jueves, 22 de febrero de 2018

Faedo de Ciñera y Las Colladas a San Salvador


Salida y llegada: Ciñera (Municipio de Pola de Gordón)
Distancia: 22 km
Duración: 7:00 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 1000 m
Altura Inicial: 1050 m
Altura máxima: 1323 m
Fecha de realización: 17/II/2018
Dificultad: media
Track de la ruta


Itinerario: Ciñera – Arroyo de Cinera o de Villar – Pozo Ibarra – Faedo de Ciñera – Hoces del Villar – La Collada Villar – Arroyo de la Pedrosa – La Vid – Ermita de San Lorenzo – Vista de Villasimpliz – Camino de San Salvador (Camino de Santiago) – Collado Villasimpliz – Buiza – Arroyo de Villafreo – Collado la Vid – La Vid – Ciñera.

Después de las grandes nevadas de las últimas semanas, y aprovechando el buen tiempo para el fin de semana en León, nos acercamos a Ciñera para hacer dos rutas en una jornada huyendo del hielo de las cotas más altas. Por la mañana hicimos el Faedo de Ciñera visitando antes el Pozo Minero Ibarra para regresar después a la Vid a través de la Collada Villar; por la tarde, completamos la PR LE-37 Las Colladas a San Salvador al otro lado del Bernesga.
Ciñera se sitúa entre el río Bernesga y el extremo occidental de la Sierra del Sadornal.

Mañana fría y soleada en Ciñera (León). Aparcamos a la entrada, cerca del río Bernesga, e iniciamos la ruta cruzando la aldea entre alargados y feos bloques de pisos construidos a mediados del XX para dar cobijo al aluvión de personas que llegaron aquí durante la bonanza minera. El camino del hayedo sale hacia el este siguiendo el valle del Arroyo de la Cinera o de Villar, valle que está encajado entre la Sierra del Sadornal al norte y Pico Cuchillar y la Sierra Alta al sur.
Casas en Ciñera. Por detrás el pico El Cuchillar en la Sierra Alta.

Enseguida  pasamos al lado del feo muro del cementerio  y encontramos las primeras manchas de nieve. Pronto cruzamos el arroyo y, en la otra margen, la nieve helada de la cara norte del Cuchillar nos obliga a caminar con cuidado. Protegido por un grueso enrejado, un “santuario” en una bocamina colecciona multitud de objetos relacionados con la minería de dudoso gusto.
Bocamina en la que se ha acondicionado un "santuario" minero
Vista interior del "santuario"
Un poco más adelante cogemos un desvío a la derecha que sube hasta la plataforma de la Mina Ibarra, construida sobre una escombrera. Las explotaciones, conocidas también como Grupo Ciñera, fueron o son propiedad de la empresa Hullera Vasco-Leonesa y comenzaron su actividad en noviembre de 1930. Se cerraron definitivamente el 20 de diciembre de 1996 cuando se colocó una gruesa capa de hormigón sobre el brocal del pozo situado bajo el espectacular castillete. En el 2011 el Consejo de Gobierno de la Junta de Castilla y León declaró el conjunto industrial del Pozo de Ibarra como Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de conjunto etnológico. Sin embargo, las instalaciones siguen en completo abandono y están en riesgo de desaparición por enterramiento bajo la escombrera de la explotación de carbón contigua a cielo abierto de la Corta Pastora, cuya ampliación prevé la Hullera Vasco-Leonesa.  Es una pena que este rico patrimonio minero se pierda, en especial el espectacular castillete, obra maestra de la ingeniería de su tiempo, con una altura de 31,5 m y 60 toneladas de peso.
Desde la plataforma de la Mina Ibarra vemos el valle del Cinera por donde hemos subido. Al fondo están el pico de El Bregón y Peña Blanca, que antecede a Peña Rabera.
Instalaciones en ruinas de la Mina Ibarra. Al fondo, la Sierra del Sadornal.

