culminamos el tramo en la Cuesta de Peña Ventana (850 m) donde hay un par de grandes pinos.

Corro abandonado.

En el descenso damos dos revueltas que nos conducen por un tramo llano a media ladera con afloramientos de conglomerado (roca sedimentaria a base de cantos rodados) y algunos apiarios (grupos de colmenas). Práu Alto y Altonavalía son los topónimos con los que se denomina esta zona en los mapas topográficos. Al otro lado del Narcea, por las abruptas paredes verticales de la Sierra Pando, vemos dos cascadas, una por el Reguero de la Forcaneda y la segunda, más importante, la Cascada de Aguas Blancas.

Cascada Aguas Blancas desde el camino que comunica Larna con Oballo. A la dcha vemos la aldea de Caldevilla de Rengos.

Continuación de la panorámica anterior. A la izda Caldevilla de Rengos y abajo Posada de Rengos. Al fondo la Sierra de Caniellas (Peña el Xiplo a la izda y Pico Caniellas a la dcha entre las nubes).

Cruzamos el Reguero de Loise y más adelante el de La Ferbienza donde hay una pequeña área recreativa con piscina muy cerca ya de Oballo. El paraje es muy agradable y unas peñas de conglomerado situadas a un lado de la piscina parecen invitar a tomar el sol cuando apriete en verano.

Área recreativa en el Reguero de la Ferbienza.

Enseguida entramos en Oballo (800 m) dejando a la izquierda el cementerio y bajamos por el camino antiguo hasta Moal donde completamos el circuito caminando por la calle principal entre casas antiguas con hórreos o paneras centenarios y otras modernas que en su mayor parte no han respetado el modo de construcción tradicional. La blanca capilla de San Juliano proporciona el punto final a esta larga pero agradable ruta.

Lorenzo Sánchez Velázquez














jueves, 12 de marzo de 2015

Pico Cunio. Circular desde Ambingue

Salida y llegada: Ambingue (concejo de Ponga)
Distancia: 13,8 km

Duración: 6:00 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 1050 m
Altura Inicial: 425 m
Altura máxima: 1264 m
Fecha de realización: 7/III/2015
Dificultad: media
Track de la ruta




De entre las pocas montañas que separan los concejos de de Piloña y Ponga solo el Maoño (que además limita con Caso) supera al Cunio. Cumbre más alta de la Sierra de Furacu, vierte al sur al arroyo de Piedrafita deudor del río Salmedón mientras que por el norte las aguas van al río Color afluente del Piloña. Aunque la forma más fácil de alcanzar su cima parte del collado Moandi, preferimos realizar una ruta circular que nos permita distintos trayectos en la ida y la vuelta completando mejor la visita de estos apartados lugares. Saldremos por tanto de la aldea de Ambingue que pertenece a la parroquia de Cazo en el concejo de Ponga.

Ambingue y Cazo desde La Cuesta.

Hasta allí nos lleva la carretera AS-339 que discurre entre Sevares, en el concejo de Piloña, y Sellaño, en Ponga, y sigue el curso del río Tendi, afluente del Piloña, hasta que en el kilómetro 8 lo abandona para alcanzar el collado Moandi en el límite con Ponga y punto de partida para acceder a los picos Cetín, al este, y al Cunio al oeste. Continuamos el viaje descendiendo el puerto para desviarnos más abajo por la PO-6 en Cazo y alcanzar la aldea de Ambingue. A la entrada dejamos la carretera continuar hacia los barrios más altos y accedemos a una calle amplia donde aparcamos.
 
Camino a Viores y collado Viores. Los Tornos y Maoño a la fondo.

Comenzamos la ruta caminando por esta calle que se estrecha entre las casas y sube hasta enlazar de nuevo con la carretera. La abandonamos más arriba en la tercera curva (a la derecha) para coger el antiguo camino a la izquierda que desemboca en la moderna pista a la altura de las cabañas de Llasa Arriba. Desde aquí vemos como el camino vira al sur a la altura de los prados y cabañas de El Parrón y remonta la ladera meridional de la Sierra Furacu; también en ese punto el camino antiguo sube casi abandonado en paralelo al anterior. Optamos por este atajo que más arriba sale de nuevo a la pista. La Cuesta, que así se llama la zona, no da tregua y termina muy cerca del collado Pasadoriu, continuando después el antiguo camino que sobrepasa el espolón rocoso dando vista al precioso valle de Viores y, al fondo, a los picos Maoño y Los Tornos.

Va apareciendo la piramidal silueta del Pico Cunio.

El camino baja a los prados y cabañas de Viores pero el nuestro lo abandona enseguida siguiendo un sendero que no pierde altura. Por el monte hacia el noroeste y a media ladera, seguimos el curso del valle mientras los prados y cabañas van quedando abajo y a la izquierda y la piramidal silueta del Cunio aparece tras uno de los espolones de la Sierra de Furaco. Una vez superado un pequeño crestón rocoso, la pradera que sigue asciende a un pequeño collado donde quedan las ruinas de las cabañas de lo que fue la Majada de Fonticielles. Algunos caballos que pastan por la zona huyen; se ve que no están acostumbrados a la presencia humana.

