sábado, 28 de noviembre de 2015

Picos Cabeza la Verde y Julagua. Majadas de Las Bobias, Ario, Vega Maor, Arnaedo y Belbín.

Perfil de la ruta
Salida y llegada: Lago Ercina
Distancia: 20.5 km
Duración: 7:00 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 1200 m
Altura Inicial: 1120 m
Altura máxima: 1720 m
Fecha de realización: 20/XI/2015
Dificultad: media
Track de la ruta



Mapa de la ruta desde Lago Ercina por Las Bobias a Vega de Ario y regreso por Vega Maor y Belbín


El tapiz verde donde se asientan las majadas de los Picos de Europa, está siempre rodeado por blancas calizas que le sirven de contraste para producir un bellísimo conjunto tan sólo superado por las fotogénicas estampas de los famosos lagos y las impresionantes y afiladas cumbres.
Esta ruta circular pretende visitar algunas de estas majadas y ascender a un pico menor que ofrece a cambio unas vistas formidables de la garganta del Cares y de las impresionantes montañas que la cortejan desde los Urriellos y el Cornión.
Vista atrás del Lago Ercina. A la izquieda y al fondo vemos el pico Cotalba.

Comenzamos la ruta en el aparcamiento del Campo la Tiese (1120 m) junto al Lago Ercina siguiendo la ruta de pequeño recorrido del Parque Nacional de los Picos de Europa PR PNPE-4, que va hasta Vega de Ario. A la derecha va quedando el lago cuando pasamos junto a la solitaria cabaña de La Veguina que da paso a Vega Vieya con varias cabañas y unos árboles algo alejados de la senda y a la izquierda. Un corto tramo siguiendo el curso de la Riega del Brazu nos lleva a la subida por la Cuenye las Bobias mientras dejamos a la derecha las preciosas hayas que cubren en parte la Xerra las Bobias. Alcanzado el collado (1293 m), el camino desciende a la pradera donde se encuentra la majada de Las Bobias. Varias cabañas en uso, otras en ruina total y unos pocos árboles en medio del prado rodeado a su vez por crestas, peñas y montañas de blanca caliza, confieren a esta y a otras majadas de Picos un encanto especial. Siguiendo el sendero, al final de la majada y entre unas peñas, encontramos la fuente y el pilón de La Canaleta que tiene agua durante todo el año.
Majada de Las Bobias.

Superado un pequeño crestón, avanzamos en llano mientras admiramos a la izquierda, en el fondo de un pequeño valle, la majada La Rondiella; un remanso de tranquilidad apenas perturbado por las esquilas de las ovejas y las vacas.

Ovejas en la majada Rondiella o Redondiella.

Cabezas del Covu, la Verde y Llambria desde el Collado El Jitu.

Cruzado el arroyo, remontamos duramente la cuesta de Las Reblagas que nos lleva primero al Llanu los Jitos, después al Valle de las Campizas y Las Abedulas. Siempre subiendo, el sendero discurre por un terreno mixto de hierba y piedra en medio de un paisaje rocoso, casi sin vegetación. Una última y empinada cuesta nos deja en el Colláu El Jitu (1643 m) donde una meseta circular de orientación nos señala los picos más importantes.




De izda a dcha: Cuvicente, Peña Blanca, Robliza y Verdilluenga

El paisaje es espectacular: de las grandes cumbres de los Urriellos apenas nos separa el tajo del Cares, mientras, a la derecha, desfilan algunas de las más imponentes cumbres del Cornión: Jultayu, Cuvicente, Peña Blanca, Robliza, Verdelluenga, Los Cabrones, etc. A la izquierda de los Urriellos, pero en el Macizo Occidental donde nos encontramos, ya vemos las modestas montañas (comparadas con picos antes citados) que serán nuestros objetivos: Cabeza del Covu, Cabeza la Verde y Cabeza Llambria. Un poco más adelante, cuando rodeemos Cabeza la Forma para acceder a la Vega de Ario, veremos el Cabeza Julagua.
Torre de Santa María (con teleobjetivo).

