Distancia: 15,2 km
Duración: 5:30 horas (sin paradas)
Altura máxima: 1074 m (en Cerro Niañu)
Subidas acumuladas: 1160 m
Dificultad: media
Fecha de realización: 26/I/2014
Mapa: De Pesquerín a Torre |
En Pesquerín finaliza la carretera asfaltada que arranca en Villamayor (concejo de Piloña) desde la misma N-634. Se trata de una aldea perteneciente a la parroquia de Villamayor. Al llegar nos sorprenden sus coloridas casas. Azules, amarillos o granates destacan sobre el fondo de un paisaje siempre verde produciendonos una impresión que no nos deja indiferentes. No hay término medio, o gusta el rico y saturado cromatismo o se tacha de pastiche de mal gusto.
Justo al llegar a las primeras casas, salen dos pistas
hormigonadas. Una en dirección suroeste, que seguiremos, y otra hacia el oeste
que lleva a la Capilla
de San Antonio y al cementerio. El buen camino, hormigonado en los tramos de
mayor pendiente, nos hace ganar altura y disfrutar a nuestra espalda del amplio
valle del río Piloña, cerrado al norte por la Sierra del Sueve. Tuvimos suerte pues el invierno
nos permitió disfrutar de un mar de nubes que inunda el valle, sobresaliendo,
al otro lado, las cimas calizas de la sierra. Los verdes de los prados, los
marrones de los helechos secos en esta primera parte del invierno, el mar de
nubes y las crestas del Sueve nos proporcionan un placer que no parece propio
de esta época del año. Desde la misma aldea vemos algunas cumbres nevadas de
los Picos de Europa (Macizo Occidental). Esta visión se nos irá acrecentando a
medida que subamos y será majestuosa cuando alcanzamos la cumbrera de la
sierra. De momento nos vamos conformando con los prados, cabañas y cercados
diseminados a ambos lados del camino. Dejamos a la izquierda la fuente-pilón de
La Bobia para
acometer la dura subida por el hormigón hasta alcanzar la entalladura entre los
picos Foyos a la derecha y Forcos a la izquierda de esta pista recién
construida sobre el antiguo camino. Se ve que se hizo hace unos años cuando el
dinero fluía sin medida. Sólo así se comprende la presencia de unos sólidos
quitamiedos de madera de perfecta factura y poco servicio.
Alcanzado el collado, la pista desciende unos metros hasta
la majada La Muezca
situada en la ladera sur del pico Foyos y da vista al oeste. Aquí la dejamos y tomamos un sendero que sigue la
dirección sur, remontando la ladera norte de los Picos de Abla cuya cresta
rocosa vemos al sur. Cuando la senda gira a la derecha, dejando a ese mismo
lado unas peñas para continuar faldeando la montaña, la abandonamos y seguimos
por otra casi imperceptible que continúa la dura ascensión hasta casi alcanzar
la cima de los picos de Abla. Se puede acometer los pocos metros que nos
separan de su cima donde hay un vértice geodésico, o rodearlos, como hicimos
nosotros, hasta alcanzar una breve collada (745 m). Después, remontamos el
último trato de dura ascensión hasta coronar al Pico Torre. Poco antes de
alcanzar la cumbre encontramos unas peñas con tojos que rodeamos, unos fueron
por la derecha y otros por la izquierda. Mucho más simple, pero más largo,
habría sido seguir la senda que en suave ascensión nos habría llevado al
collado que hay entre el Torre y el montículo de Cerro Diablo y retroceder hasta
el pico, dando un rodeo.
Entre Cerro Diablo y Niañu |
Desde la cima vemos el resto de la Sierra de Pesquería con el cerro Trebandi en primer término y al final la cumbre del Niañu precedida por la cresta caliza que atravesaremos o rodearemos más adelante. Las vistas sobre el Macizo Occidental de los Picos de Europa, Sierra de Beza, picos Mota Cetín, Pierzu, Llambria y Sierra de Aves, domina los frentes este y sur. Al norte las sierra del Sueve, Mofrechu, Hibeo y Cuera. Entre ellas el mar. Al oeste vemos Peñamayor y detrás el Aramo. Para llegar hasta el Cerro Diablo (Peña la Riestra), situado muy cerca al oeste, continuamos por la cima de la montaña siguiendo la configuración natural de la sierra. La fuerte bajada por terreno de pastos, invadido a tramos por la resistente cotoya, fue fácil y nos dejó en las arregladas cabañas del Cerralín (o Corralín). Aquí finaliza la pista que dejamos antes para ascender al Torre por su ladera norte. Si sólo se quiere subir a este monte lo más sencillo es llegar hasta aquí por la pista y subir esta ladera sur sin la complicación de la norteña, más salvaje.