Cabaña en la majada Fonticielles.

Continuamos la remontada siguiendo una senda apenas perceptible que avanza en diagonal por la ladera sur de la sierra dirigiéndose a la pradera y bosquete de acebos situados más arriba. La senda se hace más evidente al acercarnos a la fuente Acebal situada en medio del citado bosquete. Sobrepasados los últimos acebos, continuamos el ascenso por la lengua herbosa hasta alcanzar el Colláu Espinu en lo alto de la Sierra Furacu que da vista al norte: la Sierra del Sueve y el mar a su derecha cierran el horizonte. La extensa pradera de Tameces continúa al otro lado hacia el noroeste, pero nuestro objetivo se encuentra al oeste y hacia allí nos encaminamos por un terreno rocoso dejando a la derecha el crestón del pico Lavandera.
 
Arriba está el Colláu Espinu.

Pico Cunio desde el collado homónimo.

Cima del Pico Cunio.

Alcanzado el herboso collado Cunio que aún mantiene una gruesa visera de nieve en su vertiente sur, remontamos los últimos metros para alcanzar la cima del pico Cunio. Las vistas que nos ofrece abarcan desde los Picos de Europa, al este, hasta las Ubiñas, al oeste; en medio las grandes montañas de Ponga y Piloña: por encima de la Sierra Furacu vemos la torre de Mota Cetín, el Pierzu está a la derecha de “Los Picos”; Recuencu, Luego y Colláu Zorru casi alineados, y les siguen Pileñes y Ten por detrás; por encima de Peña Taranes emerge el Tiatordos y a la derecha la gran mole de la cercana Llambria. Siguiendo este sentido horario encontramos Campigüeños, Los Tornos, Maoño y la Sierra de Aves (Cabezu y Vízcares); y, por detrás, vemos la cresta del Retriñón y muy lejos el Estorbín y las Ubiñas. A la derecha del Vízcares tenemos la Sierra de Pesquerín (Cerro Niañu) y al norte la del Sueve.

Camino entre el Pasadoriu y el Acebal

De izda a dcha: Recuencu, Colláu Zorru, Pileñes, Ten, Tiatordos, Llambria, Los Tornos, Maoño, Cabezu y Vízcares.

Picos de Europa y Pierzu.

Contemplando este maravilloso espectáculo, pues el día está soleado y con buena temperatura, el aire es limpio y las cumbres nevadas refuerzan las extraordinarios vistas, nos demoramos mientras reponemos fuerzas. Reanudamos la marcha bajando al collado y rodeando el pico Lavandera por poniente accediendo al bosque que cubre su empinada ladera norte. Abajo vemos los extensos pastos de Tameces a los que tenemos que llegar. Para superar el escalón rocoso que se interpone, continuamos el rodeo hasta encontrar una corta canal que nos lleva al prado. Más sencillo habría sido retroceder desde el collado Cunio hasta el de Espinu y descender cómodamente por el valle de Tameces.

Bajando por el valle de Tameces.

Enseguida abandonamos la pradera siguiendo un sendero que se adentra en la primera vaguada a la derecha y nos lleva a un pequeño lomo de hierba que nos permite descender al collado Paradañu a los pies de la pica del mismo nombre. Mientras bajamos, apreciamos el oscuro follaje de unos tejos entre las hayas y acebos que cubren la ladera occidental del Paradañu. Y hacia allí nos dirigimos y alcanzamos la arista noroccidental del pico que cae vertical al norte. Los hermosos y viejos tejos dan nombre a la zona: La Texa.

Tejos en La Texa en la ladera occidental del Paradañu.

Regresamos al collado y seguimos por un sendero hacia el sur rodeando el valle para dirigirnos al collado Medandi en su ladera oriental. Hacia la mitad cruzamos la Riega del Paradañu que acabará siendo más abajo el río Tendi, y en Medandi encontramos varios caballos casi salvajes que también huyen al acercarnos. Al otro lado, hacia el sureste, arranca un camino que baja directamente a Ambingue pasando por las majadas de Violéu y La Surbial.

Tejo en La Texa.

Preferimos seguir nuestra ruta aunque demos un pequeño rodeo. En el collado viramos al norte subiendo por la pradera y dejando a la derecha un crestón rocoso cuyo último espolón superamos bajando después por la Cuesta el Tinteru hasta el evidente collado Tras de Sierro adonde llega una pista que viene desde Ambingue. La pista continúa más allá atravesando los prados y llega al collado Melandi.


Picos de Europa entre Mota Cetín (izda) y Pierzu (dcha).

En Tras de Sierro encontramos buenos prados y cabañas arregladas y, sin detenernos apenas, seguimos por la pista y, más abajo, nos encontramos con una señora que cuida dos yeguas y un potrillo. En medio de la conversación, nos explica que el camino directo que baja desde Medandi está invadido por la maleza. La formidable imagen de los Picos de Europa, enmarcados entre el torreón de la Mota Cetín (y la Peña de los Cuadrazales) y la pirámide del Pierzu, nos ha acompañado en toda la ruta y no nos abandonará hasta que alcancemos las primeras casas de Ambingue.

Lorenzo Sánchez Velázquez