viernes, 26 de junio de 2015

Los Bígaros. Circular desde Saliencia

Salida y llegada: Saliencia en el concejo de Somiedo
Perfil de la ruta
Distancia: 16,8 km
Duración: 6:00 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 1110 m
Altura Inicial: 1120 m
Altura máxima: 2038 m
Fecha de realización: 21/VI/2015
Dificultad: media
Track de la ruta
Mapa de la ruta

La Sierra de los Bígaros separa el valle de Saliencia de los extensos pastos del Puerto de la Mesa. Su alargada silueta está ornada por varias franjas estratigráficas longitudinales que son visibles desde muchos lugares del centro y del occidente de Asturias. Sus cumbres señeras (Muñón y Los Bígaros) se pueden alcanzar partiendo de distintos lugares: los accesos más cortos se hacen desde Torrestío en León o desde el Alto de la Farrapona en el límite provincial, y las aproximaciones más largas desde la aldea somedana de Saliencia o desde La Fociella en Teverga.
 
Por el valle de Saliencia; al fondo Las Porzanas.

Nuestra ruta parte de Saliencia (1100 m) y sube por la Foz de Arroxos para alcanzar los Puertos de la Mesa, después recorre las crestas de los Bígaros y finalmente desciende por la Braña de la Mesa, el Collado del Muro, Los Cumales y la Fonfría. Desde Gijón empleamos 1:40 minutos para llegar al amplio aparcamiento que hay al lado del pueblo y de la carretera que da acceso al Alto de la Farrapona. Una fuente aneja con grifo nos surte de agua fresca y abundante.

Camino por el Monte del Rebollar.

Comenzamos la marcha siguiendo unos pasos por la carretera de subida al Alto y, enseguida, en el primer camino que sale a la derecha, la dejamos. El camino llanea entre las murias de los prados que nos separan apenas del río Saliencia y desemboca en menos de un kilómetro en la carrera que sube La Farrapona. Justo al cruzarla, accedemos al camino que se adentra en el Monte del Rebollar para superarlo más arriba cuando lleguemos a la propia Foz de Arroxos. En otra entrada de este blog ya la describimos: entallada en la roca en algunos tramos, armada en otros para superar los barrancos que se derrumban sobre el arroyo, usada para escalada en alguna de sus verticales llambrias, con afiladas cuchillas calizas fruto del plegamiento rocoso que ha dejado hermosas capas verdes alternando con las blancas calizas,…

Foz de Arroxos.

Senda entallada y armada por la que se supera la Foz los Arroxos.

Superada la roca, la foz se abre a los pastos y los ganaderos han cerrado el camino en dos puntos con alambre de espino para evitar que las vacas bajen de los puertos. La continua subida va a confluir en la Braña de la Mesa con la pista que más arriba es asiento del Camín Real de la Mesa. Un primer teito (1620 m) a la izquierda nos da la bienvenida. Pero, aunque no son visibles los corros de la braña y como regresaremos por ella, abandonamos el camino y bajamos para cruzar el arroyo, remontando después la dura panda herbosa y alcanzar el sendero que viene de la propia braña.

Braña de la Mesa desde los pastos bajos en la ladera de Los Bigaros.

Estamos ya en la ladera norte de la Sierra de los Bígaros y, más arriba, los pastos dan paso a las crestas calizas que emergen de ellos como almenas. La senda da una revuelta amplia a la izquierda para alcanzar el Lago del Chao (1797 m); pequeña cubeta glaciar que proporciona agua a los caballos y vacas que por allí pastan. Aunque el  sendero deja a la derecha el lago, lo rodeamos acercándonos al roquedo para enfocar el lago contra el pico Muñón que cierra la perspectiva de la sierra desde esta posición.
Lago del Chao. La Pasada del Chao y el pico Muñón se ven al fondo

Vista atrás del Lago Chao; Peña Negra, al fondo.

