martes, 25 de marzo de 2014

Peña Chana y Braña de Sousas. Circular desde Valle del Lago

Salida y llegada: Circular desde Valle del Lago, concejo de Somiedo.
Distancia:  18 km

Duración: 6:00 horas (sin paradas)
Altura máxima: 2068 m (en Peña Chana)
Subidas acumuladas: 900 m
Dificultad: media
Fecha de realización: 7 de septiembre de 2013
Track de la ruta 


Mapa topográfico de la ruta.

Para ir a Valle del Lago primero debemos coger la AS-227 hasta Pola de Somiedo. Una vez allí, tomamos el desvío que cruza el pueblo, en dirección a Úrria, Coto y el propio Valle del Lago, adonde llegamos después de otros 6 kilómetros. Dejamos el vehículo en el aparcamiento situado al final del pueblo, antes del barrio de L’Outeiro.

Pista a Lago del Valle. Peña La Minga (izda) y Peña Chabana.

Comenzamos la ruta retrocediendo unos metros por la carretera para tomar por el primer desvío que encontramos a la izquierda. El camino cruza el Río del Valle por un puente y enlaza con el que viene de Valle del Lago por la margen izquierda. Nuestra ruta prosigue hacia el este, en dirección al Lago del Valle, paralelos al río y a la pista (despejada; sin una sola sombra y hormigonada) que lleva la misma dirección por la margen derecha. El nuestro es de tierra y, en gran parte, transcurre bajo el suave cobijo de la arboleda.

Braña de Murias Chongas y Cocháu la Paredina
  
 A los tres kilómetros el camino cruza el río y desemboca en la pista. Seguimos por ella un corto tramo, dando un par de revueltas para ganar altura, hasta la Braña de Cobra donde la abandonamos, continuando por otra pista de tierra a la derecha. El camino vuelve a cruzar el río a la altura de la Braña’l Gavitón, y sigue definitivamente por ese lado del río otro kilómetro más hasta la Braña el Veneiru. Hasta aquí hemos seguido las marcas del PR AS-15.1 (“Ruta de Valle del Lago”) que continúan por una senda hacia el lago. Nuestro ancho camino, en cambio, da primero una revuelta a la derecha ganando altura, después otra a la izquierda para acceder a una zona algo más llana que discurre en paralelo al Canal de la Braña, canal que suministra agua al Lago del Valle. Poco después pasamos al lado de una solitaria cabaña que se yergue sobre el fondo de las afiladas agujas de Los Asperones (a la derecha) y un pequeño embalse –a la izquierda- donde convergen varios regatos que suministran agua al canal.
Subiendo a la S. de Chagüezos echamos la vista atrás: abajo collado Sobre el Agua por detrás Picos Blancos.
Otro tramo de subida nos permite remontar hasta la amplia braña de Murias Changas situada en la base de la imponente Peña la Paredina, baluarte septentrional de los Picos Blancos. El amplio valle donde se asienta la braña asciende suavemente hacia el sur hasta el collado La Peredina que separa Asturias de León, entre los Picos de la Mortera y los Picos Blancos (ver 2ª foto). Pero nuestro camino no se dirige hacia allí. Da un giro brusco a la derecha por la pradera y luego a la izquierda encaminándonos hacia la Peña Sobre el Agua (al oeste). Cuando el camino para vehículos todoterreno vuelve a encarar hacia el norte, lo abandonamos para coger una marcada senda, que asciende en paralelo a la peña, hacia el sur. Tras un corto ascenso, que nos permite superar unos 60 metros de desnivel, alcanzamos una planicie que desciende a una herbosa y gran hondonada. La senda, que en esta zona se pierde un poco, deja la hondonada a la izquierda, para rodear la peña Sobre el Agua por una zona rocosa más marcada, hasta dar vista a León por el collado Sobre el Agua.
Sierra de Chagüezos; Peña Chana al fondo.

El camino desciende por la ladera opuesta siguiendo el valle, hacia el oeste, para desembocar en una pista que viene del norte (casi desde el collado Muñón, que cruzaremos más tarde) y se dirige al sur, hacia la aldea leonesa de La Cueta (en la comarca de Babia). Nosotros no seguiremos, sin embargo, esta ruta. Podemos iniciar la subida a Peña Chana siguiendo la senda que arranca casi en el mismo collado, en paralelo a la Peña Sobrelagua, hacia el norte (a la derecha), o unos metros más abajo por la vaguada que asciende por la misma ladera. Ambas sendas convergen más arriba y, al poco, se pierden. La remontada por la ladera sur de la Sierra de Chagüezos (cuya cumbre principal es Peña Chana) hay que hacerla sin sendero ni marcas, buscando los mejores pasos entre las peñas y la vegetación rastrera. Así, en un kilómetro de fuerte ascenso y venciendo un desnivel de 250 m, nos situamos en la cresta de la sierra, con la vista puesta en el vértice geodésico de Peña Chana.
 
