domingo, 23 de octubre de 2016

El Cuetón. Circular desde Inguanzo

Salida y llegada: Inguanzo (Concejo de Cabrales) 
Distancia: 18,5 km
Duración: 8:30 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 1450 m
Altura Inicial: 330 m
Altura máxima: 1651 m
Fecha de realización: 15/X/2016
Dificultad: media-alta
Track de la ruta


Itinerario: Inguanzo – Colláu Sordia – Cuetos Pardos – Sedo del Burdio (Sedo del Hombre Muerto) – Vega Seldelapiedra – Fuente del Hombre Muerto – Las Camperas – Vega Ternas – La Canal – Collado Sangallo – El Cuetón – Majada de Ostandi – Vega de Cuadriscada – Majada de Dubriellu – Colláu Carraceda – Colláu Maneda – Portillo de Busnuevu – Cruz de las Carreteras – Colláu Sordia – Inguanzo.

       El extenso macizo nororiental del Cornión, con cumbres tan conocidas como el Cabezo Llerosos, el Jascal y El Cuetón, es un mirador espectacular del resto del macizo y de Los Urrielles. Y, aunque son más conocidas y más altas las dos primeras, es la tercera la que ofrece mejores vistas al permitir resolver por separado las grandes cimas del Central (Torrecerredo, Pico de los Cabrones, Dobresengros y Cuetos del Trave) además de alcanzar hasta las grandes montañas del Oriental. Otros macizos y montañas mejoran nuestra perspectiva: sierras de Cocón y Nedrina, la Pica Peñamellera y la Sierra de Juan Robre, el Cuera, etc.

Sierra de Dobros desde la salida de Inguanzo.

Mirando hacia atrás vemos Inguanzo con la Sierra del Cuera al fondo.

Llevábamos tiempo con ganas de visitar la Sierra de Dobros desde que la lectura del libro La minería en los Picos de Europa de Gutierrez Claverol y Luque Cabal nos ilustró sobre las minas que allí explotaron el manganeso, el hierro y un poco de cobre con la ayuda de unos preciosos caminos y senderos labrados en la roca de esta abrupta orografía.
       
El sendero atraviesa el "felechal". Vemos la aldea de Berodia y al fondo el Hibeo.

Allí donde las hondonadas, canales y collados permiten la hierba hubo hermosas majadas hoy en ruinas que aún conservan la feracidad de antaño y acogen a un buen número de cabezas de ganado vacuno. En nuestro camino pasaremos por las de Ternas, Veguca Rubia en La Canal, Vega de los Carros, Ostandi, Dubriello, La Maneda y Cananda. A los pies del Cuetón veremos las vacas y caballos pastar en Ostón y, al otro lado del Cares, las extensas praderas de Amuesa por donde pasamos hace una semana (Ver reportaje)
 
Alcanzamos las peñas de los Cuetos Pardos a la entrada de la Foz del Burdio

Valga este extenso preámbulo para justificar esta ruta que comenzamos en la aldea cabraliega de Inguanzo situada a 1,5 kilómetros de la AS-114 cerca del puerto de Ortiguero. Subiremos por la Sedo del Burdio (o del Hombre Muerto) y bajaremos por Ostandi y Busnuevu.
       Llegamos a Inguanzo a las 9:30 con las últimas brumas matutinas subiendo por las laderas de la Sierra de Dobros, al sur, y aparcamos a la entrada, cerca de la iglesia. Nos encaminamos a la parte alta del pueblo para tomar una pista que avanza hacia el sur entre prados cercados con alambre de espino, algunas cabañas ganaderas en uso y un pequeño bosquete con unos pocos castaños.
 
Llegando a la Sedo del Hombre Muerto. La senda apenas se dibuja al otro lado.

