Salida y llegada: Tiós (540 m) en el concejo de Lena
Duración: 5:30 horas (sin paradas)
Altura máxima: 1483 m (en Brañavalera)
Subidas acumuladas: 1190 m
Dificultad: media
Fecha de realización: 15/II/2014
Track de la ruta
Nota1: aunque la ruta a Brañavalera la hemos realizado varias veces desde el puerto de la Cobertoria, según hemos explicado en el libro “Recorriendolas montañas de Asturias” editado por Zahorí Ediciones, en esta entrada del Blog narro la subida, más exigente, que hicimos desde Tiós.
Descripción
La andadura la iniciamos siguiendo el empinado curso de la carretera, entre las casas. Encontramos un par de Casas Rurales y una pequeña fábrica de embutidos artesanales en la zona alta. Al cabo, finaliza el asfalto y comienza el hormigón de la “pindia” pista que no abandonaremos hasta cerca de la cima. Pasamos por las cabañas de El Castiechu, donde hay restos arqueológicos (según los mapas; no paramos), Gameo y Pandotu. Entre las dos primeras, sale a la izquierda otra pista que lleva hasta la aldea de Valle, por la que regresaremos. Las vistas se extienden a nuestra derecha sobre el valle de Lena y la Sierra de Carrocedo por donde transita la “Senda de la Carisa” cuyo trazado podemos ver rodeando el pico Tresconcejos. A nuestra espalda queda la zona del puerto de Pajares con el Cellón a un lado y el Cuitu Negro al otro.
Nota1: aunque la ruta a Brañavalera la hemos realizado varias veces desde el puerto de la Cobertoria, según hemos explicado en el libro “Recorriendolas montañas de Asturias” editado por Zahorí Ediciones, en esta entrada del Blog narro la subida, más exigente, que hicimos desde Tiós.
Nota 2: El primer tramo de la bajada hasta la pista que va por La Cruz está bastante cerrada por la maleza.
Punto de partida
Para
llegar Tiós debemos tomar en Campomanes la LE-8 en dirección a Tuiza. A un kilómetro nos
desviaremos a la derecha para seguir por la nueva carretera construida al quedar
inutilizada la antigua, que salía desde el mismo Campomanes, por las obras de
la Variante de Pajares. Dos kilómetros más y llegamos a
Tiós. El vehículo lo dejamos en un ensanche de la carretera cerca de la
Iglesia. Descripción
La andadura la iniciamos siguiendo el empinado curso de la carretera, entre las casas. Encontramos un par de Casas Rurales y una pequeña fábrica de embutidos artesanales en la zona alta. Al cabo, finaliza el asfalto y comienza el hormigón de la “pindia” pista que no abandonaremos hasta cerca de la cima. Pasamos por las cabañas de El Castiechu, donde hay restos arqueológicos (según los mapas; no paramos), Gameo y Pandotu. Entre las dos primeras, sale a la izquierda otra pista que lleva hasta la aldea de Valle, por la que regresaremos. Las vistas se extienden a nuestra derecha sobre el valle de Lena y la Sierra de Carrocedo por donde transita la “Senda de la Carisa” cuyo trazado podemos ver rodeando el pico Tresconcejos. A nuestra espalda queda la zona del puerto de Pajares con el Cellón a un lado y el Cuitu Negro al otro.
En
la cota de los 900 metros
cruzamos el arroyo Río o Embarniega (según qué mapas) y continuamos el ascenso
mediante 4 revueltas que nos elevan otros 100 metros. Más arriba,
cuando la pista se acerque a la
Peña Chagu que observamos siempre a nuestra izquierda,
dejaremos a la derecha las cabañas de Ancios (1200 m). Así alcanzamos los
altos prados de la Mortera
de Zorea Cimera que van vistas a poniente. Antes ya hemos tenido ocasión de
disfrutar de las vistas del Aramo y de su cima más alta, el Gamoniteiro,
inconfundible por sus antenas. Desde la mortera, al oeste, destacamos las
Sierra de Sobia, parte del trazado de La Mesa y las de Oral y Yernes y Tameza. La gran
belleza del entorno herboso salpicado de bosquetes de acebos y las manchas de
nieve, nos da un respiro en la progresión.
Iniciamos el resto de la subida
tomando un sendero a la izquierda que nos lleva hacia la evidente doble cima.
En un punto lo perdemos entre la nieve, pero la dirección es clara y en pocos
metros nos situamos a los pies de la primera de las dos cumbres, donde está
situada la cruz y el buzón de montaña con una placa dedicada al lenense, y
fundador del Grupo de Montaña Brañavalera, Manuel Castañón “Manolete”. Las
vistas son ahora espectaculares al descubrirnos el macizo de las Ubiñas en todo
su esplendor: Tapinón, Siegalavá, Fariñentu, Fontanes, la gran mole de Peña Rueda
con su espectacular “Cuchillar” y la cuerda que continúa con los Huertos del
Diablo y finaliza en el Campu Faya. Por el este destacamos: Peña Mea, el cordal
de Collarroces (Cuchu), por detrás el Retriñón y Peña Tabierna y a la derecha
el Torres. Siguiendo la rotación horaria veremos el cordal de Carrocedo, y por
detrás de la arista del Tresconcejos, los Picos de la Liebre y el Cotón. Más a la
derecha está, al fondo, Brañacaballo, al que sigue el Cellón. Al Cuitu Negro.
con sus antenas. le sigue el lomo que termina en el Negrón. Entre este y las
Ubiñas veremos, Las Terratientas, La
Tesa, La Mesa
y La Almagrera. Se
puede encontrar más información sobre las vistas en las fotografías de mi libro
“Recorriendo las montañas de Asturias”.