Remontamos después un corto pedrero, dejando las peñas a la derecha para alcanzar la cima herbosa de la Pasada del Chao (1831 m) donde hay una fea cabaña (aunque un poco alejada) y muchos caballos. De aquí sale una senda que nos va a permitir realizar el duro ascenso transversal hasta la cumbrera de la sierra. Cuando nos encontramos muy cerca de la Pasada del Muñón (1936 m), preferimos seguir la senda que remonta duramente al bies la ladera norte de la cresta del Muñón por una franja herbosa. La ladera tiene mucha inclinación lateral y vertical y hay que asentar bien la bota para evitar un mal resbalón.
Por la cresta del Muñón (vista atrás).

Llegando al pico Muñón.

Alcanzamos la afilada cresta y la vista nos ofrece a poniente, como un regalo al esfuerzo, unas vistas espectaculares de Somiedo: a nuestros pies el Alto de la Farrapona y el camino ancho que lleva a los Lagos de Saliencia, de los que vemos solamente el de La Cueva; el valle de Saliencia se extiende hacia el noroeste quedando limitado al otro lado por los riscos de Las Porzanas y el Cordal del Tarambicu que recorrimos no hace mucho tiempo como describimos en otra entrada de este blog. En la dirección de la sierra en la que estamos encaramados vemos el pico Morronegro en León al que siguen Peña Calabazosa, Peña Orniz, Picos de la Mortera y los Picos Albos que rodean el valle glaciar de Las Morteras, continuando después por Peña Chana; más alejado está el Cornón. En dirección opuesta, hacia el este, avanzan los Puertos de la Mesa limitados por los alomados picos Las Piedras y El Aguil. Más lejos está el pico Ferreirúa y el gran macizo de Las Ubiñas; de la Sierra de Sobia emerge por encima la del Aramo y más a la izquierda encontramos la de Yernes y Tameza.


Morronegro, Peña Calabazosa y Peña Orniz. Por delante Las Morteras y el lago La Cueva.

Los Albos, Peña Chana y Cornón al fondo; por delante Las Porzanas y el Valle de Saliencia.

Casi sin tregua, continuamos el ascenso por la afilada cresta del Muñón; no hay ningún paso complicado pero hay que ir con cuidado porque ambas laderas son muy inclinadas. Así llegamos a la cumbre del pico Muñón (2037 m) que está precedida por un profundo socavón que rodeamos por la izquierda. En la cumbre se encuentra el vértice geodésico de la sierra aunque no es la cima más alta. Y hacia el pico Los Bígaros nos dirigimos dando unos pasos más allá del vértice por la misma cresta hasta llegar a la arista rocosa que baja muy vertical y afilada.

Pico Muñón desde la cima de Los Bígaros.

Aquí dejamos la cresta y descendemos unos metros (3 ó 4) por la ladera oriental para coger uno de los estratos marrones (parece que corresponde a un estrato calizo que ha sufrido un proceso de dolomitización), y la marcada senda que lo sigue nos permite rodear las peñas y descender a la Pasada de los Bígaros (2002 m); otra corta y fácil ascensión  nos sitúa en el cumbre más alta de la sierra: el pico Los Bígaros (2038 m). En ella encontramos un pequeño e inestable buzón de montaña en forma cruz. Las vistas son las mismas que ya hemos descrito y, como vamos bien de tiempo, paramos un rato para disfrutarlas y hacer algunas fotos.

Cima de Los Bígaros y Alto de la Farrapona. Picos Morronegro y Calabazosa.

Continuamos por la cordal bajando por la afilada cresta rocosa (sin dificultad) a la Pasada de los Corros (1927 m); collado tapizado de brezo con algunas afloraciones de cuarcitas en la alomada cumbrera que nos llevan casi en llano al pico de Los Corros (1978 m). Sobre las peñas de esta montaña, que caen verticales hacia la majada de Sopeña y el Puerto de la Mesa pero que descienden con suavidad hacia el sur y el este, paramos a comer. El Valle de las Partidas por el que sube el Camino Real de La Mesa se desliza a nuestros pies hacia el sureste y llega hasta la aldea de Torrestío en la comarca de La Babia.

Desde Los Corros: crestería de Los Bígaros, más cerca, y el Muñon, detrás.

Valle de las Partidas con Las Ubiñas al fondo.