El camino nos conduce a la extensa pradera de Vega de Ario y, una vez en ella, nos dirigimos a las cabañas (1610 m) protegidas por el pico Cabeza Covu y situadas al borde mismo de las canales que se precipitan al Cares. Algunas están en ruinas con los tejados vencidos, pero otras aún se conservan y están en uso. Vemos las señales que llevan a vertical Canal del Trea por la que bajé hace ya demasiados años y a la que habrá que volver y al pico Jultayu.
Las cabañas de la Majada de Ario están en la base del Cabeza del Covu. A la derecha Cabeza la Verde.

Remontamos la pedregosa ladera del Covu buscando las franjas herbosas que nos ayuden en la progresión. Cerca de la cumbre, nos asomamos al precipicio del Cares que se descuelga por el Valle Extremero y al poco alcanzamos la cima (1710 m). Un fuerte viento nos hace apurar las espectaculares vistas. Y para alcanzar el pico Cabeza la Verde, descendemos por la arista oriental y rodeamos un crestón por la izquierda. Una abundante manada de rebecos de oscuro pelaje nos observa unos instantes y emprende veloz huida. Alcanzamos una colladina que nos deja en la antecima herbosa a unos pasos de la cima del Cabeza la Verde (1719 m). Desde este punto obtenemos la mejor perspectiva del día por la cercanía a la Garganta del Cares y las cumbres que la rodean.
La Garganta del Cares desde Cabeza la Verde. El camino se distingue en la parte inferior. Abajo y a la izquierda se intuyen los pastos de Ostón. En la parte superior derecha vemos la Sierra de Cocón (Cueto Cerralosa).

Los prados de la Majada de Ostón aparecen como una balconada sobre el Cares cuya famosa ruta tenemos a vista de pájaro. El frente norte está cerrado por las crestas que van de La Peña el Jascal al Cabezo Llerosos. Pero lo más espectacular lo vemos al sureste. Las grandes cumbres del Macizo Central a tiro de piedra, apenas separadas por la “garganta divina”: Cuetos del Trave, Dobresengros, Cabrones, Torrecerredo, Torre Celada, Torre de la Palanca, Llambrión, etc. Al oeste las cimas del Cornión a las que aludimos antes: Jultayu, Cuvicente, Verdelluenga, etc. El viento arrecia y hace frío; aún así apuramos el tiempo para disfrutar de la enorme visión.
Macizo Central desde Cabeza la Verde: Cuetos del Trave, Neverón, Dobresengros, Los Cabrones, Torrecerredo, etc.

Entre el Jascal a la izquierda y el Cabezo LLeroso a la derecha. Vega Maor no se ve pero está a la izquierda de la foto hacia el centro.

Proseguimos la ruta desandando hasta Cabeza del Covu. Y en lugar de bajar hacia Ario y soportando el duro vendaval, continuamos por la arista de la sierra hacia el cercano Cabeza Julagua (1720 m) que envuelve por el este la Vega de Ario. El pico está más cerca del refugio y tiene peores vistas; aún así son impresionantes.
Arista que recorreremos desde el Cabeza la Verde, pasando por el cercano Cabeza del Covu hasta el Cabeza Julagua que vemos a la derecha.

Bajamos por la ladera occidental que nos lleva a los paneles solares que dan servicio al refugio y, un poco más abajo, al mismo refugio (1620 m) que está cerrado. Protegidos por la pared sur, nos sentamos en los bancos de las mesas de merendero desde donde tenemos, además, unas maravillosas vistas de los Urrielles. Disfrutando de tan formidable espectáculo, damos cuenta de unos bocadillos acompañados de unos tragos de vino de la bota.
Vega de Ario y refugio. A la derecha que no se ve queda Cabeza Julagua.

