miércoles, 30 de abril de 2014

Pico Valdepino. Circular desde el collado Angón

Encontramos espinos, acebos, hayas, tejos, … en el encantado valle de Piriañes; unas vistas espectaculares sobre el macizo del Cornión a partir del collado Parriellu, una majada ancestral, la de Sabugo, y  una no menos importante y espléndida "Senda del Arcediano” que nos transporta a un mundo antiguo donde las mercancías aún viajaban a lomos de mulas y en carros de bueyes. Todo esto en una ruta algo exigente pero bella.

Datos de la ruta
Salida y llegada: Collado Angón (Concejo de Amieva) 
Distancia: 14,4 km 


Duración: 6:30 h (sin contar paradas) 
Subidas acumuladas: 1150 m 
Altura Inicial: 815 m 
Altura máxima: 1745 m 
Dificultad: media
Track de la ruta



Al Collado de Angón (815 m) accedemos por una pista hormigonada desde la localidad de Amieva. Está señalizada a la entrada del pueblo y en el mismo collado hay un aparcamiento.

Sierra de Amieva desde El Brañosu. La aldea de Amieva se ve hacia la izda.

Del aparcamiento salen dos caminos. El de la izquierda, por el que regresaremos, es el magnífico camino empedrado de la “Senda del Arcediano”; el de la derecha, por que comenzamos la ruta, lleva hasta las cabañas y prados del Cuetu y Praotoru. Estamos en la vertiente septentrional de la Sierra de la Escampada y a los pies del crestón donde finaliza: Cabeza la Texa (1235 m).
 
El camino ancho finaliza enseguida en una portilla que da acceso a un prado con cabaña. No la cruzamos. Unos metros antes, sale a la izquierda el camino antiguo, en parte empedrado y en parte embarrado, que deja a la izquierda el frondoso bosque que se extiende hasta el crestón rocoso de la Cabeza la Texa y a la derecha algunas cabañas y prados. Donde la senda comienza el descenso, la abandonamos cruzando un prado que en lo más alto tiene una cabaña en uso (El Brañosu). (Un poco antes, debimos seguir por otra senda para acceder a él por la portilla. Tuvimos pasar bajo una tensa alambrada de espino). Al otro lado del prado una portilla fija de madera nos permite retomar el sendero que sube hasta la Jorcada de Arriba (985 m). En el último tramo la senda casi se pierde y ascendemos por la zona más despejada cerca del murallón calizo.

Valle de Piriañes.

Llegando a la majada de Piriañes.

En la horcada se abre el horizonte sur con sendos valles por los que discurren los arroyos de Piriañes, a la izquierda, encajonado entre la Sierra de la Escampada y el Monte los Tornos y  el de Gustaviego, entre éste último monte y la Xerra de Gustiviegu; todo ello cubierto por un frondoso bosque. Al otro lado de la Xerra están las majadas de Baeno que vierten directamente al Sella en el mismo desfiladero de los Beyos.

En collado viramos del suroeste al sureste, faldeando la sierra en descenso hasta llegar al fondo del valle siguiendo sendas de animales. El arroyo Piriañes nos recibe con su suave y claro rumor en este paraje recóndito y casi salvaje. Una senda bien marcada sigue paralela al abundante reguero que recoge el reciente deshielo primaveral. La senda da paso a un pequeño tramo de camino empedrado cerca de la majada Piriañes (970 m) donde llegamos. De ésta apenas quedan restos de algunas cabañas cubiertas por la exuberante vegetación. El lugar es hermoso e incita al descanso y al sosiego a la orilla del cristalino arroyo que en algunos tramos, más arriba, muere para renacer más abajo con brío. Espinos, acebos, hayas se entremezclan formando un tupido dosel bajo el cual el musgo cubre las piedras a la orillado de la susurrante riega. La senda, menos marcada pero perceptible, nos lleva por el mismo fondo del valle ahora por la margen izquierda del arroyo. Más arriba encontramos grandes y viejos tejos que compiten en frondosidad con grandes hayas: el joven tono verdeclaro de las recientes hojas primaverales de éstas contrasta fuertemente con el verdeoscuro de aquellos.

El bosque "encantado" de Piriañes.

Hayas y tejos en el Valle de Priañes.

En los claros del bosque echamos la vista atrás para apreciar el ascenso realizado. Así descubrimos la rica pradería de la majada La Texa situada en la cima de la Sierra de la Escampada, al lado de la Cabeza la Texa. En la zona más alta del valle, el bosque da paso a lo que fueron praderas y hoy son asiento intermitente de cotoyas. En esa zona límite es donde encontramos los tejos.
Atravesamos un corto tramo punzante hasta llegar a la zona herbosa que nos permite una fácil progresión hasta alcanzar el collado Parriellu (1327 m) situado entre el alomado Rasu Gustalcuendi y las peñas de los Porros de la Garza.

