jueves, 15 de agosto de 2024

Foz de la Escalada, Fitu Muniellu, Foz de Saolla y Monte la Llambria. Circular desde Taranes

Salida: Taranes (Concejo de Ponga)
Distancia: 17.5 km
Duración: 8:00 h (sin paradas)
Subidas Acumuladas: 1400 m
Altura Inicial: 560 m
Altura Máxima: 1551 m
Fecha de realización: 27/07/2024
Dificultad: media-alta
Track de la ruta



Itinerario: Taranes – Foz de la Escalada – Fresnu – Valle de Piegüé – Mayá Daón – Fuente los Trongos – Los Ñavariegos – Collado Fitu Muniellu – Reguera los Adiellos – Vega Muniellu – Río Semeldón – Foz de Saolla – Río Semeldón – Monte la Llambria – Camino maderero – Collado Valleyu – Collado Llués – Los Gallos – Monte la Faeda – Collado de Taranes – Paredu – Taranes.

Preparando una travesía para el GM Ensidesa de Gijón entre Orlé y Taranes queríamos ver cómo estaban los pasos por la Foz de Saolla y el Collado del Fitu Muniellu. Para ello organicé una ruta circular que partiendo de Taranes alcanzaba el segundo para bajar después al río Semeldón, cruzar la foz y a continuación subir por el Monte la Llambria.

Aparcamos a la entrada de Taranes en una mañana húmeda con las nubes situadas por encima de los 1000 metros aproximadamente. Este hecho condicionó toda la ruta que discurrió casi toda ella entre la niebla. Siguiendo el conocido, ancho y empedrado camino nos dirigimos a la Foz de la Escalada (NO) que encontramos seca. La atravesamos continuando por la marcada senda que se retuerce para ganar altura pero cuando el valle se abre en el gran circo nos sumergimos en la niebla mientras la senda se estrechaba entre altos helechos.

Camino empedrado que sube desde Taranes hacia la Foz de la Escalada.

Taranes visto desde el camino que sube hacia la Foz de la Escalada.

Subiendo por la Foz de la Escalada.

Cruzada la Foz de la Escalada echamos la vista atrás: las nubes no nos dejan ver nada.

Otra amplia revuelta nos lleva al Valle del Piegüé por el que subimos mojándonos con la humedad condensada en el follaje. Cuando estamos cerca de un solitario crestón calizo sale casi de frente el desvío que lleva a la Mayá Piegüé mientras que nuestra senda da un primer quiebro a la izquierda entre el denso helechal y otro a la derecha para subir pegados a la peña. Alcanzamos la campera donde se ubica la Mayá Daón con una cabaña en uso, otra con llábanas de piedra y las demás en completa ruina. Las vacas pacen entre los fresnos ajenas a nuestro paso.

Hacia arriba nos adentramos en terreno de altos helechos que casi ocultan el camino.

Cabañas en la Mayá de Daón.

Cabaña con llábanas de piedra en la Mayá Daón.

La senda, otra vez entre altos helechos, avanza casi en llano (SO) rodeando la empinada ladera invadida por la maleza. Llegamos a la Fuente los Trongos donde cogemos el camino que sube (O) por la riega y pronto se sale de ella por la derecha. Salimos del helechal y por la campera descruzamos la riega continuando por una empinada campera que, más arriba, rodea un crestón y nos sitúa en los amplios pastos de La Ñavariegas donde encontramos una abundante cabaña ganadera. Por ellos avanzamos hacia el norte y cuando terminan seguimos una marcada senda que nos lleva al Collado del Fitu Muniellu (más vacas pastando).

Fuente los Trongos.

Cruzada la alambrada que separa los concejos de Ponga y Caso emprendemos un largo y empinado descenso por la vertiente casina. La amplia franja de hierba se extiende hacia el cercano hombro donde se encuentra la Mayá Muniellu al otro lado de la riega que baja hacia el norte desde el collado. Una vez sobre el Reguero los Adiellos que baja sin agua seguimos por él o pegados a él. Más abajo se encajona entre la maleza y entramos en el bosque. Cerca del arroyo abunda la maleza, fuera las laderas limpias del hayedo son muy inclinadas. Continuamos el descenso por la margen izquierda, después volvemos al cauce y seguimos por la derecha donde la maleza es menor. Así, cruzando de una margen a la otra, buscando los mejores pasos, siguiendo a veces sendillas que pronto se pierden, continuamos el descenso hasta que encontramos una senda de mayor entidad que nos separa del cauce por la margen izquierda. Pero al cabo de un buen trecho casi llano comprobamos que no lleva buena dirección y bajamos al arroyo por donde lo vemos más factible.