En el Colláu Sordia la pista se divide en dos. Dejamos la de la derecha que se dirija a los prados y cabañas situadas al oeste y continuamos por la que se dirige al sur y finaliza enseguida en el prado con cabaña de La Piniella. Unos metros antes la dejamos para tomar otro camino a la derecha que se dirige a la cercana cabaña de Llanezas donde termina. Una senda, casi oculta por el tupido helechal, remonta la ladera de los Cuetos Pardos hasta alcanzar las peñas; nos encontramos a la entrada de la Foz del Burdio por donde discurre una preciosa sedo llamada también la Sedo del Hombre Muerto.
Por la Sedo del Burdio (cortesía de Miguel Mayoral)

Otra vista de la Sedo del Burdio o del Hombre Muerto.

Aquí se aprecia el estrecho camino colgado que nos permite cruzar la estrecha canal.

Antes de adentrarnos en la propia sedo debemos cruzar la vertical canal herbosa de la Meadoria. La estrecha senda está cubierta por largas hierbas húmedas que ocultan su traza y debemos extremar las precauciones para evitar pisar en algún agujero o simplemente resbalar. Al otro lado, alcanzamos un pequeño collado que nos permite ver el comienzo de la sedo.
      El estrecho camino, armado en algunos puntos y labrado en la roca vertical en su mayor parte, asciende por el farallón norte de la sierra y, por tanto, húmedo y con hierbas altas; lo seguimos con precaución pues las caídas son verticales.

Vista hacia atrás en el tramo final de la "sedo"

Al final hay un corto descenso (se baja peor que se sube), un tramo labrado en la roca con caídas verticales y una breve subida que nos dejan en la Vega de Seldelapiedra invadida por la cotoya. La senda sube ahora fuertemente en dirección sur, pasa junto al pilón y fuente del Hombre Muerto y continúa por Las Camperas hasta alcanzar el breve collado de La Cruz a los pies del murallón que nos cierra el paso por el sur.
Mirando hacia atrás desde la Vega de Saldelapiedra vemos el pico homónimo (dcha), el Cueto Llovedo (izda) y la Foz del Burdio

Nos desviamos a poniente hacia la preciosa majada de Ternas con bastantes cabañas, la mayoría en ruina y las menos con tejado pero abandonadas. Volvemos a encaminarnos al sur para ascender por la larga Concha la Canal, que avanza entre farallones con nombres como Paré Roblo, Paré Corvo o Paré la Señorita.
 
Cabaña en la Vega de Ternas.

La senda se pega a las verticales peñas orientales de la canal y nos permite superar más de 500 metros en kilómetro y medio. Al comienzo encontramos trazas de minería y alguna piedra con estrechas vetas de malaquita (verde); más arriba vemos los restos de algunas cabañas y abrigos para el ganado (la Veguca Rubia) adosados al murallón y una gran cueva que pudo servir para guardar ganado o quesos; no tenemos tiempo para investigar.

Concha la Canal desde cerca de su inicio en Ternas

Vista casi completa de la Concha la Canal. Se sale por la zona que vemos a la derecha y se cruza más arriba desde donde sacamos esta foto. A la derecha de la zona de hierba (que no aparece en la foto) está la majada de Ostandi.

La senda nos saca de la canal por la izquierda muy cerca de la majada de Ostandi, por la que pasaremos en el camino de regreso. Más arriba cruza el pedrero de la parte alta de la canal para continuar después por un camino armado que en pocos pasos nos deja en una alargada ladera herbosa que culmina en la pradera del Collado Sangallo con vistas espectaculares de los macizos Central, Occidental y Oriental de los Picos de Europa.
Llegando al collado Sangallo (cortesía de Miguel Mayoral)

Al otro lado, la Canal Larga desciende, al sureste, hacia la majada de Ondón que veremos cuando alcancemos la cresta de El Cuetón; al suroeste, otra senda baja hasta la de Beceña, paso casi obligado para subir al Cabezo Llerosos desde aquí. Una breve subida por la ladera de los Picos de la Vega de los Carros nos deja en la arista que avanza hacia El Cuetón, al este.