Macizo de Cornión, desde el collado Parriellu.

Las vistas a poniente son espectaculares: el macizo del Cornión del que nos separa el profundo valle del Dobra, casi a nuestro alcance. Al sureste, el Cantu Carbonero del que nos separa el Arroyo Toneyo que tocaremos al pasar por la majada Sabugo en el camino de regreso. A la derecha del Cantu, vemos nuestro objetivo el pico Valdepino, por encima del Rasu.

Seguimos por el lomo de la sierra hacia poniente entre manchas de cotoya y brezo. Buscando la pradera, en ascenso, caminos hasta alcanzar el Rasu de Gustalcuendi (1459 m) que nos ofrece vistas hacia el Cordal de Ponga (Maciédome, Tiatordos, Campigüeños, Llambria, etc). De nuestro objetivo sólo nos separa la Majada de Gustalcuendi, Bustalcuendi o Valdepino (1401 m) hacia donde nos dirigimos descendiendo por la mullida pradera, al sur. Hay varias cabañas en ruinas pero en verano tiene una buena cabaña ganadera. Se trata de un collado que separa las aguas que vierten hacia Baeno, al oeste, de las que lo hacen hacia el este (majada Sabugo y arroyo Toneyo).

Tiatordos, Campigüeños, Peña Taranes y Llambria desde el Rasu Gustalcuendi.

Desde el Rasu Gustalcuendi vemos la majada del mismo nombre y el Pico Valdepino. Bajaremos a la majada para subir por la panda de hierba.
 
Proseguimos en la misma dirección subiendo por la amplia canal herbosa que nos conduce, virando ligeramente a la derecha, a una canal de piedra. Comienza el fuerte ascenso a la peña por su ladera norte: la piedra sustituye a la hierba en la mayor parte de lo que resta de subida. Superada la primera canal, bordeamos un jou por la izquierda para continuar la remontada por un lengua de hierba que lleva a una segunda y corta canal, que, a su vez, da acceso a una hondonada herbosa. Otro ascenso por la ladera de la montaña nos lleva a pasar al lado de los retorcidos troncos secos de unos enebros rastreros que en su día adornaron la montaña y hoy quedan casi secos por el exceso de herbívoros (domesticados o no). De algunos aún nacen tiernos brotes que serán el alimento de corzos y vacas evitando la regeneración de las plantas. Tanto en la subida, como en la cima y en la bajada, encontramos rebaños de rebecos.

Desde aquí, la cresta de la montaña se divisa próxima y hacia ella nos dirigimos. Al llegar, el precipicio se abre a nuestros pies: el Valdepino cae vertical por sus laderas occidental y meridional. Un corto recorrido por ella, rodeando por la derecha un jou, nos deja al lado del vértice geodésico que corona la cima. Las vistas ya las he descrito antes.

Vemos cerca el vértice geodésico que corona Valdepino.

Peña Ten y Pileñes desde el Pico Valdepino.

Cantu Cabronero y Peña Beza desde Valdepino.

El descenso hasta Gustalmendi lo hacemos por el mismo camino. Aquí viramos hacia el naciente para descender por la inclinada pradera salpicada de hayas hasta la majada de Sabugo o Sahugu donde enlazamos con la “Senda delArcediano”. Aún se conservan cabañas en buen estado y, en tiempos, hubo albergue de caminantes y una ermita dedicada a Nuestra Señora de Sahugu. Estas construcciones ya desaparecidas dan fe de la importancia que tubo esta ruta en las comunicaciones con Castilla. Su abandono en el siglo XIX, se produjo tras la construcción la actual carretera por el desfiladero de los Beyos a base de dinamita.

Majada de Sabugo (Sahugu).

Como reza en uno de los paneles informativos ubicados en el collado Angón, la “Senda del Arcediano” fue probablemente una Calzada Romana, aunque se tiene noticia de su existencia en el siglo X con el nombre de Via Saliamica o Carrera maiore. En el XVII ya se la conoce con el nombre de “Senda del Arcediano” porque el Arcediano de Villaviciosa D. Pedro Díaz Oseja, natural de Sajambre deja en su testamento dinero para reparar y mantener la vía. En el siguiente siglo se la conoce como Camino del Almagre, pues por ella se transportaba el almagre (mineral terroso de color rojo formado por óxido de hierro mezclado con arcillas) usado en la fabricación de pigmentos rojos desde la prehistoria. Extraían el mineral de la almagrera de Labra (concejo de Cangas de Onís) y lo transportaban en caballerías por este camino hasta Sajambre, donde lo trataban y lo llevaban en carros de bueyes hasta la Serranía de Segovia donde lo vendían. A la vuelta traían vino. Al finalizar esta actividad comercial, se volvió a llamar Senda del Arcediano.

Senda del Arcediano y Cantu Cabronero.

