martes, 4 de abril de 2023

Aldea abandonada de Tolivia y Caserío Llué. Circular alrededor del Niajo

Salida: Caserío de Cobarcil (Municipio de Oseja de Sajambre)
Distancia: 18.0 km

Duración: 8:45 h (sin paradas)
Subidas Acumuladas: 1530 m
Altura Inicial: 505 m
Altura Máxima: 1408 m
Dificultad: alta
Track de la ruta






Nota: la ruta discurre por uno de los parajes más recónditos del concejo de Ponga, la aldea deshabitada de Tolivia y el Caserío de Llué (en completa ruina). Los helechos y las ortigas medran en la antigua campera en la que se asentaba el caserío por lo que se recomienda ir en invierno. Además, hay que descalzarse para vadear el Río Canalita (Mojizo o Llué) y entre la Collada Reces y el Collado Llaete la sendilla, que tiene algunos hitos y se sigue con facilidad, se pierde en algunos tramos (sobre todo en la bajada de Reces a Llúe y en la subida al pedrero después de vadear el río); sin embargo la orientación siempre es clara. 


Itinerario
: Caserío de Cobarcil – Carretera N-625 (Desfiladero de los Beyos) – Puente de Cuerralles – Puente Pansomina –  Abandono de la carretera – Puente Vaguardo (Río Sella) – Seu de Cuerria – Puente Espina (Río Canalita, Mojizo o Llué) – Cuevas del Beyu – Forcáu de Tolivia – Tolivia (aldea abandonada) – Riega les Cruces – Collado Cociyón – Monte la Varera – Collada Reces – Caserío de Llué (ruinas) – Río Mojizo o Llué – Valle de Ruaguín – Cermozos – Foz de Llaete – Minas de Llaete – Majada Llaete (Pozo de los Angostinos) – Collado Llaete – Valle del Zalambral – Desvío a Ribota – Captación de agua (Minicentral de Ribota) – Ribota – Río Sella – Caserío de Cobarcil.

Caserío de Cobarcil en la entrada leonesa del Desfiladero de los Beyos.

El Caserío de Cobarcil se encuentra en PK 126 de la N-625 en la salida del desfiladero de Los Beyos yendo hacia el Puerto del Pontón. Aparcamos y comenzamos a caminar por la carretera adentrándonos en el precioso desfiladero. El agradable paseo discurre bajo los imponentes murallones calizos salpicados de una exuberante vegetación en las breves terrazas colgadas sobre el abismo. Al fondo del profundo y angosto tajo (de tan profundo y angosto que el río no se ve), el rumor del Sella nos llega amortiguado por la distancia pero amplificado y repetido por los innumerables ecos. Tras casi dos kilómetros de carretera abandonamos el asfalto para bajar hacia el río por una senda.

Bajando por la N-625 en el Desfiladero de los Beyos.

Encontramos las marcas del PR AS-283 Senda Granceno-Tolivia que sube al Collado Granceno pasando por Tolivia y el Collado Cociyón. El Puente Vaguardo, peatonal y de madera, nos permite cruzar el Río Sella. Al otro lado, la marcada senda sube entre la densa vegetación por el margen izquierdo del desfiladero mientras rodea el espolón rocoso por el Séu de Curria. Baja después hacia el profundo tajo del Río Canalita o Mojizo poco antes de que éste vierta sus aguas al Sella. Un moderno puente metálico sustituye al antiguo de madera situado por debajo; es el Puente Espina.

Puente Vaguardo sobre el Sella

Mientras cruzamos el Séu de Curria tenemos esta imagen. El fuerte contraste impide ver el profundo tajo de Los Beyos.

Por la Séu de Curria

Puente Espina sobre el Río Canalita o Mojizo.