Corales fosilizados en la cima de Peña Chana
El descansado cresteo nos deja en la cima donde se ubica el vértice y una cruz de metal, dando vista al oeste: al solitario Muxivén, al Cornón, al Cogollo Cebolledo, o a Peña Treisa a lo lejos; más cerca Peña Salgada, La Franca, etc. Al sur vemos los Picos Blancos, Peña Chana (de León), Peña los Años y Montihuero. Pero las mejores vistas se obtienen hacia oriente. Virando del sur al este veremos: los Picos de la Mortera, cercanos, Cuetalvo, Peña Orniz y los Albos, más lejos. Por detrás encontramos el Morronegro y el Macizo de las Ubiñas. A continuación los Bígaros y la cuerda de La Mesa (Peña Negra y Michu), ya hacia el noreste. Las sierras de Sobia, Aramo, Yernes y Tameza (Caldoveiro) también están a la vista. Algunas de estas vistas son mejores desde la cima oriental, situada a unos pasos en llano.
Cornón, Cogollo Cebolledo, Penouta, Peña Salgada, etc.

Dedicamos un tiempo a buscar y admirar la multitud de fósiles que la pueblan: el mayor arrecife de coral de Asturias en palabras de Alberto López. Estratos de varios metros de espesor permiten afloramientos de fósiles de gran tamaño y muchos otros tubulares propios de los corales, que provienen del Devónico, hace 320 millones de años. Grandes rocas de 50 cm de diámetro formadas por tubos coralinos nos impresionan. El tono anaranjado de algunos se debe, según Alberto, al proceso de disolución de la matriz caliza, que es reemplazada por minerales de sílice en un proceso llamado silicificación.
Canal de descenso de Peña Chana.

Después de disfrutar de esta magnífica postal, toca descender por la canal que se precipita monte abajo hacia el oeste, justo al lado del montículo que contiene el vértice geodésico. Es una canal con mucha pendiente y grava menuda suelta de variado tamaño que disminuye la adherencia del calzado. Hay que bajar con cuidado para no resbalar o provocar un desprendimiento de rocas que puedan afectar a los que van más abajo. Termina en una ancha traviesa herbosa que recorremos hacia el noroeste, con la vista puesta en el cercano collado Muñón, al que llegaremos después de salvar unas peñas y recorrer un pequeño tramo entre el brezo y las arandaneras. La canal y este último tramo trascurre por territorio leonés. El descenso del collado Muñón por el lado asturiano nos permitirá enlazar con el PR AS-16 “Ruta del Puerto – Valle del Lago”, que viene desde el Puerto de Somiedo y llega a Valle del Lago. La senda cada vez más marcada sigue por la hondonada de valle asturiano, y cuando éste se precipita, continúa el descenso, casi labrado en la roca, hasta desembocar en una pista más ancha que viene del valle de La Salgada.

Braña de Sousas. Peña la Palombera al fondo.
 
La pista cruza un gran pedrero y en poco más de un kilómetro nos deja en la famosa Braña de Sousas (o de Tabladiellu según algunos mapas que aplican el término Sousas a las cabañas más feas que hay más abajo). La braña conserva corros bastante grandes, unos sencillos y otros dobles (uno para las personas y otro para los animales) en buen estado. Los tejados son de llábanas en falsa bóveda; aquí no hay pallozas. Disfrutando de la magnífica pradera surcada por el arroyo o río Sousas (en algunos mapas, aquí arriba en su nacimiento, lo llaman arroyo Fuxaos). Más abajo, cuando el camino dé una amplia curva hacia el este, encontraremos unas cabañas feas, que en estos mapas identifican como Braña de Sousas.
Valle del Lago a los pies de la Peña'l Valle. A la izda Peña Palombera.

Más adelante salen dos ramales a la derecha, muy cerca el uno del otro, que convergen después y que nos permitirían acortar un poco la ruta. Pero seguimos por la pista principal que contiene un tramo labrado en la roca, por donde pasa el canal de Sousas que vierte el agua de este río a la pequeña presa o Embalse de Valle, situado a la entrada del pueblo, según se llega desde La Pola Somiedo. La pista da un amplio giro al norte, después, un kilómetro más adelante, vira al este y entronca con el camino de ida, cerca del primer puente que cruzamos sobre el río del Valle. En este tramo veremos el monte La Palombera con un espectacular y natural arco, detrás de los verdes prados y casas de Valle del Lago donde finalmente llegaremos después de unas 7 horas de caminata.