Desde la majada de Sabugo aun nos quedan 5 kilómetros por la hermosísima “Senda del Arcediano”, empedrada en su mayor parte. El primer tramo sigue, en llano, paralelo a la riega de Toneyo hasta que ésta se precipita sobre el río Dobra, por debajo del embalse de La Jocica.  Echando la vista atrás vemos el Cantu Carbonero y el final del embalse. Por encima y al otro lado del río, se aprecia la otra senda colgada sobre él que llega a Carambo cerca del nacimiento del Dobra, y más allá, al refugio de Vegabaño. Por ese mismo lado del Dobra, el murallón calizo del Cornión sobrecoge: Pico Armada, mirador de Ordiales, Cotalba, Requexón, Los Llastrales y  El Camperón, Altos del Verde, Torre Bermeja y Moledizos. Estos picos se verán siempre, pero al principio podemos ver otros que están más atrás y que se irán ocultando a medida que avancemos: Torres de Cebolleo, Peña Santa de Enol, Torre de Enmedio, Torrezuela, Tres Marías, Torco, Peña Santa, Cabra Blanca y las Garitas Cimera y Bajera.

Senda del Arcediano.

Proseguimos el camino, que después de rodear la Xerra Trapallera, nos ofrece a la derecha la vista de la Mallada Cuerries. Más adelante, poco después de comenzar el suave descenso, pasamos al lado de la fuente y pilón de Jelmeda o Gelmeda, cuyo cartel de señalización unos desaprensivos han arrojado al barranco (¡lástima de energúmenos que tan poco aprecio siente por lo publico!).  Hacia el final, viejas y retorcidas hayas musgosas nos despiden abarcando con su retorcido tronco el camino que nos deja en el aparcamiento del collado Angón.

Lorenzo Sánchez Velázquez






martes, 22 de abril de 2014

Cordal del Tarambicu. Circular desde Valle del Lago

El Cordal del Tarambicu separa los valles de Saliencia y Valle del Lago. Su relieve, modelado por el hielo, forma una planicie a unos 1700 metros de altura salpicada de pequeños valles, resto de cubetas glaciares. Su ladera oriental es asiento de los bosques de Monte Grande y las Bustariegas que gozan de especial protección dentro del Parque natural de Somiedo. La occidental, más escarpada, vierte sobre el Valle del Lago y fue pulida por la lengua del glaciar que conformó el valle.

Datos de la ruta
Salida y llegada: Valle del Lago (Concejo de Somiedo) 
Distancia: 22,3 km 


Duración: 7:00 h (sin contar paradas) 
Subidas acumuladas: 1170 m 
Altura Inicial: 1230 m 
Altura máxima: 1918 m 
Dificultad: media-alta (por la distancia)
Track de la ruta


Entre Valle del Lago y el Tarambicu


Por la Sierra del Tarambicu y regreso a Valle del Lago
 
Llevábamos tiempo postergando la ruta por la Cordal del Tarambicu. Esta sierra nos llamó la atención desde las cimas de Peña Negra o el Michu, o cuando caminamos por el “Camín Real de la Mesa” pues cierra por el oeste el bello valle de Saliencia. También cuando anduvimos por Peña Chana o Peña Salgada o por los Albos nos propusimos visitarla. Pero siempre surgían otras prioridades montañeras. Por eso, cuando estuvimos en las Brañas de Saliencia (justo al otro lado del valle), nos pareció que ya era el momento de atacarla. Así es que la semana siguiente nos encaminamos hacia Valle del Lago (1230 m). Como en otra entrada de este Blog describimos el itinerario seguido para llegar a esta aldea somedana desde el Centro de Asturias, me remito a lo escrito allí.

Teito en el camino al Lago del Valle. Al fondo la Sierra del Tarambicu

 El primer tramo de la ruta nos llevará hasta el Lago del Valle. Aunque podríamos seguir la señalizada, despejada y concurrida pista hormigonada, continuación de la carretera, preferimos el arbolado dosel alternativo del camino (hayas y avellanos en los linderos de las fincas) que sigue la margen izquierda del río del Valle. Este camino lo describimos  en la ruta de Peña Chana. Al llegar a la revuelta de la Braña El Veneiru, lo abandonamos para seguir de frente por una senda que nos lleva al Lago del Valle (1566 m) justo en el punto donde vierte el canal de abastecimiento del lago, canal que viene desde la braña de Murias Chongas. El magnífico y hermoso lago, con su islita en medio, nos produce una magnífica impresión. Se trata de una cubeta glaciar recrecida por su lado oeste para permitir un mayor volumen de agua. En su origen, la lengua del glaciar se extendía por el Valle del Lago, en U, modelando el paisaje. Seguimos el muro del embalse hasta su finalización, al norte.

Presa del Lago del Valle.

Lago del Valle con los Picos Albos por detrás.

