lunes, 23 de junio de 2014

Rabo de Asno desde Parada la Viecha

Datos de la ruta
Salida y llegada: Parada la Viecha (concejo de Cangas de Narcea) 
Distancia: 20,9 km 


Duración: 7:00 h (sin contar paradas) 
Subidas acumuladas: 1200 m 
Altura Inicial y Final: 940 m 
Altura máxima: 1889 m 
Fecha de realización: 14/VI/2014
Dificultad: media
Track de la ruta






Por una sinuosa y estrecha carretera nos acercamos a la aldea de Parada Vieja (Parada la Viecha) (940 m) en el concejo de Cangas de Narcea. Son unos 18 kilómetros desde el desvío situado en el kilómetro 46 de la AS-15 que comunica el centro de Asturias con la capital de citado concejo. Al final del pueblo, donde arrancan tres caminos y hay una fuente, se puede aparcar bien.
Pista por el valle del río Junqueras.

Iniciamos la ruta por la pista que llanea en dirección este siguiendo el estrecho valle formado por el río Junqueras. El camino discurre entre prados por una zona despejada que nos permite apreciar la gran extensión del bosque que llena la ladera occidental del valle y el propio curso del río. En llano, obviamos primero una pista que sale a la izquierda en ascenso y después otro camino a la derecha. En el punto más bajo y a 1,8 km de la aldea, abandonamos la pista para seguir por un estrecho camino herboso a la derecha que baja hacia el río. Da una revuelta a la derecha y nos deja a su orilla (864 m), donde un rudimentario puente de troncos atados con cuerda nos permite cruzarlo. Al otro lado, sumergido en el frondoso hayedo de la Chomba Bueirus, resurge el precioso camino. Mediante tres revueltas  ganamos altura rápidamente, encaminándonos hacia el sureste sobre la margen izquierda del río que murmura al fondo del barranco.

Cruzando el río Junqueras.

Después, el camino llanea permitiéndonos disfrutar de tan mágico entorno hasta que alcanzamos una cabaña en ruinas. Otro par de revueltas nos hacen ganar de nuevo altura y nos llevan hasta el extenso y alargado prado de  la Braña de Burramil, situada en medio del bosque que dejamos a la izquierda. La braña toma el nombre del arroyo que cruzamos (1060 m) enseguida virando al este y poco después al sur para acometer la subida a la Sierra de las Estacas (1171 m). Despejada de árboles, a caballo entre el valle Burramil a la izquierda y el Texedal a la derecha, el lomo de la sierra está bastante invadido por las escobas. El camino ancho que traíamos se ha convertido en sendilla oculta en algunos tramos.
 
Hayedo de la Chomba Bueirus.

Siguiéndola, nos sumergirnos de nuevo en el bosque donde resurge el camino bien marcado que nos lleva a la vera del reguero del Texedal (1220 m) cuyo curso nos servirá de guía hasta llegar a la braña del mismo nombre. Es un paraje casi virgen y de una belleza extraordinaria. La buena senda finaliza en las ruinas de una cabaña. A partir de aquí se pierde en algunos tramos aunque es fácil recuperarla con la ayuda de algunos hitos. Discurre siempre por la margen izquierda del arroyo y se empina bastante en el tramo final antes de llegar a la braña del Texedal. Las grandes y viejas hayas pueblan este bosque espectacular en el que además encontramos algunos acebos y tejos.

Senda y reguero de Texedal.

Braña y campera del Texedal.

La amplia campera o puerto (1420 m) al que salimos, surcada por el arroyo, corresponde a la cubeta o desagüe de los montes que la rodean. Todas sus cabañas están en ruinas y las laderas que la rodean están invadidas por la escoba y el brezo con presencia de servales, hayas y acebos. Buscamos la mejor forma de progresar mediante el uso ocasional de alguna senda de animales por la margen izquierda del reguero entre escobas, brezos y arándanos, escorándonos a la derecha hacia los incipientes claros entre la maleza, y siempre hacia el sur. Más arriba, después de otro brezal llegamos a una pequeña cubeta (quizás de origen glaciar) la Laguna de la Hierba (Chaguna la Cherba) (1610 m) que como su nombre indica está tapizada de juncos y hiervas. La rodeamos por la derecha y, dejando el siguiente montículo a la derecha, subimos fuertemente por una senda que vimos desde lejos hasta alcanzar otra cubeta superior la Laguna Negra (1700 m); pequeña y con aguas cristalinas. Aquí, entre los nubarrones, a veces vemos la nuestro objetivo muy próximo, pero hacia atrás la vista es casi nula.