Una vez terminamos de comer, reanudamos la marcha tomando la senda que sale detrás del refugio y va hacia el noroeste. Está perfectamente hitada y transcurre por un terrero mixto de piedra y franjas de hierba. Primero nos lleva por los Jous del Ario dejando a la derecha el pico Cabeza las Campanas, después nos introduce en una estrecha y corta canal que baja fuertemente al Colláu Moandi (1510 m) donde vira al este para descender finalmente por una zona menos inclinada y con más hierba hasta la hermosa Majada de Moandi (1460 m). Encontramos una sola cabaña perfectamente restaurada a los pies de los farallones verticales que caen de Cabeza las Campanas; otras, al otro lado de la vega, están en ruina completa.

Canal que baja al Collado Moandi (no se aprecia su inclinación).

Cabaña en la Majada Moandi y los farallones que caen de Cabeza las Campanas.

La senda vira al noreste para alcanzar el cercano Colláu Les Cuerres (1450 m). Un poco más adelante vemos muy abajo los pastos de Vega Maor. Como ya indiqué, la senda está perfectamente hitada; sin embargo, hay que prestar atención en este punto porque fuera de la senda el lapiaz y los cortados pueden complicarnos.
Desde el collado Las Cuerres, muy abajo, vemos Vega Maor. El Cabezo Llorosos se ve arriba en el centro.

Los hitos dan un giro brusco a la derecha (al este) haciéndonos pasar entre dos peñas que dan acceso a una estrecha y pedregosa canal que baja fuertemente hasta una primera cubeta (1300 m). Después, el descenso continúa con menor inclinación hasta llegar a los pastos de Vega Maor (1230 m) donde encontramos algunas cabañas en uso y otras en ruina. Casi todas están protegidas por una alargada peña que divide la vega en dos. Los abundantes excrementos dan fe de la amplia cabaña ovina que hubo durante el verano y el otoño; hace pocos días que han bajado el ganado. Al suroeste, el farallón por el que hemos bajado impresiona mientras que, al este, el valle avanza y con él el sendero que va a la Majada de Ostón. En dirección contrario se encuentra la vallina que debemos superar para proseguir la ruta.
Bajada aproximada desde el collado Les Cuerres hasta la primera cubeta antes de llegar a Vega Maor.

Cabañas en Vega Maor. En el centro de la foto y arriba queda la zona por donde hemos bajado desde el collado Les Cuerres.

Desde Vega Maor vemos el collado de Xerra Buena hacia donde nos dirigimos.

Nos dirigimos hacia el oeste, y después de cruzar los extensos pastos, emprendemos otra dura subida que nos deja en el Colláu Xerra Buena (1427 m). Al otro lado se nos ofrece a la vista la magnífica Majada de Arnaedo (1270 m) situada en una hermosa vega salpicada de peñas.
Majada de Arnaedo. El camino rodea la peña por la izquierda.

Bajamos, la cruzamos, y mientras continuamos el descenso por Las Ingiestas, disfrutamos de la magnífica vista de la Majada de Parres situada en un cuenco herboso cerrado al otro lado por el Pico Parres. La visión a la caída de la tarde es realmente hermosa.
Majada de Parres al atardecer.

Seguimos bajando hasta otra vaguada sin cabañas a la vista y, una vez cruzada, el camino nos lleva por Los Cuencos y la Vega La Güelga dando después un amplio rodeo a la izquierda para dejarnos en la más hermosa de todas, la Majada de Belbín (1052). En uso todo el año, con abundante cabaña ganadera, llegamos a la hora en la que las ovejas y cabras acuden a la llamada del pastor (literalmente) bajo el atento resguardo de los mastines. Algunos fresnos dan sombra y ramas, y las cabañas casi adosadas a las peñas del Cuetu Lobu, dan una preciosa y bucólica imagen.

El rebaño de ovejas regresa a la Majada de Belbín al caer la tarde.

Cruzamos la majada para tomar la pista que enseguida nos alza al collado Llomba Cangas (1144 m). Para no rodear, abandonamos la pista siguiendo una senda que en llano nos devuelve entre dos luces al Campo la Tiese junto al lago Ercina.

Lorenzo Sánchez Velázquez

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