Después de reponer fuerzas, regresamos a la Pasada de los Corros y tomamos un sendero  que nos permite descender por la canal oriental hasta los pastizales que rodean la majada de Sopeña donde hay bastante ganado custodiado por dos mastines. Como después tenemos que subir al Puerto de la Mesa, procuramos mantener algo de altura escorándonos a la izquierda cruzando un corto canchal. Así llegamos al puerto (1785 m) donde una alambrada de espino separa los pastos leoneses de los asturianos. Unos paneles informativos del Camín Real de la Mesa están viejos y en el suelo a la espera de una urgente reposición.

Los Corros desde la Majada Sopeña.

El camino sigue entre los pastos hacia el noroeste, pasa al lado de la Fuente de los Huesos y nos lleva hasta la hermosa Braña de la Mesa (1670 m) donde hay algunas casas, un teito y muchos corros algunos con las llábanas de piedra en el suelo.

Corro y teito en la Baña de la Mesa.

Nuestra idea inicial consistía en regresar por la pista en la que se asiente el Camín Real hasta el Colláu del Muru (1634 m), subir después al Pico  los Cumales continuando por la cumbrera hasta el cercano pico Las Gabitas para descender al camino real en el Colláu de la Magdalena. Desde aquí bajaríamos por la pista que arranca hacia el suroeste hasta regresar a Saliencia. Pero en la Baña de la Mesa, hablando con un ganadero, nos ofrece otra alternativa: como ya hemos subido por los Arroxos y el camino de la Magdalena también lo conocemos, nos propone subir, como tenemos previsto, al pico de Los Cumales y descender al collado herboso de La Fonfría que se ve desde la misma braña a la izquierda del pico. Nos comenta que de ese collado sale una franja herbosa que desciende hasta enlazar con la pista que viene del Colláu de la Magdalena.

Desde Los Cumales: vista atrás del Puerto de la Mesa entre los picos Aguil, Las Piedras y Los Bígaros.

Este fue nuestro itinerario. Un sendero nos permitió subir a Los Cumales (1705 m) y bajar al collado de la Fonfría (1622 m) y otro, con mucha pendiente y apenas perceptible que cogimos después de cruzar una alambrada, nos llevó por una franja de hierba hasta un pilón ganadero (1450 m). Aquí cogemos otra senda más marcada que nos deja finalmente en la citada pista (1310 m).

Valle de la Fonfría por donde hemos bajado.

Ya se ve cerca el final de la ruta en Saliencia.

Durante este descenso aún tenemos tiempo para apreciar los teitos que pueblan las Brañas de Saliencia situadas en la misma dirección de nuestra marcha al otro lado de la pista y del Arroyo Treme que baja a su lado. El fuerte descenso por la pista de hormigón nos lleva finalmente a Saliencia en cuyo aparcamiento nos refrescamos con el agua de la fuente.

Lorenzo Sánchez Velázquez

jueves, 11 de junio de 2015

Alcornón de Busmori y Pico Miro

Perfil de la ruta
Salida y llegada: Collado de San Antón entre Degaña (Asturias) Páramo de Sil (León)
Distancia: 17 km
Duración: 6:00 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas:1100 m
Altura Inicial: 1342 m
Altura máxima: 1985 m
Fecha de realización: 6/VI/2015
Dificultad: media
Track de la ruta

Mapas de la ruta

El collado de San Antón separa el concejo de Degaña en Asturias del municipio de Páramo de Sil en León. Se llega por una carretera ancha que comunica el Parque de Carbones situado a las afueras de Cerredo con la Central Térmica de los Anllares en Páramo de Sil. No está señalizada y se coge entrando en el mismo parque de carbones.

Camino ancho al comienzo de la ruta.

Nada más comenzar el descenso del puerto por la vertiente leonesa dejamos el coche en un aparcamiento amplio a la izquierda e iniciamos la ruta caminando carretera abajo unos 300 metros hasta encontrar un camino a la derecha marcado con un hito. El camino ancho y casi llano dura poco y enseguida se transforma en empinado sendero entre los gamones, escobas y sobre todo brezo; el brezo en flor estará presente en toda la ruta.

Senda entre el brezo cerca del Arroyo de la Regueirona.