Chaguna la Cherba.

Laguna Negra.

En la laguna tomamos una estrecha vereda que  nos lleva hacia un hombro de montaña donde se convierte en senda bien marcada, permitiéndonos rodear el valle por el que habríamos subido si no nos hubiéramos dirigido a la Laguna Negra. Desde aquí tenemos la posibilidad de subir a la sierra de frente, dejando las peñas del Rabo de Asno a la derecha, o, como hicimos, seguir la senda bajo las peñas que caen de la cima para sobrepasarla y terminar el ascenso por la alomada ladera norte.

Cima del Rabo de Asno.

En la cima (1889 m) encontramos un vértice geodésico, muchas vacas y nulas vistas. Las nubes cubrían todo a nuestro alrededor y el aire frío hacía desapacible la estancia en la cumbre. Bajamos por la ladera sur hasta unas cercanas peñas donde, al abrigo, reponemos fuerzas. Mientras, durante unos pocos segundos, se despejaba algo por occidente (Cueto Arbás, Alto Rogueiro).

Cueto Arbás entre nubes a la izda.

Cuando reemprendimos la marcha por la citada ladera sur, el viento poco a poco arrastraba las nubes y nos permitió ver la Sierra de la Serrantina y el cercano Chandurrio por el este, pero las demás cimas de Somiedo nos quedaron ocultas. Fue mala suerte porque, más adelante, cuando nos adentramos en la zona estrecha del valle de la Gobia, sin la posibilidad de tener buenas vistas, el cielo se despejó y un sol de justicia cayó sobre nosotros cuando seguimos los casi 8 kilómetros de despejada pista paralela al río Xunqueras.

Por la "Senda de la Culebra".

Como dije antes, en la cima descendimos por la ladera sur siguiendo la “Senda de la Culebra” que faldea la sierra cerca de las cumbres, en dirección sur primero, después hacia el este y finalmente hacia el sur hasta entrar en León por el collado de Las Tres Lagunas, hacia el valle de Orallo. Esta ruta la recorrimos hace unos años cuando subimos a los picos Cogollo y Cogollo Cebolleo y también cuando subimos al Rabo de Asno, en ambos casos desde Genestoso.

Por la citada “senda” desbrozada recientemente por la que, además, pasa el GR-203 "Por donde camina el oso", bajamos hasta el Collado la Gobia (1689 m), donde la dejamos, para descender por la herbosa ladera este en paralelo al arroyo Gobia. Las matas de escobas y servales salpican el fondo del valle; el brezo inunda las laderas. Al principio seguimos por el fondo del valle, pero cuando se estrecha y precipita en el barranco, nos escoramos a la derecha, como nos indica un joven ganadero que lleva una bolsa con sal para las vacas. La senda, bien marcada atraviesa un magnífico y breve hayedo; deja el barranco a la izquierda y nos permite descender hasta la brañas Xunqueras (1300 m); extensa pradera
regada por el río homónimo con todas sus cabañas en ruinas.


Bajaremos al Collado de la Gobia para virar a la izda por el valle del mismo nombre. Por detrás el alargado monte de la Gobia de Cibea.

Braña Xunqueras y Sierra de la Serrantina (al fondo).

Aquí finaliza la pista que viene de Parada y por la que comenzamos la ruta. Al principio bajo las hayas y los servales hasta la Veiga la Peña (1180 m), después, completamente despejada, pasa por la Braña el Frade con una sola cabaña, más adelante deja a la derecha los restos de la que fue el magnífico refugio de caza de Los Herrero, y finalmente, despu`´es de 8 kilómetros por ella, nos deja de nuevo en Parada la Viecha al lado del pilón.

Lorenzo Sánchez Velázquez





miércoles, 4 de junio de 2014

Cueto Rogueiro. Circular desde Riomolín

Datos de la ruta
Salida y llegada: Riomolín (concejo de Cangas de Narcea) 
Distancia: 20,3 km 


Duración: 6:30 h (sin contar paradas) 
Subidas acumuladas: 1200 m 
Altura Inicial y Final: 930 m 
Altura máxima: 1908 m 
Fecha de realización: 1/VI/2014
Dificultad: media
Track de la ruta





       




La ruta la iniciamos en la aldea de Riomolín situada en el concejo de Cangas de Narcea. Para llegar a este remoto lugar, tomamos la carretera AS-213 que va desde la capital del concejo hasta el puerto de Leitariegos. En el punto kilométrico 22, nos desviamos por la CN-7 que baja a Trascastro. A los dos kilómetros y antes de llegar a la citada aldea, cogemos un desvío a la derecha, en curva muy cerrada, que baja a Vegameoro, donde cruza el río Naviego. Continuamos después otros tres kilómetros por una carretera muy estrecha con bastantes vaches que finaliza en Riomolín.

