domingo, 25 de junio de 2017

Muxivén y Cornón. Circular desde Lumajo

Salida y llegada: Lumajo (Comarca de Laciana)
Distancia: 20,0 km
Duración: 8:30 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 1300 m
Altura Inicial: 1374 m
Altura máxima: 2188 m
Fecha de realización: 17/VI/2017
Dificultad: media
Track de la ruta


Itinerario: Lumajo – Arroyo de la Almuzarra – Reguero el Xistral – Muxivén – Pico el Rebezo – Collado la Bobia – Alto las Rebezas – El Collado – Entre los Picos – Cornón – Lagunas del Cornón – Entre los Picos – Brañas Viejas de Navariegas – Arroyo de la Almuzarrra – Lumajo.

       Fuentes con lavadero, calor y tejados de pizarra; así nos recibe Lumajo. Aldea situada en la comarca leonesa de Laciana, da nombre al valle glaciar que en dirección norte-sur arranca en las faldas de Peña Blanca y desemboca en Villaseca de Laciana. Por su centro discurre el arroyo de la Almuzarra y queda limitado al oeste por la extensa mole del Muxiven y por la Loma de las Mozarras al este.
Fuente y lavadero en Lumajo
      Dura se hizo la jornada. Daban un nivel de riesgo alto por altas temperaturas en toda la Península, también en el norte, y el caminante, valiente, se acercó a conocer el Valle de Lumajo y las cumbres que lo cierran entre el Muxiven y el Cornón. Un aire quieto, abrasador y plomizo, nos hizo sufrir; algunos quedaron fundidos en la subida al Muxiven y otros en las lagunas previas al Cornón. Pero al final quedó la satisfacción de coronarlos.
Casona solariega con corral, corredor alto y pórtico.

      Aparcamos en la entrada al pueblo, al lado de la primera fuente (hay otro aparcamiento más amplio a la salida donde realmente se inicia la ruta señalizada (al Cornón y a los Puertos de la Almuzarra). Cruzando el pueblo encontramos una casa amplia con gran corral que debió pertenecer a algún labrador o ganadero rico y sigue en uso pero necesita alguna restauración o arreglo, también una segunda fuente y abrevadero con abundante agua fresca. Un vaso bajo el caño que suministra un flujo continuo e invita a degustarla; y, en efecto, está muy fresca.
Valle de Lumajo visto desde la salida de la aldea. Al fondo, más claro, la cima del Cornón, le siguen La Regada y Aspía. A la derecha Peña Blanca y la Loma de la Mozarra.

       El Sol aprieta ya a estas primeras horas de la mañana. A la salida de la aldea un panel informa sobre las características de la ruta señalizada y de los lugares que se recorren: los glaciares del entorno del Cornón, los valles glaciares que de allí parten (Sousas y Lumajo), del tipo de roca (cuarcita) y su rico cromatismo, de los líquenes que la recubren, etc; también del pastoreo en los puertos de verano de la Almozarra.
Segundo desvío para subir al Muxivén. Por el camino de la derecha regresaremos.

       Al poco, la pista se divide en dos. La de la derecha sube a los Puertos de la Almozarra mientras la de la izquierda, que seguimos, baja hasta cruzar el Arroyo de la Almuzarra. Poco más adelante, en el siguiente desvío, optamos también por el camino de la izquierda, dejando el de la derecha subir directamente al Cornón por las Brañas Viejas de Navariego (por él regresaremos). Con mayor inclinación, da un par de revueltas mientras adelantamos a unos lugareños que están arreglando el camino. Tras una portilla se accede a un prado en el que pastan las vacas mientras nosotros continuamos por el camino que sigue en ascenso hacia el noroeste entre escobas en flor.
Vemos las dos cumbres del Muxiven a la izquierda y el Pico Rebezo a la derecha. Haremos la subida por la vaguada entre ambos (se ve hacia la derecha de la foto). El collado La Bobia quedaría a la derecha fuera de la foto.