Castillete de la Mina Ibarra. Más de 30 m de alto y 60 toneladas de peso.

Bajamos de nuevo al arroyo para seguir la ruta del Faedo. Nada más cruzarlo por un puente construido sobre arcos de acero de galería minera, encontramos las primeras pasarelas de madera que salvan el arroyo crecido por el deshielo. La nieve helada sobre las tablas apenas deja un estrecho margen donde pisar con cuidado. Este primer estrechamiento da acceso a un pequeño valle con robles jóvenes mientras el arroyo murmura a la derecha entre algunos árboles de ribera; más allá, las hayas remontan la ladera opuesta y un pequeño merendero se sitúa al lado del arroyo.
Puente sobre el Arroyo Cinera o de Villar
Primeras pasarelas sobre el arroyo Cinera

Mirada hacia atrás. Pasado el primer estrechamiento encontramos este bosquete de robles.
Otro puente de madera con cadenas a modo de pasamanos nos traslada al otro lado y nos sumerge ya en el pequeño y coqueto Faedo de Ciñera. Su preservación natural íntegra y la implicación de los vecinos en su cuidado contribuyeron a que fuera declarado en 2008 mejor bosque de España por el Ministerio de Medio Ambiente y la entidad Bosques Sin Fronteras. No se permite caminar fuera del camino de madera. Enseguida encontramos el Haya de Ciñera que tiene un perímetro de 6,32 m, 23 m de alto y una edad superior a los 500 años; de su grueso tronco arrancan, casi en la base, cuatro grandes ramas que le proporcionan gran altura y envergadura.
Puente con pasamanos de cadenas que da acceso al Faedo de Ciñera
Bonita imagen del Faedo de Cinera con al arroyo abundante y las pasarelas de madera parcialmente nevadas
Imagen del Haya de Ciñera
Continuamos por el camino, evitando los tramos helados del entablillado, hasta llegar al estrechamiento final de la Hoz de Ciñera que forman las verticales peñas calizas de los picos Los Truébanos y Los Casetones ambos en la Sierra del Sadornal. Es corta, pero tan estrecha que sólo queda hueco para el arroyo y se supera mediante pasarelas de madera fijadas a las peñas de ambos lados.
Llegando a las Hoces del Villar

Pasarela para cruzar las Hoces del Villar

Otra imagen de la pasarela sobre el Arroyo Cinera o Villar que viene crecido
De la hoz se sale por un puente también de madera que nos sitúa sobre unos estrechos resaltes por los que hay que subir con sumo cuidado al encontrarlos con una gruesa capa de nieve algo dura. Aprovechando la huella que va dejando el primero y con mucho cuidado, vamos subiendo para salir a una zona más ancha donde otro puente de madera con nieve helada y sin barandilla nos permite cruzar otro arroyo; remontamos el último tramo aprovechando aquí las rocas limpias.
Desde arriba echamos la vista atrás para apreciar por donde hemos subido y la magnífica vista de la hoz; al otro lado, el arroyo, manso aguas arriba, forma un amplio valle en cuyo margen derecho se asienta Villar del Puerto.
Arroyo Cinera o Villar con abundante agua por el deshielo. La salida de la hoz se hace por la repisa nevada que se ve a la derecha

Vista atrás de la Hoz del Villar. En la parte inferior se ve el puente de madera que hay que cruzar y en el medio las repisas nevadas por las que se pasa.

Desde la salida de la hoz (que estaría a la izda fuera del encuadre) tenemos esta vista de Los Truébanos en la Sierra del Sadornal.