Después de este primer repecho la senda nos lleva a una zona casi llana atravesada por el arroyo seco de La Regueirona muy cerca de su nacimiento bajo los contrafuertes septentrionales del Alto de la Gubia del Portillón. No es una zona de mucha piedra pero los canchales que vemos y las piedras con las que ocasionalmente tropezamos son de cuarcita.

Primera de las lagunas de Fasguéu; al fondo el Alto del Bigardón.

De nuevo el camino se empina dejándonos en una nueva pequeña cubeta con una charca casi seca. Enfrente tenemos una empinada ladera que la senda supera zigzagueando en corto y mediante una gran revuelta más arriba. Pero el esfuerzo merece la pena porque nos deja en la orilla de la primera y hermosa laguna de Fasguéu de origen glaciar como su hermana situada un poco más arriba. Las pequeñas morrenas que cierran ambas lagunas son de pizarra que contrasta con la cuarcita blanca del resto de la sierra (obviamente los líquenes que tapizan las rocas expuestas a la intemperie oscurecen completamente la roca y sólo veremos su inmaculado color cuando en algunas zonas altas el hielo las fracture y triture). Aprovechamos para hacer fotos porque el entorno lo merece y arriba, en la cumbre del Alto del Bigardón (cumbre primera del Cornón de Busmori), vemos a otros montañeros que nos preceden. La rodeamos por la derecha y subimos a la segunda que es tan hermosa como la primera y algo más grande.
Las dos lagunas glaciares de Fasguéu.

La senda, siempre bien marcada y con hitos en algunos tramos, la rodea ahora por la izquierda para situarnos sobre una peña desde la que tenemos una buena vista de las dos lagunas. Una vez fotografiadas a placer, reanudamos la subida dando cortos zigzags que nos permiten ganar altura rápidamente entre el omnipresente brezo y nos dejan en la cima del cordal. Unos pasos por él, en el mismo límite provincial, nos dejan en el Alto del Bigardón coronado por un montón de piedras.
Cerca de la cima del Alto de Bigardón.

Prácticamente toda la ruta transcurre por la provincia de León y sólo caminamos por la divisoria provincial en este corto tramo del cordal. Por otro lado, en todos los mapas topográficos, a este punto más alto lo llaman Alto del Bigardón y reservan el nombre Cornón de Busmori para otro montículo de esta misma montaña situado, más al sur, en León.

Lagunas de Fasguéu y localidad de Cerredo desde el Alto del Bigardón.

Toda la ladera occidental también está cubierta de brezo, aunque en la cumbrera encontramos enebros rastreros asociados a las zonas rocosas. La ladera asturiana (al norte) es más abrupta, mientras que por la sur baja un gran canchal. Y las vistas se extienden al oeste hasta el pico Miravalles (pasando por el Teso Mular y la Moredina donde estuvimos no hace mucho) y hasta el Cornón y Las Ubiñas por el este. Al norte la Sierra de Degaña y por encima emerge el pico Caniellas y más al este el Cuetu Arbás. Al sur la cuerda de esta sierra se extiende por el Cornón de Busmori y más allá hasta los cercanos picos Boquín y Miro que visitaremos más tarde.


 
Al sur vemos el Alcornón de Busmori y, detrás, los picos Boquín y el Miro.

A poniente vemos La Moredina, el Teso Mular, Camposa y Turrunteira.

Desandamos la ruta por la cuerda y seguimos un sendero hacia el este que nos lleva al cercano Altu Gubia Portichón sobre las lagunas de Fasguéu. Aquí cambiamos el rumbo para seguir entre el brezo la cumbrera de la sierra hacia el sur enlazando enseguida, en el collado Coronxo, con la senda que viene más directa del Bigardón. Así llegamos a los dos montículos pedregosos que forman el Cornón de Busmori donde han crecido algunos enebros rodeados por el brezo. Las vistas hacia el pico Miro y hacia el valle de Busmori, al este, son magníficas.

Enebros en la cima del Cornón de Busmori; los picos Boquín y Miro ya cerca.

Mirando atrás: Alto del Bigardón y Cornón de Busmori (canchal por el que bajamos).

