martes, 11 de marzo de 2014

Guanalón. Circular desde Soto de Lorío



Salida y llegada: Circular desde Soto de Lorío
Distancia: 20 km
Duración: 6:30 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 1000 m
Altura Inicial: 345 m
Altura máxima: 1229 m
Dificultad: media
Fecha de realización:  8/III/2014
           Track de la ruta




Mapa del circuito.

Mapa de ascensión al Guanalón

La ruta comienza y finaliza en Soto de Lorío, en el concejo de Laviana. Se llega por la AS-17, saliendo en la rotonda que lleva también a El Condado, al otro lado del Nalón. En la aldea apenas hay sitio para aparcar, por lo que dejamos el coche justo al salir de la rotonda.
Soto de Lorío.

Caminamos hacia Soto de Lorío por la carrera siguiendo las marcas del PR AS- 53 “Ruta del Raigosu”. Antes de llegar a la pequeña plaza, donde hay un hórreo en su centro,  nos desvían hacia el Camino del Guanalón. A las afueras, un grupo de aldeanos se afanan reponiendo la manguera de traída de aguas. Reconforta ver como aún se conserva la tradición de realizar tareas comunales por los vecinos. Han construido también una fuente de buena factura que encontramos un poco más arriba. Mientras el río Soto discurre a nuestra izquierda sin que oigamos apenas su rumor, el ancho camino transcurre entre castaños, avellanos, robles y algún que otro abedul. Jóvenes acebos encontramos también en los márgenes del camino. Al otro lado del río la Sierra del Crespón nos muestra su dentada silueta.
Guanalón desde cerca del collado Navalín.

En dos kilómetros de suave ascensión alcanzamos la fuente Campa Fondera. Otros dos kilómetros más nos dejan en el collado El Navalín o El Cordal (781 m), encrucijada de caminos con una fuente cuya manguera rota riega la pista. Por el camino, algunas cabañas y prados salpican el bosque con nombres como La Recácoba, La Muerca, La Peorrúa o Les Hedraes. Pero lo que más llama nuestra atención en la parte final de este tramo, es la imponente peña caliza situada a la derecha: El Cordal o Peña Lorío. Al sur vemos la imponente muralla del Guanalón, cortada a la derecha por la muesca de Huella Carbaya, por donde cruzaremos a la otra vertiente. Por detrás, la Sierra de Peñamayor y La Xamoca han dibujado su silueta inconfundible. Al suroeste encontramos la gran mole que forman Peña Mea y Peñas Negras.
Sierra del Cordal o de Lorío.

Desde el collado, el PR vira a poniente descendiendo por una pista de tierra hacia el bonito valle del río Raigosu. Por él seguiremos más tarde para completar el circuito. Ahora toca subir al Guanalón. Seguimos de frente (hacia el sur) por el camino que sube, obviando el que sale en la misma dirección, a su derecha, hacia unas cabañas. Nos adentramos en el hermoso bosque de So Grande donde las grandes hayas se entremezclan con las más jóvenes; y los troncos caídos de las más viejas sirven de sustento a otras plantas y animales regenerando el bosque. El camino de tierra se convierte en senda después del último prado y nos permite una suave progresión faldeando abrupta ladera norte del Guanalón, hasta alcanzar la muesca de Huella Carbaya. El último tramo tiene mayor inclinación y discurre por una zona herbosa. El collado nos abre la vista hacia el sur dominada por el pico Cogollo.
Peñas Negras y Peña Mea desde Huella Carbaya.

Nada más cruzar el collado, un crestón rocoso que baja desde Guanalón se interpone en nuestra ruta. Lo salvamos por abajo (luego a la vuelta lo rodearemos por arriba). Para ello descendemos unos metros sin sendero ni camino, rodeamos las peñas y atravesamos en llano una corta zona invadida por la cotoya, hasta dar con una senda estrecha labrada en la roca, que lo cruza. El corto sedo se encuentra algo abandonada y la maleza se va adueñando de ella, pero se atraviesa bien. Al final, la senda continúa en llano atravesando la panda herbosa que desciende desde el collado Recabáu, hasta la riega que desciende por ella. En este punto la senda se divide en dos: la que cruza el arroyo y sigue faldeando la sierra, que evitamos, y la que se revuelve para emprender la dura subida al collado, por la que seguimos. Debemos superar otros 150 m hasta alcanzar el collado Recoba, que nos ofrece vistas hacia el este: la ruta del Alba, a los pies, el pico Cuyargayos, más allá y, a la derecha, la gran mole del Retriñón.
Por el sedo que rodea el crestón del Guanalón.

