jueves, 16 de febrero de 2017

Chorrón de Villamayor y Cerro´l Tombu

Salida y llegada: Villamayor (Concejo de Piloña) 
Distancia: 14,5 km
Duración: 5:00 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 610 m
Altura Inicial: 110 m
Altura máxima: 673 m
Fecha de realización: 11/II/2017
Dificultad: baja
Track de la ruta

Itinerario: Villamayor – Barrio de Carúa – Río de la Cueva o Río Pequeño – Área Recreativa – El Chorrón – La Cueva – Collada la Doca – Cerro’l Tombu – Sabornín – Llanoderos (Torín) – Atajo hasta el Área Recreativa – Río de la Cueva o Río Pequeño – Rarrio de Carúa – Villamayor.


Enclavado entre la Sierra de Pesquerín al este y el Canto Covil y el Cerro el Tombu, entre otros montes, al este, el Río de La Cueva o Río Pequeño forma torrenteras y pequeñas cascadas donde se mezclan musgos y helechos, bosque de ribera con avellanos y castaños, piedra y agua… La mano del hombre ha modelado su entorno sobre todo en el tramo final antes de ceder sus aguas al Piloña en Villamayor. Puentes de madera o piedra, caminos, unos llanos por la orilla y otros armados para vencer las fuertes pendientes de sus laderas, algunos prados cerca de las aldeas, cabañas en uso y otras abandonadas, todo esto y más nos ofrece el agradable paseo por la orilla del río y su entorno.
Iglesia nueva de Villamayor, frente a la que se encuentra la calle que lleva a El Chorrón.

A la convocatoria de la Asociación Rosario de Acuña para realizar la salida trimestral de invierno del IES del mismo nombre sólo acudimos nueve adultos y es que las previsiones meteorológicas daban mal tiempo el fin de semana en Asturias. Como en la página Web del AEMET pronosticaba que la lluvia no llegaría el sábado al concejo de Piloña hasta después del mediodía, nos acercamos Villamayor para hacer la sencilla y corta ruta del Chorrón. Sin demora y nada más aparcar, nos dirigimos a la iglesia nueva; para otro día queda la visita obligada a la iglesia románica de Santa María único resto de lo que fue un convento benedictino de monjas. Las indicaciones nos mandan por la calle que sale de la carretera hacia el Área Recreativa.
         

En Villamayor, frente al panel informativo, encontramos este casa con hórreo.
Barrio de Carúa, saliendo de Villamayor.

Enseguida encontramos un panel informativo con un plano de los tramos 5 (Cangas de Onís-Villamayor) y 6 (Villamayor-Espinaredo) del GR 109 Asturias interior y una breve descripción de los edificios más notables de la parroquia. Magníficos hórreos y casas rodean este amplio cruce de calles más que plaza y, avanzando por el barrio de Carúa, observamos el agua abundante que baja por las cunetas de hormigón desde un manantial o desagüe de un prado.
La pista ancha avanza en paralelo al Río Pequeño o de la Cueva y, apenas hemos dejado atrás las últimas casas, encontramos a la izquierda dos esculturas en forma búhos picassianos tallados a partir de los troncos de dos árboles talados recientemente.
Esculturas picassianas

Algunos prados aún se mantienen en uso pero de la mayoría solo quedan sus murias cubiertas de hermosos musgos y helechos, siempre verdes por la humedad del río, mientras la maleza o el bosque han ido recuperando lo que por naturaleza les pertenece: avellanos, robles y castaños completan el bosque de ribera.


Por el ancho camino entre los prados y el bosque que rezuman humedad.
Río de la Cueva o Río Pequeño y camino.

El agradable paseo en llano nos lleva a cruzar y descruzar el río por dos puentes peatonales de madera mientras sendos vados hormigonados permiten el de los vehículos. Llegamos al área recreativa donde hay varias mesas y bancos, juegos para los niños, un corro de castañas demasiado nuevo y un tercer puente piedra que nos deja en la margen izquierda.


Cruzando uno de los puentes peatonales de madera.

Área Recreativa con mesas y un corro en primer plano.

Puente de piedra nada más pasar el área recreativa.

Unos metros más adelante encontramos el desvío hacia la pequeña y cercana cascada de El Chorrón donde los fotógrafos del grupo aprovechan para obtener buenas instantáneas. No paramos mucho y regresamos al camino principal que se estrecha y empina por la inclinada ladera que supera la foz del río. De perfecta factura y armado en muchos tramos, deja la arboleda en el fondo del valle y se retuerce por la ladera oriental del Cerro’l Tombu, que está tapizada de helechos y cotoyas, superando varios crestones y algún reguero hasta alcanzar la arboleda de la Vallinona muy cerca de la aldea en ruinas de La Cueva.


Cascada de El Chorrón.

Buen camino, armado en algunos tramos que deja a la izquierda el valle del río Pequeño y sube a La Cueva.

Otra imagen del camino de subida a La Cueva con barandilla de madera.

Llegando a La Cueva el camino antiguo deja a la izquierda los prados.