El precioso camino, armado en muchos tramos, se retuerce y sube sin tregua por la escarpada y vertical ladera que baja de Peña Ñorín. Pasamos (O) por las Cuevas del Beyu asiento de un pedrero por el que subimos a la terraza superior, después por varias horcadas entre ellas el Forcáu de Tolivia, que da acceso a la aldea abandonada de Tolivia. Por este camino bajamos hace unos años cuando subimos a Peña Subes por la Foz de los Andamios y la Canal de Bodieyu (ver este otro reportaje en este Blog).

Camino que sube a Tolivia, Vista hacia atrás: Río Sella y carrtera N-625.

Uno de los tramos armados del camino

Otra vista hacia atrás

La traza del camino se aprecia faldeando en subida la empinada ladera.

Cerca del Forcáu de Tolivia vemos la Peña el Toru y a su derecha la Collada Reces. A la izquierda el profundo desfiladero del Río Canalita después de atravesar la Vega de Llué.

Atravesando el Forcáu de Tolivia.

En Tolivia encontramos la pequeña capilla y el cementerio adosado en completa ruina, un hórreo beyusco restaurado y varias casas en ruina total. Al otro lado de la aldea está la fuente con agua todo el año y la Riega les Cruces.

Espadaña de la pequeña iglesia de Tolivia (en ruinas)

Hórreo beyusco en Tolivia, la única construcción que se mantiene en pie.

El camino se orienta al suroeste y sube entre robles y hayas con buena caja; debió ser camino importante. Alcanzamos el Collado Cociyón donde quedan las ruinas de una cabaña. Más allá, tras un tramo llano, el camino ancho faldea en ascenso por el Monte la Varera hasta lo que fue una zona de pastos menos abrupta. Las marcas del PR continúan monte arriba (O) hacia Granceno y debemos abandonarlas para seguir en llano (S) por una sendilla que nos lleva a un hombro donde hay una peña con buenas vistas hacia el profundo valle del Río Canalita.

Camino ancho que sube al Collado Cociyón.

El buen camino empedrado va perdiendo sus losas y nos deja sólo su ancha caja.

Collado Cociyón.

Después del collado Cociyón el camino sigue aún con buena traza un corto tramo hasta una zona que fue de prados. El PR sube allí hacia Granceno.

Entre el Collado Cociyón y La Collada Reces, poco después de que termine el camino ancho, encontramos este mirador hacia poniente. Desde él vemos las imágenes de más abajo.


Vista hacia el este

La senda baja unos metros para rodear una canal y continúa casi llana entre el brezo y la cotoya para adentrarse después en el limpio hayedo y alcanzar la Collada Reces. A la izquierda tenemos la Peña el Toru que ya vimos desde el camino de subida a Tolivia. Dos cabañas persisten en el collado a pesar del abandono y, entre las ramas de la arbolada, vislumbramos muy abajo la campera de Llué y al otro lado, siempre al sur, el profundo canal del Valle de Ruagín por donde subiremos hacia Llaete.

Para llegar a la Collada Reces la senda baja unos metros entre la escoba y la cotoya para faldear la ladra y adentrarse después de nuevo en el bosque.

Collada Reces. No se baja directos por el prado.

Abajo está Llué (no se ve desde aquí). Vemos el Valle del Ruaguín y los pedreros por la que subiremos después de atravesar la Vega de Llué.

Para bajar a Llué desde Reces obviaremos el aparentemente fácil tramo herboso inicial de la ladera y nos iremos unos metros más allá de la cabaña de la derecha. De la antigua senda que zigzagueaba por la muy empinada y limpia ladera apenas queda rastro y bajamos por donde mejor podemos bajo el alto dosel de las hayas. Hacia la mitad del descenso encontramos restos del antiguo camino que pronto se pierden, también algunos hitos que ayudan en el descenso. La senda se conserva bien en el tramo final cuando aparece la vegetación de bajo porte.

Esta cabaña está a la derecha del Collado Reces. Se baja unos metros más adelante.