Toca ahora superar la ladera oriental del Valle del Lago para acceder a la Veiga Camayor donde arranca la Sierra del Tarambicu. Para ello mantenemos la dirección por un sendero que tiene las marcas casi desaparecidas de la ruta PR AS-15, hasta alcanzar la cercana y arreglada finca de La Piniella. El camino original dejaba la cabaña a la izquierda, pero, ahora, una alambrada de espino impide el paso y hay que rodearla, dejándola a la derecha. Después, continuamos hacia el noroeste por un sendero poco marcado y casi abandonado, en paralelo a un regato, por su margen derecha, que nos lleva a Vega Rionda después de cruzar varias alambradas. Aunque nosotros seguimos este camino, quizás habría sido mejor bajar un kilómetro por la pista hormigonada que tiene las marcas del PR AS-15.1 y, al cabo, abandonarla cruzando el valle hacia Vega Rionda. Aquí encontramos ya un buen sendero que, en constante subida, mantiene la dirección noroeste, deja a la izquierda la muria de un prado y nos lleva a la pista que se viene de Valle a la altura de la Braña el Gabitón (1550 m). Es un ramal de la principal y ha sido construida para dar acceso a las brañas de Solapeña, La Corba y El Gabitón.

Subiendo a Camayor echamos la vista atrás: Lago del Valle y Peña Orniz al fondo.


Seguimos la pista hacia la derecha, al este, hasta su cercana finalización. En este punto arranca otra senda que da un giro brusco a la izquierda para retomar la dirección noroeste, pasar un pedrero, dar un amplio giro hacia noreste entre las peñas Chabana, a la derecha, y La Minga, a la izquierda, y alcanzar finalmente las amplias praderas de la braña de Sobrepeña, donde queda tan sólo un pilón con poca agua. Desde aquí ya divisamos la cumbre del Tarambicu, al norte.


Valle del Lago, al otro lado vemos los picos Esperones y Canalón. Peña Chana está al fondo.


Pico Tarambicu

Un suave ascenso por el sendero marcado en la pradera nos sitúa en el amplio collado (1743 m) de acceso al valle de Camayor y El Sumidoriu. Estos extensos pastizales están cerrados por los picos Tarambicu, Concrespu y Las Porzanas, al norte; y los contrafuertes rocosos más septentrionales del Albo Occidental, al sur. Cruzándolos, siguiendo las marcas del PR AS 15, se llega a los demás lagos de Saliencia (Cerveriz, Calabozosa y Cueva). Nuestro camino, sin embargo, no se dirige hacia ellos, sino que, abandonando las señales del PR, nos encamina hacia el norte para subir a la Sierra del Tarambicu. Para ello, cruzamos un pequeño reguero. Enlazamos, después, con la senda que viene de la pradera de Camayor. Finalmente, la seguimos hacia poniente hasta alcanzar el collado de acceso a la sierra. Con esta maniobra hemos rodeado la peña y sólo nos queda remontar su ladera occidental, mezcla de hierba y piedra, sin senda y sin dificultad, para alcanzar la cima del Tarambicu (1918 m).
Subiendo hacia la planicie del Tarambicu dejamos a la espalda la Veiga de Camayor. Por detrás vemos los Albos en el centro y Peña Orniz a la derecha.

Cumbre cimera de la Sierra del Tarambicu. Al fondo vemos Peña Chana.

Esta espléndida montaña de fácil acceso, tiene unas vistas espectaculares que describimos brevemente. Al este el Cordal de la Mesa (Michu, Peña Negra), Los Bígaros y, más atrás, Las Ubiñas. Al sur, el gran macizo de Somiedo: Morronegro (en León) Calabozosa, Albos, Peña Orniz. Al suroeste, encerrando el Lago del Valle, vemos los Picos de la Mortera, en León Peña Chana (de León) y la alargada loma que contiene a la Peña Los Años y Punta la Sierra. Virando al oeste encontramos la afilada cima de los Picos Blancos y la alargada Peña Chana en el límite entre Asturias y León. Más lejos y al oeste están Peña Salgada, el Cornón, el Cogollo Cebolleo, etc.

Las Ubiñas desde el Pico Tarambicu. A la derecha vemos el Morronegro.

Morronegro, Los Albos y Peña Orniz desde el Tarambicu.

Picos Blancos y Peña Chana desde el Tarambicu.

Planicie del Tarambicu. Michu y Peña Negra al fondo

La Cordal del Tarambicu es una especie de meseta a unos 1700 m de altura modelada por los hielos y dirigida de sureste a noroeste entre los valles de Saliencia y Valle del Lago. Los bordes situados sobre ambos valles caen verticales y son prácticamente inaccesibles salvo para los abundantes rebecos. Por el medio discurre un valle que desagua en la cubeta que forma la somera Laguna Fuentes. El lateral de la sierra que mira hacia Saliencia es una planicie a unos 1800 metros de altura con muy buenas vistas. Cae vertical, como dijimos antes, hacia ese valle y menos abruptamente sobre varios vallecitos situados en medio de la sierra (Veiga Rionda, Veiga Fuentes, con su laguna, y el Reguero la Chamera, al final de la sierra). Al otro lado, la vertiente occidental de la sierra es más abrupta y contiene algunos riscos y peñas como Peña la Minga (o la Braña), Los Bernaldeos, La Estaca o Las Cruces, que son visibles cuando se camina apaciblemente por el Valle del Lago.

