Distancia: 12 km
Duración: 4:00 h (sin contar paradas)
Altura Inicial: 990 m
Altura máxima: 1286 m
Fecha de realización: 3/IV/2015
Dificultad: baja
Nota: no subo el track porque la ruta está perfectamente señalizada y se puede encontrar fácilmente en Internet (en wikiloc, por ejemplo).
Tarna con el Cantu'l Osu y la Sierra de Fuentes nevados, al fondo. |
Cuando un sábado del otoño pasado llegamos a Tarna (990 m) para hacer la travesía a Pendones por el collado Paréu y Vega Baxu, como describimos en otra entrada a este blog, aparcamos sin problema en el centro de la aldea, al lado de la iglesia de San Pedro. En esta ocasión las calles estaban repletas de coches que, además, ocupaban el lado izquierdo de la carretera de acceso por lo que tuvimos que dejar el coche en un lateral de la carretera principal al lado del moderno y vacío Centro de interpretación del Urogallo inaugurado en mayo de 2010. Este pequeño inconveniente tuvo su recompensa en las preciosas vistas de la aldea enmarcadas por la imponente y hermosa peña del Cantu'l Osu nevado.
Grandes hayas delimitan los prados. |
Cruzamos el pueblo y cogemos el camino hormigonado que deja a la izquierda el cementerio. A partir de aquí no hay pérdida, un sólo camino señalizado que pasa por los prados y cabañas de los Llinares y L'Oteru (1040 m) entre gruesas y retorcidas hayas que delimitan las propiedades. El hormigón se convierte en tierra y enseguida llegamos a Terreros (1100 m) de donde parte el desvío hacia Llanu'l Toru donde se encuentran los dos robles (Quercus Petraea) centenarios de 9,7 y 7,4 metros de perímetro. El inmenso hayedo con algunos robles cubre toda la ladera norte de la Sierra del Mongayo. Ahora, en la falda de la Peña Terreros, nos encontramos en el Rebollu de Llanu'l Toru, más adelante se llamarán bosque de Cabanielles a la izquierda del camino y Monte Saperu a la derecha.
La Senda y La Crasca desde un claro del bosque Rebollu Llanu'l Toru. |
Tomamos el desvío por camino ancho que nos deja en un claro del bosque desde el que, echando la vista atrás, encontramos en el horizonte la silueta nevada de los picos La Senda y La Carasca. La pista se convierte en senda y nos sube (unos 170 m desde el desvío) hasta el primero de los roblones que está cercado por una rústica valla de madera al igual que su hermano situado unos metros por encima (1286 m). De la gran cantidad de personas que van a la cascada sólo una minoría sube hasta este bucólico, agradable y silencioso paraje.
Gran roblón en Llanu'l Toru. |
El otro roblón. |
Regresamos al camino principal y continuamos, sumergidos siempre en el hermoso hayedo, cruzando el arroyo Requexada (1160 m) por un puente de madera. Más adelante encontramos la fuente y mesa de Arallales donde descansar, otro puente de madera sobre un arroyo cuyo nombre desconozco y el descenso subsiguiente nos llevan a los prados de La Campona (1150 m) con la vista puesta en la cascada.
Puente sobre el arroyo Requexada. |
Hasta aquí hemos cruzado algunos neveros en el camino que no ofrecían dificultad. Pero ahora, la ladera norte de la sierra, más umbría, retiene un espesor de nieve de unos 50 cm que dificulta la progresión, además, el Arroyo del Mongayo viene crecido por el deshielo y puede dar algún problema al cruzarlo. Aunque el camino principal lo cruza y lo descruza, no es necesario vadearlo para acceder a la base de la cascada si tomamos un minúsculo sendero que sale a la izquierda justo antes de llegar al arroyo.
Cascada del Tabayón desde La Campona. |
Tramo final de subida a la base de la cascada. |
Volviendo a la ruta, encontramos la ladera de acceso a la cascada con una gruesa capa de nieve que dificultó la subida a la Cascada del Tabayón (1230 m). La humedad y el viento que genera la caída del agua nos envuelven. El lugar es hermoso y mágico.
Descendemos a La Campona y paramos un rato a reponer fuerzas. La idea inicial consistía en completar el circuito hasta Tarna bajando por el Rebolláu y La Llaría en paralelo al arroyo de La Ablanosa. Sin embargo, como pensamos que el camino iba a estar muy embarrado, decidimos regresar por el camino de ida.
Lorenzo Sánchez Velázquez
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