Lorenzo Sánchez Velázquez

miércoles, 19 de marzo de 2014

Foces del Raigosu, Peñas Negras y Peña Mea. Circular desde Los Tornos

Salida y llegada: Circular desde Los Tornos (en el concejo de Laviana)
Distancia: 18,8 km

Duración: 7:00 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 1480 m
Altura Inicial: 600 m
Altura máxima: 1557 m
Dificultad: media-alta
Fecha de realización: 15/III/2014



La carretera AS-252 va de Pola Laviana a Cabañaquinta (capital del concejo de Aller) a través del puerto de La Colladona. A su paso por Villoria, en el concejo de Laviana, sale el desvío de la LV-7 que finaliza en la aldea de Los Tornos. Sólo encontramos un lugar para aparcar dos vehículos en el interior del pueblo, pero la carretera de acceso es ancha y permite el estacionamiento.


Aldea de Los Tornos a los pies del Cerro Montarro

Nos pareció un pueblo un tanto destartalado, sólo un par de casas arregladas sin gusto ni gracia; lo demás, casas y establos viejos de ladrillo tabiquero sin cubrir, bloques de cemento, uralita y chapas. Contrasta esta dejadez con la belleza del entorno: agudas crestas calizas, bosques primigenios, arroyos, ríos y prados se juntan en un espectacular conjunto. Las Foces del Raigosu forman parte del Paisaje Protegido de las Cuencas y está señaliza como PR AS-290. Primero será el suave discurrir del río Raigosu, después, cuando ganemos altura, las vistas espectaculares de la dentada Sierra del Crespón y finalmente, cuando alcancemos las cimas de Peñas Negras y Peña Mea, la belleza de casi toda Asturias a nuestros pies.
Foces del Raigosu, en la confluencia de la pista de Fombermeya.

Comenzamos la ruta siguiendo la única pista que sale de Los Tornos, en dirección suroeste que baja hasta el río Raigosu. Enseguida vira hacia el sur-sureste, manteniendo esta dirección, salvo en las revueltas, hasta que alcanzar el amplio collado Pandiella.
Enseguida, en un tramo hormigonado, encontramos una casa de reciente construcción a la derecha, donde sale el camino por el que regresaremos. Antes de llegar al río, los prados dan paso al bosque que cubre la ladera norte del pico Les Aguiles (a la derecha), extremo nororiental de la cresta de viene de Peña Mea. Rodeando la montaña, la pista de tierra nos adentra en las foces del Raigosu. Al llegar al río, entroncamos con la pista que llega de Fombermeya (1,5 km desde Los Tornos y punto más bajo del recorrido, 522 m). En paralelo al rumoroso río, seguimos otros dos kilómetros en suave ascenso disfrutando de este bello entorno afeado por una cuadra y una cabaña destartaladas. Al cabo, llegamos al lugar donde el arroyo El Gatu (que viene desde Peña Mea), principal contribuyente al caudal del Raigosu, cede sus intermitentes aguas al río.
Abajo, las foces del Raigosu.

El camino da ahora dos grandes revueltas en las que momentáneamente perdemos el curso del río, ganando altura, para reencontrarlo, encajonado, más arriba formando la Foz de Cebellales. Pasa por un tajo abierto en la peña y continúa en paralelo al río un kilómetro más hasta su nacimiento de la confluencia de dos regueros que bajan desde el extenso collado de La Pandiecha. Ahora da seis revueltas, ganando altura, entre las cabañas de Raigosu. En la última, alcanzamos el lomo que baja desde el pico La Forcá. En este punto, nos separamos unos pasos del camino para avistar el este: tenemos una de las mejores vistas de la Sierra del Crestón, en especial de su cercano y afilado pico Corbelllosu, el más meridional de la sierra.

Corbellosu desde cerca de Los Colláos.

 Continuamos por la pista otro medio kilómetro hasta su final en la majada de Los Colláos (1143 m). Varias cabañas arregladas y en uso nos reciben. También dos fuentes, una antigua con agua (construida por el antiguo ICONA) y otra de reciente factura sin caño y un panel señalizador con una foto del entorno y los nombres de las montañas que se divisan al lado de un acebo.
De lo alto de la pradera salen dos sendas. Seguimos otro kilómetro más por la que se dirige hacia el sur (la de la derecha) siguiendo el mismo lomo de la sierra. Tras una dura subida llegamos a un claro donde vira hacia el este. La abandonamos virando hacia la derecha e internándonos en el hayedo que cubre la ladera septentrional del pico La Forcá. La senda se pierde y continuamos campo a través faldeando la empinada ladera hasta alcanzar un crestón rocoso que baja de la misma montaña. Al otro lado nos encontramos ya en el amplio collado o Alto de La Pandiecha. Quizás la senda la debimos coger algo más abajo.
Fuente en Los Colláos.