Collado la Magdalena (dcha), Brañas de Saliencia y Peña Negra (izda) desde la Sierra del Tarambicu.

Sigue la panorámica anterior: Peña Negra y Michu. Más abajo en esta ladera vemos el bosque de Monte Grande de acceso restringido. 

Vista hacia atrás del Pico Tarambicu desde la primera pradera encontramos en la cimera de la sierra.

Otra pradera en la cima de la sierra.

El recorrido por estos lugares lo hicimos, en la primera, parte bajando de la Peña del Tarambicu hacia una senda que se divisa en el fondo de un pequeño valle con restos de alguna construcción y cerca de piedra. La senda discurre por la parte alta de la planicie con unas vistas formidables del Cordal de La Mesa y del Valle de Saliencia, sobre todo después de atravesar unas zonas de pastos. Algunos miradores, a vista de águila, sobre el valle, impresionan por sus caídas verticales que finalizan en los bosques de Monte Grandes y las Bustariegas, lugares de especial protección en el Parque Natural de Somiedo. Después de unos dos kilómetros por esta zona llana, viramos hacia el oeste para visitar la majada y la laguna de Fuentes, sumidero natural de la sierra.

Veiga Fuentes en la Sierra del Tarambicu.

Para ello, abandonamos el sendero que sigue la cresta, para continuar por otro que desciende hacia los valles interiores. En el descenso nos topamos con una alambrada que, una vez cruzada, nos sitúa en el pequeño valle donde se ubica Veiga Rionda. Para llegar hasta el valle más extenso que contiene la laguna de Veiga Fuentes (1630 m), sin dar mucha vuelta, se puede remontar un pequeño crestón rocoso hasta encontrar, al otro lado, el sendero. Mejor es rodearlo siguiendo la senda hacia el oeste, para virar al sur y superar el lomo rocoso dando vista a la amplia Veiga de Fuentes donde se asienta la laguna. Es poco profunda con abundante vegetación acuática, rodeada de extensos pastizales y con abundante cabaña ganadera en verano. Alcanzada la laguna, continuamos nuestro camino siguiendo el curso natural del valle, que se estrecha mucho al pasar entre dos peñas y se vuelve a ensanchar en los ricos pastos del valle de Veiga Rionda, al que volvemos, pero más al oeste. La senda bien marcada sigue por el fondo del valle otros 2 kilómetros hasta alcanzar la vistosa braña La Chamera (1490 m), con un teito en buen estado, rodeado de una especie de sembrado de antiguas piedras que dan al lugar un encanto especial. Aquí finaliza la sierra y es hora de descender.

Palloza en la Braña la Chamera.




           El sendero nos hace bajar fuertemente, primero hacia un pilón con abundante agua, después haciendo zigzag, hacia unos prados con rudimentarias cercas de piedra que dejamos a la derecha, adentrándonos en el bosque. Son las brañas de Llamera (1270 m). El fuerte descenso no da tregua entre los avellanos que separan las fincas del camino y el bosque situado a nuestra izquierda. Encontramos algún teito. No muy lejos del pueblo, el camino se separa en dos: el que sigue de frente es directo a la aldea, aunque tiene falta de limpieza pues los avellanos y arbustos que separan las fincas se van apoderando poco a poco de él. El otro, que sale a la izquierda, está más despejado y da una pequeña vuelta hasta enlazar con el primero a la entrada de la aldea de La Llamera (1080 m). Tiene unas pocas casas y muy pocos habitantes. Hasta aquí llega una pista hormigonada que sale Veigas. La seguimos en descenso, disfrutando de la magnífica cascada que forma el reguero La Chamera: desagüe natural de la sierra del Tarambicu.
Bajando a la aldea de Llamera que vemos abajo.

Vivienda en Llamera.


Cascada del arroyo La Chamera

Un kilómetro más adelante abandonamos el hormigón que va hacia Veigas para seguir la pista (960 m) que asciende por la profunda foz que forman las peñas La Mozqueta (final de la Sierra del Tarambicu) y el Monte Couto (La Palombera) hasta alcanzar el collado situado en la carretera que llega en ese punto a Valle de Lago. Este tramo de subida final vence unos 280 metros de desnivel y transcurre por un entorno muy húmedo y sombrío entre los grandes peñascos que caen verticales y la exuberante vegetación, dándonos una impresión de cuento de hadas: solo falta un encuentro casual con algún pacífico oso para completar esta larga pero espectacular ruta.