El limpio hayedo nos permite bajar a Llué. La foto no refleja la fuerte inclinación de la ladera.

Llegamos a lo que fue el caserío de Llué situado en el fondo de un valle completamente cerrado por altas montañas y atravesado por el Río Canalita que desagua hacia el norte a través de un profundo e inaccesible desfiladero. Es uno de los lugares más remotos de Ponga y donde vivió hace más de 100 años el famoso Martinón. Para más información en Internet ver el artículo de Pablo Batalla Cueto en el Cuaderno Digital https://elcuadernodigital.com/2019/08/28/tras-los-pasos-de-martinon/. Yo conocía la historia de forma fragmentaria hasta que me la contó completa Pablo Rodriguez Medina cuando pasó como profesor por el Instituto. Los prados han desaparecido invadidos por helechos, zarzas y ortigas, la casona que debió ser grande a juzgar por el sillar que aún se yergue en pie, está en completa ruina invadida por la maleza y los árboles, las cuadras caídas, los cercados apenas visibles. Pero toda esta desolación se ve recompensada por la belleza salvaje del lugar. En estas fechas tempranas de la primavera, los zarzales se mantienen caídos y los helechos y las ortigas aún no han nacido; se camina bien y enseguida alcanzamos el Río Canalita (Mojizo o Llué).

Estamos en la Vega de Llué. Vemos el desagüe del Río Canalita.

Después de atravesar la vega y el río Canalita debemos subir hacia el pedrero y seguir por él en horizontal y a media ladera.

Restos de lo que fue el edificio principal del Caserío de Llué.


Restos de cuadras en Llué.

Cruzando el Río Canalita.


Para atravesar el río hay que descalzarse y pasar con cuidado porque lleva bastante corriente y las piedras resbalan; el agua, muy fría. Reanudamos la marcha subiendo directos hacia un gran pedrero y, manteniendo la dirección (hacia el sur), seguimos por los canchales situados en la margen derecha del Valle del Ruaguín. Una sendilla y algunos hitos nos ayudarán en la larga subida por el valle. Al principio cogimos altura en relación al fondo del valle, pero a medida que avanzamos de canchal en canchal nos acercamos al  fondo del valle donde el Arroyo Ruaguín forma rápidos y pequeñas cascadas produciendo en paisaje de ensueño. En algún tramo corto la sendilla va por el mismo cauce del arroyo o río, pero casi siempre sube pegado a él por la margen derecha. Musgosos troncos, nacientes helechos y una exuberante vegetación dan cuenta de lo umbrío del lugar.

Por uno de los pedreros que rellenan la ladera derecha (zona leonesa) del Valle de Ruaguín.

Vista hacia atrás: vemos como la senda se dibuja en el pedrero. Abajo el Caserío de Llué, arriba la Collada Reces y la Peña el Toru. Vemos la fuerte inclinación de la ladera por la que bajamos.

Por otro pedrero. El Caserío de Llué ya no se ve; sí, en cambio, la Collada Reces.

Seguimos por el bosque hasta confluir con el Arroyo Ruaguín.

Arroyo Ruaguín.

Más arriba, en Cermozos, donde el río vira a poniente y desagua por el sur la Foz de Llaete, encontramos alguna cabaña en ruina total. Abandonamos el cauce del Arroyo Ruaguín y seguimos de frente por la Foz de Llaete. Aún queda mucha subida y lo tomamos con calma. En la zona alta, la foz se estrecha aún más entre peñas musgosas pero la riega no lleva agua.

Estamos en la Canal de Llaete; la riega baja sin agua.

Zona alta de la Canal de Llaete donde aparecen restos de las antiguas minas de fluorita.