Descendemos por la ladera herbosa hacia las cabañas de la vaguada en pleno collado: una, en ruinas, solo conserva parte de sus muros, la otra, más pequeña, cerrada y en uso. La vista se extiende hacia el sur, entorno del Estorbín, y este, Ubiñas y las cercanas Peñas Negras y Peña Mea. Lástima que el día soleado esté enturbiado por una constante nieblilla que a veces oculta las cumbres más alejadas. Los dos kilómetros largos por el amplio collado, nos permiten pasar por la Cochá Fierros, dejar a la derecha El Picu (pequeña cresta rocosa) y el Collado de La Pandiecha, antes de llegar a la base de Peñas Negras.
Amplio collado de La Pandiecha. Al fondo Peñas Negras y Peña Mea.

La idea inicial consistía en rodear el crestón rocoso por la derecha para ascender a la peña por la ladera norte. Desde lejos vimos que estaba cubierta de nieve, pero pensamos que la nieve blanda no sería obstáculo para una fácil ascensión. Dos montañeros, que bajaban en ese momento, nos informaron de que la nieve estaba completamente helada, por lo que, siguiendo su consejo emprendimos la subida por donde ellos bajaron: una amplia, pedregosa muy empinada canal que baja entre dos crestones rocosos por la ladera oriental de la montaña.
En la base de Peñas Negras.

Vista hacia abajo de la canal de subida a Peñas Negras

Para acceder a ella desde la base nos dirigimos hacia una peña señalada con un punto amarillo. Superada, viramos en ascenso hacia la izquierda hasta rodear el primer crestón. Allí comienza la dura subida que permite ascender unos 200 metros hasta alcanzar el collado de la antecima. Rodeamos la peña cimera por la derecha pisando por la estrecha grieta que deja el hielo al lado de la peña y agarrándonos al brezo. Fue una maniobra delicada de unos 10 metros; un resbalón o un paso mal dado, nos despeñaría por el empinado tobogán helado.
Peña Mea desde Peñas Negras.

Así alcanzamos una corta canal para ascender otros tres metros de altura. Después rodeamos la siguiente roca por la izquierda, superamos un corto escalón y nos encumbramos en una de las tres pequeñas cimas de Peñas Negras. A la tercera, y algo más alta, se llega sin dificultad. Encontramos un montón de piedras como única señal de la cumbre: lástima que las impresionantes vistas de esta cima no la hagan acreedora de una mayor distinción (urge un buzón de montaña). La cercana Peña Mea, más alta y fácil de subir se lleva todo el mérito: vértice geodésico, buzón y caseta con paneles solares.
Canal para rodear el crestón de Peñas Negras.

Para llegar a Peña Mea se puede seguir el afilado crestón, con cortas trepadas y destrepes. Sin embargo, buscando la menor dificultad, emprendemos el descenso por la pedregosa ladera sur hacia el prado abandonado con cerca piedra situado más abajo. Llegando, vemos el vertical tajo de la peña por esta ladera. En el prado encontramos una senda que rodea el crestón rocoso, conduciéndonos hacia el evidente collado situado al noroeste. Hemos descendido 150 metros desde que dejamos Peñas Negras y ahora toca subir unos 80. La senda continúa en la misma dirección dejando a la izquierda los crestones rocosos que caen verticales hacia el oeste hasta alcanzar el cercano collado de Campa Mea donde se ubica la majada y fuente de El Gatu, a los pies de Peña Mea.
Majada del Gatu y Peña Mea.

Nos refrescamos con el hilillo de agua que mana de su pequeño caño y terminamos la subida a Peña Mea cuya cumbre alcanzamos superándola y retrocediendo unos pasos por su ladera norte. Las vistas impresionan y las he descrito en el libro “Recorriendo las montañas de Asturias” acompañándolas de fotografías panorámicas. Son bastantes las personas que se suelen congregar en esta espléndida cima: con sus 1557 metros de altura es la mejor atalaya de Laviana. Creo que debería ser uno de los primeros objetivos para los montañeros noveles. Ilustra muy bien sobre las características, posibilidades y paisajes de la montaña asturiana.
Collado Doñango. Por detrás Los Cuetos.


