domingo, 15 de febrero de 2015

Mazo de Meredo. Circular desde Piantón

Salida y llegada: Piantón (Concejo Vegadeo)

Distancia: 18,2 km
Duración: 5:00 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 740 m
Altura Inicial: 20 m
Altura máxima: 300 m
Fecha de realización: 8/II/2015
Dificultad: baja
Track de la ruta


 La parroquia de Piantón pertenece al concejo de Vegadeo del que fue capital hasta 1851 cuando pasó a la actual Vegadeo y su nombre proviene del destacamento romano de Pío Antonino que arribó por estas tierras. El río Suarón y la carretera AS-21 dividen la aldea por la mitad quedando ambos barrios conectados por un hermoso puente de piedra cuya estructura actual se remonta al año 1844. Se construyó ese año para sustituir a otro medieval que arrasó una riada, desastre que casi se repite en la de 1969. En 2013 fue preciso arreglar las bases de los pilares, dañadas por las crecidas del río, reforzándolas con una nueva capa de piedra para evitar su erosión.

Puente de piedra en Piantón.

Aparcamos a la entrada del pueblo cerca del puente y comenzamos la ruta cruzándolo para acceder al barrio de As Clavelinas. En el recorrido vamos a seguir el PR-AS 107 buscando las opciones con sendas o caminos de tierra evitando en lo posible el asfalto. Le añadiremos como variante principal la visita a la iglesia de Santa Marina en Meredo.

Ermita de San Pedro en Cobre.

Tomamos el primer camino que sale a la izquierda en paralelo al río entre casas y prados guardados por perros ladradores. Enseguida, después de una fuente con grifo y cuando llega la primera cuesta, lo abandonamos para tomar el primer ramal a la izquierda que sigue en llano la dirección de un tendido eléctrico. Después se empina, da un par de revueltas y desemboca en una carretera a la altura de una casa de piedra de reciente factura. Areilo, que así se llama la aldea, no tiene más que dos casas: la citada y otra en ruinas e invadida por la maleza al otro lado de la carretera.

Casas de piedra casi abandonadas en Meredo.

Continuamos a la derecha por el asfalto y lo abandonamos unos metros más adelante para tomar una pista a la izquierda que sube a Cobre. Varias casas de piedra dispersas pero bien arregladas, unas naves ganaderas y la Ermita de San Pedro forman esta pequeña aldea. La placa en el exterior de la ermita indica 1996 y otra en el interior del pórtico 1896. Con estos datos no nos queda claro si la última es la fecha de construcción y la primera es una rehabilitación posterior, o la nave es de finales del XIX y la torre del año 96.
  
Iglesia de Santa Marina en Meredo.

 En el cruce de carreteras que hay en la aldea encontramos un poste de señalización que nos ofrece dos opciones: la variante corta de 1,5 km va directamente a Meredo mientras que la larga, de 3,5 km, da un rodeo por El Foxo. Siguiendo la última, tomamos una pista de tierra que faldea el pico Agudelo por poniente para descender después al cruce de caminos de El Foxo. Unas pocas casas y un corto tramo de carretera en descenso nos llevan a las casas de Grandamiá donde abandonamos el asfalto para tomar un camino a la izquierda que se adentra en el pinar.
         A un lado los pinos y al otro los eucaliptos flanquean la ligera subida hasta que, en una cerrada curva a la derecha, emprendemos el descenso hacia Meredo y su mazo. Antes de llegar a la aldea, las marcas del PR nos ofrecen un desvío a la izquierda; sin embargo, en el fondo del valle del Suarón, vemos la hermosa silueta de la torre de la iglesia parroquial. Como la ruta es corta y vamos sobrados de tiempo decidimos visitarla.

Casa-palacio de los Rodriguez de Cancio en Meredo.

Obviando las marcas del PR, seguimos rectos por la pista hasta alcanzar la carretera y las primeras casas de esta dispersa aldea. Más abajo cruzamos el río Lormes (afluente del cercano Suarón) para, en un corto desvío, acceder a la plaza de la iglesia. Con planta de cruz latina, pórtico con arcos de medio punto en piedra y hermosa torre cuadrada con pináculos en las esquinas, es una magnífica construcción del siglo XVIII dedicada a Santa Marina cuya fiesta se celebra el 18 de julio. Al otro lado de la carretera se encuentra la Casa-palacio blasonado con escudo de armas de los Rodríguez de Cancio del siglo XVIII.