Seguimos nuestra ruta por una senda que hemos visto
mientras bajábamos del Torre. Al comenzar la nueva subida, la senda deja a la
derecha el último prado con casa de la majada. Continuamos después por la Cuesta los Praixones transitando
por un terreno con rala vegetación rastrera. Casi en la cima del cerro
Trebandi, dejamos a la derecha un barranco al lado de una alambrada. Las vistas
desde esta cumbre intermedia son idénticas a las descritas desde el Torre. Un
corto descenso nos hace perder algo más de 100 metros dejándonos en
el collado y majada de Trebandi, donde encontramos varios prados y cabañas. Aún
queda por superar un duro ascenso de unos 300 metros por un
terreno tomado por la vegetación de bajo porte con pocos senderos. De momento continuamos
por uno que sigue el lomo de la sierra, aumentando poco a poco su pendiente para
dejarnos en el collado Ovenes. Hemos subido otros 100 metros más. Vemos más
arriba las peñas de lo que parece ser la cima del Niañu (realmente pertenecen
al crestón de La Piedra,
anterior a nuestro objetivo, que está más atrás, separadas ambas por un pequeño
collado en el que hay una gran peña llamada El Diente). Hacia allí nos
dirigimos frontalmente. Hubiese sido mejor rodear las peñas por la izquierda,
desde el collado Ovenes, hasta situarnos a los pies de la propia cima.
Cuando estamos cerca de la cima del crestón rocoso, nos
parece mejor comenzar a rodearla por la izquierda. Enseguida el camino se
vuelve muy inclinado y peligroso y, al dar vista de nuevo al sur, comprobamos
que la cumbre del Niañu está más atrás. Decidimos alcanzar la cresta rocosa y
avanzar por ella. Tiene algún pequeño tramo algo aéreo pero se puede seguir. El
descenso por el otro lado se hace con la ayuda de las manos agarrándose un poco
al brezo. Una vez superado el crestón, nos encontramos en un breve collado en
cuyo centro hay una solitaria peña (El Diente) de unos 8 ó 10 metros de altura a la
que se puede subir por el lado sur. Una vez rodeada no queda más que alcanzar
la cima superando unas grandes piedras con brezo y escobas entre ellas.
Desde la cima las vistas se acrecientan. A lo descrito
antes, añadirmos las cimas del Recuencu, Colláu Zorro, Pileñes y algo de Peña
Ten que queda casi totalmente oculta por la cercana Llambria. La Sierra de Aves nos tapa una
buena parte de las vistas hacia el sur. Pero hacia el suroeste encontramos el
Retriñón y el Estorbín. Las Ubiñas están al oeste.
Si en la subida a la cima desde la última colladina la hicimos
siguiendo el lomo de la sierra en dirección norte-sur. Para bajar optamos por descender
campo a través por la ladera este, aparentemente con menor dificultad. Sin
embargo, enseguida vemos que el terreno se inclina demasiado y viramos para
alcanzar de nuevo el collado del Diente, para continuar el descenso a partir de
él por la ladera este. En el descenso encontramos algunos senderos de animales
que nos permiten rodear las peñas de La Piedra y cruzar después la parte alta de dos
barrancos para retomar el camino de ida poco antes del collado Ovenes. Seguimos
la misma senda hasta descender a las cabañas del collado Trebandi. Vemos que en
alguna han instalado incluso un columpio. Del collado salen dos sendas: una
asciende por la ladera del monte, rodeándo la cima en la parte alta y continuando
después el descenso hacia la majada de El Cerralín. Este es el sendero que debimos
seguir y no el otro que, en llano, sale a su derecha con la apariencia de
rodear el monte Trebandi y salir cerca de El Cerralín. Sin embargo poco a poco
se va desviando hacia el hombro este de la montaña lejos de nuestro camino. Al
llegar al citado hombro comprobamos nuestro error, y para retornar al camino,
tuvimos que subir por el citado hombro hasta casi coronar la montaña, descendiendo
después por su ladera norte hasta reencontrar el sendero bueno en un pequeño
collado al norte del Trebandi. El subsiguiente descenso siguiendo el GR 105
“Ruta de las Peregrinaciones” nos deja en El Cerralín donde, como ya indiqué,
finaliza la pista que viene desde Pesquerín.
Continuamos por ella, casi en llano con pequeños tramos
de sube-baja, hasta alcanzar en La
Muezca el punto donde la dejamos por la mañana. Un corto
ascenso para cruzar entre las peñas Foyos y Forcos nos da vista al valle donde
se asienta Pesquerín. Al camino hormigonado afronta ahora un fuerte descenso,
dejando a la izquierda el prado de la
Vega en La Bobia. Nosotros
lo cruzamos derecho para atajar las revueltas de la pista y llegar a la fuente
de La Bobia que
ahora nos queda a la derecha. Otro fuerte descenso de 150 metros en un
kilómetro nos deja de vuelta en la aldea de Pesquerín.
Lorenzo Sánchez Velázquez
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