Lorenzo Sánchez Velázquez


sábado, 19 de abril de 2014

Brañas de Saliencia. Circular por las "foces" de Arbeyales y Arroxos

Teitos y corros, "foces" y caminos reales son los ingredientes de esta magnífica ruta por Somiedo. Las brañas de Saliencia forman un bello conjunto etnográfico de teitos, mientras que en la braña de La Mesa encontramos corros con techumbre de piedra. El ascenso a las brañas por la foz de Arbeyales y el descenso por la de Arroxos completan el recorrido.


Datos de la ruta
Salida y llegada: Arbeyales (Concejo de Somiedo) 
Distancia: 23 km 
Perfil de la ruta

Duración: 7:00 h (sin contar paradas) 
Subidas acumuladas: 1200 m 
Altura Inicial: 1000m 
Altura máxima: 1685 m 
Dificultad: media-alta (por la distancia)
Track de la ruta

Mapa de la Foz de Arbeyales y las brañas de Saliencia

Por la braña de La Mesa y la Foz de Arroxos

Iniciamos la ruta en la aldea somedana de Arbeyales (1000 m) a la que llegamos desde el centro de Asturias siguiendo la autovía A-63 Oviedo-La Espina, después la AS-15 en dirección a Cangas del Nancea y más adelante la AS-227 en dirección a Somiedo. A la altura del embalse de La Malva, tomamos la SD-1 en dirección a Saliencia y el puerto de La Farrapona que comunica con León. Poco antes de llegar a Saliencia, se encuentra, a la izquierda, la aldea de Arbeyales.

Una vez estacionado el vehículo, comenzamos la marcha siguiendo las marcas del PR-AS 12 que enseguida se adentra en la extraordinaria, estrecha y empinada foz de La Güérgola totalmente empedrada (la llamada "escalinata de la Güérgola de Arbeyales"). El camino, con tramos de muro armado, pegado a los verticales desplomes calizos  de Peñasxuntas, que bajan desde el Michu, sigue por la margen izquierda del arroyo de Murias. Es una delicia para los sentidos: las pequeñas cascadas, los rápidos y las torrenteras unen el encanto visual con el sonoro. La foz tiene una longitud aproximada de medio kilómetro, quizás algo menos, y al final se abre en el hermoso valle de Murias, asiento de la braña del mismo nombre; la primera que visitaremos. Al terminar la foz, el camino se divide en dos. El que se desvía a la derecha tiene un pequeño tramo empedrado, convirtiéndose enseguida en sendero hasta llegar a la braña de La Güérgola. Por él regresaremos. Nosotros continuamos por el sendero de la izquierda. Cruza el arroyo por un pequeño puente y asciende en zigzag hacia la braña de Murias (1350 m). Hemos superado un desnivel de 320 metros y recorrido 1,8 km.

Saliendo a Arbeyales nos dirigimos hacia la Foz de la Güérgola.

Llegando a la Foz de la Güérgola de Arbeyales

El camino empedrado sube por Foz de la Güérgola de Arbeyales

En algunos tramos presenta fuertes armaduras y muros como este.

Llegando a la Braña de Murias echamos la vista atrás. Apreciamos la estrechura de la Foz de la Güérgola y los prados entre los que sube la senda. A la izda vemos el camino por el que regresaremos desde las Brañas de Saliencia.

Los teitos que forman la braña, bien conservados y en uso reciente a juzgar por los montones de estiércol visibles a un lado de la puerta principal, se encuentran dispersos en una hermosa y florida pradera en este día de primavera. A diferencia de otras brañas, como la de La Pornacal, en estas, los teitos se intercalan entre prados y tierras de labor. También contienen  fuentes y olleras. La imagen de los teitos en medio de la pradera, con Peña Negra al fondo, forma una extraordinaria estampa.


Braña de Murias

En Somiedo se pueden encontrar dos tipos de construcciones arquitectónicas etnográficas. Los corros son pequeñas cabañas de piedra con techos de piedra (llábanas) en falsa bóveda y planta circular. Son muy bajos y tan solo tienen una puerta de entrada y una pequeña ventana. Son las construcciones más antiguas. Más adelante veremos varios en la braña de La Mesa. Los teitos tienen paredes de piedra y cubierta vegetal. Su planta es rectangular y el techo se recubre con escobas (xiniesta) o piornos (piornu). Mediante este sistema se impermeabiliza el interior durante unos 14 años sin apenas reparaciones. Suelen tener una longitud entre los 8 y los 15 metros y una anchura entre los 6 y 7 metros. El interior tiene una zona para el ganado y otra que sirve de vivienda con su llar u hogar y su zona para dormir. La cumbrera o cume es la parte más expuesta a los embates del viento, la lluvia y la nieve. Por eso se clavan en la cubierta vegetal largas varas o llatas sujetas con palos ahorquillados (llamados gabitos), entrelazados con otras colocadas transversalmente cuya finalidad es soportar y transmitir el peso de la techumbre a las paredes de piedra del edificio. En la parte alta del teito está el henil.