El descenso por la cara norte la hacemos por un sendero que, en algunos tramos, presenta bastante inclinación y, en las zonas más umbrías, se torna resbaladizo. Pasado un corto pedrero se nos ofrecen dos posibilidades: bajar para rodear las peñas de Los Palomos por la derecha, o subir unos metros hasta un pequeño collado con un hito bien visible y descender por la otra ladera hacia un prado por cuyo extremo más bajo continúa el sendero que permite rodear Los Palomos por la izquierda. Seguimos la primera opción para rodear la enorme peña, alcanzar después el exiguo collado de Los Palomos y continuar el descenso al otro lado. Más abajo los dos caminos confluyen, dirigiéndose, por la empinada ladera herbosa, hacia el amplio collado Doñango, adonde llega la pista que viene de Les Campes.
Por el camino del Valle los Tornos.


En el collado viramos en dirección noreste siguiendo las marcas del GR 109 “Asturias interior” en su etapa 10 entre Entralgo y Bello. El camino, que enseguida abandonamos siguiendo las marcas del GR, rodea el Práu Brá situado en la ladera oriental del collado Doñango. Al poco también abandonamos este sendero marcado, pues debemos dirigirnos, en dirección noreste, hacia la pista que discurre más abajo. Descendemos hasta la muria de un prado por donde pasa una senda que se adentra en un bosquete de avellanos, da dos revueltas y desemboca en la pista. La seguimos hacia la derecha en dirección sur (aparentemente en sentido opuesto a nuestro destino en Los Tornos) para dar un amplio rodeo. Cruzamos un arroyo, mientras giramos al este, y las dos puertas de una finca que atraviesa la pista (debe ser un paso de servidumbre). Otras revueltas hacia el noreste y norte nos encaminan por el Valle de Los Tornos. El camino ancho, y empedrado en origen, tiene ahora mucha piedra suelta, pasa entre las fincas cercadas con murias de piedra y finaliza en la pista del Raigosu muy cerca de la aldea Los Tornos. No queda más que retroceder por ella y finalizamos esta espectacular y larga ruta.

Lorenzo Sánchez Velázquez

martes, 11 de marzo de 2014

Guanalón. Circular desde Soto de Lorío



Salida y llegada: Circular desde Soto de Lorío
Distancia: 20 km
Duración: 6:30 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 1000 m
Altura Inicial: 345 m
Altura máxima: 1229 m
Dificultad: media
Fecha de realización:  8/III/2014
           Track de la ruta




Mapa del circuito.

Mapa de ascensión al Guanalón

La ruta comienza y finaliza en Soto de Lorío, en el concejo de Laviana. Se llega por la AS-17, saliendo en la rotonda que lleva también a El Condado, al otro lado del Nalón. En la aldea apenas hay sitio para aparcar, por lo que dejamos el coche justo al salir de la rotonda.
Soto de Lorío.

Caminamos hacia Soto de Lorío por la carrera siguiendo las marcas del PR AS- 53 “Ruta del Raigosu”. Antes de llegar a la pequeña plaza, donde hay un hórreo en su centro,  nos desvían hacia el Camino del Guanalón. A las afueras, un grupo de aldeanos se afanan reponiendo la manguera de traída de aguas. Reconforta ver como aún se conserva la tradición de realizar tareas comunales por los vecinos. Han construido también una fuente de buena factura que encontramos un poco más arriba. Mientras el río Soto discurre a nuestra izquierda sin que oigamos apenas su rumor, el ancho camino transcurre entre castaños, avellanos, robles y algún que otro abedul. Jóvenes acebos encontramos también en los márgenes del camino. Al otro lado del río la Sierra del Crespón nos muestra su dentada silueta.
Guanalón desde cerca del collado Navalín.

En dos kilómetros de suave ascensión alcanzamos la fuente Campa Fondera. Otros dos kilómetros más nos dejan en el collado El Navalín o El Cordal (781 m), encrucijada de caminos con una fuente cuya manguera rota riega la pista. Por el camino, algunas cabañas y prados salpican el bosque con nombres como La Recácoba, La Muerca, La Peorrúa o Les Hedraes. Pero lo que más llama nuestra atención en la parte final de este tramo, es la imponente peña caliza situada a la derecha: El Cordal o Peña Lorío. Al sur vemos la imponente muralla del Guanalón, cortada a la derecha por la muesca de Huella Carbaya, por donde cruzaremos a la otra vertiente. Por detrás, la Sierra de Peñamayor y La Xamoca han dibujado su silueta inconfundible. Al suroeste encontramos la gran mole que forman Peña Mea y Peñas Negras.
Sierra del Cordal o de Lorío.

