miércoles, 14 de junio de 2017

Arcos de Agua y Peña Cefera. Circular desde Fasgar en Omaña

Salida y llegada: Fasgar  (Municipio de Murias de Paredes, León)
Distancia: 20,3 km 
Duración: 7:15 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 1100 m
Altura Inicial: 1270 m
Altura máxima: 2063 m
Fecha de realización: 3/VI/2017
Dificultad: media
Track de la ruta


Itinerario: Fasgar – Fuente del Abedul – Collado de Campo – Ermita de Santiago – Collado de Campo – Sesteadero del Buey de Fraile – Pico Arcos de Agua (Fernán Pérez) – Collada Arca de Agua – Peña Cefera – Sierra de las Tiendas – Alto del Pando – Vegapujín – Río Valle Gordo – Fasgar.

Como ya tuvimos ocasión de disfrutar de la primavera leonesa en el camino a la Peña Gabanceda desde Casasuertes y dado que en Asturias daban un fin de semana pasado por agua, decidimos irnos al sur para hacer una ruta por la comarca de Omaña. El idea inicial era crestear la Sierra de Fernán Pérez (Pico Arcos de Agua y Peña Cefera) apreciando su entorno geológico. Pero a este objetivo le añadimos, sobre la marcha, la rica variedad cromática de la primavera con sus escobas amarilla, los rosas y blancos de los brezos, la blancura de las cuarcitas recién expuestas y el rico colorido de los líquenes que recubren  las rocas más antiguas que reinan en estos parajes.
Vista parcial del circo que forman Arcos de Agua y Peña Cefera desde esta última. Los pedreros alomados son los "glaciares rocosos"; uno a la izquierda y otro que avanza a la derecha saliendo de la foto. Las lagunas o restos de cubetas de sobreexcavación quedan a la derecha de la foto (ver más abajo en otra fotografía)

 
El amplio circo que forma al norte la Sierra de Fernán Pérez (Pico Arcos de Agua y Peña Cefera) contiene tres lagunas rodeadas de pequeñas morrenas que son los restos de las “cubetas de sobreexcavación“ producidas por los hielos glaciares. También hay varios “glaciares rocosos”  inactivos hoy día por la ausencia hielos perpetuos; uno de ellos forma una lengua rocosa de unos 600 metros siendo uno de los mayores de la Cordillera Cantábrica. Estas laderas vierten al río Valle Gordo que más abajo forma el Omañas tributario a su vez del Órbigo en la cuenca del Duero. El valle del Campo de Santiago, al otro lado de la sierra y al sur de la de Gistredo, es cabecera del río Boeza (afluente del Sil) y contiene uno de los paisajes más interesante de origen glaciar de la cordillera Cantábrica. Para más información ver la Guía del Patrimonio Geológico de las comarcas de Cuatro Valles publicado en 2013 con 58 puntos de interés geológico del norte de León.
Puente de origen medieval en Fasgar

En Fasgar, aldea que pertenece al municipio de Murias de Paredes, se puede aparcar en la plaza al lado del pequeño puente de origen medieval que cruza el río Valle Gordo. Casas construidas con piedra pizarrosa y cuarcitas, con tejados de pizarra típicos de la arquitectura omañesa, y la pequeña iglesia parroquial de Santa María, rodean esta plaza donde han fabricado unos rudimentarios escalones de piedra al lado de un feo templete. Mucho más conocida es la Ermita de Santiago situada en el valle del Campo de Santiago a unos 3,5 km de Fasgar a la que acuden muchos vecinos de la comarca para celebrar una concurrida romería el 25 de julio.
Vista de Fasgar y del río de Valle Gordo

Ermita del Santo Cristo en el barrio del Piornalín

Un panel en la plaza nos informa sobre la ruta al valle del Campo de Santiago y una flecha en el puente nos indica su dirección; la seguimos, cruzando el río Valle Gordo. La empinada calle deja a la izquierda la ermita del Santo Cristo en el barrio del Piornalín y continúa hacia el oeste en forma de pista dejando a la derecha el valle Fasgarejo que forma un perfecto valle en U de evidente origen glaciar. A la izquierda, cubriendo toda la ladera que baja de la Sierra de Fernán Pérez y hasta el Collao de Campo, tendremos uno de los abedulares mejor conservados de León;  también encontraremos algunos robles y servales.
Abedular que cubre la ladera norte de la Sierra de Fernán Pérez