      Al llegar a un hombro de la sierra vemos la extensa arista del Muxiven por la que como una fila de hormigas avanza un grupo de montañeros. Las caídas hacia nuestro lado son verticales. A la derecha del gran crestón, se intuye el collado de la Bobia por el que podríamos encaramarnos en lo alto de la sierra y continuar la remontada por la arista. Por no dar ese rodeo, seguimos directos hacia las peñas (al oeste) donde se aprecia una canal de subida más vertical rellena de canchales, escobas y brezos. No tiene ninguna dificultad salvo la inclinación y el ir buscando los mejores pasos entre la maleza y los canchales.
Canchales, escobas, brezoen el primer tramo de la subida que subimos por donde podemos sin camino ni sendero.
La zona alta de la canal está limpia y un sendero nos llevará al evidente collado.

      Alcanzamos una vaguada menos inclinada y, en lugar de seguir por ella, subimos al pequeño hombro que la cierra por la derecha y por donde pasa un sendero. Nos deposita con poco esfuerzo en un collado en lo alto de la sierra que deja a la derecha las cercanas peñas del Pico el Rebezo. Aquí nos cruzamos con el grupo que baja del Muxiven.
Desde el collado al que accedimos nos dirigimos al canchal situado al sur.

La senda nos llevará por el borde de la arista cuya inclinación no se aprecia en la fotografía.
      Seguimos hacia la izquierda subiendo por un canchal que alcanza una primera antecumbre donde hay un parapeto quizás de la Guerra Civil. La subida continúa por un sendero al borde del precipicio hasta la primera cumbre de la montaña. Bonito mirador que muestra el tramo de arista llana que nos separa de la cumbre principal del Muxiven y las verticales caídas hacia el este; abajo la aldea de Lumajo y al norte se dibuja el Cornón, a la izquierda y por detrás del afilado Pico la Regada.
Tramo de la arista entre las dos cumbres del Muxivén. La que vemos a la izquierda es la más alta y tiene vértice geodésico. Se pasa bien, aunque en algunos tramos es bastante afilada y tiene fuertes caídas.
Valle de Lumajo desde el Muxivén. A la izquierda se ve el lomo de la sierra que vamos a recorrer. Al fondo a la izquierda, el Cornón, le siguen, más cerca, La Regada, el Mocoso (muy lejos) y el blanco Penouta.

       En las zonas más bajas el Sol pegaba fuerte y el calor y el agobio fueron aumentando, pero, al ir cogiendo altura, una ligera brisa vino a mejorar la situación. La arista que separa ambas cimas es estrecha pero sin dificultad ni peligro. Un vértice geodésico y un oxidado buzón de montaña coronan la cima. Al otro lado (al oeste) vemos el valle glaciar de Sosas paralelo al de Lumajo y, entre ambos, la cuerda que vamos a recorrer hasta los picos De la Regada y Aspía y, más allá, después de un quiebro a la izquierda, el Cornón que cierra el valle de Sosas.
Canchal de cuarcita muy cerca de la cumbre sur del Muxiven.

Lumajo desde el Muxivén

      Desandamos la arista del Muxiven y bajamos, siguiendo una senda hitada, por la ladera del Pico Rebezo dejando a la derecha sus peñas cimeras. A media ladera del valle de Sosas, a la izquierda, vemos un corro con cubierta de escobas en forma de cono. Llegamos al collado La Bobia. Después, la senda sube paralela a una alambrada de espino oxidada, entre el brezo, hasta las peñas que coronan el Alto las Rebezas. Unos parapetos de piedra quizás de la Guerra Civil rellenan la ladera norte de la pequeña cumbre.
Corro con cubierta de escobas. Fotografía sacada con teleobjetivo desde la arista norte del Pico Rebezo
La senda discurre entre el brezo en paralelo a la alambrada que sube al Alto las Rebezas.

Dese el Alto las Rebezas, vista hacia atrás (al sur): Pico Rebezo y Muxiven (superpuestos)

Miramos al norte desde el Alto las Rebezas. En primer término vemos unos parapetos, quizás, de la Guerra Civil y al fondo el Cornón y el Asta (casi pegados), Aspía y La Regada.