Desde el collado, el PR vira a poniente descendiendo por una pista de tierra hacia el bonito valle del río Raigosu. Por él seguiremos más tarde para completar el circuito. Ahora toca subir al Guanalón. Seguimos de frente (hacia el sur) por el camino que sube, obviando el que sale en la misma dirección, a su derecha, hacia unas cabañas. Nos adentramos en el hermoso bosque de So Grande donde las grandes hayas se entremezclan con las más jóvenes; y los troncos caídos de las más viejas sirven de sustento a otras plantas y animales regenerando el bosque. El camino de tierra se convierte en senda después del último prado y nos permite una suave progresión faldeando abrupta ladera norte del Guanalón, hasta alcanzar la muesca de Huella Carbaya. El último tramo tiene mayor inclinación y discurre por una zona herbosa. El collado nos abre la vista hacia el sur dominada por el pico Cogollo.
Peñas Negras y Peña Mea desde Huella Carbaya.

Nada más cruzar el collado, un crestón rocoso que baja desde Guanalón se interpone en nuestra ruta. Lo salvamos por abajo (luego a la vuelta lo rodearemos por arriba). Para ello descendemos unos metros sin sendero ni camino, rodeamos las peñas y atravesamos en llano una corta zona invadida por la cotoya, hasta dar con una senda estrecha labrada en la roca, que lo cruza. El corto sedo se encuentra algo abandonada y la maleza se va adueñando de ella, pero se atraviesa bien. Al final, la senda continúa en llano atravesando la panda herbosa que desciende desde el collado Recabáu, hasta la riega que desciende por ella. En este punto la senda se divide en dos: la que cruza el arroyo y sigue faldeando la sierra, que evitamos, y la que se revuelve para emprender la dura subida al collado, por la que seguimos. Debemos superar otros 150 m hasta alcanzar el collado Recoba, que nos ofrece vistas hacia el este: la ruta del Alba, a los pies, el pico Cuyargayos, más allá y, a la derecha, la gran mole del Retriñón.
Por el sedo que rodea el crestón del Guanalón.

Estamos en la base de la abrupta, pétrea e inclinada peña del Guanalón: las sucesivas terrazas nos ayudarán en la progresión hacia la cumbre. Sólo encontramos algunos hitos al comienzo, pusimos otros y buscamos siempre los pasos más fáciles. No ofrece dificultad, pero hay que subir con cuidado usando algo las manos por seguridad.

A las vistas señaladas antes, se añaden otras, por el este, que llegan hasta las crestas de los Picos de Europa. También vemos otros picos de Redes (Los Tornos, Campigüeños, Tiatordos, Cuyargayos, Maciédome, etc.). Por detrás de este último encontramos a Peña Ten y Pileñes. La Sierra de la Canalina da paso a la de Corteguero y,  a esta, la gran mole del Retriñón. Hacia el sur, en la misma línea de visión que el cercano Cogollu, tenemos el Carbellosu y La Forcá. Al oeste, a lo lejos, vemos la Sierra del Aramo y, al norte, el resto de la Sierra del Crespón, Peñamayor y La Xamoca.

Sierra de Peñamayor y Peña la Xamoca desde el Guanalón.

Sierra del Crespón, desde la cima del Guanalón.

Valle del río Alba y Retriñón a la derecha.

Cogollu y Corbellosu alineados. Cuchu y Forcá por detrás.

Bajamos de la peña por el mismo camino, más o menos, hasta el collado Recabáu. Después, continuamos por la misma senda de la subida, pero antes de llegar a la sedo, seguimos un marcado sendero que supera por arriba el crestón rocoso al que antes aludimos. Una vez superado hay que descender unos metros para acceder al collado Huella Carbaya. Esta opción es mejor que la de la ida, porque la senda es continua.
Bajando del Guanalón.

Bajada del Guanalón.

 El descenso por el bosque de So Grande nos lleva de nuevo al cruce de caminos del collado El Navalín, donde tomamos la pista de tierra que baja a la izquierda (al oeste) hacia el valle del Raigosu, siguiendo las marcas del PR AS 53. Una fea, destartalada  y gran cabaña ganadera queda a la izquierda. El camino llanea un kilómetro y después baja mediante varias revueltas virando al norte para rodear la peña El Cordal, hasta desembocar en la carretera que lleva a la aldea de Fombermeya a la entrada de L’Acebal.
Hórreo en Lorío.