En la parte más alta de la foz encontramos restos de las antiguas explotaciones mineras de fluorita y el antiguo y ancho camino minero por el que se accedía a las bocaminas. Finalizada la foz, la canal se abre en un valle donde encontramos una primera y pequeña pradera. Aquí el camino se pierde, pero, al otro lado, el bosque está limpio y se camina bien. Finalmente salimos a los amplios pastos y cabañas de Llaete. Desde Llué hasta la Majada Llaete hay que superar más de 700 metros, casi 800 hasta el collado.

Primera campera antes de llegar a Llaete.

Por el ancho camino minero terminamos la ascensión a la Majada de Llaete.

A la derecha queda la “Casa de la Mina” arreglada en 2014 por el Parque Nacional de los Picos de Europa. Unos metros más adelante está la cascada del Pozo de los Angostinos donde paramos a comer disfrutando de la vista, del sol y del rumor del agua al caer en la pequeña cascada.

Casa de la Mina en Llaete.

Cascada y Pozo de los Angostinos en Llaete.

La gran campera se extiende hacia el oeste hasta la cercana Collada Campa que da acceso en esa misma dirección a los amplios pastos de Arcenorio. Pero nuestro camino apunta en dirección contraria pues hay que regresar. La pista sube aún unos metros para alcanzar el Collado Llaete y abrirnos el horinte oriental: Picos de Europa, Pico Jario, Gildar y Cebolleda, Pico Pozúa entre otras muchas cumbres.

Llegando al Collado Llaete con las cabañas cimeras de la majada y el Pico Pozalón.

Vista nororiental desde el Collado Llaete (un poco más abajo).

Vista hacia el este desde el Collado Llaete.

Continuación de la panorámica anterior hacia el sureste.

Completando el giro hacia el sur.

La pista minera, ancha y de buena traza, baja hasta la aldea de Pío entre bosquetes de hayas y prados salpicados en medio de lo que fue un gran hayedo. A la derecha queda primero la Riega Llaete y después el amplio Valle Zalambral. Muy abajo, cuando queda poco más de un kilómetro para llegar a Pío y la pista da una cerrada curva a la derecha, la abandonamos para seguir de frente por otra de menor entidad que en llano nos lleva a un prado y a la canal que sirve de captación de agua para la Minicentral hidroeléctrica de Ribota.

Por esta amplia pista se baja a la aldea de Pío.

Aldea de Pío con la Pica Ten detrás. Con algo de nieve los picos Gildar y Cebolleda.

Desde la toma de agua para la Minicentral de Ribota tenemos esta imagen de Oseja de Sajambre con el Pico Jario detrás. El camino que baja a Ribota pasa al otro lado de la cabaña.

Camino que baja a Ribota.

Gran roble en el camino que baja a Ribota.

Unos metros antes de llegar al prado sale un camino secundario que lo rodea dejándolo a la izquierda. Como nos pasamos este desvío debimos atravesar el prado para salir al camino al otro lado. Este camino, ancho y de buena traza, baja (N) con buena caja pero se está cerrando dado el evidente desuso. En un tramo coexiste con una modesta riega y desemboca finalmente en el que baja por el Valle del Igueya para entrar ambos en el barrio bajo de Ribota situado en la margen izquierda del Sella.

Aldea de Ribota.

Casa Escuela e Iglesia en Ribota.

Por el camino que une Ribota con el Caserío Cobarcil, siempre a la orilla del Sella.

Antes de hundirse en Los Beyos, el Sella forma estos preciosos rápidos. 

Después de cruzar el río por un puente, nos acercamos a la iglesia parroquial para hacer unas fotos de la nueva y la antigua iglesia y de las escuelas locales. Siguiendo las indicaciones tomamos el camino hacia Cobarcil que baja pegado al Sella evitando así el asfalto y el largo rodeo de la carretera. Además, el camino discurre en medio de una abundante vegetación de ribera y nos ofrece el espectáculo del río con sus pequeñas las cascadas y rápidos, sus aguas turquesas orladas en blanco en los bordes,… antes de precipitarse por la angostura de Los Beyos.

Lorenzo Sánchez Velázquez


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