Aunque la senda se transforma en camino ancho que lleva a la aldea, optamos por no seguirlo; vamos justos de tiempo para hacer la ruta de la tarde. Como tampoco queremos regresar por la cercana carretera que baja desde Villar del Puerto a La Vid, seguimos hacia poniente travesando prados por los escasos claros en la nieve, y con la vista puesta en la evidente Collada Villar. El collado, situada entre las sierras de Montepie y Sadornal, es el mejor punto de acceso a los picos Los Trúebanos y el Alto de Sadornal (ambos en la sierra homónima) y por ella pasa la citada carretera. Podríamos seguir por el asfalto para bajar fácilmente a La Vid, pero, como la carretera da una alargada revuelta y vemos la ladera sin maleza y casi sin nieve, seguimos directos hacia el fondo del valle.
Vista hacia el este del resto de la Sierra del Sadornal

Desde el collado que hay entre Los Truébanos y el Alto del Sadornal tenemos esta vista de la Corta Pastora (mina de carbón a cielo abierto) con el Cueto San Mateo al fondo.
Desde la Collada Villar tenemos esta vista del valle que nos permitirá bajar a La Vid; se ve la parte de la Carretera. Al fondo cierran el paisaje la Peña Rabera y el Pico de Chanza. Entre ambos está el collado La Vid y el hayedo que cubre las laderas; por aquí bajaremos.

