domingo, 27 de noviembre de 2022

Pico Paisano, Pico Muniano y Horcado de Hueres. Entre Noriega y Panes

Salida: La Pereda-Noriega (Concejo de Rivadedeva)
Llegada: Panes (Concejo de Peñamellera Baja)
Distancia: 19.5 km
Duración: 6:30 h (sin paradas)
Subidas Acumuladas: 1150 m
Bajadas Acumuladas: 1230 m
Altura Inicial: 103 m
Altura Máxima: 818 m
Fecha de realización: 23/XI/2022
Dificultad: media
Track de la ruta



Itinerario: La Pereda (Noriega) – El Fresnu – La Fuentona – Desvío a Minas el Pilar – El Colláu – Braña la Pipa – Pico el Paisano – Pico Muniano – Jayuela – Horcado de Hueres (O) – Horcado de Hueres (E) – Ortigosu – Braña la Pipa – El Colláu – Collado de los Gamones – Minas el Pilar – Camino de la Escala – Sembia – Alevia – Carretera PB-2 – Siejo – Panes.


Esta travesía, organizada por el GM Ensidesa de Gijón, tenía como objetivo subir al Pico Paisano, pico situado en la vertiente meridional de la Sierra del Cuera y uno de los más orientales de esta sierra. Partimos de la aldea de Noriega y, como llegamos pronto a su cima, decidimos subir al Horcado de Hueres en el límite septentrional de la sierra con vistas a la rasa costera. Finalmente bajamos a Alevia y, por carretera, caminamos hasta Panes.

Subiendo por la pista con la Sierra del Cuera al fondo.

La pista que sale del barrio de La Pereda avanza (SO) entre prados y casas de aldea, con tramos de hormigón, hacia la ladera septentrional de la Sierra del Cuera que vemos tupida de un denso cotoyal. Pasamos junto a El Fresnu y dejamos a la izquierda la toma de agua de La Fuentona desde donde observamos una imponente y algo lejana cascada seguramente estacional; las lluvias de la noche habrán favorecido la crecida.

A la derecha de la pista, en la zona de La Fuentona, vemos esta impresionante cascada estacional.

El camino remonta mediante varias revueltas para salir a una zona donde la broza rellena complemente las laderas de lo que fueron pastos; encontramos parte la zona quemada. Mientras que la pista sube hacia el sur hasta las instalaciones de Minas el Pilar que beneficiaban hierro y manganeso, nuestro camino toma un desvío a la derecha para seguir un camino menos marcado que baja unos metros (O) y se reorienta después al sur para superar otro escalón de la sierra.

En la zona alta la sierra no tiene vegetación arbórea.

Al alcanzar un primer collado en la zona alta de la sierra se abre la vista al sur y vemos las cumbres que subiremos esta jornada: el pico El Paisano con la Ermita de San Antonio en su cima y el Pico Muniano a la derecha. Un corto descenso rodeando por la izquierda un profundo y amplio jou nos deja al lado de un prado con buena cerca y cabaña de uso ganadero. Poco más adelante está El Colláu desde donde partirá nuestro camino de regreso hacia Alevia.

Al alcanzar la cumbrera de la Sierra del Cuera vemos nuestro objetivo: Pico el Paisano en el centro. Para llegar a él debemos rodear por la izquierda el profundo valle que se interpone. Al fondo, a la derecha, vemos la continuación de la sierra hacia el Pico Liño.

Buen prado y cabaña ganadera en la zona de El Colláu.

Seguimos por la pista (O) hasta la Braña la Pipa con buenos pastos y cabañas en completa ruina. La braña debió ser importante a juzgar por los sólidos y bien labrados sillares de sus cabañas; tan sólo una se mantiene en pie y es de reciente factura. La pista termina aquí. Una senda le da continuación atravesando algunas cercas piedra (el camino antiguo las rodearía) y dejando a uno y otro lado otros prados y cabañas en ruinas.

Prados en la Braña de la Pipa con el Pico el Paisano detrás.