Cima del Cuetón. Por detrás del piolet vemos Caebezo Llerosos.

Macizo Central desde El Cuetón.

Macizo Oriental (de Ándara) desde la cima de El Cuetón. Por delante Peña Maín y a la derecha Peña Castil.

Macizo Occidental desde la cima de El Cuetón.

Cabañas de Ondón desde El Cuetón (con teleobjetivo)

Arenas de Cabrales con teleobjetivo, desde El Cuetón.

Un buzón de montaña en forma de gran piolet de acero inoxidable y colocado allí por el Grupo de Montaña Ensidesa, corona esta extraordinaria cima con vista a los tres macizos de los Picos de Europa y al resto de cumbres de la Asturias oriental. Disfrutando de este formidable espectáculo paramos una hora para comer.
 
Cabezo Llerosos desde la cima de El Cuetón.

Desde el cima de El Cuetón: extremo oriental del Cuera (izda), Sierra de Juán Robre (po delante), Sierra de Portudera (en el centro) y la Sierra de Cocón al fondo.

Reanudamos la marcha desandando unos metros por la arista de El Cuetón para descender después al “jou” que lo separa del cercano Pico de las Quemadas. Encontramos unos montones de escorias parcialmente cubiertos por la hierba, restos de algún proceso de calcinación del mineral para reducir su tamaño y transportarlo mejor. En esta zona y algo más abajo, en Ostandi, hubo algunas pequeñas explotaciones de mineral ferruginoso y me pregunto de dónde salió la madera para realizar el proceso; desde que pasamos la Sedo del Burdio no hemos vista prácticamente ningún árbol. Quizás la toponimia tenga la respuesta.
Majada de Ostandi con su pequeña laguna y el Cabezo LLerosos al fondo.

Dejamos a la izquierda la arista por la que llegamos y a la derecha el Pico de las Quemadas y accedemos, por otra senda minera, a otro valle que tiene una doble denominación en los mapas: Valle del Lago (el lago que figura no es más que un “jou” sin rastro de agua) o Vega les Salgueres (no vemos ninguna salguera o sarga en todo el valle).

Camino minero, bajando desde Ostandi.

El collado que cierra el valle al otro lado, nos sitúa sobre la preciosa vega y majada de Ostandi donde sí hay una buena fuente que sirve a dos pilones ganaderos y a un pequeño lago en el que se reflejan las cumbres que la rodean. Algunas cabañas están en uso y cerradas con llave y hace poco que han bajado el ganado. Paramos unos minutos a disfrutar del magnífico entorno, con el Cabezo Llerosos a poniente, y continuamos por la senda minera que durante un corto tramo sigue en paralelo a La Canal por donde subimos: la vemos desde lo alto de la Paré Corvo.
Vacas en la Vega de Cuadriscada, algunos prefieren seguir por la arista sin bajar.

La senda, labrada en la caliza con algún tramo armada, sigue hacia el noreste para descender a la pequeña Vega de Cuadriscada donde aún quedan algunas vacas. La senda sigue bajando hasta la majada en ruinas de Dubriello protegida por la Peña la Quima. La rodea después por el este y pasa al lado del Colláu Carraceda que no nos ofrece nuevas perspectivas. El valle que baja del collado, se precipita sobre el río Cares y, en la parte alta donde nos encontramos, estuvo en tiempos la majada La Maneda de la que no vemos ni los restos. La senda rodea el alomado y pelado Monte las Coronas y nos deja en el Colláu Maneda a los pies de las peñas calizas de la Sierra de Dobros. Aún quedan los restos de algunas cabañas mineras en Cananda contra los muros de la sierra. Una grieta en la peña sube al bies hasta lo alto de las peñas y desde nuestra perspectiva vemos las bocaminas por las que se extrajo el mineral de manganeso. Un camino armado sube por la grieta y permite cruzar la sierra en ese punto.