       Tras un corto descenso llegamos al Collado que nos separa del afilado Pico la Regada. Entre las escobas avanzamos por el collado buscando el sendero que nos permita faldear La Regada por la ladera oeste. Es necesario encontrarlo pues la ladera es muy vertical y está completamente invadida por las escobas. Superado La Regada alcanzamos otro collado de hierba que la separa del Pico Aspía (collado Entre los Picos). En este cruce de caminos enlazamos con el que dejamos antes de subir al Muxivén y una flecha nos orienta hacia el Cornón (visible en todo momento).
Rodeamos el afilado Pico la Regada por la izquierda (oeste) y para ello buscamos la senda entre las escobas.
        La senda, entre el brezo, rodea en suave descenso el Pico Aspía y se dirige hacia el nacimiento del arroyo Glacheiro que vierte en el valle de Sosas. Forma pequeños charcos ondulados entre la hierba antes de precipitarse en un profundo barranco que rodeamos por arriba. La senda a veces se pierde entre el brezo pero unos grandes hitos ayudan a reencontrarla. El calor ya ha hecho mella en algunos que vamos casi al límite. Además, nos encontramos en el fondo de un estrecho y cerrado circo en el que no corre ni una brizna de aire.
Sobrepasado el collado Entrepicos (al norte del Pico la Regada) un ligero descenso nos lleva a cruzar el arroyo Gacheiro. El valle lo cierran por el norte los picos Cornón y Asta.

        Lentamente y con esfuerzo subimos al collado que separa el Cornón de las verticales peñas del Pico Asta en el límite con Asturias. Con la ligera brisa que sopla en el collado y un poco de descanso, cogemos el resuello necesario para acometer los últimos 100 metros por el marcando sendero que sube al Cornón. En la cima encontramos un vértice geodésico, un gran hito de cuarcitas de variados colores (las distintas tonalidades entre el naranja y el blanco pasado por los ocres) y un oxidado buzón de montaña.
Ladera oriental del Cornón desde el collado que lo separa de las crestas del Pico Asta. La senda de subida está muy marcada. La foto que vemos es muy plana; la inclinación real es mayor de lo que aparenta.

     Hay que reponer fuerzas, pero con las altas temperaturas lo único que pide el cuerpo es reponer líquidos. Las vistas son impresionantes, para más información ver el Tomo I de Recorriendo las Montañas de Asturias.
Arista sur del Cornón (por la que bajaremos). A la izquierda vemos el Muxiven y la cordal por la que hemos venido. El valle de Sosas tiene una forma de U perfecta que nos informa de su origen glaciar.

Pico Penouta desde la cima del Cornón

      La alargada arista sur del Cornón tiene en su ladera oriental unas lagunillas que vamos a visitar. Para ello, descendemos por esa arista hasta unas peñas continuando por la ladera oriental muy inclinada y con abundante piedra suelta. Llegamos a la primera y más grande donde hay un gran hito de piedras. Sin sendero, caminando sobre el brezo bajo, continuamos el descenso hasta la senda hitada por la que subimos, alcanzando poco después el fondo del valle.
Lagunas del Cornón situadas al este de su cresta meridional.
Laguna del Cornón. Vemos, al fondo, el Pico la Regada
Otra vista de la Laguna del Cornón con el pico homónimo al fondo y el Asta a la derecha.

      La senda sube hasta alcanzar otra vez el collado Entre los Picos, pero, en lugar de faldear el Pico la Regada por el oeste (por donde vinimos), seguimos los hitos del camino señalizado que lo rodea por el este describiendo un pequeño arco. El camino continúa en ligero descenso por una amplia campera salpicada de escobas, más abajo ensancha y llega a una solitaria cabaña recientemente arreglada en medio de un pastizal.
Pequeñas y hermosas lagunas que deja el Arroyo Gacheiro cerca de su nacimiento y antes de precipitarse en un cercano barranco.

Rodeado el Pico las Regadas por oriente, nos dirigimos campera abajo hacia la cabaña que vemos en el centro. Estamos de nuevo en el valle de Lumajo; el Muxivén está a la derecha.

Cabaña en medio de la padera con el Muxivén al fondo.
        Después atraviesa un escobar ralo, desemboca en una pista en la zona de las Brañas Viejas de las Navariegas. Más adelante deja a derecha un desvío hacia una cercana cabaña ganadera en uso y se acerca al fondo del valle donde da un par de revueltas para subir un corto tramo.
Llegando al fondo del valle de Lumajo encontramos estos prados cerrados, al otro lado, por la Loma de la Mozarra.