Caminamos un corto tramo de la carretera que une Vegameoro con Riomolín.

El tramo de carretera entre Vegameoro y Riomolín discurre paralelo al río Molín. El entorno rezuma belleza: el río ruge encajonado en el fondo del estrecho valle mientras el tupido bosque de ribera y el sonido del agua nos envuelven. Merece la pena acercarse hasta este lugar tan alejado del centro de Asturias y a la vez tan hermoso. Como la carretera estaba en mal estado, decidimos realizar a pie el último kilómetro disfrutando de este mágico lugar. Aparcamos el coche a un lado de la estrecha carretera poco antes del desvío (930 m) que lleva a Villar de Rogueiro. Mientras caminamos por la carretera, vemos las ruinas de una construcción, quizás un molino, en el fondo del barranco. Cerca ya de Riomolín (1000 m) el valle se abre: prados con cerca de piedra, el manso río a su vera, pequeñas construcciones con tejado de pizarra en la orilla; son molinos antiguos que dieron nombre al río y al pueblo. Algunos perros nos dan la bienvenida, muy pocos vecinos, varios hórreos y casas en uso, todos con tejados de pizarra; se ve algo de actividad. Las nubes rodean el valle y no dejan ver nada por encima de los 1500 metros.

Corral y panera en Riomolín.

Camino a la salida de Riomolín.

Cruzamos la aldea siguiendo el camino que se dirige hacia el suroeste como el propio valle. A las afueras, dejamos a la izquierda el lavadero, continuando entre prados con cerca de piedra y fresnos linderos. El camino apenas da tregua en la subida. Atravesamos una portilla de palos transversales para sumergirnos después en un hermoso bosque, siempre por la margen derecha del río. Fresnos, abedules, acebos…, dan paso a las hayas a medida que ascendemos. Una revuelta a la izquierda y otra a la derecha nos permiten remontar la empinada ladera y alejarnos de la orilla del río. A partir de aquí, discurrirá cerca pero muchos metros más abajo.

Senda por el bosque cerca de la campera del Garachal.

El camino, que es ancho, da una amplia revuelta a la izquierda, hacia el este, (igual que el valle) para rodear Peña Tuerta, cruza dos alambradas y se transforma en sendero después de la segunda, donde la inclinación ya es menor. Nos sumergimos en un bosque antiguo y limpio; los líquenes como barbas cuelgan largos de sus troncos. El paraje es precioso: naturaleza en estado puro. Al cabo, salimos a la campera de El Garachal (1470 m) donde la senda se pierde. La retomamos al otro lado escorándonos a la derecha; hacia el reguero Chauchina que es el contribuyente principal del río Molín. De nuevo cobijados por el dosel de las hayas, en medio de la niebla y con algo de lluvia, seguimos la senda hasta coronar el collado donde se asienta la braña Chauchina (1620 m), que tiene dos cabañas acondicionadas como refugio. Unos metros más abajo está la laguna Changreira, Chauchina o de los Cobradores (1592 m) con poca agua que la vierte al arroyo Chauchina formando una estrecha y alta cascada.

Cabañas-refugio en la braña Chauchina.

Aunque no lo habíamos previsto, pero como estamos cerca, decidimos visitar las fuentes (1560 m) donde nace el río Narcea. Para ello nos dirigimos al sur siguiendo el nuevo valle al que hemos accedido. Un terreno encharcado en ligera pendiente va aportando poco a poco agua al arroyo o, quizás, río Narcea (en otros mapas a este reguero y a la laguna en la que vierte la llaman también Chauchina) que la lleva hasta una amplia cubeta en la que vemos un extenso humedal más que laguna. Aquí nace el Narcea.

Pequeño humedal (Laguna de los Cobradores) donde nace el Río Molín. Seguiremos por la pista que vemos a la derecha dejando a la dcha la Sierra de la Zarza.

Un poco más al sur en esta zona encharcada nace el río Narcea.