Majada de Dubriellu.

Nada más cruzar Dubriellu, vemos el Pico las Coronas, antes vemos el Colláu Carraceda. A la derecha asoma la Sierra de Dobros.

Después del collado, la senda completa el rodeo de Las Coronas por un terreno colonizado por las cotoyas y nos deja en el Portillo de Busnuevu. En esta zona y en el descenso siguiente, encontramos bastantes restos de la actividad minera que se mantuvo durante muchos años hasta mediados del siglo XX. Lo cruzamos y accedemos a una vertiginosa senda colgada con tramos protegidos con alambradas que nos permite descender mediante varias revueltas. La senda es preciosa y fácil de transitar. Hacia el final, encontramos otra construida con fuertes armaduras que sube hacia las bocaminas superiores de la sierra y quizás, más arriba, permita el acceso a Busnuevu.

Sierra de Dobros con la grieta por la que sube un camino minero. Se ven bien sus bocaminas. El Colláu Maneda se ve a la izquierda.

Llegando al Portillo de Busnuevu

La buena senda continúa entre helechos hasta enlazar con el camino ancho de la Cruz de las Carreteras que se dirige a la majada de Banu adonde llega un camino asfaltado desde Arenas de Cabrales. Confiando encontrar una senda que nos lleve rápidamente al Colláu Sordia, seguimos el citado camino, pero, entre los altos helechos que invaden la ladera de la Cuesta Survial, no encontramos ninguna y debemos desandar el camino hasta enlazar con otra que, en dirección contraria, nos lleva a La Piniella a través del Campo de Texa. Aquí enlazamos finalmente con la pista por la que subimos.

Comienzo de la bajada de la Sierra de Dobros. A la izda vemos Berodia y en el centro Inguanzo.

Otra imagen del camino que baja colgado por la ladera norte de la Sierra de Dobros.

Otra imagen del camino.

Vista atrás de la Sierra de Dobros desde el Colláu Sordia.

Iglesia de Santa Cruz del siglo XVIII en Inguanzo.

No tenemos más que cruzar el Colláu Sordia y terminar en Inguanzo donde aún tenemos algo de luz para acercarnos a la iglesia de Santa Cruz construida en el siglo XVIII en estilo barroco.

Lorenzo Sánchez Velázquez














miércoles, 12 de octubre de 2016

Canales de Amuesa y Piedra Bellida. Circular desde Poncebos

Perfil de la ruta
Salida y llegada: Poncebos (Concejo de Cabrales) Distancia: 20 km
Duración: 8:00 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 1550 m
Altura Inicial: 250 m
Altura máxima: 1490 m
Fecha de realización: 8/X/2016
Dificultad: media-alta
Track de la ruta





Itinerario: Poncebos – Canal del Tejo – Bulnes – El Castillo – Llanos del Tornu – Canal de Amuesa – Colláu Cima – Majadas de Amuesa – Colláu Cerredu – Canal de Piedra Bellida – Pando Culiembro (La Quintana) – Puente la Vieya – Culiembru (Ruta del Cares) – Los Collaos – Poncebos.

Puente de la Jaya sobre el Río Cares

Bajando por la Canal de Culiembro se ve, al otro lado del Cares, el arranque de la Canal de Piedra Bellida por encima de la arboleda y los verdes pastos del collado del Pandu Culiembro. No la conocía y llevaba tiempo esperando el momento oportuno para recorrerla: sencillamente espectacular.