Entrando en Lumajo
      En la subsiguiente bajada final enlazamos con el desvío por el que subimos al Muxivén, después cruzamos el Reguero el Xistral y enseguida el Arroyo de la Almozarra por un puente. La pista hace una corta subida antes de entrar en Lumajo en cuya fuente paramos para refrescarnos. El día ha sido tórrido y el agua fresca es un alivio necesario.

Lorenzo Sánchez Velázquez





lunes, 19 de junio de 2017

Peña Jascal. Circular desde La Molina

Salida y llegada: La Molina (Concejo de Cabrales)
Distancia: 18,0 km
Duración: 9:00 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 1600 m
Altura Inicial: 360 m
Altura máxima: 1730 m
Fecha de realización: 10/VI/2017
Dificultad: alta
Track de la ruta

Itinerario: La Molina – Río Casaño – Fresnedal o La Pedrera – Collado Uncedu – Jollambres – Collado Romuedu – Paré la Gotera – Collaú Cerredo – Collado Vistuertas – Collado Cotera Muniós – Majada Semuñón – Muesca’l Llagu – Vega Salinas – Majada el Jascal – Paramentosu del Jascal – Peña Jascal – Majada la Veyuga – La Concha’l Riegu – Brañaredonda – Colláu Llinares – Los Retraites – El Coterón – Cueste’l Pandu – Riega Voluga – Puente Pompedro – La Molina.

         Como algunos compañeros del grupo no conocían la Peña Jascal, decidimos subirla buscando alguna alternativa distinta a las que comienzan en el lago Ercina o en la aldea cabraliega de La Molina que pasa por la Majada Ceribios. Encontramos en el blog de Cienfuegos otra subida que nos pareció interesante y nos encaminamos a La Molina para seguirla más o menos. La mayor diferencia fue al subir por la Paré de la Gotera donde acertamos con la senda correcta.
Inicio de la ruta en el camino que sale de la carretera en la curva que precede a La Molina.

         Aparcamos antes de la cerrada curva a la derecha que precede a la aldea. Allí mismo cogemos el camino que baja hacia los prados y cabañas de San Martín y Valliyu Saltu. Una portilla nos permite atravesar el prado y bajar al río Casaño donde enlazamos con el camino ancho que viene de La Molinera. El puente de hormigón nos permite cruzar el río continuando después por la senda de la izquierda algo abandonada y que finaliza ante de la portilla de acceso a las cabañas de Fresnedal después de cruzar la pequeña riega de La Jorada.
Cruzando el puente de hormigón sobre el río Casaño

Grandes castaños y bosque de ribera antes de llegar a Fresnedal

Cabaña de Fresnedal
         Un camino de servidumbre nos permite subir entre los prados. Al principio está bien pero más arriba lo encontramos invadido por la maleza y cruzamos un prado por la orilla hasta salir a la pista que viene de Berodia. El calor aprieta ya a estas horas de la mañana y echando la vista atrás, hacia el norte, vemos el camino que hemos recorrido. Hacia el sur destaca la afilada Peña la Carta que nos va a permitir subir muchos metros, el Cueto Llovedo a su izquierda y al fondo El Cuetón (donde estuvimos en octubre). Enseguida llegamos al Collado Uncedo donde seguimos por el camino de la derecha y a los pocos metros por otro también a la derecha.
Cruce de caminos en el Collado Uncedo. La pista que traemos desemboca en la que se ve en la foto. Y hacia la derecha se intuye otra pista hormigonada, al otro lado de la alambrada, por la que subiremos. Al fondo vemos los crestones de la Sierra de Dobros, el Monte las Coronas detrás y Cueto Llovedo a la derecha.

        Remonta hormigonado y deja a la derecha la cabaña de Jollambres para alcanzar el collado Remuedo donde tomamos otro a la izquierda que llega hasta un prado. Lo cruzamos sin acercarnos a la cabaña y salimos por un paso practicado a modo de escalera para superar la alambrada (creo que hay un camino que rodea el prado por la izquierda porque accedimos a él después de cruzarlo).
Desde el collado Remuedo vemos la Peña la Carta por cuya horcada (que vemos) pasaremos. La senda sube por la loma y pasa por encina de una peña pequeña que se ve a media ladera. En la foto no se aprecia la fuerte inclinación de estas laderas.