Estamos en la base de la abrupta, pétrea e inclinada peña del Guanalón: las sucesivas terrazas nos ayudarán en la progresión hacia la cumbre. Sólo encontramos algunos hitos al comienzo, pusimos otros y buscamos siempre los pasos más fáciles. No ofrece dificultad, pero hay que subir con cuidado usando algo las manos por seguridad.

A las vistas señaladas antes, se añaden otras, por el este, que llegan hasta las crestas de los Picos de Europa. También vemos otros picos de Redes (Los Tornos, Campigüeños, Tiatordos, Cuyargayos, Maciédome, etc.). Por detrás de este último encontramos a Peña Ten y Pileñes. La Sierra de la Canalina da paso a la de Corteguero y,  a esta, la gran mole del Retriñón. Hacia el sur, en la misma línea de visión que el cercano Cogollu, tenemos el Carbellosu y La Forcá. Al oeste, a lo lejos, vemos la Sierra del Aramo y, al norte, el resto de la Sierra del Crespón, Peñamayor y La Xamoca.

Sierra de Peñamayor y Peña la Xamoca desde el Guanalón.

Sierra del Crespón, desde la cima del Guanalón.

Valle del río Alba y Retriñón a la derecha.

Cogollu y Corbellosu alineados. Cuchu y Forcá por detrás.

Bajamos de la peña por el mismo camino, más o menos, hasta el collado Recabáu. Después, continuamos por la misma senda de la subida, pero antes de llegar a la sedo, seguimos un marcado sendero que supera por arriba el crestón rocoso al que antes aludimos. Una vez superado hay que descender unos metros para acceder al collado Huella Carbaya. Esta opción es mejor que la de la ida, porque la senda es continua.
Bajando del Guanalón.

Bajada del Guanalón.

 El descenso por el bosque de So Grande nos lleva de nuevo al cruce de caminos del collado El Navalín, donde tomamos la pista de tierra que baja a la izquierda (al oeste) hacia el valle del Raigosu, siguiendo las marcas del PR AS 53. Una fea, destartalada  y gran cabaña ganadera queda a la izquierda. El camino llanea un kilómetro y después baja mediante varias revueltas virando al norte para rodear la peña El Cordal, hasta desembocar en la carretera que lleva a la aldea de Fombermeya a la entrada de L’Acebal.
Hórreo en Lorío.

Podemos cruzar la aldea y seguir derechos por la carretera hasta Ribota. Sin embargo, preferimos seguir el trazado del PR evitando en lo posible los caminos asfaltados u hormigonados. Las marcas nos llevan carretera abajo en dirección a Fombermeya. Enseguida cruzamos el río Raigosu por el puente de Taraña y abandonamos el asfalto para seguir por el camino de tierra que sale a la derecha. Va paralelo al río, pasa frente a L’Acebal y nos deja finalmente en la carretera, a la entrada de Ribota. Cruzamos el pueblo y tomamos la estrecha carretera que sale a la derecha  y lleva a Lorío. La carretera discurre en paralelo al Canal de Coruxera que lleva el agua del Nalón desde Soto de Lorío hasta la minicentral eléctrica de Entrialgo. A la salida de Ribota deja a la derecha la Capilla de la Virgen de Loveyayo. En poco más de un kilómetro nos encontramos en Lorío donde admiramos sus antiguos hórreos (alguno del siglo XVI).

Canal de Coruxera, entre Lorío y Soto de Lorío.

Cruzado el pueblo, un camino de tierra sigue en paralelo al canal. En este tramo, el canal descubierto nos permite apreciar su abundante caudal y la factura de su construcción. Otro kilómetro y medio más nos lleva a la carretera de acceso a Soto de Lorío de donde partimos por la mañana. Aquí apreciamos el azud sobre el Nalón que abastece de agua el canal.

Lorenzo Sánchez Velázquez


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