Desde la balsa que hay en el fondo del valle echamos la vista atrás sobre la Collada Villar y la ladera por donde bajamos.
Cruzamos el Arroyo de la Pedrosa que también viene crecido desde el norte y subimos por la otra margen hasta un gran embalse situado al lado de la carretera; un kilómetro por ella nos deja en La Vid. Otro pueblo minero en el que destaca la iglesia con espadaña para tres campanas y el contiguo lavadero recientemente restaurado.
Iglesia de La Vid
Espadaña de la iglesia de La Vid y lavadero.
Por un puente sobre el Bernesga cruzamos a la margen derecha del río donde sendos túneles bajo la carretera nacional N-630 y las vías del ferrocarril nos dejan en el comienzo del PR LE-37 Las Colladas a San Salvador. Un panel informa sobre la ruta y, aunque las marcas son antiguas, aún se conservan y se siguen bien. El camino ancho hacia el oeste se dirige al Collado la Vid (por donde regresaremos) pero ahora sólo lo seguimos un corto trecho. Enseguida cogemos una senda que se desvía a la derecha, hacia el norte y entre prados, que sube al principio paralela al río, a las vías y a la carretera. Pronto da una revuelta a la izquierda para subir duramente por el despejado lomo oriental del Pico de Chanza.
Subiendo por la ladera oriental del Pico de Chanza miramos hacia atrás: La Vid, la Collada Villar arriba a la izda, Sierra del Sadornal, Ciñera y Pico el Cuchillar.
A media altura, cerca de unas peñas, da otro quiebro a la derecha para adentrarse en un joven robledal con escobas y faldear la montaña. Algunas manchas de nieve blanda cubren esta ladera y vamos disfrutando de las vistas de los montes y peñas que cierran el valle del Bernesga por el lado oriental. Hacia atrás vemos La Vid, Ciñera, la Sierra de Sadornal y, al fondo, la inconfundible silueta del Cueto San Mateo donde estuvimos no hace mucho.
Desde la Ermita de San Lorenzo miramos al sur par ver el camino por donde hemos venido marcado en la nieve. Arriba a la izda se ve el Cueto San Mateo.
La primera vista que tenemos de la ermita de San Lorenzo impresiona: situada sobre unas verticales peñas, parece inaccesible. Llegamos a un pequeño collado que nos abre el horizonte norte del valle del Bernesga y a los pies de la ermita. Para llegar a ella hay que subir por las peñas ayudados (casi no se necesitan) por unos pasamanos hechos con tubos metálicos. La pequeña explanada apenas deja espacio para la propia ermita y en su interior se vislumbra un Ara. Por lo que hemos leído, quizás sea de origen romano y posee una inscripción en latín.
Pero antes de llegar a la ermita, tenemos esta vista de su posición en lo alto de la peña.
Ermita de San Lorenzo. Al fondo, al otro lado del Bernesga, Sierra de la Tuna o del Gato.
Aunque hemos tenido una mañana soleada, ahora al mediodía, algunas nubes han atravesado la cordillera y chispea un poco de agua nieve que enseguida se pasa. El viento es frío y buscamos en este nido de águilas un lugar a sotavento donde reponer fuerzas.
Desde la ermita de San Lorenzo hacia el sur: valle del Bernesga, La Vid, Ciñera y, al fondo, el Cueto San Mateo.
Canteras en la Sierra de la Tuna o del Gato desde cerca de la ermita de San Lorenzo
Vista hacia el norte del valle del Bernesga. Se ve Villasimpliz con el Pico Techo y la Peña de Valdeagustín cerrando la vista.
Reanudamos la ruta bajando al cercano collado y seguimos por la senda hacia el norte que sube faldeando el Pico de Chanza entre brezos. A partir de un punto comienza el descenso y encontramos mayor espesor en la capa nieve pero, como es blanda, no da problemas. Los robles, el brezo y las escobas flanquean la senda y pronto tenemos a la vista la aldea de Villasimpliz (su nombre parece que deriva de una villa romana, Villa de Simplicio). Cuando el bosque queda atrás y aparecen los primeros prados, buscamos la forma de atajar (el PR baja a la aldea y allí coge el Camino del Salvador). Continuamos el rodeo de la montaña virando a poniente por una zona con bastante maleza y mucha nieve en algunos tramos (ladera norte) (posiblemente habría sido más rápido y fácil seguir el PR hacia Villasimpliz).
Una imagen del robledal nevado por donde vamos bajando a Villasimpliz.
Otra imagen de este tramo de bajada a Villasimpliz
Villasimpliz con las peñas de Valdeagustín y del Tuéiro por detrás.
La tarde, de nuevo, amenaza lluvia aunque al final no se materializa y vuelve a salir el sol. Llegamos a una pista ganadera que avanza a la izquierda hacia unas torretas de alta tensión pero que nosotros seguimos en sentido contrario, con algo de nieve y mucho barro, para enlazar con el Camino del Salvador que viene de Villasimpliz.
Subiendo por el ancho camino de San Salvador nevado hacia el Collado de Villasimpliz
Este camino forma parte del Camino de Santiago y une León con Oviedo. En la Edad Media, Oviedo fue la segunda ciudad en afluencia de peregrinos tras Santiago de Compostela, sobre todo a partir de 1075 cuando se hicieron públicas las valiosas reliquias conservadas en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo. Encontramos la pista en la que se asienta el camino con un grueso manto de nieve que dificultó la subida al collado Villasimpliz (1323 m) punto más alto del recorrido. La vista desde el collado se abre al suroeste y comprende la cadena montañosa entre el Pico Bustillo y el Cerro Pedroso pasando por el Amargones y el Pico Feliciano.
Desde el Collado de Villasimpliz vemos el Pico de Chanza al sur.
Mirando hacia poniente desde el Collado Villasimpliz. Abajo se ve los prados de Buiza, pero al fondo las nubes no dejan ver la cordal que va desde Pico Bustillo hasta el Cerro Pedroso.
Enseguida llegamos a Buiza, aldea importante en el Camino del Salvador con Alberge de Peregrinos y algunas casas rurales. Pasamos junto a la moderna iglesia (s XX) dedicada a los santos Justo y Pastor y, sin llegar a la carretera, salimos del pueblo por un camino hacia el este que nos va a permitir completar el rodeo al Pico de Chanza.
Llegando a Buiza

Buiza
Al poco de salir del pueblo y nada más cruzar el arroyo de Villafreo, dejamos la pista principal que se dirige al sur para continuar de frente, hacia el este, subiendo entre prados; la gruesa capa de nieve dificulta la subida. Más arriba descruzamos el arroyo y, como el manto de nieve es de menor espesor en los prados que en el camino, avanzamos por ellos hasta alcanzar el Collado la Vid entre una mata de robles. El collado separa el Pico de Chanza de la Peña Rabera.