        Obviando el camino que rodea el prado, seguimos por una senda que sube directa entre las cotoyas  hasta un claro de hierba, Las Eras, donde hay una cerca metálica de uso ganadero. Aquí hay que buscar la continuación del sendero que sube directo y no coger el que rodea la peña por la izquierda. Más arriba supera unas peñas para acceder a un tramo llano que rodea por la izquierda una  peña vertical en cuya base hay una cueva. Las caídas hacia el este son considerables y debemos cruzar en ascenso un pequeño embudo de hierba dejando a la izquierda otra peña más pequeña. Después acometemos una dura subida por una amplia canal de hierba donde la senda dibuja peldaños facilitando así la progresión. Alcanzamos una horcada donde damos vista al valle de La Jorada a poniente.
La senda supera un pequeño crestón rocoso antes de enfilarse hacia la canal de hierba

Faldeando un pequeño embudo de hierba; la senda va bien marcada.

Rodeando la peña de la derecha hay un cueva. Las caídas a la izquierda son importantes.

Venimos de entre las dos peñas que veíamos desde abajo en la foto anterior. Aquí la inclinación también es muy grande.
          La senda continúa un corto tramos de unos 6 u 8 metros labrada en la roca y sube después hasta una singular fuente que da nombre al lugar. Aunque estamos en la ladera occidental de la Peña la Carta a esta zona se la llama La Paré de la Gotera. En efecto, una gota cae continuamente de la húmeda y vertical roca donde medra la hiedra. Han colgado un caldero de goma que recoge el agua y está lleno. El agua está limpia y se puede beber (ninguno de los que la bebimos tuvo después problemas).
Después de la horcada, la senda labrada en la piedra pasa a la vertiente occidental de la Peña la Carta. El paso es sencillo de unos 6 u 8 metros.
Caldero de goma en la Paré de la Gotera en la ladera occidental de la Peña de la Carta.

         La senda remonta al bies la ladera del valle hasta alcanzar el Colláu Cerredo que da vista al Valle Reseco, al este; el valle está cerrado, al otro lado, por el Cueto Llovedo. Después, la senda faldea, en ligero ascenso, la ladera occidental del valle y alcanza el collado Vistuertas que da vista al Valle de Pierdón a poniente. Continuamos la progresión por la misma arista del alomado pico Muniós hasta alcanzar, después de cruzar un pequeño humedal, el collado del mismo nombre dando vista a la Vega de Ternas, al este, donde apreciamos sus cabañas en ruinas y La Canal al sur que permite ascender a cotas más altas. Por estos parajes estuvimos cuando subimos a El Cuetón por la Foz de Burdio (Seu del Hombre Muerto) y bajamos por la Sierra de Dobros (ver esta entrada).
Mirando hacia atrás desde el Collado Cerredo: Peña de la Carta; la sedo y la Paré de la Gotera quedan en la zona de sombra.
Cabecera del Valle Reseco. A la izquierda el Monte de las Coronas y al fondo la zona de El Cuetón.

La senda nos lleva al collado Vistuertas que vemos en la foto. Se sigue por la misma arista hacia la izquierda.

Por la arista que viene de Vistuertas. Arriba se ve el collado Muniós que da vista a la izquierda a la Vega de Ternas.


         Otra senda armada y en buen estado nos permite remontar por la pedregosa ladera del Pico Teyeres hasta enlazar con una canal de hierba que lleva hasta la remota y grande Majada de Semuñón. Al llegar sólo vislumbramos algunas de sus cabañas entre la niebla que se ha metido después del último collado.
Camino armado que faldea el Pico Teyeres y sube a Semuñón.
        Aprovechamos los pocos segundos que nos ofrece una visión más nítida de las cabañas para hacer algunas fotos y continuamos la marcha. Sorprende que en estos parajes tan remotos haya tantas cabañas arregladas (alguna tiene pórtico, mesa de madera de reciente factura, tejado arreglado, incluso vemos algún panel solar) cuando hemos visto otras con mejor acceso en ruinas. Hay que decir que a Semuñón no se accede normalmente por el camino que traemos. Se llega mejor desde La Molina por Los Retraites, Las Brañas y Jostiqueruda; pero, aún así, está muy lejos.
Primeras cabañas que vemos al llegar a Semuñón. Las mejores están un poco más adelante.