Esta foto hace panorámica con la anterior. Vemos en el centro la única cabaña en pie de la Braña de la Pipa. A l izda el Pico el Paisano y a la dcha las dos cumbres del Horcado de Hueres (subiremos ambas cumbres).

Cabaña en ruinas en la Braña de la Pipa.

Al llega a la base del Pico Paisano optamos por hacer la ascensión frontal (E) en lugar de seguir la senda y rodear la peña hasta la ladera norte mucho más sencilla. Recientes quemas y una franja de hierba nos permiten subir al principio, pero la ladera es muy inclinada. A media altura dejamos a la derecha dos cuevas que quizás sean antiguas bocaminas y, al final, llegamos al afilado roquedo que debemos superar echando las manos y cruzando una alambrada ganadera. Superado el crestón, enseguida llegamos a la cima con la Capilla de San Antonio en un estado de conservación bastante mejorable.

Vista de la ladera oriental del Pico el Paisano. La ruta normal la rodea por la derecha (fuera de foto) para subir por la sencilla ladera norte. Nosotros la subiremos desde aquí frontalmente (la foto no refleja la inclinación del terreno).

La pequeña capilla dedicada a San Antonio en la cima del Pico el Paisano.

Imagen del Sagrado Corazón en el interior de la capilla.

El día, aunque con buena temperatura, está brumoso y las fotos del paisaje no son muy buenas. Por eso en este reportaje uso otras que hice con mejor día hace unos años.


Vista (con teleobjetivo) hacia el sureste desde el Pico el Paisano.

Continuación de la panorámica anterior hacia el sur (también con teleobjetivo).

Seguimos con la panorámica anterior hacia el sur.

Continuamos virando hacia el sur.

Vista hacia el suroeste del Macizo Central de Picos de Europa.

Al oeste vemos una buena parte de la Sierra del Cuera (hasta el Turbina, en el centro de la sierra).

Vista de la rasa costera desde el Pico del Paisano

Continuación de la panorámica anterior desde El Paisano.

Bajamos por la ladera occidental y enseguida encontramos una sendilla que nos sube al cercano Pico Muniano. Parece ser que los nombres del Paisano y el Muniano están cambiados en los mapas del IGN. Es pronto y decidimos ampliar la excursión subiendo a la cresta que cierra la sierra por el norte. Para ello, bajamos por la despejada ladera noroccidental hasta un puente de tierra entre dos profundos jous que nos permite afrontar mejor la subida al Horcado de Hueres por la ladera meridional. Llegamos a la cumbrera norte de la sierra y caminamos unos metros hasta el punto más alto al oeste. Desandamos el camino y seguimos la arista cimera hasta alcanzar la cima más oriental del Horcado de Hueres.

Bajando por la ladera occidental del Pico Paisano vemos el Pico Muniano. Una sendilla nos permite subir con facilidad al Pico Muniano que vemos enfrente.

Vista del Pico Paisano desde el Muniano. Por detrás se ve el Pico Llueres con su antena.

Desde la cumbre occidental del Horcado de Hueres vemos el Pico Muniano (dcha) y el Paisano (izda).

Desde la cumbre oriental del Horcado de Hueres vemos el Muniano al otro lado del valle. Bajaremos al puente de hierba donde hay un pilón y arranca una senda hacia la izda que faldeará este pico y el Paisano (a la izda fuera de foto).

Sin camino ni senda, buscando los tramos más despejados de la ladera sur, bajamos hasta otro amplio puente de tierra entre dos hondonadas que tiene un pilón ganadero. Ortigosu lo llaman los mapas a este lugar. Aquí seguimos un marcado sendero que, en ascenso, faldea por el norte los picos Muniano y Paisano hasta regresar a la Braña la Pipa. Desandamos el camino hasta El Colláu y cogemos la pista hacia el sureste que nos permitirá acercarnos a las minas abandonadas de El Pilar.

Desde Ortigosa vemos la cumbre occidental del Horcado de Hueres. Bajamos de la oriental por la ladera de la derecha (fuera de foto).