Enseguida sale a la izquierda el camino de Peñas Blancas que se dirige a unas antiguas canteras de mármol. Más adelante, la pista se divide en dos. El camino llano de la derecha se dirige por el valle glaciar en U de Urdiales hacia la vega del mismo nombre situada bajo el Tambarón (que vemos entre nubes) mientras que el de la izquierda, el nuestro, remonta la Cuesta de Ocidiello a la sombra de los abedules. Pronto se alcanza una preciosa Fuente del Abedul de la que manan tres caudalosos caños y en cuyo lateral hay labrada una bonita poesía del maestro y poeta local Samuel Rubio; al otro lado de la fuente hay un feo depósito de agua.
Fuente del Abedul y poesía en la Cuesta de Ocidiello

Tras cruzar la zona de Los Caleiros, la pista se alza sobre el Collao de Campo dando vista al extenso valle del Campo de Santiago. Su forma en U es también evidente y la lengua del glaciar que albergó durante el Cuaternario llegó a tener una extensión de más de 12 kilómetros. Ahora vemos los pastizales que alimentan a una abundante cabaña ganadera y un pequeño arroyo que lo recorre formando pequeños meandros; es el nacimiento del río Boeza.
Valle glaciar del Campo de Santiago desde el Collao de Campo. Al fondo la Sierra de Gistredo.

Precisamente el collado y la Sierra de Arcos de Agua delimitan las aguas que vierten al Duero a través del río Gordo de las que se van a tierras gallegas (al Sil) por el Boeza. En el libro que antes cité se puede encontrar la explicación geológica de este prodigio. En el collado hay un panel descriptivo con la toponimia impresa sobre la fotografía del valle que informa, además, sobre su modelado glaciar, los brezales y abedulares que pueblan sus laderas y sobre la ermita de Santiago y su romería.
Campo de Santiago

No teníamos intención de visitar la ermita, pero dado que estábamos tan cerca y desde el collado no se veía (desde el collado sólo se ve una gran edificio de piedra en medio del pastizal), decidimos bajar. La pista da varias revueltas y no se llega a ver la ermita hasta que estás en el mismo valle. Paredes de piedra con tres contrafuertes a cada lado, cubierta de pizarra, pórtico y espadaña con una campana, la ermita del Campo de Santiago es conocida en toda la comarca de Omaña y todos los 25 de julio acuden allí romeros desde Fasgar por el camino que hemos recorrido y desde la aldea de Colinas del Campo de Martín Moro al sur.
Ermita de Santiago

Desandamos el camino hasta el collado y acometemos la dura subida por la ladera norte del pico Arcos de Agua. Al principio subimos por una zona de hierba recientemente desbrozada, después siguiendo un sendero que avanza entre escobas amarillas, brezos rosas y blancos y canchales de cuarcitas cubiertas de coloridos líquenes o cuarcitas blancas las que han sido recientemente fracturadas por los hielos invernales. Dejamos constancia de este rico cromatismo en nuestras fotografías. En la progresión, encontramos algunos hitos que ayudan entre las retamas y los brezos; algunos solitarios abedules anuncian el abedular de la ladera norte y, al echar la vista atrás, disfrutamos de nuevo con la vista del valle del Campo de Santiago encerrado por algunas de las altas cumbres de la Sierra de Gistredo; entre las nubes, de vez en cuando, asoma la cima de Catoute y más a la derecha el Tambarón.
Canchales de cuarcita y brezales en la subida a Arocs de Agua. Abajo valle del Campo de Santiago

En la zona más alta, donde la inclinación disminuye, aparecen entre los canchales algunos corros de mullida hierba rodeados de floridas escobas. No es de extrañar el nombre de la montaña y la riqueza acuífera de la zona: los pequeños prados son esponjas que absorben toda la lluvia que les cae y la que se filtra en los deshielos primaverales. Llama también nuestra atención la gran mole de las Torres de Vizbueno al otro lado del río Boeza.
Brezales blancos y rosas, canchales y algún solitario abudel en la subida al pico Arcos de Agua

Más arriba los escobares y la mullida pradera por la que se filtra el agua. Arriba, más canchales.