Represa y arranque de la canalización del agua.

Para llegar al Mazo de Meredo desde la iglesia lo más sencillo sería continuar por la carretera algo menos de dos kilómetros, sin embargo, preferimos dar un pequeño rodeo evitando el asfalto. Para ello, retrocedemos subiendo por los barrios y casas de Meredo hasta enlazar más arriba con las marcas del PR justo donde antes las dejamos. Siguiéndolas, descendemos por la pista que pronto abandonamos para coger un sendero a la derecha que baja al Mazo situado al lado de la carretera.

Depósito de agua para dar servicio al mazo.

Varios paneles informativos nos ilustran sobre la importancia de los “ferreros” en la Comarca Oscos-Eo durante la Edad Media y sobre todo en los siglos XVII, XVIII y XIX. Se completaban aquí todos los procesos de trabajo del hierro: desde las “fábricas de hierro” donde lo obtenía a partir del mineral y el carbón, pasando por las “ferrerías menores” o mazos donde se daba forma y se eliminaba la escora del hierro obtenido en las “fábricas” y finalmente las fraguas o “forxa” donde el “ferreiro” elaboraba los productos finales (clavos, sartenes aperos de labranza, herraduras, etc). El Mazo de Meredo es del siglo XVII y perteneció a los Villamil (su casa con capilla del XVIII se encuentra en Vegadeo) aunque normalmente lo arredraban a “ferreros” de la zona.

En este precioso paraje a la orilla de Suarón hay un área recreativa. La represa produce una hermosa cascada y el canal que lleva el agua al mazo se ensancha en un depósito o “bandazo” donde se reflejan los árboles antes de entrar en el edificio de la fragua. El mazo cierra en invierno y no podemos ver su funcionamiento, otra vez será.
Presa sobre el río Suarón que dio servicio a la minicentral.

Cruzamos de nuevo la carretera para coger una senda (el poste de señalización está caída) que se dirige al norte en paralelo a la carretera y al río. Pasamos al lado de la Cova de Xanín para acceder enseguida a una pista maderera que ya no abandonaremos. Prácticamente en llano entre los pinos y los eucaliptos el camino nos lleva hasta la altura de la presa de Sestelo construida para suministrar agua a la minicentral hidroeléctrica que dio servicio a la zona hasta los años 60 del siglo XX. Un poco más adelante en medio un paraje idílico encontramos la Casona de Sestelo de finales del siglo XIX que merece una breve digresión.

Se construyo para fábrica de papel pero, hacia 1920, la compró para residencia familiar Don Ángel Pérez-Sanjulián añadiéndole una nueva planta. Este indiano había hecho fortuna comerciando con pieles entre Estados Unidos y Cuba, y construyó al lado de la casa una minicentral hidroeléctrica que dio luz a casi todo el valle y los vecinos de Castropol y Vegadeo la llamaron la “luz de Sestelo”. Pero al estallar la Guerra Civil, el indiano, que era socialista y masón, tuvo que huir con su familia a Estados Unidos.

Al acabar la guerra se convirtió en orfanato (entre 1937 y 1951) hasta que una de las hijas de don Ángel regresó a España en los años 50 y recuperó la propiedad viviendo en ella unos años. Más recientemente una escuela-taller trabajó en su rehabilitación interior y hace unos años la adquirió el cineasta y productor Santiago Matallana con la finalidad de acondicionarla para su explotación como apartamentos turísticos. http://asturiaspordescubrir.com/articulos/el-milagro-de-sestelo/

Casona de Sestelo.

El camino ancho que traemos da una revuelta a la derecha para descender a Sestelo en la carretera. El nuestro, en cambio, sigue de frente cogiendo el ramal de la derecha de los dos que de allí salen. La pista termina en el arroyo Sestelo enlazando con una senda que sube en paralelo al arroyo para cruzarlo más arriba y desembocar en una nueva pista. Avanzamos por ella, mientras, al otro lado del Suarón, la gran finca que rodea la “Casona” va quedando atrás, hasta desembocar en la carretera que viene de la AS-22. Continuamos por ella un tramo de un kilómetro en ligera subida hasta llegar a la aldea de Areilo donde enlazamos con el camino de ida que nos deja finalmente en Piantón.

Lorenzo Sánchez Velázquez







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