Cubiertas y dinteles caídos, interiores invadidos por la maleza, solo los buenos sillares y jambas mantienen en pie las paredes y ventanas de lo que fueron casas y cabañas. Las peñas de la Xerra, bajo las que se encuentra la cueva o abrigo que les da nombre, las protegían de los vientos y borrascas del norte, mientras que al sur aún se usan los prados con cerca de piedra y árboles.
Casa en ruinas en La Cueva
A la derecha de las ruinas de las casas se encuentra la cueva que da nombre a la aldea.
 
Regresamos al camino principal que se ensancha para dar cabida al tráfico de vehículos ganaderos y seguimos por él sobrepasando una primera cabaña en uso con establo y buenos prados. Poco después dejamos a la izquierda otra más pequeña muy cerca de la Collada la Doca donde se deja sentir el frío viento de poniente con su amenaza cierta de lluvia.
Las cumbres de las montañas cercanas se han ido cubriendo de nubes que van bajando lentamente mientras nosotros, también lentos, subíamos.
Llegando a la Collada la Doca encontramos esta pequeña cabaña.
Desde la Collada la Doca remontamos al bies por la ladera sur. La traza del camino se ve perfectamente.
           Una breve parada para el agrupamiento y proseguimos la ruta abandonando la pista que baja al otro lado del collado hacia la aldea de El Valle, para continuar por otro camino ancho que remonta al bies la ladera sur del Cerro el Tombu hasta situarnos en la llana y alargada cumbrera.
Cumbrera del Cerro'l Tombu totalmente llana.

Las nubes nos envuelven a ratos y, sin demora, nos dirigimos a su extremo occidental donde hay una gran rama de abedul sujeta con piedras de la que pende una deshilachada bandera asturiana. El valle del río Valle se extiende de sur a norte desde su  nacimiento en el tramo meridional de la Sierra de Pesquerín hasta la aldea que da nombre al río. Foto de grupo y tentempié.
En el extremo occidental se encuentra esta gran rama de la que cuelga una deshilachada bandera asturiana.

Después, avanzamos en llano por la cumbrera hasta el punto más alto en el que no paramos; el frío viento, la llovizna y la niebla no hacen muy agradable la estancia. Al poco, alcanzamos el extremo oriental de la montaña y, en lugar de virar al norte para bajar por la ladera norte invadida por la cotoya, continuamos rectos por un sendero bastante inclinado que sigue la arista hasta confluir con otra senda que viene de la Collada la Doca. Un hito indica que vamos por el buen camino; y dejamos más para que otros eviten también los punzantes tojos.
Bajando por el hombro oriental, antes de virar a la izquierda para faldear la ladera.
Mientras faldeamos la ladera oriental la niebla se mete.
 
Siguiendo el nuevo sendero, giramos bruscamente al norte para faldear en llano la ladera oriental del Cerro y superar después un crestón que da acceso a la ladera norte de la montaña. La senda prosigue en rápido descenso mediante un par de largos zigzag dejándonos en un camino más ancho que da servicio a los prados y cabañas de Saborín. Enseguida se adentra en un bosque de mixto de robles, abedules y acebos para transformarse después en una pista ancha que desemboca en otra mayor que viene del barrio de Llanuderos en la parroquia de Torín.


Bajando por la ladera norte antes de llegar al camino ancho y al bosque.

El camino ancho deja a los lados lo que antes fueron prados y ahora es un precioso bosque.

Una flecha de madera señala a la derecha hacia el Área Recreativa y la otra hacia Llanuderos. El plan inicial consistía en llegar a la aldea y después, por carretera, a Torín y Villamayor. Como la lluvia fina no para, decidimos continuar la ruta según el plan previsto para buscar en el pueblo algún sitio donde guarecernos y comer.
Amablemente, en el restaurante La Atalaya, nos dejan comer a cambio de la bebida. Después, hablando con algunos clientes, nos informan que se come bien y barato (algo que nos confirman al día siguiente dos compañeros del grupo). Tomamos nota.
Saliendo del restaurante La Atalaya en Llanuderos (Torín)
 
Finalizado el avituallamiento, decidimos bajar al Área Recreativa para evitar el largo trayecto por carretera a Villamayor. Para ello, primero desandamos la pista hasta el cruce, después continuamos por un camino llano hacia el este sumergidos en un precioso y natural robledo que poco a poco se orienta al sur. Una amplia curva hacia el norte en fuerte descenso nos lleva a enlazar, finalmente, con la pista de El Chorrón justo antes del puente de piedra previo al Área Recreativa. Merece la pena seguir este camino que baja por la ladera oriental entre robles cubiertos de líquenes puros (síntoma fiel de la limpieza del aire) y con el suelo tapizado de helechos.
Bajando al área recreativa cruzamos este precioso robledal.
Llegando al camino de El Chorrón muy cerca del Área Recreativa.
            De regreso por el mismo camino, volvemos a disfrutar del precioso paseo a la orilla del Río de la Cueva que descruzamos por los tres puentes. Más adelante dejamos a la derecha la Riega del Pindal y finalmente llegamos a Carúa y Villamayor.

Lorenzo Sánchez Velázquez




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