Salimos de Buiza por el este en paralelo al Arroyo de Villafreo. El camino tiene una buena capa de nieve.

Avanzamos por los prado con bastante menos nieve que el camino. Arriba ya vemos cerca el collado La Vid, la Peña Rabera a la derecha.

Imagen del Collado la Vid con esta rara señal de peligro.
A partir de aquí el camino desciende rápidamente por un hermoso hayedo. La gruesa capa de nieve en esta zona casi facilita el descenso que hacemos rápidamente. Pasamos al lado de un pilón con abundante agua y llegamos a los prados cercanos a La Vid donde enlazamos con el camino de ida.
Peña Rabera desde el Collado la Vid.


Bajando del Collado la Vid el camino ancho e inclinado tiene una gruesa capa de nieve. El hayedo cubre toda la ladera de Peña Rabera (dcha.)
Fuente y pilón ganadero y hayedo en la bajada desde el Collado la Vid.
Descruzamos las vías del tren y la carretera por sendos túneles y el río Bernesga por el puente para desembocar en una plazuela al lado del lavadero y de la  iglesia de La Vid. La antigua N-630 pasaba por el centro del pueblo y por ella seguimos hacia el sur. A la altura del desvío hacia el cementerio, cogemos un camino hormigonado paralelo a la carretera y al río que supera el crestón calizo en el que finaliza por el oeste la Sierra del Sadornal.
La Vid desde el camino hormigonado y escalonado que comunica con Ciñera.
 El crestón separa a su vez las aldeas de La Vid y Ciñera. Amplios escalones facilitan la corta subida y nos dejan en Ciñera, aldea a la que llegamos cuando se van apagando las últimas luces del día.

Lorenzo Sánchez Velázquez

jueves, 8 de febrero de 2018

Mota Cetín y Sierra la Vega desde Llerandi

Salida: Llerandi (Concejo de Parres)
Distancia: 18,2 km
Duración: 7:30 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 1100 m
Altura Inicial: 500 m
Altura máxima: 1134 m
Fecha de realización: 28/I/2017
Dificultad: media
Track de la ruta

Itinerario: Collado El Caleru (Llerandi, concejo de Parres) – Campera de Laxe – Cantu Coriellu – Cruz de los Caminos – Campera Fontecha – Cabezón Fontecha – Collado Berroña – Pico Cetín – Mota Cetín – Traviesa de hierba – Collada Berroña – Campera Fontecha – Cruz de los Caminos – Cantu Coriellu – Mina de cobre El Coriellu – Alto Llerandi o Cabezón – Les Games (Les Abeyes) – Canto Piquero – Ameño – Pista al bosque de Cea y Cetín – Collado El Caleru.


La montaña de Mota Cetín, inconfundible por su silueta de meseta aislada, se ve desde todos los lugares altos del centro y el oriente de Asturias. Con su aire de castillo inexpugnable desde cualquier ángulo que se mire, su mata de hayas en la planicie “llana” de su cumbre, cierra al sur el amplio valle de la cabecera del Mampodre, donde se extienden los bellos y desconocidos montes de Cea y Cetín. Forman esta densa masa forestal 260 hectáreas de bosque autóctono donde predominan las hayas y los robles de gran valor ecológico y otras 120 hectáreas de bosques de repoblación con predominio de pinos y abetos.
Picos Mota Cetín y Los Cadrazales. Entre ambos está el collado Berroña. El bosque de Cea y Cetín se extiende hacia el norte (izda). Más cerca vemos algunos abetos.