Podemos cruzar la aldea y seguir derechos por la carretera hasta Ribota. Sin embargo, preferimos seguir el trazado del PR evitando en lo posible los caminos asfaltados u hormigonados. Las marcas nos llevan carretera abajo en dirección a Fombermeya. Enseguida cruzamos el río Raigosu por el puente de Taraña y abandonamos el asfalto para seguir por el camino de tierra que sale a la derecha. Va paralelo al río, pasa frente a L’Acebal y nos deja finalmente en la carretera, a la entrada de Ribota. Cruzamos el pueblo y tomamos la estrecha carretera que sale a la derecha  y lleva a Lorío. La carretera discurre en paralelo al Canal de Coruxera que lleva el agua del Nalón desde Soto de Lorío hasta la minicentral eléctrica de Entrialgo. A la salida de Ribota deja a la derecha la Capilla de la Virgen de Loveyayo. En poco más de un kilómetro nos encontramos en Lorío donde admiramos sus antiguos hórreos (alguno del siglo XVI).

Canal de Coruxera, entre Lorío y Soto de Lorío.

Cruzado el pueblo, un camino de tierra sigue en paralelo al canal. En este tramo, el canal descubierto nos permite apreciar su abundante caudal y la factura de su construcción. Otro kilómetro y medio más nos lleva a la carretera de acceso a Soto de Lorío de donde partimos por la mañana. Aquí apreciamos el azud sobre el Nalón que abastece de agua el canal.

Lorenzo Sánchez Velázquez


Cogollu y "Ruta del Alba"

Datos de la ruta:
Salida y llegada: Circular desde la Soto de Agues, concejo de Sobrescobio.
Distancia:  22 km
Perfil de la ruta
Duración: 6:30 horas (sin paradas)
Altura máxima: 1225 m (en el pico Cogollu)
Subidas acumuladas: 1050 m
Dificultad: media
Fecha de realización: 11 de diciembre de 2010
Track de la ruta

Nota: la descripción de esta ruta corresponde a la ascensión que realicé hace unos años. Como hace poco subimos al Guanalón, la he recuperado para que aparezcan seguidas en el blog.


Sierra del Crespón
La Sierra del Crespón o de la Escrita se descuelga hacia el norte de la Sierra Magrera (picos Forcá y Cuchu) formando un ramillete de agudas crestas calizas (Carbellosu, Cogollo, Guanalón, Les Crespes, etc.) que finalizan en el pico Fueyo o Llampaces cerca del embalse de Rioseco, dividendo, además, los concejos de Laviana y Sobrescobio. La ascensión al Cogollo para disfrutar de sus hermosas vistas y el complemento de la Ruta del Alba fueron los objetivos de esta excursión.





Soto de Agues
Inicio de la ruta
         La carretera AS-17 lleva al puerto de Tarna pasando, entre otros, por los concejos de Sobrescobio y Caso. De la capital del primero, Rioseco, sale a la derecha la carretera SC-2 que finaliza en Ladines y Soto de Agues. En esta última localidad dejamos el coche en el gran aparcamiento que hay a la entrada para dar servicio a la gran cantidad de turistas que visitan la famosa “Ruta del Alba”.