Desde la zona alta de la Braña la Pipa miramos hacia atrás. Vemos el Pico el Paisano (izda) y las dos cumbres del Horcado de Hueres. Es clara la forma en U del valle intermedio de evidente origen glaciar.

Casi llana, con pequeños repechos y cortas bajadas, pronto pasamos por el Collado de los Gamones y caemos sobre las antiguas instalaciones de las minas. Aún se conservan restos de construcciones, el edificio del transformador eléctrico y diverso material de hierro desperdigado aquí y allá. La pista se divide en dos. Si fuésemos a la izquierda bajaríamos a Noriega, si a la derecha terminaríamos en el escalón meridional de la sierra por donde baja zigzagueante una preciosa senda colgada. Hacemos esto último. Al llegar al cercano borde meridional de la sierra vemos como aún se conservan los restos del sistema de poleas que permitió bajar el mineral (manganeso) en cangilones hasta los lavaderos de Abándames. Paramos a comer.

Instalaciones de las antiguas Minas el Pilar.

En el borde meridional de la sierra hubo un sistema de poleas para bajar el mineral de manganeso.

Continuamos la ruta siguiendo la senda armada (Camino de la Escala) que se retuerce en un palmo de terrero para bajar por la vertical ladera. Después de varias revueltas hacia el sur, el camino, asegurado por buenas armaduras, gira al este para continuar el descenso y salir del tramo rocoso más inclinado. Dejados atrás los contrafuertes calizos, encontramos una zona de prados y una soberbia cabaña (Sembria) cuyo propietario ganó terreno al roquedo mediante terrazas aseguradas por grandes pedruscos calizos.

Bajando por el Camín de la Escala.

Vista hacia arriba desde el Camín de la Escala. Vemos arriba la torreta primera en la que se apoyaba el sistema de poleas para bajar mineral de la Mina el Pilar.

Seguimos por el Camín de la Escala.

Cerca de Alevia dejamos atrás el roquedo aparecen los prados y el camino se ensancha.

El camino se ensancha, cruza terrenos más amables con buenos prados y cabañas y pronto desemboca en la aldea de Alevia. Bien cuidada, con edificios construidos o rehabilitados con buen gusto tradicional tiene otras casonas de indianos como Quinta de Arriba. Construida en 1910 por el arquitecto catalán Marceliano Coquillat y Llofriu para José Lezamo que al regresar de Cuba se instaló en Barcelona y la mandó construir al gusto modernista como segunda residencia. Es destacable también la Iglesia de San Juan Bautista, la Capilla de San Antonio y la Torre del Reloj. Las vistas hacia el tramo final del Valle del Cares y su entronque con el Deva son magníficas desde la trasera de la iglesia.

A la entrada de Alevia encontramos este lavadero bien arreglado.

La Quinta de Arriba es una casona de indiano mandada construir por el indiano José Lezama a su regreso de Cuba. La obra es del arquitecto catalán Marceliano Coquillat y Llofriu.

Iglesia de Alevia.

Vista del tramo inferior del Deva su paso por Siejo (más cerca) y Panes (al otro lado del río).

Aunque podíamos terminar la ruta en este punto, el autobús nos espera en la capital del concejo. Bajamos por la carretera dando un agradable paseo de 3 kilómetros hasta Siejo en la margen izquierda del Deva y cruzamos el puente metálico para terminar en Panes esta magnífica excursión. 

Lorenzo Sánchez Velázquez


 

viernes, 18 de noviembre de 2022

El Rasu y El Recuencu. Travesía entre Collado Llomena y Sobrefoz

Salida: Collado Llomena (Concejo de Ponga)

Llegada: Sobrefoz (Concejo de Ponga)
Distancia: 15.8 km
Duración: 5:30 h (sin paradas)
Subidas Acumuladas: 950 m
Bajadas Acumuladas: 1300 m
Altura Inicial: 993 m
Altura Máxima: 1642 m
Fecha de realización: 16/XI/2022
Dificultad: media
Track de la ruta


Itinerario: Collado Llomena – Les Bedules – El Biforcu – Les Llampes – El Rasu – Collada les Riegues – Collada Pumerín – Collada de les Caldes – El Recuencu – Collada les Caldes – Arroyo Vallizón – Monte Hoyero – Foz de Enol – Pista a Ventaniella – Sobrefoz.