La “planicie” de la montaña posee una complicada orografía cárstica repleta de bloques de piedra, “jous”, canales, lapiaces, pequeños agujeros ocultos por las matas de hierba alta, las hojas secas, o la nieve en invierno, que hace difícil caminar por ella. Las hayas, algunos acebos y espinos han medrado en este caótico laberinto produciendo un conjunto armonioso y bello.
Relieve cárstico en la cima de Mota Cetín

El ruta más fácil y corta para subir a la Mota Cetín parte del collado Moandi situado en la carretera AS-339 que comunica la localidad Sevares (Piloña) con Sellaño (concejo de Ponga). Como se nos quedaba corta y ya la conocíamos, decidimos abordarla desde Llerandi haciendo todo el recorrido por el concejo de Parres regresando después por la Sierra la Vega que, aunque corta y modesta en altura, posee unas vistas también espectaculares.
Desde cerca del Collado Berroña vemos la Sierra la Vega (pico Llerandi) y, en primer término, parte del bosque de Cea y Cetín. Al fondo está la Sierra del Sueve. Las manchas verdosas de la izquierda son plantaciones de coníferas (pinos y abetos).

En Ozanes, poco antes de llegar a Arriondas yendo desde el centro de Asturias, nos salimos de la N-634 para continuar 7 km por la PR-4. En el punto donde la carretera comienza un corto descenso para llegar a Llerandi (Collado el Caleru) aparcamos el coche (hay sitio para dos o tres). Allí mismo hay un panel que informa sobre dos rutas de pequeño recorrido: la PR-AS 274 “Ruta del bosque de Cea” y la PR-AS 275 “Ruta la Mota de Cea y Cetín”. La niebla que hemos traído durante el viaje ha quedado abajo y desde el collado disfrutamos de un magnífico mar de nubes en el valle del arroyo Beleño (no confundir con el mismo topónimo de Ponga) entre nuestra posición y las sierras de la Frecha y Bodes a poniente. Por encima de las nubes, de este lado del valle, vemos los prados, casas y cabañas de Llerandi, del otro lado los de El Pico y La Faeda en el límite con el concejo de Piloña.
El mar de rubes rellena el valle. De este lado vemos los prados de Llerandi, del otro, las aldeas de El Pico y La Faeda. Al fond, cerrando el horizonte, está la Sierra de Pesquerín (el Cerro Niañu es el monte más alto).

Al otro lado del mar de nubes está el extremo septentrional de la Sierra de Bodes y, al fondo, la del sueve.
Comenzamos la ruta siguiendo las marcas de la PR-AS 275 por la ancha pista que pronto, en el Práu de Arriba, se divide en dos. A la izquierda sale la que lleva al Bosque de Cea; la nuestra, en cambio, sigue recta dejando a la izquierda la Sierra la Vega. Enseguida encontramos las canteras de la Peña San Cosme que, según la mitología, tiene unas huellas marcadas en ciertas rocas (“huellas del diablo”). En fin, ni nos molestamos en buscarlas…
Desvío de la pista que va hacia el bosque de Cea y Cetín (izda). La que nos llevará al pico Mota Cetín sigue a la derecha.

La pista va recta, ganando altura poco a poco, hasta situarnos, después de dos revueltas, en la Campera de Laxe. Los prados y cabañas que han ido quedando atrás a nuestra derecha (a la izquierda está la Sierra la Vega) se transformas en una alargada campera en cuyo extremo meridional la pista se divide de nuevo en dos: la que va a la izquierda hasta los prados y cabañas de Coriellu, que de momento obviamos, y la pista ancha que continúa hacia el sur en corto descenso.
Desde las Camperas de Laxe tenemos estas vistas de la Sierra de Aves (Pico Vízcares).
Enseguida surge otra encrucijada. Siguiendo las marcas del PR cogemos el desvío de la derecha que, hormigonado, remonta duramente dejando a la izquierda una cabaña que están arreglando y buenas vistas de los Picos de Europa. El camino nos lleva más arriba a través de un denso bosque de coníferas (pinos y abetos) hasta culminar en un claro de hierba desde donde tenemos otra vez magníficas vistas de Picos de Europa y de la cercana mole de Cetín hacia el este. Al sur vemos el Tiatordos y La Llambria y, a poniente, las sierras de Aves (Vízcares) y Pesquerín (Pico Niañu inconfundible por El Diente que tiene al lado).
Desvío hacia Mota Cetín a la derecha.