Puente del Jardu sobre el río Texu o Bulnes

Comenzamos la ruta en Poncebos (250 m) cruzando el río Cares por el puente en piedra de La Jaya que nos sitúa en la embocadura de la Canal del Texu. Excavada por el río Bulnes, avanza de norte a sur separando el Murallón de Amuesa, al oeste, de los derrumbes verticales de la ladera occidental de Peña Maín. Enseguida cruzamos el río Bulnes por el puente de madera del Jardu para, después, ganar altura mediante varias revueltas mientras el río va quedando abajo. El precioso camino, armado en unos tramos y tallado en la roca en otros, avanza colgado y paralelo al río y, cuando arriba, la canal se abre, vemos encima de un risco las casas del barrio de El Castillo. El puente Colines (de madera) nos llevaría allí y sería el camino más directo hacia Amuesa, pero hace años que no visitamos Bulnes.

Vista atrás de la Canal del Texu


Iglesia de San Martín en Bulnes.

Así, después de 4 kilómetros y en poco más de una hora, llegamos a Bulnes (a la entrada se encuentra la estación término del funicular) (650 m). La aldea, bien cuidada y con varios establecimientos hosteleros, aún conserva el tipismo de las aldeas cabraliegas de la montaña. Tiene una iglesia dedicada a San Martín y una pequeña ermita recientemente restaurada (se reabrió en el 2014) que guarda al venerada imagen de la Virgen de las Nieves.

Virgen de las Nieves en la ermita restaurada recientemente

Otro puente de madera en el centro de la aldea nos permite descruzar el río Tejo (o Bulnes) para seguir después el camino de la derecha que nos llevará por una pista recientemente hormigonada al barrio alto (El Castillo) (717 m). El de la izquierda sube por la Riega de Valcosín hasta el refugio Delgado Úbeda en la Vega del Urriellu. Ambos caminos están perfectamente señalizados.

Pasado el núcleo principal de Bulnes vemos arriba el barrio de El Castillo.

Desde El Castillo hay unas vistas impresionantes del profundo Canal del Texu y del camino de subida que se ve como una traza apenas marcada a media ladera sobre el abismo. Enfrente, sobre el Murallón de Amuesa, destaca la Peña’l Tornu que lo cierra al sureste. Un poste de señalización nos marca el camino: hacia el refugio de Los Cabrones.

Señalización hacia Amuesa con la Peña'l Tornu detrás.

A partir de El Castillo el camino ancho se transforma en sendero que al principio sube entre murias de fincas cercanas. Después emboca el amplio valle que separa las verticales paredes meridionales del Murallón de Amuesa de las laderas del Monte del Acebuco que baja de los Picos Albos. Alcanzamos una zona llana, los Llanos del Tornu (850 m), con la mirada puesta en la larga panda de la Canal de Amuesa.

Desde los LLanos del Tornu tenemos a la vista la Canal de Amuesa.

El valle se va estrechando poco a poco y acometemos la dura subida cruzando primero un pedrero que nos deja, en la zona más estrecha de la canal, frente a un resalte vertical que la senda supera sin problemas dando varias revueltas. En el siguiente tramo la canal se vuelve a abrir y, como la ladera herbosa no disminuye su inclinación, la senda se retuerce haciendo más fácil la progresión. Alcanzamos el Colláu Cima (1401 m) que da paso a la hermosa Majada de Amuesa con grandes y buenas cabañas que dan servicio a la pequeña cabaña ganadera que disfruta de sus ricos pastos en verano.


Vista hacia atrás una vez superado el escalón central de la Canal de Amuesa.


Vista hacia arriba de lo que aún nos queda de canal.

Vista hacia atrás del tramo final de la Canal de Amuesa.
Pilón sin agua en la zona alta del Canal de Amuesa.

Aquí abandonamos la senda que sube hacia el sur por la Campa del Trave en dirección al refugio de Los Cabrones y continuamos, casi en llano, hacia el oeste con la vista puesta en el pequeño monte calizo salpicado de algunos árboles de Cabezo Salines que debemos dejar a la derecha.

Majadas de Amuesa. A la derecha vemos Peña Maín.

Hacia la derecha vemos Cabezo Salines que dejaremos a esa mano pasando por el collado que vemos hacia la izda.