Huella les Oveyes
Descripción:    
Comenzamos caminando por la pista sobre la que se asienta esta ruta, “acondicionada” en su primera mitad hace unos años con gran polémica. El centro de la calzada está hormigonado, dejando a ambos lados a modo de adorno, sendas hileras de piedra plana. A las tres cuartas partes de la otra mitad le han añadido grava compactada, por lo que sólo el kilómetro final conserva su primitivo pavimento. De este modo, la ruta de iniciación a la montaña, que tradicionalmente constituyó la Ruta del Alba, se ha convertido en paseo dominguero para turistas de zapato y tacón.
Cogollu desde la Pradería del Cogollu
Habiendo caminado 1,5 kilómetros por la Ruta del Alba en paralelo al río del mismo nombre, encontramos una pista, que sale a la derecha, y sube a la Mayá de Priella, que obviamos. Unos metros más adelante sale otra, en rampa hormigonada, por la que nos desviamos. Pronto se transforma en camino de tierra, después pasa por las cabañas de Les Bories d’Abaxu y cruza el río Les Boríes por un puente de hormigón, virando al sur. Aquí comienza la fuerte subida de 1,5 kilómetros por un camino con abundante piedra hasta que alcanza las cabañas de la Mayá d’Aviaos. En la parte alta de la “mayá”, donde termina el último prado con cerca de alambre de espino, finaliza el camino ancho, quedando un buen sendero que se adentra en el bosque. Vence la fuerte pendiente describiendo 5 grandes revueltas, llevándonos hacia las peñas de la gran cresta caliza que desciende del Cogollo. La subida, cobijados por la hayas, con el suelo invernal tapizado de hojas secas impresionará nuestra retina de tonos ocres, verdes y marrones. Alcanzadas las peñas, el sendero continúa un corto tramo pegado a ellas, hasta sobrepasarlas por un paso sobre los desplomes verticales de la montaña. En lo alto del crestón se abre el horizonte sur: Retriñón y, más allá, algunas cumbres de Fuentes de Invierno, además de los picos Cogollo y Carbellosu. Sin el impedimento del follaje de los árboles, en invierno, vemos hacia el norte el pico Guanalón y al fondo la Sierra de Peñamayor y la Xamoca. Estas vistas mejorarán considerablemente en desde la cima.
Guanalón y Sierra del Crespón. Al fondo La Xamoca.
El sendero gira bruscamente a la derecha en paralelo al crestón, por la zona conocida como la Huella les Oveyes. Es un tramo de sendero armado que conduce a la Pradería de Cogullu donde hay varias cabañas en estado de ruina o a punto de estarlo. La afilada silueta de la montaña se dibuja con nitidez al oeste. Superadas las cabañas, dejamos este sendero para seguir otro que, entre la cotoya que invade la ladera, sube hasta el cercano y herboso collado Collá Maea, a los pies del Cogollu. Aquí empiezan las peñas que a modo de escalera nos permiten alcanzar su cima en pocos minutos.
Cima del Cogollu
Las vistas abarcan desde los cordales de Ponga y Beleño por el este (Llambria, Campigüeños, Tiatordos, La Senda, Colláu Zorru, Maciédome, Pileñes y Ten, por este orden), hasta el oeste (Peña Mea, cordal de Burra Blanca y Tresconcejos; y la Sierra del Aramo, más lejos). Desde el norte (resto de la Sierra del Crespón, Peñamayor y Xamoca; sierras del Sellón, Aves y Sueve al noreste) hasta el sur donde los picos Carbellosu y Retriñón nos ocultan otras cumbres, dejando ver, entre ambos, el pico Fuentes y los Castillones en la Serranía de las Fuentes de Invierno. A la derecha del Carbellosu aparecen las grandes montañas de la Cordillera Cantábrica en torno al Estorbín.

Paisaje "encantado" a los pies del Carbellosu
Descendemos al collado por continuar por el lomo de la sierra, siguiendo un sendero hacia el sur, que nos llevará al pico Arroz (apenas unas peñas en medio del amplio collado). El sendero continúa dejando a la izquierda otro  montículo, que, superado, nos baja hasta el collado Perugues o Campa Peruve. Aquí finaliza el sendero. Para descender hasta el fondo del valle, situado al este, por donde pasa el arroyo Carbellosu o reguero de Riepando, o arroyo La Inverniza, que estos tres nombre he encontrado en los mapas consultados, seguimos campo a través por donde mejor nos parece. Cruzamos un bosquete y descendemos por una zona de antiguas praderías hoy tomadas por la vegetación de helechos, alguna zarza, y cotoyas. El descenso, bastante empinado, nos conduce hacia la evidente foz que forma el Carbellosu con el Cantu Texera. En la zona baja del valle encontramos un sendero que nos lleva a la entrada a la misma foz, por donde podemos cruzar con facilidad la riega. Justo al otro lado arranca otra senda que sube hasta las cabañas altas de La Trapa, donde finaliza una pista, apta para vehículos todoterreno, que viene desde la Ruta del Alba. La majada tiene varias cabañas y prados bien cuidados. Tras un corto llaneo y dos grandes revueltas, la pista emprende un vertiginoso descenso, pasando al lado de varias cabañas, arregladas unas y en ruinas otras. Sus nombres: El Pandu y El Argumosu. Casi todas, tanto las de La Trapa como del Pandu o el Argunosu, están acompañadas de grandes tejos. La pista, hormigonada en los tramos de mayor pendiente, nos deja finalmente en el Ruta del Alba a la altura del Retortotiu. Desde este punto habríamos podido regresar a Soto de Agues por la “Ruta del Alba” después de 4 horas y media de caminata.
Por la ruta del Alba
  











Como se nos quedó corta, decidimos completarla añadiendo el tramo que nos faltaba para completar la “Ruta del Alba”, ida y vuelta, sabiendo que esto implicaba otros 7 kilómetros más y un desnivel adicional de 300 m. Está descrita en muchos libros y, por ello, no me detengo en pormenores. Destacar la impresionante foz del río Alba que se encuentra al final del recorrido, con magníficas cascadas y regueros que rezuman de la montaña, constriñendo el bravo y salvaje río a un profundo surco. El ruta termina de Cruz de los Ríos, desde donde vemos, a la derecha, la gran montaña del Cuchu de la Sierra de Collarroces que nos separa del concejo de Aller. Regresamos por la “ruta” hasta Soto de Agues.

Lorenzo Sánchez Velázquez