Para atajar, descendemos por un pedrero de bloques de cuarcita cubiertos de líquenes hasta enlazar con la senda que rodea el Cornón. La senda nos lleva por el collado siempre entre el brezo y sigue, más allá, por la empinada ladera del Miro cuya cima rocosa alcanzamos enseguida. Encontramos un vértice geodésico, un buzón de montaña y, sobretodo, unas vistas inmejorables de la hermosa laguna del Pozo Cheiroso a nuestros pies. Forma una perfecta cubeta glaciar de forma casi rectangular que desagua al este por el Arroyo de la Braña el Monte.

Pozo Cheiroso, desde el Pico Miro.

Poco paramos en la cima pues queremos obtener una perspectiva mejor de la laguna y del propio Miro. Descendemos por la corta cresta sur hasta alcanzar el Collado de la Bobia. Y seguimos más allá por la cumbrera de la sierra donde encontramos afloraciones de cuarcitas blancas perfectamente talladas. Alcanzamos un alomado montículo desde donde tenemos la perspectiva deseada y paramos a comer disfrutando de la preciosa imagen de la laguna y el pico Miro.

Cuarcitas talladas cerca del Collado de la Bobia.

Laguna Pozo Cheiroso bajo los picos Miro y Boquín.

Una hora más tarde, retomamos la ruta y emprendemos un rápido descenso directo hacia la laguna. Podríamos haber retrocedido hasta el collado de la Bobia y bajar por la senda. A la orilla de la profunda laguna la vida parece detenerse, tal es la quietud y el sosiego de su entorno. Pero nuestro camino aún debe proseguir, y continuamos por una senda hitada que baja en paralelo o por el mismo arroyo. Enseguida llegamos a la Braña del Monte de la que no queda más que la muria de un prado.

Pozo Cheiroso; lo bordeamos por la derecha hasta su desagüe.

En este punto encontramos un hito más grande que nos lleva por la misma riega y obviamos otros que van en paralelo por la margen derecha. Poco más abajo, cuando la pendiente aumenta fuertemente, debemos abandonar la riega para coger el sendero bueno unos metros a la derecha por encima de un pequeño lomo.

Valle Braña el Monte por el que bajamos.

En esta parte empinada cruzamos y descruzamos la riega continuando después por la margen derecha. En algunos tramos el arroyo se filtra y desaparece surgiendo más abajo como manantial, y las altas escobas flanquean el sendero; menos mal que hace unos años desbrozaron el camino.

La senda pasa entre altas escobas. Menos mal que está desbrozada.

El descenso entre las altas escobas en flor se hace largo y el sendero pasa definitivamente a la margen izquierda hasta desembocar en la calle asfaltada que viene de la carretera y da acceso a unas cabañas arregladas y con piscina. Cruzamos la carretera que viene del Collado de San Antón y también el río Valdeprado por un puente para llegar a la aldea de Valdeprado donde encontramos una fuente de piedra de reciente factura y casas con tejado de pizarra algunas acondicionadas y otras casi abandonadas.

Fuente en Valdeprado


Dejamos atrás Valdeprado.

Podríamos regresar subiendo al puerto por la carretera, pero huimos del asfalto y seguimos el camino hormigonado que cruza el pueblo y sigue de tierra dejando a la derecha el cementerio. A la izquierda el río riega la Vega de San Antonio y, más arriba, cruzamos el arroyo de Valdelosa antes de llegar a la Braña de Susañe con muchas cabañas arregladas como segundas residencias.
Casas arregladas en la Braña de Susañe.


Cruzando el Arroyo de Valdeprado.

Aquí salimos a la carretera y podríamos seguir por ella para cerrar el circuito un kilómetro y medio más arriba. Pero enseguida la abandonamos y tomamos a la derecha el antiguo camino algo perdido pero que se sigue con facilidad y cruza primero el Arroyo Praizal y después el Arroyo de Valdeprado por dos veces antes de dejar a la izquierda una pequeña y vieja área recreativa. Al poco desembocamos en la carretera unos metros por encima de donde dejamos aparcado el coche por la mañana.