         También nos sorprenden una fuente con grifo hecha con una cántara de leche y la gran cantidad de vacas que pastan por estas vegas. Será una constante en todo el recorrido: no hay vega, majada o lugar de pasto sin vacas. A mí me parecen demasiadas porque impiden la regeneración de la vegetación original que debió cubrir estos pequeños valles. Quizás deberían acotar algunos. De todas formas es una opinión personal poco fundamentada.
Cabañas y corrales arreglados en Semuñón. Hay incluso un panel solar.

En Semuñon, la cabaña del fondo está muy bien arreglada.
Original fuente cerca de Semuñón

         Como no queremos perder altura para acercarnos a la Laguna de Jostiqueruda, remontamos la ladera pedregosa para pasar por la Muesca’l Llagu. En el camino, cuando las nubes se diluyen algo, tenemos una buena imagen del lago. La senda desciende desde La Muesca hasta la amplia Vega de Salinas (más vacas) por donde pasamos al bajar del Cabezo Lleroso (ver esta otra entrada).
Laguna de Jostiqueruda desde la Muesca´l Llagu.

         Rodeamos la vega por la izquierda y, medio de la niebla, continuamos ayudados por el GPS (no adentrarse por estos parajes con niebla si no se dispone de un buen aparato de orientación) hasta enlazar con el camino que sube a la majada del Jascal desde Ceribios. En este tramo, y antes de enlazar con el camino, la senda se pierde con frecuencia. Entre la niebla vemos algunas cabañas de la majada pero no llegamos a ver siquiera el valle del río Jascal por donde subimos a Cabezo Lleroso.
Cabaña en la Majada el Jascal. Para no perder altura remontamos las peñas que hay detrás del fotógrafo.

         Para no bajar a la hondonada donde se sume el río Jascal y subir después al collado Palmentosu, remontamos por las peñas hasta alcanzar el amplio y herboso collado. Más vacas. Ahora toca subir por la empinada panda del Jascal. Lo tomamos con calma y, aún así, se hace duro: hemos subido ya más de 1200 metros. Después de un primer tramo de hierba muy inclinado, continuamos por una amplia canal de piedras y hierba hasta situarnos en las peñas que coronan la arista de la montaña. El último tramo es el más inclinado.
Por la arista del Jascal
         Por la arista, sorteando peñas, casi en llano, avanzamos unos 200 metros hasta situarnos en el punto más alto donde hay un original buzón de montaña. Poco antes de encumbrarnos en la arista las nubes han quedado abajo y navegamos sobre un mar esponjoso que tiene como consecuencia un sol de justicia y un temperatura muy alta. El calor aprieta tanto que algunos se cobijan en la exigua sombra que proyecta la peña que soporta el buzón.
Buzón de montaña en la cima del Jascal
Cabezo Lleroso desde la cima del Jascal

Por encima de las nubes vemos: Neverón, Párdida, Cuetos del Trave y, alineados, Dobresengros, Cabrones y Torrecerredo, entre otros.
Macizo Occidental: Jultayu tapado por una nube, Cuvicente, Peña Blanca, Robliza, Peña Santa, Cabrones, Los Traviesos, etc.

Los Traviesos por delante de Peña Santa, Torre Santa de Enol, Torres de Cebolleda, Los Argaos y Requexón.
        Fotos y un breve y merecido descanso para desandar después la arista y descender por donde subimos hasta un pedrero. Aquí nos sumergimos otra vez entre las nubes. Lo más fácil habría sido bajar directos hasta el collado Palmentosu y desde allí por amplia canal de hierba descender hacia el oeste hasta Veyuga Baxu. Pero como no lo tenemos muy claro, queremos visitar también la Majada La Veyuga (la alta) y, además, estamos metidos en la niebla, procuramos seguir más o menos fielmente la señalización del GPS.
Cabaña de la Majada la Veyuga con Peña Ruana detrás

        Siguiendo los tramos de hierba caminamos hacia el oeste metiéndonos después entre las peñas por una especie de filón que permite bajar con cierta comodidad. Alcanzamos el Jou L’Arenera  del que salimos por la derecha. Una canal en la dirección correcta (hacia el noroeste) nos lleva a otra hondonada herbosa de la que salimos por la izquierda para enlazar con una senda que baja recta dejando atrás las peñas. Continuamos después por una zona invadida por la cotoya con la vista puesta en las cabañas de La Veyuga y en la Peña Ruana que aparece y desaparece al albur de las nubes.
Cabañas de La Veyuga