Torres de Vizbueno al otro lado del Boeza desde la subida a Arcos de Agua

La primera cima que alcanzamos de la sierra tiene por original nombre el Sesteadero del Buey de Fraile y en su lateral norte encontramos un gran hito de piedras visible desde Fasgar (a lo largo de todo el recorrido por la cumbrera de la sierra encontraremos muchos de estos grandes hitos cuya construcción se ve favorecida por la propiedad de la cuarcita de fracturarse en caras planas). Desde aquí vemos perfectamente el dibujo nítido de la extensa arista que forma la sierra.
Hito en el Sesteadero del Buey de Fraile. Vemos la arista de la Sierra con la cima más alta hacia la mitad de la foto. Al otro lado del hito (fuera de foto) se vería la aldea de Fasgar.

A partir de este punto y hasta la cima de la montaña se camina mejor porque, aunque sigue habiendo escobas, algo de brezo, enebros rastreros y canchales, su porte y densidad es mucho menor. Un corto descenso hasta una collada y el siguiente remonte por un canchal que cruzamos por la misma arista de la montaña, nos llevan a otra pequeña cumbre intermedia desde la que ya vemos las dos primeras lagunas glaciares de la ladera norte: los Llagos de Baucín. Sus pequeñas morrenas, sus alomadas laderas y su configuración nos permite hacernos una idea de cómo era el glaciar que arrancaba de aquí y bajaba hasta el Valle Gordo donde se unía con el bajaba por el de Urdiales. Un poco más adelante vemos el tercero de los lagos. Las caídas hacia el norte son verticales y alomadas hacia el sur. Avanzamos por la misma orilla del precipicio hasta el último canchal que nos eleva hasta la cumbre del pico Arcos de Agua.
Otra foto de la arista de Arcos de Agua: escobas, brezos y canchales.

Llagos de Baucín con sus pequeñas morrenas y paisaje modelado por el glaciar.

Peña Cefera desde la cima de Arcos de Agua

 El entorno próximo es precioso; muy cerca, a tiro de piedra, Peña Cefera formando junto con la nuestra el amplio circo glaciar del que antés hablé, al sur avanza la Sierra de Fernán Pérez, al oeste vemos al fondo, entre nubes, la Sierra de Gistredo y, al oeste, las Torres de Vizbueno. Pero hacia el norte, las nubes cubren completamente los grandes montes de Laciana, Somiedo, Ubiñas y Luna, incluso alguna nube muy negra amenaza con descargar sobre nosotros. No hay ninguna protección ni lugar donde guarecerse; al final hay suerte y nos libramos de la lluvia.
Canchales en la cumbre de Arcos de Agua

Ladera oriental del Arcos de Agua tapizada de brezo. Valle del Boeza.

Es el momento de tomar un respiro alimenticio protegidos del viento frío por unas peñas de la ladera oriental. En esa dirección reanudamos la marcha bajando con mucha inclinación pero escorándonos a la izquierda para coger la arista entre el tupido escobar que la rellena. Enseguida alcanzamos la breve collada Arca del Agua que nos separa de Peña Cefera.
Peña Cefera desde el collado Arca de Agua
Vista hacia atrás desde el collado Arca de Agua. A la izquierda vemos la arista por la que bajamos desde el pico Arcos de Agua.
Una corta subida nos lleva a la arista cimera por la que avanzamos unos metros entre ralas escobas, enebros rastreros y pequeños canchales para situarnos en su extremo norte y punto más alto donde hay un hito de piedras. Al otro lado, tras un corto y denso escobar, la montaña se desploma vertical hacia el circo. Desde allí tenemos una visión global de los “glaciares rocosos” que, como pedreros, bajan por el valle.
Cumbre el Peña Cefera
Llagos de Baucín desde Peña Cefera

Punto más alto de Peña Cefera. Después del escobar, las caídas son verticales.