Lorenzo Sánchez Velázquez

domingo, 7 de junio de 2015

Peña Ventosa desde San Pedro de Bedoya

Perfil de la ruta
Salida y llegada: San Pedro de Bedoya, municipio de Cillorigo (Liébana)
Distancia: 15,5 km
Duración: 6:00 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 1100 m
Altura Inicial: 555 m
Altura máxima: 1437 m
Fecha de realización: 30/V/2015
Dificultad: media-alta
Track de la ruta

Mapa de la ruta

Hace un par de años, en pleno invierno y con la nieve en cotas bajas, nos acercamos a la Braña de los Tejos desde la aldea de Cicera en el municipio de Peñarrubia. Nos llamó la atención la poderosa mole de Peña Ventosa a la que habían intentado subir unos meses antes algunos miembros del grupo. El fallido intento se vio truncado al llegar a la cresta de la montaña, pues las lastras húmedas resbalaban considerablemente. Tocó ahora emprender su ascensión desde la vertiente occidental.

Peña Ventosa desde la Braña de los Tejos

Nos acercamos a San Pedro de Bedoya (550 m) viajando desde Gijón a Unquera y siguiendo después hacia Potes por la N-621. En pleno desfiladero de La Hermida dejamos la carretera nacional para subir a San Pedro donde aparcamos al lado de un pilón con agua abundante y de la Casa-Torre de Ceballos. Declarada Bien de Interés Nacional y aunque ha cambiado de propietario, flanquean su puerta principal sendos escudos de armas de las familias Ceballos y Soberón. No está abierta a las visitas y apenas podemos vislumbrar entre la tapia y la vegetación que rodean la finca la gran torre lateral y su fachada.

Fachada de la Casa-Torre de Ceballos en San Pedro de Bedoya.

Dos paneles nos informan de las rutas PR-S 4 Braña de los Tejos y de la PR-S 88 Ruta Valle de Bedoya. Aunque habíamos pensado comenzar la ruta subiendo a Salarzón por la carretera, cambiamos de planes sobre la marcha y decimos evitar el asfalto siguiendo las marcas del PR-S 88.

Desvío a la izquierda para seguir el PR S-88.

Y el cambio resultó muy apropiado: a la salida de la aldea centenarios castaños, enseguida los robles y más arriba las hayas, forman hermoso bosque. Y bajo su tupido dosel subimos en paralelo a una riega que cruzamos más arriba antes de atravesar el Prao Concejo (850 m). El camino deja a la izquierda otros prados y desemboca en la pista que sube desde Salarzón.

Encinas en el Monte Bedoya y cruce de caminos. A la dcha sale el que sube a Peña Ventosa.

Macizo Oriental de los Picos de Europa desde el Monte Bedoya.

Un poste informativo nos señala las variantes del cruce de caminos: hacia Salazón para completar el circuito del PR ya citado y hacia la Braña de los Tejos. Seguimos unos metros el PR y enseguida lo abandonamos para tomar otro camino a la derecha. En esta ladera del Monte Bedoya, orientada al sur, crecen encinas y escobas, y las grandes cimas del Macizo Oriental aún nevadas nos ofrecen una hermosa vista: Samelar, San Carlos, Junciana, Pica del Jierru, Morra, Silla, Prao Cortés y Cortés. A la izquierda del macizo vemos también los Picos del Friero y, algo más alejado del macizo, el Coriscao. Reanudamos la marcha por el camino ancho que se dirige al norte (hacia la gran cresta de Peña Ventosa) y nos deja en un prado (930 m) que cruzamos.

Peña Ventosa desde los prados previos al collado.

El camino vira al este para alcanzar unos pastos (961 m) a los pies del gran crestón. Después de cruzar el pastizal, emprendemos una dura remontada siguiendo en algunos tramos sendas de animales y, en otros, monte arriba con poca vegetación rastrera. Debemos ascender al collado situado entre el extremo oriental de la cresta de la Ventosa y La Peña, que dejaremos a la derecha. Al final encontramos una buena senda que se retuerce varias veces hasta alcanzar el herboso collado (1332 m). La vista se abre al este donde encontramos la Sierra de las Cuerres en la que se encuentra la Braña de los Tejos.
 
Cresta que debemos recorrer y para alcanzar la cima de Peña Ventosa.