Más teitos en la Braña de Murias con Peña Negra al fondo.

Hasta la braña de Murias llega la pista para vehículos todoterreno que viene desde Saliencia. Podríamos seguir por ella visitando las demás brañas de las Morteras de Saliencia, sin embargo, nuestros objetivos son más amplios y la dejamos para la tarde, en el camino de regreso. Ahora toca subir hasta el Camín Real de La Mesa situada unos 220 m por encima. Desde Murias, podríamos mantener la dirección norte y remontar la empinada ladera hasta ascender al “camín” a la altura de la braña La Corra. Pero, como es una braña que ya hemos descrito en otros lugares, acortamos el camino de ascenso, siguiendo la senda que arranca en lo más alto de la braña. Se trata de un camino que va más alto y en paralelo a la pista que viene de Saliencia. El sendero va rodeando el valle de Murias en continuo y suave ascenso, cruzando los regueros donde nace el arroyo de Murias y una alambrada. Nos deja en un hombro herbáceo que separa las brañas La Güérgola o Arbellales, situada por debajo, y la de Ordiales o Urdiales, arriba. Ascendemos por la pradera hacia la última, que encontramos abandonada y en ruinas. Unos metros antes de llegar a la propia braña, sale una senda que sigue el hombro del monte, entre las altas escobas, que nos deja en el mismo “camín real” (1550 m), justo en la base de Peña Negra. Desde allí podemos disfrutar de algunas montañas de Somiedo: por encima del Tarambicu sobresalen el Cornón y el Mocosu, hacia poniente; y hacia el sur, cerrando el valle, las Porzanas. Más adelante a medida que subamos algo más y nos desplacemos hacia el sur, veremos los Bígaros, hasta cuya base nos acercaremos, y los picos Albos.

Por el "Camín Real de la Mesa" pasando frente a Peña Negra.

Desde el Camín Real de la Mesa vemos de izda a dcha y al otro lado del Valle de Saliencia: Morronegro, Peña Calabazosa casi tapada por Las Porzanas, Albo Oriental, Albo Occidental que casi oculta Peña Orniz.


El Cornón en el centro y los picos Mocosu y Cogollo Cebolléu alineados hacia la dcha desde el Camín Real de la Mesa.

El agradable paseo por el “camín” entre bosquetes de abedules, robles, acebos, …, con vistas hacia el amplio valle de Saliencia cerrado, al otro lado, por la Sierra del Tarambicu nos deja, después de un kilómetro y una vez dejada atrás Peña Negra, en el collado Sedernia (1643 m) que da vista al amplio valle de Teverga, al este. En este tramo encontramos una fuente y abrevadero. Desde el collado vemos también las sierras de Gradura-Yernes-Tameza y la de Sobia. El camino continúa en ascenso rodeando, primero el Alto de la Granda Blanca y, después, en descenso, el Alto de la Cuguruza. El rodeo del siguiente y breve pico del Cantu Rubio finaliza en las amplias praderas del Colláu Madalena (1546 m). Los pastos de altura de este collado albergan una amplia cabaña ganadera de vacas de carne y caballos, todos bajo el atento cuidado de los mastines. De nuevo las vistas se abren hacia oriente. Aunque no se ve, a unos pocos metros de distancia, en la vertiente de Teverga, se encuentra la magnífica braña de Fonfría, a la que accedimos en otra ocasión desde la localidad de Barrio, cuando subimos al pico Aguil y descendimos, después, a Torce. En otra entrada recogeré esta preciosa ruta.

Brañas de Saliencia desde el Camín Real de la Mesa.

Por el Camín Real de la Mesa, al fondo a la izda la Sierra de los Bígaros.

Bajando al Collado la Magdalena, cruce de caminos entre Teverga y Somiedo. Al fondo el Pico L'Aguil.


El buen camino, que hemos traído desde Peña Negra, mejora transformándose en pista para todoterrenos, que es continuación de la que asciende directamente a este collado desde Saliencia. Desde Peña Negra hasta la Madalena el “camín” sólo nos ofrecía vistas a occidente, quedando las orientales ocultas tras los montes que hemos rodeado, excepto en un pequeño tramo en la Sedernia. Desde la Madalena hasta el collado del Muru, situado dos kilómetros al sur, las vistas ocultas serán las de poniente (nos las ocultan los montículos de Las Gavitas y Los Cumales), teniendo una hermosa visión del valle de Teverga, al este. Al llegar al Colláu del Muru (1634 m) se nos abre la perspectiva sur donde encontramos el amplio valle del puerto de La Mesa.

Llegando al Colláu el Muru encontramos rebaños de vacas cuidados por perros.