         Cuando llegamos abajo las nubes se han ido disipando y podemos ver la extensa cresta del Jascal.  Las cabañas alineadas en arco bajo la protección de la peña, conservan la mayoría sus tejados rojos y otro gran rebaño de vacas pastan entre ellas y en la extensa pradera. Nos escoramos hacia poniente para ver si la fuente y abrevadero tienen agua y vemos que no sale ni gota.
Las nubes van desapareciendo y desde la Veyuga vemos el collado Palmentosu y, a la derecha, la Peña'l Jascal.

         El camino nos lleva ahora hacia la zona baja de la majada, al norte, y vemos con claridad el ancho valle que sube al Palmentosu y las crestas de la Peña Jascal. También aquí hay vacas. La senda baja paralela al reguero de la Concha’l Riegu hasta la amplia y feraz vega de Brañaredonda donde hay una gran cabaña de dos plantas en ruinas (sin tejado) y una abundante cabaña bovina (contamos tres toros entre muchas vacas).
Bajando por la riega de la Concha'l Riegu llegamos a la amplia vega de Brañarredonda.

         A la derecha avanza el camino que sube a la majada de Ceribios que ya conocemos y, más allá, a la Vega de Salinas por donde pasamos por la mañana. Al final de la extensa vega encontramos el Colláu Llinares que da paso a los pastos y vega de Brañas que quedan a la derecha y por donde pasa el ramal del camino hacia el oeste hasta Jostiqueruda y Semuñón como ya indicamos más arriba.
Ya hemos pasado el collado Llinares y estamos cerca de los Retraites que permiten descender de la sierra.

        El nuestro continúa hacia el norte pasando por Valdellase hasta situarnos en el escalón de la sierra. Abajo vemos la cabaña del Coterón, la Cueste’l Pandu y el Valle Tamañán a la izquierda. El camino, empedrado en este tramo (Los Retraites), baja por la inclinada ladera dando muchas y cortas revueltas hasta la cabaña de El Coterón. El montículo que tenemos de frente, al norte, se puede bordear por ambos lados. Como otras veces hemos bajado y subido por la derecha, esta vez toca por la otra mano.
Bajando por el camino empedrado de Los Retraites. Abajo se ve la cabaña de El Coterón
Cabaña de El Coterón

        Desde la cabaña bajamos directos hasta enlazar con el camino que, después de rodear el montículo entre cotoyas, enlaza con el otro y ambos descienden por la Cuesta el Pandu hasta el collado del mismo nombre donde descansamos y nos reagrupamos a la sombra de unos grandes castaños. Enfrente la peña del Cuetu el Pandu. El camino sigue el descenso por la ladera izquierda hasta alcanzar primero y cruzar después la Riega Voluga completamente seca. Nos adentramos en una corta foz que forman el Cuetu el Pandu y el Cuetu Tamañán, y en el breve rodeo de esta última, nos encontramos con el Puente Pompedro sobre el río Casaño.
Cuesta el Pandu. Abajo vemos el collado homónimo y el Cuetu'l Pandu. A la izquierda el Valle Tamañán
Bajo los castaños del collado el Pandu. Detrás el Cuetu'l Pandu

Observando el río Casaño desde el Puente Pompedro

Capilla de la Virgen de la O en La Molina. Al fondo vemos la Peña la Carta, el collado Cerredo y las Vistuertas por donde subimos.

        Como siempre, el agua ruge en el profundo y estrecho desfiladero donde han colocado cuerdas para facilitar los descensos por estas bravas aguas. Después de cruzar el puente, el camino ancho y empedrado, sube entre castaños, avellanos, robles y hayas. Más adelante deja a la izquierda un pilón y a la derecha la conocida fuente Sotorraña de abundante y buena agua durante todo el año. Llegamos a La Molina desde donde vemos parte del camino que seguimos en la ida a través de la Paré de la Gotera. Dejo la foto con la Capilla de la Virgen de la O en primer plano.

Lorenzo Sánchez Velázquez