Abetos en el camino hacia Fontecha
Pinos en el camino hacia Fontecha
Desde Fontecha tenemos estas vistas de los picos Tiatordos, Peña Taranes y La Llambria.

El Pico Niañu (con El Diente) es el más alto de la Sierra de Pesquerín. Foto hecha con teleobjetivo.

Un corto descenso nos lleva al cruce de caminos llamados así precisamente (Cruz de los Caminos). Uno sale hacia el oeste donde se ubica, sobre una elevación que le proporciona buenas vistas, un establecimiento de turismo rural y, más allá, llega hasta la aldea de El Pico. Dejamos este desvío y continuamos subiendo por la Campera de Fontecha hasta el punto más alto llamado Cabezón de Fontecha, que vierte al otro lado sobre el cercano collado Moandi.
Mirando hacia atrás del Cruz de los Caminos y Fontecha

Mota Cetín desde el Cabezón de Fontecha.
Otro corto descenso por la campera nos lleva al límite occidental de la extensa masa forestal de Cea y Cetín, que en esta zona está limitado al sur por la alargada peña Los Cuadrazales; el extenso bosque de hayas y robles se extiende muchas hectáreas hacia el norte. Por la ladera norte de la peña de los Cuadrazales y casi en el límite del bosque, sigue una senda permanentemente embarrada. Se hace largo este tramo de subida. Finalmente alcanzamos la campera del collado Berroña que nos abre el horizonte oriental dando vistas impresionantes, otra vez, hacia el Pierzu y los Picos de Europa.
La senda que sube al collado Berroña está siempre embarrada; en esta zona aún no.

Llegando al Collado Berroña tenemos esta vista de la peña de Mota Cetín.
Vista oriental desde el Collado Berroña: Picos de Europa, Cantu Cabronero y Peña Beña, y pico Carriá, todos nevados; sin nieve por delante vemos el Texeu de la Siña.

Picos Carriá y Pierzu desde el Collado Berroña.

Estamos a los pies de la gran mole caliza de la Mota Cetín. Para abordar la subida seguimos los hitos que nos escoran hacia la izquierda para alcanzar dos canales (desde lejos apenas se aprecian ocultas por unos árboles y las peñas). Las dos o tres hayas que tienen nos pueden servir de referencia, aunque hay un marcado sendero perfectamente hitado. Algunas manchas de nieve y algo de hielo o tierra helada nos hacen subir despacio (aunque en condiciones normales no entraña ninguna dificultad). Damos acceso a una amplia traviesa de hierba por la que avanzamos unos metros y, cuando comienza el descenso, viramos a la izquierda para remontar (con la nieve la senda apenas se veía) hasta el roquedo. Allí nos fijamos en un haya, que recordábamos de cuando subimos aquí hace varios años, y por allí trepamos unos metros (sin problemas) hasta la misma arista de la montaña por la que finalizamos la ascensión.
Canal de subida a Mota Cetín (foto hecho en la bajada).
Zona alta de la canal de subida a Mota Cetín

Comienzo de la larga traviesa de hierba en un punto intermedio de la subida.

Después de una sencilla trepada accedemos a la arista de Mota Cetín, cerca de la cima.

Hay un pequeño buzón de montaña y unas vistas espectaculares. Es pronto pero, como el día es espléndido, decidimos disfrutar del formidable espectáculo y nos entretenemos mientras comemos. Al terminar, decidimos caminar un poco por la Mota Cetín que tiene una fina capa de nieve. Bajamos de las peñas cimeras con mucho cuidado (la nieve, las hierbas altas y la vegetación rastrera ocultan los agujeros entre las piedras) hasta dar con una grieta transversal que recorre la Mota longitudinalmente. La seguimos hasta un punto y, como queremos descender por la traviesa de hierba que antes cité, nos escoramos a la derecha, salvando con cuidado unos bloques de piedra y agujeros, hasta dar con la amplia traviesa. Por allí se baja (y se sube) con facilidad hasta las canales. La ancha franja nos deja sobre las canales que ahora tienen algo de barro resbaladizo y que nos permiten descender hasta el collado Berroña.
Vista de los Picos de Europa desde Mota Cetín.
Relieve cárstico en la cima de Mota Cetín

Bajando vemos la larga y ancha traviesa de hierba en la zona intermedia. La subida la hicimos por el árbol que apenas se ve hacia la derecha.