Organizada por el GM Ensidesa de Gijón, la ruta propuesta tenía como objetivo subir al Pico el Rasu en medio de una travesía entre el Collado Llomena y Sobrefoz por la Foz de Enol. Como la ruta se nos quedaba algo corta decidimos subir al Recuencu a pesar del vendaval que nos azotó en la subida y la bajada de este afilado pico.

Recuencu desde la cima del Maciédome, al oeste (Foto de Octubre de 2020).

El Collado Llomena está situado a unos 1000 metros de altura en la carretera que une San Juan de Belleño con Puente Vidosa y la N-625 en pleno desfiladero de Los Beyos. Es el inicio de varias rutas de montaña y allí nos dejó el autobús fletado por el Grupo de Montaña. Comenzamos a caminar (S) en una mañana que amenazaba lluvia, lluvia que se materializó una hora más tarde y nos azotó durante otra hora. Después, el fortísimo viento no cesó hasta que estuvimos en Sobrefoz.

Llegando a la Collada de les Caldes tenemos esta imagen de la ladera oriental del Recuencu (por donde subiremos).

El camino ancho sube poco a poco hasta Les Bedules; grandes camperas con sus cabañas y sobre todo con su precioso mirador hacia el este (Picos de Europa) y el oeste (Tiatordos y Peña Taranes). En esta encrucijada, dejamos a la izquierda la pista que nos llevaría al Bosque de Peloño a través del Collado Granceno y a la derecha la que, hormigonada, retrocede hasta la carretera.

Subiendo del Collado Llomena a Les Bedules

Otra imagen del camino a Les Bedules.

Les Bedules. A la derecha vemos El Recuencu, en el centro el Pico Zorru y el Luengo, a la izda, fuera de la foto, está El Rasu.

Tiatordos, Campigüeños y Peña Taranes desde Les Bedules.

Atravesamos en ligero ascenso un bosque mixto donde abundan los acebos y algunos prados donde aún pacen las vacas, dejamos a la izquierda primero la cabaña de El Biforcu, después la de Les Foyaques y, tras una doble curva que nos permite ganar altura, llegamos  a las extensas praderas de Les Llampes. Siguiendo el camino ancho, podríamos atravesarlas y legar pronto a la Collada les Caldes, pero no subiríamos a El Rasu.

Cabaña en El Biforcu

Por el camino hacia Les Llampes.

En el arranque de la pradera damos un amplio giro en ascenso a la izquierda por una zona de hierba hasta alcanzar la cumbrera de la sierra. Una senda nos permite subir entre los brezos hasta coronar el pico El Rasu con su vértice geodésico y su buzón de montaña en forma de cruz. Desde Biforcu la incesante lluvia nos ha acompañado y amenaza con seguir a pesar del precioso arco iris que vemos al norte. Sin embargo, al poco, la lluvia da paso al fuerte viento que no nos abandonará en el resto de la ruta.

Campera previa a la arista de El Rasu. El pico del fondo es el Carriá.

Magnífico arco iris desde la arista norte de El Rasu. Al fondo los picos Pierzu (izda) y Carriá (dcha).

Subiendo a El Rasu.

Desde el Pico el Rasu. Recuencu (izda) y Tiatordos (centro).

Mirando hacia el sur desde la cima de El Recuencu: picos Luegu, y Zorru a la izda y Maciédome a la dcha.

Bajamos por la ladera sur siguiendo una senda entre la cotoya y el brezo y accedemos al claro de la Collada les Riegues. La senda, entre altos brezos, rodea por la derecha tres montículos (el del medio, el más alto, es el de Los Cepos) y nos deja en la Collada Pumerín a los pies del Pico Luengu. Virando casi 180º seguimos el camino que faldea en descenso la sierra de El Rasu hasta alcanzar la Collada de les Caldes a los pies de El Recuencu. El viento se hace aún más fuerte y dudamos de si subir al afilado pico o no.