Ubiñas desde Brañavalera. |
Cordal de las Ubiñas (izda), Sierra de Sobia (dcha) y en el centro Cordal de La Mesa. |
Aramo desde la cima "Manolete" de Brañavalera. |
Cordal de Carrocedo ("Carisa"). El Torres nevado, por detrás. |
Pico Tresconcejos desde la cima de Brañavalera. |
La Tesa, La Mesa y La Almagrera desde la cima de Brañavalera. |
Bajamos
de esta primera cumbre y nos dirigimos a la segunda, donde se encuentra el
vértice geodésico. Las mismas vistas. Descendemos por su ladera este hasta la
vallina que se nos separa de la gran cresta de la Peña Chagu, que se
extiende hacia el sur. Entre ambas cimas pasaremos por el amplio collado herboso
salpicado con matas de acebos y espinos. En el corto descenso encontramos unas
rocas en una posición que parecen formar parte de un túmulo prehistórico.
Aunque no hemos encontrado ninguna indicación concreta, la referencia genérica
a la existencia de este tipo de restos en la zona, nos hace creer que se trate,
en efecto, de un enterramiento prehistórico.
Recorremos
el tramo del crestón de la
Peña Chagu hasta el punto más alto (1457 m) donde hay un buzón
de montaña. Preferimos regresar junto al vértice geodésico para reponer fuerzas
dando vistas hacia las hermosísimas Ubiñas.
El
descenso lo hacemos por la ladera occidental cruzando la cresta que viene desde
la cima “Manolete”, siguiendo una senda que a veces se pierde entre la
vegetación rastrera y los acebos. No tiene dificultad pero a veces cuesta encontrarla.
En un momento nos topamos con un crestón vertical, que la senda, tapada
por la maleza, rodea por la derecha y nos deja en una collada herbosa donde es
fácil encontrar caballos pastando. La senda, ahora clara, mantiene la dirección
oeste y cruza un pequeño crestón rocoso. Estamos cerca del lago El Chagu y sin
llegar a él, abandonamos la senda y nos dirigimos, monte abajo, hacia un prado
cercado y en uso. Al lado de su muria de piedra y alambre de espino,
encontramos otra que lo rodea desembocando en una pista de tierra que aquí
mismo finaliza. ¡Ojo, este tramo que hemos pasado puede estar muy cerrado por la maleza!
La pista viene desde la carretera que une el puerto de La Cobertoria con la aldea
de Las Llanas en el concejo de Quirós, enlazando, también, con la que parte de
la aldea lenense de Valle. Dejamos de lado la pista y continuamos por el
sendero que la prolonga, hasta llegar, enseguida, a un claro entre la
vegetación rastrera de tojos. Toda la ladera forma parte de lo que en su día
fue el extenso Mayáu de Brañavalera, hoy casi totalmente abandonado. La senda
continúa por la parte inferior del claro, sin embargo, al llegar, vimos otra
que estaba pisada y la seguimos. Enseguida nos dimos cuenta de que no era la
buena, pero como llevaba la misma dirección, continuamos por ella. En realidad transita en paralelo a unos 50 metros por encima.
Supera el barranco, asiento del Reguero de Brañavalera, por una zona algo
cerrada, y continúa después en llano por la otra ladera, pasando bajo un
crestón rocoso en la zona conocida como Pozo Chagu. En este punto, cuando alcanzamos
uno de los hombros de la montaña, la abandonamos y seguimos campo a través
hacia abajo (al sur), buscando la senda correcta. Cruzamos algunos prados
invadidos por la maleza y una cabaña en ruinas, hasta situarnos en el punto por
donde pasa el camino correcto. También se encuentra bastante tapado por los
tojos aunque se puede transitar esquivándolos, Avanzamos en dirección este y,
al poco, la senda, ahora ya más despejada, vira de nuevo al sur, para continuar
el descenso. Entre prados abandonados y cabañas en ruinas, la senda ahora
clara, nos lleva, después de virar de nuevo al este, hasta una cabaña con
buenos sillares que aún se mantiene en pie. Nos asomamos para comprobar que su
interior sigue contando con dos niveles: abajo la cuadra para los animales y
arriba el henar. Estamos en la zona conocida como La Cruz. Una gran revuelta
a la derecha nos orienta de nuevo al sur, para seguir en paralelo al crestón
calizo de la Peña Chagu
en cuya cúspide estuvimos por la mañana. A la derecha vamos dejando un gran
prado que aún se usa, como la atestigua el hilo de alambre de espino que cierra
su perímetro. Cuando damos la siguiente curva a la izquierda, para acercarnos
algo más a la cresta de la montaña, el camino se ensancha. Da otro giro más al
sur, por una zona boscosa, y desciende a la zona de Cualmur, donde un viraje
amplio hacia el este, nos lleva a desembocar en la pista que une la aldea de Valle
con Tiós. En el último tramo encontramos ya prados cuidados y algún huerto con
berzas.
Cabaña en La Cruz. |
Continuamos
por la pista en suave ascenso, cruzando una gran fuente-abrevadero, que inunda
el camino y solo permite el paso a través de unas piedras colocadas a modo de
rústico puente. Pasamos al lado de las cabañas de Balsabori, grandes y en uso,
hasta una bifurcación. El camino principal, que seguimos, sube fuertemente
entre los prados hasta enlazar con la pista de ida, mientras que el secundario,
la alcanza más abajo, sin subidas, pero está algo abandonado. Una vez en la
pista principal no desandamos el camino en fuerte descenso hasta Tiós.
Lorenzo Sánchez Velázquez
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