Antes, pasamos al lado de un pequeño valle con fuente y pilón-abrevadero donde rumian pacientes algunas vacas. En este corto tramo seguimos las sendas de los animales. Superado el valle por la otra ladera, enseguida nos situamos sobre el pequeño hombro del Cabezo Salines que, como dije, queda a la derecha. La vista atrás nos depara una magnífica vista de las Majadas de Amuesa con Peña Maín y el collado Pandébano al fondo.


Dejando la Majada de Amuesa a la derecha bajamos al valle donde está el pilón ganadero que vemos. La senda sigue hacia la derecha. Por detrás vemos los Cuetos del Trave.

Por encima del Monte Llué, y al otro lado del Cares, vemos la Peña'l Jascal, Cabezo Llerosu y el Cuetón.

Superado el Cabezo Salines y el bosque del Monte Llué, que dejamos a la derecha, la senda avanza hacia el Colláu Cerredu. A la derecha arriba vemos como van saliendo Cabeza la Verde, Cabezo Covu y el Julagua en el borde de la foto.

Muy cerca del Colláu Cerredu ya se ven las grandes cimas del Cornión.

Aquí retomamos el sendero perfectamente hitado que, en ligera subida, nos lleva por la parte más alta del bosque del Monte Llué. Muy abajo queda el profundo tajo del Cares y, al otro lado, emergen las calizas de El Cuetón, Cabeza Lleroso y Jascal. Más cerca, cayendo vertical sobre el Cares, vemos el Cabeza Llambria y a su derecha Cabeza la Verde, Cabezo Covu y Cabezo Julagua donde no hace mucho que estuvimos. Los últimos hitos nos dejan sobre el Colláu Cerredu y la vista se abre hacia el suroeste donde sobresalen los picos más altos del Cornión. Entre las nubes podemos ver el Jultayu, Pico de los Cabrones, Robliza y Peña Santa; muy abajo algunos recodos de la Ruta del Cares y la aldea de Caín; y observamos cómo, la amplia canal de Mesones y las más estrechas de Trea y Culiembro entre otras, agrietan el murallón que se despeña del Cornión.

Llegando al Cerredu vemos entre las nubes Peña Santa, Robliza, Pico de los Cabones y Jultayu. La Canal de Trea a la que siguen la vertical pared del Cabezo Llambria y Cabeza la Verde detrás.

Monte Llué y sus chozas en ruinas vistos desde la corta arista que sale desde el Cerredu.

Desde el balcón que sale del Collado Cerredu tenemos esta vista sobre el Cares.



Vista hacia atrás del Collado Cerredu desde la arista que sirve de balcón sobre el Cares. A la derecha vemos la inclinada ladera donde se inicia la Canal de Piedra Bellida.
Continuación de la foto anterior mostrando la zona alta de la Canal de Piedra Bellida.

Es el lugar apropiado para descansar un poco y reponer fuerzas. Dejamos las mochilas y continuamos unos metros por la cresta que nos deja sobre un balcón sobre el Cares: las vistas sobre el fondo del valle y sobre las chozas y el bosque del Monte Llué, a la derecha, mejoran. Sobrecoge también la vista de las canales de enfrente por las que otras veces hemos subido o bajado. A nuestros pies tenemos la de Piedra Bellida de la que sólo apreciamos la rampa inicial e intuimos la inclinación del resto dada la cercanía del río.
Vista de un tramo intermedio de la Canal de Piedra Bellida, justo antes de llegar al pedrero. Al fondo se dibuja la "Ruta del Cares". La foto está tomada desde el extremo de la arista que hay en el Colláu Cerredu.

Reemprendemos la marcha bajando, al otro lado del collado, por la vertical canal de Piedra Bellida. Encontramos una senda clara y perfectamente hitada hasta llegar al Cares. En el primer tramo baja al bies por terreno mixto de piedra, hierba y tierra hasta tocar literalmente las paredes verticales que cierran la canal por el este. Aquí comienza el tramo más empinado de toda la bajada: la inclinación es mucha, la senda terrosa puede resbalar en algunos tramos y hay que bajar despacio y con cuidado.