En el collado, el camino se divide en dos. El que circula más alto llega hasta el propio puerto y, más allá, a Torrestío; sin embargo, el que siguiendo hacia el sur va más bajo, llaneando, llega hasta la braña de La Mesa, continuando más allá, en forma de senda, hasta enlazar con el otro en el mismo puerto. Seguimos por el segundo para visitar la estupenda braña de La Mesa (1660 m) en pleno uso. Hay allí una fuente y una gran cabaña ganadera en los meses de verano que aprovecha los ricos pastos de altura permanentemente verdes. Tiene pocos teitos pero muchos corros de planta muy baja con cubierta de llábanas (piedras planas) en falsa bóveda. De todas las brañas que he visto en Asturias, ésta es la que tiene más corros y en mejor estado de conservación.

Teito y corros en la braña de La Mesa

Desde la Braña de la Mesa vemos la extensa pradería que sube hasta el Puerto de la Mesa que comunica con León.

Una vez visitada esta hermosa braña, retrocedemos por otro camino que sale de los corros más cercanos al arroyo Arroxos en dirección noroeste. La seguimos por la margen derecha para encaminarnos a la hermosa Foz d’Arroxos, otra de las maravillas del día. Poco a poco entre los prados que dan paso a la vegetación rastrera de escobas, piornos y brezo, el valle se va estrechando entre los derrumbes verticales de Peña la Ferrera (el pico más septentrional de la Sierra de los Bígaros) y los de Los Bueis. En lo más angosto del desfiladero apenas queda espacio para el torrencial discurrir del arroyo. Por allí sigue el hermoso camino labrado y armado en la roca, ofreciendo unas extraordinarias imágenes donde se conjugan las afiladas agujas y crestas calizas con el torrencial repicar del agua desplomándose en su vertiginosa caída en pos del río Saliencia, mucho más abajo.

Por el camino que baja a la Foz de Arroxos.


Camino por la Foz de Arroxos
 



 

 

Seguimos bajando por la Foz de Arroxos.

Al final la foz se abre y al murallón calizo le sigue un magnifico robledal en el que nos adentramos cobijados por su magnífico dosel. Así llegamos a la carretera SD-2 que lleva hasta el Alto de la Farrapona donde finaliza en el aparcamiento construido recientemente para los turistas que visitan los lagos de Saliencia. Cruzamos la carretera para continuar por un camino en paralelo a ella que nos deja a la entrada de Saliencia (1113 m), al lado del área recreativa y de su aparcamiento. En éste hay una fuente donde refrescarse y coger fuerzas para el resto de la jornada, que aún queda. Hasta aquí hemos recorrido 16 km y llevamos acumuladas unas subidas de unos 850 m.

Después de la Foz el camino baja por este precioso robledal.

Encontramos alguna cabaña antigua.

Justo al lado del aparcamiento sale una pista de hormigón en dirección este que asciende duramente en paralelo al reguero Treme, virando más arriba hacia el norte sin perder la fuerte inclinación. Hay que tomarlo con paciencia. Un par de revueltas y un viraje hacia el oeste cruzando el arroyo, nos permite subir a las Morteras de Saliencia (1354 m). Ahora toca recorrer el resto de las brañas siguiendo la pista y las marcas del PR-AS 12. Los teitos de cada braña se encuentran dispersos por las praderas. Son muy grandes y semejantes a los que vimos en la de Murias. Al comienzo de la mortera se encuentra un panel explicativo que nos informa sobre las características y disposición de los teitos. En seguida sale a la derecha otra pista que lleva al collado La Madalena en el “camín real”. Seguimos de frente con suaves subidas y bajadas para ir de una braña a otra. Cruzado el reguero Borbolla llegamos primero a la de El Cocháu (1390 m), un kilómetro más adelante, a la de El Rebochal, mientras que al norte nos queda la de Bárzana, que no visitamos. Ahora toca dar un amplio rodeo siguiendo la pista para no perder altura y cruzar el arroyo de Castro. La siguiente subida nos deja en la braña de La Güérgola u Ordiales de Arbeyales, situada sobre la vertical de Arbeyales. Además de unas pocao teitos, encontramos una antena de telefonía.

Teitos en la Mortera de Saliencia.

Teito en la Mortera de Saliencia, al fondo Los Bígaros.

Más teitos en las extensas Morteras de Saliencia. 

Si seguimos la pista llegaríamos a la majada de Murias por el camino que no quisimos recorrer por la mañana. Otro arranca al lado de la antena y baja en zigzag hasta Arbeyales. Sin embargo, seguimos un sendero que sale de la última cabaña en dirección oeste por una zona muy empinada, ensanchándose más abajo para continuar, empedrado, hasta el inicio de la Foz de la Güérgola, por la que descendemos finalmente a Arbeyales.

Lorenzo Sánchez Velázquez