Para continuar nuestra ruta, retrocedemos hasta la primera laguna. La rodeamos por el norte a través de una zona encharcada y saltamos el naciente arroyo Chauchina para llegar a un camino ancho. En realidad este camino atraviesa la lagunilla y pensamos que tendrá poca profundidad para que la puedan vadear los vehículos todoterreno de los ganaderos. El camino se dirige en subida hacia poniente dejando a la derecha la Sierra de la Zarza con su ladera tapizada de una abigarrada mezcla de escobas, brezos y arándanos, y a la izquierda los Altos de Monteiru, donde aún se mantienen algunos neveros en este final de la primavera. Antes de alcanzar el collado Costapiedra (1779 m), intuimos entre la niebla, en una hondonada a la derecha, la laguna o humedal de Reconco. En el collado la pista vira al norte, a la derecha, para rodear la sierra, ofreciéndonos vistas hacia poniente: el valle que baja hasta Gillón, las brañas de la Filtrosa situadas al norte sobre un montículo y, sobre todo, el gran y solitario pico Caniellas al oeste, cuya cima nos la ocultan las nubes.

Laguna Chauchina, Changreira o de los Cobradores donde oficialmente nace el río Narcea.

El camino continúa, ahora en ligero descenso, hasta la fuente de Las Tres Marías. Aquí lo abandonamos para seguir una senda que nos permite llanear hasta la amplia campera (1701 m) que separa la Sierra de la Zarza del lomo meridional del Alto Rogueiro o Rugueiru. Cruzamos el herboso collado hasta alcanzar las tupidas matas de brezo rastrero que invaden la base y la ladera sur de este lomo de la montaña. La subida no es muy larga pero sí empinada. Un minúsculo sendero nos ayuda en la progresión entre el tupido brezal hasta alcanzar la cumbrera. La seguimos para coronar una primera cima pedregosa sin ningún distintivo que algunos mapas llaman Pico Rogueiro (1884 m). Un corto descenso hasta una collada (1853 m) nos lleva a una senda bien marcada que con facilidad nos encumbra en El Cueto Rogueiro o Ruguieru (1908 m).

Ruinas de la Braña de la Filtrosa desde la pista que rodea la Sierra de la Zarza. A la dcha, fuera de la foto, está la ladera del Cueto Rogueiro. 

Ladera sur del Cueto Rogueiro totalmente invadida por el Brezo (vista hacia atrás). En el centro entre las nubes se aprecia el Pico Caniellas.

Arista final del Cueto Rogueiro.

Cae vertical hacia el sur y forma una media luna fácilmente transitable hacia el norte. Paramos a reponer fuerzas y a saborear, además, las vistas que nos dejan ver las nubes: al suroeste el Caniellas, al sureste Cueto Arbás, cuyas cima permanecen segadas por las nubes. Los Altos de Morteiro, con manchas de nieve, la laguna Chauchina, el valle de Riomolín y su hermoso bosque, todo el camino recorrido, lo tenemos a la vista. En cambio, desde  el norte cruzan la cima jirones de nubes que ocultan las vista en esa dirección.
Ladera sur del Cueto Rogueiro.

Vista hacia el sur: laguna Chauchina (izda) y Altos de Morteiro con manchas de nieve.


Reiniciamos la marcha siguiendo la senda que discurre por la cresta en dirección este. Enseguida viramos al norte siguiendo la curva de la montaña ya en descenso. Las nubes van quedando arriba y el valle hacia Riomolín surge a nuestra derecha. Los ladridos de una perrita que nos acompaña nos alertan de la presencia de algún animal salvaje. Vemos un rebeco de piel clara, pero, más abajo una osa y su osezno cruzan un pedrero en la zona llamada Vachinas Rogueiro. Después de tantos años haciendo montaña es la primera vez que vemos osos en libertad. Como el pedrero es bastante ancho nos da tiempo a hacerles algunas fotos: la cría parece bastante grande y debe tener más de un año. Finalmente se internan en un bosquete de abedules y las perdemos de vista. Una manada de rebecos menos huraños se encuentra también en la misma zona; nos extraña su claro pelaje.
Puerto de Leitariegos a la izda de la gran mole del Cueto Arbás.