Desandamos todo el camino hasta Coriellu a los pies del Alto Llerandi o Cabezón (punto más alto de la Sierra la Vega) donde abandonamos la pista que nos devolvería a Llerandi y cogemos el camino ancho que pasa enseguida al lado de las cabañas de Coriellu. Finaliza pronto en las bocaminas de la mina de cobre de Coriellu que se explotó hasta mediados del siglo XX. Algunas rocas con pequeñas incrustaciones azules de malaquita nos confirman su naturaleza cuprífera; en otras vemos pequeños cristales de cuarcita.
Prados y Cabañas de Coriellu. Por detrás está el Alto Llerandi (Sierra la Vega). A la derecha se ve una parte de las bocaminas de las minas de cobre.

Justo donde termina la bocamina comenzamos la dura remontada por la ladera sur de la montaña. Encontramos algunos hitos, pero buscamos mejor las zonas despejadas de tojos y zarzas, hacia la izquierda, hasta alcanzar la cima después de remontar unos 200 metros. Un simple montón de piedras y de nuevo vistas espectaculares: son casi idénticas que las de Mota Cetín pero con pequeños cambios. Por ejemplo, el pico Valdepino que en Mota Cetín se superponía con el Cantu Cabronero haciéndolos casi indistinguibles, ahora se presenta aislado y fácilmente identificable. Justo cuando llegamos, el sol se oculta tras el Vízcares; sólo disponemos de 45 minutos para recorrer la sierra y regresar a Llerandi.
Cumbre del Alto Llerandi. La Sierra la Vega se extiende de izda a dcha. Al fondo, la del Sueve.
Aquí vemos mejor el resto de la Sierra la Vega: picos Les Games (Les Abeyes), Canto Piquero y Canto Meadorio.
Espectacular imagen del pico Pierzu desde el Alto Llerandi al caer la tarde.

Apuramos el paso por la sierra, sin camino ni sendero, sorteando como podemos las matas de tojos y zarzas. Por la mayor parte de la sierra se pasa bien, sólo en un punto lo encontramos algo cerrado. Después del Alto Llerandi subimos al Pico les Games (Les Abeyes), bajamos de él y a continuación remontamos a lo alto del Canto Piquero. Solo nos quedaba por subir el más modesto de la sierra, el Canto Meadorio, pero la luz va faltando y hay que bajar con rapidez. Descendemos del Canto Piquero por la ladera oriental buscando las zonas menos invadidas por los tojos y las zarzas (hay bastante más que en la cumbrera de la sierra) hasta llegar a los prados de Ameño.
Por detrás vemos parte de Mota Cetín. En primer término la Sierra la Vega que estamos recorriendo (Alto Llerandi y Les Games). Visto desde el Canto Piquero.

Cabañas de la Majada de Ameño.

Por allí pasa una senda que pronto nos deja en las cabañas de la majada. Seguimos después por un camino con tramos más anchos empedrados y otros que poco a poco lo van cerrando las zarzas hasta desembocar en la pista ancha que viene del bosque de Cea. Llegamos entre dos luces. La pista es asiento del PR-AS 274 y no tenemos más que seguirla hasta desembocar en la principal en el Prau de Arriba cerrando así el circuito. Unos metros por ella y llegamos al collado El Caleru cuando ya apenas se ve.

Lorenzo Sánchez Velázquez