sábado, 22 de febrero de 2014

Senda Norte: Desde Arnao hasta San Juan de la Arena

Salida y llegada: Travesía de Arnao a San Juan de la Arena (concejos de Castrillón y Soto del Barco)
Distancia: 21,5 km

Duración: 5:00 horas (sin paradas)
Altura máxima: 122 m (en Ranón)
Subidas acumuladas: 540 m
Dificultad: baja (aunque el mal tiempo la complicó)
Fecha de realización: 8 de febrero de 2014
Track de la ruta 


Mapa: Tramo Arnao - Cabo Vidrias

El día prometía grandes emociones pues los pronósticos meteorológicos preveían una ciclogénesis explosiva. Y, en efecto, el viento, la lluvia, el frío, el granizo y una mar encrespada se conjuraron contra el nutrido grupo que iniciamos la ruta. Sin embargo antes, durante el camino en coche, parecía que el sol radiante, apenas interrumpido por veloces nubarrones, contradecía estos pronósticos.

Playa de Arnao.

Dejamos algunos coches en Arnao y llevamos otro a San Juan de la Arena. El paseo sobrevuela la playa pedregosa de Arnao después de un duro ascenso. En el subsiguiente descenso, buenas vistas de Santa María del Mar: playa, chalecitos, camping inundado de caravanas con y sin auto. 

Sta Mª del Mar, al fondo.

El viento arreció mientras superamos la Punta de Escayo y siguió cuando se bajó a la playa de Bahinas. Pronto comenzó a llover. Un brusco giro a la derecha en el mismo Linares permitió mantener la remontada, después cruzamos el hombro de la montaña y descendimos, a la pedregosa playa de Munielles. Superamos un escalón excavado por las últimas galernas del Cantábrico y por la carretera subimos a la aldea de Bayas salpicada de chalets.

Playa de Munielles y río Monticiello.

El grupo se dividió en tres: uno, con niños y dado el mal tiempo, regresa; otro prefirió la comodidad del camino llano, y los demás seguimos un duro descenso por escaleras de fábrica ferroviaria (traviesas de madera). Alcanzado el arroyo del Reguero y a pocos metros de la playa del Cordial, que no se llega a ver, comenzamos otro duro repecho entre eucaliptos. Cuando acaba la plantación comienzan las cotoyas punzantes. Convergemos con el camino de acceso al mirador de Cabo Vidrias sobre unos acantilados de unos 110 metros de altura desde donde tenemos buenas vistas de la Isla la Deva.

Isla La Deva frente a cabo Vidrias.

Un plácido paseo bordeando los acantilados del cabo nos lleva a la caseta de las antiguas instalaciones donde se beneficiaban las cuarcitas que subían desde la misma orilla del mar en la playa de Malabaxada; quedan en el acantilado los restos oxidados de los rieles. Las cuarcitas se usaban para los crisoles donde se fundía el zinc. La caseta, reconvertida después en Centro de interpretación de la Ruta del Norte, hoy se encuentra completamente asolada: los grandes ventanales, protegidos en su día por gruesos cristales dobles, están abiertos a las inclemencias y a los curiosos; los vidrios rotos por los suelos,... Sin comentarios. El frío viento de poniente aconseja cobijo durante el almuerzo. Al cabo, y aún antes de terminar las viandas, llega el segundo pelotón, el de aquellos que han seguido el camino más directo y llano.

Mapa: Tramo Cabo Vidrias - San Juan de la Arena

Continuamos en paralelo a los acantilados que se precipitan verticales al mar. Pasamos junto al vértice geodésico de Sable (118 m), descendemos por camino asfaltado y seguimos por la carretera hasta el siguiente desvío a la derecha. Terminamos en un promontorio sobre el extenso y virgen Playón de Bayas. Un sendero baja a la arena donde las preciosas dunas están colonizadas y asentadas por altas hierbas. El viento, la lluvia y el granizo no cesan y avanzamos con cierta dificultad por las dunas de la playa. Cruzamos primero el río Entremolinos, después el Ranón y llegamos a un espolón rocoso que con la marea alta y las altas olas impiden el paso (con la marea baja se pasa sin dificultad).

Rocas en la zona norte del Playón de Bayas.

Dunas en el Playón de Bayas.

Desandamos unos metros y remontamos por un camino que, entre eucaliptos, nos permite superar unos 120 metros no previstos. Arriba, en la encrucijada de caminos, mejor seguir por el que viene marcado en el mapa, hacia la carretera. El camino está encharcado y cruzamos por los prados. Finalmente desembocamos en uno de los barrios de Ranón, al lado del cementerio. Las casas de la aldea están bien cuidadas, hay algún que otro chalet con cerca y perro; el eucaliptal se entremezcla con las viviendas. La carretera desciende y da varias revueltas pero las vistas de San Juan de la Arena y la desembocadura del Nalón son preciosas. Un desvío a la derecha nos permite llegar antes a la playa de Los Quebrantos.

San Juan de la Arena.

Mirador Punta el Pozaco.

Playa de los Quebrantos desde la Punta el Pozaco.

Los encargados de los coches siguen por la carretera hacia el aparcamiento donde dejaron uno por la mañana, los demás continuamos rectos hacia el mar. Entre los bloques de apartamentos veraniegos cruzamos hacia la playa que está preciosa con los rayos de sol de poniente rielando en la arena. Con la marea baja queda una larga extensión de arena oscura: las olas rompen furiosas en el espigón de Muros, saltándolo. Subimos al mirador de la Punta del Pozaco en el extremo oriental del Playón de Bayas que ofrece unas vistas espléndidas. Sin embargo un desprendimiento casi ha tapado el camino escalonado que cruzaba hacia el Playón. A pesar de la señalización se podría pasar ahora que ha bajado la marea. Regresamos a la playa y en cómodo paseo nos acercamos a San Juan de la Arena. En el camino encontramos otro cementerio a la orilla del mar, el extremo occidental de los Quebrantos, la Ría de San Esteban y la desembocadura del Nalón.

Lorenzo Sánchez Velázquez




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