Continuamos el descenso por una marcada senda entre el brezal bajo hasta llegar a las pequeñas camperas de Ortadechobus (1616 m) donde finaliza una pista ganadera. La seguimos por una zona despejada hasta su final en el Monte Oxadras donde encontramos un prado circular con cerca de piedra y un vallado metálico para manipular las reses (1410 m). Por aquí pasa otra pista que viene desde Gelán y llega a Villar de Rogueiro. La tomamos, hacia el sureste, a la derecha, para adentrarnos en un precioso bosque de abedules, acebos y servales. Más adelante cruzamos la fuente El Cuerno, después viramos al noreste y damos un amplio rodeo a la derecha para
continuar, siempre en llano, hacia el sur.

Abedules, acebos y servales, bajando a Villar de Rogueiro.

Riomolín y su valle, desde cerca de Villar de Rogueiro.

Cuando el camino emboca esta dirección, iniciamos un rápido descenso que, mediante cinco revueltas, nos deja en la aldea Villar de Rogueiro (1120 m). Encontramos unas pocas casas, algún hórreo con tejado de pizarra y muy pocos habitantes. El ultimo tramo de la ruta discurre por la carretera de acceso a la aldea. Primero entre prados, después en medio del bosque que tapiza las dos márgenes del río Molín, continuamos el rápido descenso hasta el puente de La Cubiecha por donde cruzamos el río desembocando en la carretera que lleva a Riomolín. Sólo nos queda desandar un corto tramo de carretera para llegar al lugar donde dejamos el coche por la mañana.

Lorenzo Sánchez Velázquez


lunes, 2 de junio de 2014

Los Tornos (Peña Crespa) desde "La Pesanca"

Datos de la ruta
Salida y llegada: Área recreativa de La Pesanca (concejo de Piloña) 
Distancia: 20 km 


Duración: 6:30 h (sin contar paradas) 
Subidas acumuladas: 1300 m 
Altura Inicial y Final: 400 m 
Altura máxima: 1558 m 
Fecha de realización: otoño de 2013
Dificultad: media
Track de la ruta




















Al Área recreativa de "La Pesanca" (400 m) se accede desde Infiesto por la carretera local PI-4 después de pasar por Espinaredo y Riofabar. Un gran aparcamiento permite al visitante de poco andar acceder fácilmente a un entorno natural de gran belleza: las hayas, fresnos y acebos, las piedras recubiertas de musgo y el helechal ornan este profundo y umbrío barranco por donde transita el río Infierno, sumergiéndonos en un cuento. Las blancas agujas calcáreas en los riscos que cierran el valle contrastan con el follaje y, en el otoño, el cromatismo de las hayas proporciona al visitante una extraordinaria impresión.

Por la pista que sube a la Foz de los Moñacos.

La amplia pista de piedra con buen firme para vehículos pesados, que permitía la salida de la madera de estos espléndidos hayedos, es continuación de la carretera. Cruza el río al lado del aparcamiento y, en suave pero continua subida, se adentra en el corazón del bosque, ora a la ribera del río dejando hermosas pozas en las que deleitarse en verano, ora sobre los riscos quedando el agua en lo profundo del barranco del que nos llega su reconfortante susurro.
Foz de los Moñacos
         Siguiendo esta pista, al poco, dejamos a la izquierda las cabañas bien arregladas de El Muñizón y, después, el desvío a la majada y collada Traslafuente que permite llegar, en una ruta larga, hasta la localidad pongueta de Taranes a través de Valle Moru. Más adelante, el camino alterna entre ambas márgenes cruzando el río por los puentes de El Mercadín, Lanchosa, La Tarantosa y El Patín.
Después de dejar a la izquierda el desvío a una finca particular de acceso prohibido (la majada de L’Argañal), el camino sube por la margen izquierda dejando al río en el fondo del valle. Más arriba (750 m), en un giro a la izquierda, pasamos al lado de la umbría foz de Los Cubilones atravesada por el río del mismo nombre que rompe las afiladas crestas de la Sierra del Trallán en la Foz del Molín. En este tramo y antes de llegar a la foz de los Moñacos, encontramos altas y jóvenes hayas que dan muestra de la pujanza de este magnifico hayedo. Así, después de 6 km de cómodo caminar, venciendo unos 550 m de desnivel, llegamos a la estrecha y corta foz de los Moñacos (950 m). La forman los crestones calizos que se desgajan de Peña Crespa (Los Tornos) a la izquierda y las que vienen desde la sierra del Xiblaniella a la derecha. En realidad ambas son continuación de un mismo accidente orográfico que recorre de sureste a noroeste: desde La Llambria (incluso más allá, desde el Campigüeños, Tiatordos, etc) hasta la Sierra de Xiblaniella.
         La foz da paso a un amplio circo, asiento del magnífico hayedo de Los Moñacos. A partir de aquí, la pista se convierte en camino y a veces en senda, permitiéndonos remontar otros 480 metros mediante algunas revueltas en medio del bosque y bajo la atenta mirada del Cuetón de les Travieses; soberbio peñasco en lo alto de la gran collada que cierra el circo y visible desde la propia foz. El camino se dirige hacia la base de la peña, pero, hacia el final, da un gran giro a la izquierda, continuando por un terreno llano donde encontramos un pilón. Transformado en sendero, nos permite ascender finalmente al collado Boqueriza (1428 m).