Vista hacia atrás del pico El Rasu desde la Collada les Riegues

La senda rodea por el oeste el pico Los Cepos.


Desde la Collada Pumerín vemos el Pico Luengu a contraluz

Por el camino que une la Collada de les Caldes con la de Pumerín

Llegando a la Collada de les Caldes vemos El Recuencu

Decidimos comenzar la ascensión a ver si amaina antes de llegar a la zona rocosa que es más vertical. Las rachas a veces son tan intensas que hay que pararse y asegurar los bastones al suelo. Poco a  poco y con cuidado vamos subiendo. Al llegar a zona de roca, algo más protegida, el viento es algo más llevadero y decidimos continuar. Una pequeña trepada nos sitúa en el escalón superior de la montaña.


Vista hacia atrás desde el tramo de hierba intermedio.

Subiendo por el último tramo de roca poco antes de la cima de El Recuencu.

La marcada senda nos eleva por una franja de hierba hasta el último tramo rocoso que superamos con cuidado y siempre atentos a las rachas más fuertes de viento. Con sorpresa, encontramos que en la cima el viento es más suave y se puede caminar con facilidad. Unas fotos y a bajar. A continuación pongo algunas fotos panorámicas en todas las direcciones de las vistas en todas las direcciones. Hacia el este las nubes ocultaban las cumbres principales y he optado por poner fotos que saqué hace unos años en otra ascensión.

Vista hacia el oeste desde El Recuencu.

Continuación de la panorámica anterior hacia el noroeste.

Vista norte desde El Recuencu.

Continuación de la panorámica anterior.

Vista hacia el este desde El Recuencu.

Picos de Europa desde el Recuencu con teleobjetivo.

Vista sureste desde El Recuencu.

Esta vista es continuación de la anterior. Vemos a la izda la Collada Pumerín y los picos Luengu y Zorru.

Ocurre lo mismo que en la subida: en el primer tramo hasta bajar el escalón del destrepe el viento es soportable, pero más abajo, al ser una ladera despejada, el viento vuelve a soplar con fuerza. Llegamos a la Collada de les Caldes y no paramos; el viento es tan fuerte que decidimos bajar rápido.

Comenzamos a bajar hacia la Collada de les Caldes.

Bajando a la Foz de Enol. Tenemos que bajar hasta el Arroyo Vallizón. Al fondo vemos la alargada arista sur del Maciédome.

Por la ladera sur, siguiendo ocasionales trochas de ganado que cortan nuestra ruta, pronto alcanzamos el Arroyo Vallizón que baja seco. El marcado camino que encontramos cruza la riega y sigue en paralelo a ella por su margen izquierdo. Nos adentramos en el Monte Hoyero y, antes de cruzar la foz, en un pequeño abrigo al lado de la riega, paramos a comer.

En el Monte Hoyero, por la margen izda del Arroyo Vallizón.

En este tramo el arroyo baja seco.

La Foz de Enol nos enmarca el Tiatordos.

Cruzada la Foz de Enol nos adentramos en el Monte la Fana.

Reanudamos la marcha cruzando la corta Foz de Enol por el labrado sendero en la roca y bajamos al Monte la Fana. Tras la foz, el camino baja, cruza y descruza la riega que por aquí sí lleva agua y alcanza los prados situados cerca de la carretera. Desembocamos en la carretera que sube desde Sobrefoz a Ventaniella.

Bajando por el Monte la Fana.

Seguimos por le Monte la Fana cerca de la carretera que sube a Ventaniella.

Bajando por la carretera que sube desde Sobrefoz a Ventaniella.

Llegando a Sobrefoz.

En menos de dos kilómetros de plácido paseo llegamos a la preciosa aldea pongueta de Sobrefoz. En realidad damos un pequeño rodeo pues pensamos que el autobús estaría en la carretera. El conductor esta vez lo ha dejado cerca de la plaza y hay que retroceder unos metros.

Lorenzo Sánchez Velázquez