Tramo muy inclinado de la Canal de Piedra Bellida antes de acceder al estrechamiento de la canal donde se sitúa el pedrero.

Vista hacia atrás. La senda viene pegada a la pared rocosa con mucha inclinación.

Llegando al estrechamiento y al pedrero que lo rellena.

Superado este “pindio” tramo llegamos al pedrero donde disminuye la inclinación y se baja mejor. La canal se estrecha entre paredones verticales y vira a la derecha ocupando el canchal toda su anchura. Es una bella canal. Después de la curva vemos muy abajo el collado de hierba del Pando Culiembro con su casa de La Quintana en ruina y ya sin tejado (hasta no hace mucho conservaba su cubierta de teja árabe).

Comienzo del pedrero de Piedra Bellida.
Bajando por el pedrero de Piedra Bellida. Muy abajo vemos el collado del Pando Culiembro y la cabaña en ruinas de La Quintana.

Llegando a Pando Culiembro

La senda zigzaguea continuamente y el pedrero da paso una zona de matojos que nos llevan a pasar bajo la Cueva Negra (700 m), que tiene una fuente (no subimos a comprobarlo); muy arriba, en lo más alto del murallón a la derecha, vemos otra gran cueva. En esta zona, unos hitos sacan de la canal por la izquierda para acceder a la de Ría por el Horcado Turonero.

Vista hacia atrás desde el collado del Pando Culiembro. La canal está por donde baja el pedrero. El Horcado Turonero queda fuera de la foto a la derecha.

Llegamos al Pando Culiembro (650 m) a la vez que el helicóptero de salvamento aterriza a nuestro lado para dejar a uno de sus ocupantes y seguir hacia la Canal de Ría de donde deben sacar a un montañero accidentado. Mientras, las nubes han ido bajando y ya nos tapan las cimas más altas que se ven desde el Pando. Las otoñales hierbas altas del collado, la senda del Cares y la preciosa Canal de Culiembro y su entorno nos ofrecen unas vistas preciosas. Lo mismo ocurre cuando echamos la vista atrás: la canal de bajada, con verdes de vegetación y blancos de canchales calizos, y las agujas, picos y farallones que la rodean, forman una estampa preciosa.

Imagen desde Pando Culiembro de la Ruta del Cares. Antes hay que bajar a la altura del río.

Toca bajar por el Pando Culiembro. La senda está perfectamente marcada, primero entre la hierba y, más abajo, entre las hayas, espinos y algún que otro arce. Enseguida encontramos otra cabaña en ruina. La senda da varias revueltas largas para perder rápidamente altura y situarnos sobre una peña que cae sobre el Cares. Son unos 6 metros verticales que se bajan bien con la ayuda de una barandilla de cables y nos dejan en el puente de madera de La Vieya (325 m). Es un lugar de encanto: los turquesas y verdes de las aguas del Cares, el puente de madera, la exuberante vegetación y todo ello en la profundidad del hermoso desfiladero…

Puente la Vieya por donde cruzaremos el Cares.

Para bajar al Puente la Vieya hay que salvar un escalón asegurado con cables.

Cruzando el Puente la Vieya.
Río Cares desde el Puente la Vieya.

Puente la Vieya desde el otro lado del Cares.

Alcanzamos la Ruta del Cares a la altura de Culiembro.

Al otro lado, debemos remontar 80 metros por una senda que nos deja en la Ruta del Cares a la altura de Culiembro (420 m). Las nubes han bajado más y, aunque no han llegado a nuestra altura, la humedad se deja sentir y la caída de la tarde hace que la frecuencia de nuestros pasos aumente para llegar cuanto antes a Poncebos después de superar el alto de Los Collaos.

Lorenzo Sánchez Velázquez