sábado, 11 de octubre de 2014

Cabezo Llerosu (Lloroso) desde La Molina

Salida y llegada: La Molina (en el concejo de Cabrales) 
Distancia: 17,4 km

Duración: 7:30 h (sin contar paradas) 
Subidas acumuladas: 1560 m 
Altura Inicial y Final: 340 m 
Altura máxima: 1794 m 
Fecha de realización: IX/2013
Dificultad: media-alta
Track de la ruta

Entre el collado Llinares y Cabezo Llerosu




















Puente de Pompedro sobre el río Casaño
La carretera AS-114 que va de Cangas de Onís a Panes pasa por el Alto de Ortiguero. Al comenzar la bajada del puerto sale una estrecha carretera que, en 2,5 km, nos deja en aldea cabraliega de La Molina. Son muchos los que vienen a este lugar para practicar el barranquismo en las turbulentas aguas del encajonado río Casaño. Aquí comenzamos esta espectacular y larga ruta que nos llevará a la incomparable atalaya del Cabezo Llerosu: las vistas de los picos de Europa en sus tres macizos son de las mejores que se pueden encontrar en Asturias.

El camino sigue la dirección de la carretera entre las casas del pueblo, dejando a la izquierda la Ermita de la Virgen de la O. Continúa, empedrado y en descenso, buscando el curso del Casaño cuyas revueltas aguas se estrellan contra las rocas produciendo un salvaje murmullo en el fondo del frondoso barranco.
Venta de El Coterón y "foz" entre los cuetos Tamañán y El Pandu


Majada Ceribios. Ladera de Peña Ruana (izda) y Cabeza Prada (dcha).

Enseguida encontramos una bifurcación y un pequeño puente de piedra; el Puente de Pompedro. El camino de la derecha continúa río arriba por su margen izquierda hacia los prados El Sitiu y El Escobio. Cruzamos el río y nos adentraremos en una foz que forman los cuetos de Tamañán y El Pandu, por donde discurre el Arroyo Voluga. Caminamos por la senda cobijados bajo la agradable sombra de robles, fresnos y castaños, en continuo ascenso, hacia el sureste, hasta alcanzar el herboso Collado Pando. En este punto, el camino vira al sur para acometer la Cuesta Pando entre cotoyas y helechos. Más arriba, en una zona herbosa, parece perderse, pero continúa después rodeando el tapizado montículo (helechos y cotoyas) de El Coterón por su ladera este.

Nada más alcanzar hombro de la montaña, unos caballos que pacen allí acuden raudos a nuestro encuentro confiando en recibir alguna dosis de su necesitada sal común. La ascensión da una corta tregua. Encontramos una solitaria cabaña de piedra labrada en buen estado que, según parece, en su tiempo fue venta en donde los ganaderos podían descansar antes de acometer las duras rampas del camino de subida a las brañas y majadas más altas donde pastaban los animales durante el verano.
Desde la majada El Jascal, valle y peña El Jascal

Nada más pasar la venta, comienzan las revueltas en herradura del camino que permiten salvar el fuerte desnivel que da paso a las camperas de altura. Pasado el primer tramo de mayor pendiente, la senda nos lleva a unas pequeñas praderías en cuesta que, una vez cruzadas, nos dejan en el Colláu Las Juentes. Aquí  comienzan las feraces majadas y prados de altura en donde aún hoy podemos encontrar en verano una abundante cabaña ganadera. Según llegamos, a la izquierda, encontramos Las Brañas y a la derecha sale el camino que lleva hasta la de Redondiella que sólo vemos a lo lejos. Algo más arriba está el Colláu Llinares que, a su vez, da acceso a las principales majadas de la zona: enfrente está Brañaredonda, donde aún se mantiene en pie una casa de dos plantas (queda algo lejos de nuestra ruta y sólo la vemos de lejos). Pero a la izquierda, hacia el este, arranca un valle mucho más profundo que contiene otras: la cercana Majada Ceribios, que en su día debió ser de las más grandes, está en completa ruina; no queda ninguna cabaña entera, la mayoría de los techos se han hundidos y las paredes casi caídas. Sólo quedan en pie algunas cuevas artificiales con entrada en dintel y cubierta de piedra en falsa bóveda recubierta de tierra para un mayor aislamiento que quizás sirvieran para conservar el queso.
 
Peña del Cabezo Lloroso (tramo final).

Siguiendo el valle en dirección sureste encontraríamos los restos de la de Salinas con unas pocas cabañas arruinadas. Pasaremos por ella a la vuelta. Ahora, sin embargo, y a unos 200 metros después de la última majada, abandonamos el valle remontando una franja herbosa que, sin sendero marcado, se dirige hacia el sur hacia una hondonada que bordeamos para alcanzar, más arriba, otra senda que, siguiéndola, nos deja en la bella Majada del Jascal (1450 m). Está situada en un montículo separado por un vallecito herboso de los derrumbes verticales de la enorme peña del Jascal. El vallecito sigue la dirección este en paralelo a la gran cresta rocosa del Jascal y por él discurre el arroyuelo o río Jascal. Para acceder a él, descendemos unos metros hasta el valle donde encontramos bastantes vacas paciendo. Continuamos por el valle que, al final, nos deja en la misma base del Cabezo Llerosu. Si siguiéramos por la franja herbosa, tras un corto descenso y posterior remontada, alcanzaríamos el Jorcáu Los Gües, que nos permitiría subir a la peña por la ladera sur. Sin embargo, la ladera este, donde nos encontramos (Becerrera del Jou 1619 m), tiene un sendero que permite una fácil subida hasta la arista norte que da acceso a la cumbre tras dejar a la izquierda un gran jou (hay que pasar sobre unas peñas). También se puede rodear el jou por el otro lado y alcanzarla con mayor facilidad.

Macizo Occidental desde el Cabezo Lloroso.

Las vistas de los tres macizos de los Picos de Europa son espectaculares: del central sólo nos separa la profunda grieta del Cares y de las grandes cimas del occidental, donde nos encontramos, los lagos Enol y Ercina, que no se ven y un sin fin de cuetos, jous y majadas. Las vistas panorámicas con los nombres de las cimas se encuentran publicadas en el libro Recorriendo las montañas de Asturias, cuando describimos las vistas desde el cercano Jascal.

Macizo Central desde el Cabezo Lloroso.


Camino empedrado cerca de La Molina

La bajada la hacemos rodeando el gran jou cumbrero por la derecha para continuar el descenso por la ladera norte, casi sin senderos ni marcas. Buscamos los pasos donde la inclinación es menor pues hay mucha piedra suelta que ralentiza el descenso. Esta ladera es más inclinada y larga que la de subida porque el fondo del valle donde vamos a parar, el Jou de las Teyeras tiene menor altura (1452 m). En el jou encontramos un sendero que nos saca del hoyo y continúa hacia el siguiente donde se sitúa la Vega las Cuerres y la Majada Salinas. Continuamos por la senda a media ladera, sin alcanzar el fondo del valle, hasta llegar al punto donde remontamos hacia la Majada del Jascal. Un poco más adelante está la de Ceribios donde paramos a hacer fotos. No nos queda más que desandar el camino de ida hasta llegar a La Molina.

Lorenzo Sánchez Velázquez




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