Una minúscula senda rodea el precipicio y baja por la misma arista occidental de la peña entre un tupido brezal en flor. Superado el vertiginoso descenso, y tras un corto llaneo al borde del circo, los brezos dan paso a las escobas y las laderas suavizan su inclinación a ambos lados hasta alcanzar un camino ancho y llano que avanza entre escobas por la cumbrera de la Sierra de las Tiendas.
Arista oriental de Peña Cefera por donde va una minúscula senda entre las escobas y los brezos.

Otra vista de la citada arista de Peña Cefera.

En los canchales que vamos atravesando encontramos varios hitos grandes y algún improvisado refugio construidos con cuarcitas. Más allá, después de atravesar un brezal, alcanzamos un collado donde el camino, ahora más ancho, remonta al otro lado el alomado pico de los Riscos del Pando. Como no queremos subirlo para después bajar al otro lado, cogemos una senda que lo rodea por el norte y enlaza, en el Alto del Pando, con un cruce de caminos.
Canchal en la Sierra de las Tiendas con Peña Cefera y Arcos de Agua al fondo.

El antiguo Camino de Tremor de Arriba a Posada de Omaña, convertido hoy en pista, atraviesa el alto de sur a norte; hacia el sureste arranca el Camino Asturiano de Barrio de la Puente a Barrios de Nistoso siguiendo en parte el trazado de uno de los canales construidos por los romanos para llevar el agua desde el circo de Peña Cefera y Arcos de Agua hasta la ladera oriental del alomado pico Suspirón (situado al este del Alto de Pando) y finalmente, desde el collado, arranca otra senda que rodea por el norte el Suspirón siguiendo el trazado de otro canal hasta confluir con el anterior en la ladera oriental donde se situaría el estanque de almacenamiento. El agua servía para el lavado de los minerales auríferos. De todo esto sólo vemos una flecha que nos muestra una dirección y el rótulo “Presa antigua”. Parece ser que esta zona es un punto de referencia de la minería romana del oro en la Omaña. Para más información ver esta noticia en el Diario de León (http://www.diariodeleon.es/noticias/afondo/murias-pone-valor-mineria-romana-oro-valle-gordo-cinco-rutas_543198.html). Para otro día queda la visita a la “Presa antigua” y el tramo del canal desbrozado y limpio.
Bajando por el Camino de Tremor de Arriba a Posada de Omaña

En el Alto del Pando cogemos la pista que baja hacia Posada de Omaña al norte. Las laderas cubiertas de escobas amarillas son un deleite para la vista y, en la cuarta revuelta, abandonamos el camino para continuar por otro a la izquierda que llanea en medio de un pequeño bosque de robles. Pronto alcanzamos un collado de hierba que atravesamos.

Altas escobas y robles en el desvío hacia Vegapujín

Cerca de Vegapujín
Descendemos al otro lado por una senda que desemboca pronto en otro camino ancho que viene de El Chanón (a la izquierda) y se dirige también a la aldea de Posada. Unos metros más adelante, ante una rústica muria de un prado, también lo dejamos y seguimos por otro que rodea el cercado por la izquierda y continúa después, más ancho y en descenso, dando dos revueltas entre prados invadidos por las escobas hasta la aldea de Vegapujín.
Dejando atrás Vegapujín

Sauces en el camino antiguo entre Vegapujín y Fasgar. A la derecha pasa el río Valle Gordo.

Entrando en Fasgar

El río Valle Gordo atraviesa la aldea y nosotros también pero en sentido contrario. Vemos paredes de piedra vista o enfoscadas con feo mortero de cemento y tejados de pizarra. Un panel informa sobre la corta ruta de la Senda del río Valle Gordo. Se trata del camino antiguo que comunicaba Aguasmestas con Fasgar hasta que se construyó la actual carretera en los años 60 del siglo pasado. Poco más de 2 kilómetros de agradable y llano paseo río arriba por su margen derecha, entre prados, cruzando por un puente el regato de Buzobrín, nos introducen en Fasgar por la calle del Osedo donde encontramos un potro de madera para herrar los animales y un puente de piedra que precede al de la plaza.


Lorenzo Sánchez Velázquez



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