       La vista se abre hacia el este: a nuestros pies el hermoso y recóndito bosque de Purupintu en el valle de Salcedón y al fondo los Picos de Europa. En medio vemos el Pierzu y, cerrando el bosque de Purupintu, La Llambria. A ésta, siguiendo su cuerda, le sigue el Campigüeños, La Carasca, La Senda y el Requexón. Más cercano está nuestro objetivo: el pico Los Tornos y el gran crestón calizo que forma hacia el sureste (Sierra de Pandemules o Fileres) y por supuesto el Cuetón.


Por el bosque de los Moñacos.

        En la entrada anterior del Blog describí la ascensión a la peña desde este collado y sus vistas; a ellas me remito. Después de disfrutar del maravillo espectáculo que se divisa desde la cima, regresamos por la misma canal al collado Boqueriza. Nos encaminamos hacia el Cuetón, bordeando un montículo, que dejamos a la izquierda. Sobrepasada la gran peña, dejándola a la derecha, accederemos al collado y majada en ruinas de Los Corollos. Al norte se extiende el gran bosque de Los Moñacos, por el que hemos subido, limitado, al este, por la Sierra de Pandemules y al oeste por La Frayada. La Foz de Los Moñacos se ve más abajo.

Cuetón y Frayada desde Los Tornos

Frayada, bosque los Moñacos, El Trallán

   









Vízcares y Maoño desde Los Tornos
 
Bosque de los Moñacos en otoño
    Siguiendo el mismo sendero que describimos en la entrada anterior, recorremos la zona alta del bosque, ahora otoñal, rodeando los crestones calizos de la Peña Torre y El Mayáu. Un poco antes de toparnos con el murallón calizo de La Frayada, la senda se divide en dos. Una, sigue unos metros hasta casi tocar la peña, revolviéndose entonces hacia el sur para subir al cercano colláu Entrepeñes que, a su vez, nos permitiría descender por El Vocín y el collado La Calavera hasta la localidad casina de Orlé (como señalamos en la otra entrada al Blog). La otra, que seguimos, desciende por el bosque, en paralelo al crestón de La Frayada, hasta alcanzar el prado de Traslasenda (1300 m) donde se ubica una solitaria cabaña, casi oculta por un gran fresno, bien arreglada con puerta y ventanas enrejadas.

Majada Traslasenda
        Cruzado el prado, nos adentramos en un bosquete entre peñas. El descenso del crestón rocoso lo hacemos por una canal a la derecha de la peña que baja con mucha inclinación. No encontramos senda (quizás estuviera oculta por las hojas caídas recientemente). Así, llegamos a un pequeño llano entre matas de acebo y algún haya, que nos lleva hasta otro pequeño crestón del que descendemos sin dificultad. Unos pasos más adelante nos topamos con el camino que viene desde la localidad casina de Nieves pasando por el collado Llagu Ovia y que nos deja en un par de minutos en la majada de La Felguerina (1177 m). Al lado de una antigua y ruinosa cabaña solariega de buena traza y mejor hechura con sus jambas y dintel perfectamente labrados, han reconstruido una gran cabaña y su cobertizo para refugio de cazadores. Sus tejados están pintados de un feo color verde que se ve desde muy lejos. Ignoro el porqué de tan llamativo color.
Los Tornos y Cuetón de les Travieses desde La Felguerina
        Dejamos La Felguerina y descendemos hacia la foz de los Moñacos por un sendero que se dirige al sureste desde las mismas casonas. Unos 200 m más abajo está la foz. Desandamos el camino por la pista y, después de 6 kilómetros de cómodo paseo disfrutando de estos hermosos paisajes, retornamos a La Pesanca.





Lorenzo Sánchez Velázquez