Ya vemos algunos hitos que nos ayudarán por el crestón y en el ascenso a la cima. Hasta este collado también se accede desde el camino que viene de Lebeña. A partir de aquí no recomiendo hacer la subida con la roca mojada pues resbala bastante, con niebla (no hay suficientes hitos) o con hielo, a no ser que se sea muy experto. Los hitos nos van llevando por la misma cresta sin dificultad ninguna y, al acercarnos a la gran peña, unos metros por debajo dejándonos finalmente en su base (1300 m) (en este tramo encontramos dos sendillas paralelas muy próximas a distinta altura; por una fuimos y por la otra regresamos).

Superada la arista rodeamos estas peñas para coger la entalladura que vemos a la izda y trepar por una canal.

Llegamos a la zona más vertical donde las trepadas se suceden. La primera tiene dos opciones y es mejor la que está a la derecha pegada a la roca; por la otra hay que hacer una corta vira para llegar al mismo sitio. Así, nos encontramos en una horcadina de la que salimos por un paso con buenos agarres pero con una caída vertical a la izquierda. La segunda trepada nos deja en una empinada canal con abundante piedra suelta que nosotros evitamos por la derecha, por donde el agarre de la bota es mejor y nos deja en la última y prolongada trepada (aunque no es tan vertical) que conduce a la arista cimera. Unos pasos por ella nos sitúan en la cima (1437 m).



Trepando hacia la cumbre.

Canal con piedra suelta.

Arriba vemos el último tramo de trepada (la más larga).

Encontramos un buzón de montaña sujetado por un hito de piedras y unas formidables vistas: al Macizo Oriental, añadimos la Sierra de Cocón (Cueto Cerralosa) a la derecha, los Ageros más cerca, y Peña Llaneces. Hacia el este la Sierra de las Cuerres da paso a la de Peña Sagra. A la derecha, en Palencia, la Sierra de Peña Labra; al sur la zona de Curavacas y Peña Prieta también en Palencia y más a la derecha el Coriscao que enlaza con los Picos de Europa.

Picos de Europa (entre las nubes); Sierra de Cocón (fondo) y Ageros a la derecha.

Sierra de las Cuerres (Braña de los Tejos) y Sierra de Peña Sagra entre nubes.

Después de reponer fuerzas ante este maravilloso espectáculo, descendemos con cuidado y retrocedemos por la gran cresta hasta el collado herboso. Como el descenso lo vamos a hacer en circuito por la Sierra Toja, cruzamos el collado entre las dos peñas y tomamos un camino ancho que se dirige al collado Taruey (1264 m) al sureste donde encontramos algunas vacas pastando. Enfrente queda la Sierra de las Cuerres y, a esta altura, la Braña de los Tejos. Habíamos pensado volver a ella ahora en primavera, pero se ha hecho tarde y debemos regresar.

Caballos y refugio en el Collado.

Continuamos por un camino ancho hacia el cercano Collado (1273 m) rodeando por la izquierda un montículo herboso. Encontramos una manada de caballos, un refugio de dos plantas con un llamativo tejado verde, una casa arreglada al otro lado y un pilón ganadero que proporciona abundante agua. Aquí enlazamos con el PR-S4 que sube a la Braña de los Tejos. Nada más coger la pista hacia el sur nos sumergimos en un frondoso bosque donde las hayas van dando paso a los robles a medida que descendemos.

Bajando por la Sierra Toja.

Varias revueltas nos ayudan y debemos pasar al lado de la Ermita de San Pedro de Toja (975 m). Pero allí donde los mapas la sitúan no encontramos más que una cabaña en venta cuyo tejado han arreglado recientemente. Ni rastro de la ermita. Continuamos el apacible descenso, dejando a la izquierda algunos prados y cabañas arregladas en los Invernales de Toja (40 m), para cruzar más abajo el Arroyo de Bedoya (728 m).

Llegando a San Pedro de Bedoya.

A partir de aquí el camino tiene algún tramo hormigonado y, cerca de San Pedro de Bedoya, enlazamos con el camino de ida muy cerca de la aldea.

Lorenzo Sánchez Velázquez