Bajando del Fitu Muniellu nos adentramos en el precioso Monte la Vega (Muniellu) realzado por la niebla.

Más abajo (por debajo de la cota de nubes) seguimos casi por el mismo cauce del Arroyo los Adiellos.

Otras veces nos separamos de la riega para bajar mejor.

Un amplio claro se encuentra al otro lado. Lo que fue un gran prado hoy está totalmente invadido por los helechos pero aún así las vacas pastan entre ellos. Cruzamos el helechal para volver al bosque y terminar el descenso hasta el cauce del Río Semeldón. Lleva poca agua y la senda que encontramos lo cruza y descruza en unos metros, después la poca agua que lleva se filtra y el cauce continúa seco. La sendilla que está algo tapada entre la exuberante vegetación de ribera discurre por la margen derecha y se sigue fácilmente sin agua. Nos adentramos en la corta y espléndida Foz de Saolla. A la salida hay que cruzar a la otra margen pero como no lleva agua se pasa sin problema; con agua sería otra cosa y lo más probable es que hubiera que descalzarse.

Estamos cerca del Río Semeldón. La niebla ha quedado por arriba. Debemos atravesar el helechal hacia la derecha para bajar por el bosque.

Río Semeldón que baja casi seco.

La poca agua que lleva el río se filtra y el cauce queda seco.

Cruzando la Foz de Saolla rellena de una exuberante vegetación de ribera.

La sendilla avanza por la margen derecha entre los verticales paredones calizos.

Vista hacia atrás de uno de los recodos que hay en la propia foz.

Salimos de la foz por una angostura entre la pared izquierda y una gran peña en medio del cauce. Después, la senda sube unos metros y emprende un largo descenso por la margen izquierda mientras el cauce del río se precipita en un profundo barranco. En esta zona encontramos algunos hitos que ayudan pues la vegetación oculta a veces la sendilla. Después de bajar un buen trecho vira a la derecha para caer de nuevo sobre el río en una zona donde resulta más fácil vadearlo. Como no lleva agua lo cruzamos sin dificultad; otra cosa sería con agua.

La salida de la Foz de Saolla se hace por la izquierda de la peña que hay en medio del cauce. A la derecha cae en una poza.

Más abajo debemos atravesar por última vez el río Semeldón que como viene seco no ofrece problemas. Con agua y las piedras mojadas sería peor (Foto de Rosa).

Toca una dura remontada (E) sin camino ni senda ni hitos por el Monte la Llambria asiento de un gran hayedo que no está limpio. A la fuerte inclinación del terreno se suman los barrancos, las matas de jóvenes hayas que cubren parte de las laderas, en otros el helechal o los canchales cubiertos de musgo. Los casi 300 metros de desnivel que hay que salvar parecen no tener fin; no es un terreno cómodo de caminar. Encontramos algunas sendillas de animales que pronto se pierden o faldean la ladera o llevan otra dirección. Finalmente alcanzamos una marcada senda que llanea (N) y pronto se convierte en camino maderero que desemboca en otro de mayor entidad en el Collado Valleyu.

Subiendo por el empinado Monte la Llambria que, aunque es un hayedo, no está limpio.

Echamos la vista atrás y vemos la Foz de Saolla por encima del follaje.

Estamos en el camino maderero que en llano nos lleva al cercano Collado Valleyu.

Embarrado y llano al principio, este nuevo camino faldea la montaña (E), después seco se empina para alcanzar al cabo de un kilómetro un hombro despejado donde pastan las vacas cerca del Collado Llués. Muy cerca, bajando unos metros, pasa la ancha pista que comunica Taranes con Valle Moru. La seguimos hacia el pueblo (S) y paramos a comer en una de las cabañas de Los Gallos muy cerca del collado. Reanudamos la marcha entre la niebla otra vez que amenaza con convertirse en orvallo. Durante esta ruta, cuando caminamos en la zona baja sin niebla el denso hayedo no nos dejó disfrutar de las vistas panorámicas y cuando, más altos, los árboles escasearon, las nubes nos impidieron ver el paisaje.

Desde el Collado Taranes bajamos por la pista hormigonada en medio de la niebla y llegamos a la aldea orvallando. Vivienda tradicional. Al fondo vemos la Foz de la Escalada.

El ancho camino continúa en llano primero hacia el sur y después al sureste hasta alcanzar los pastizales del Collado de Taranes. Un largo descenso por la pista hormigonada nos permiten perder unos 500 metros y entrar en Taranes con sus antiguas y magníficas casonas, hórreos y paneras. Atravesamos la aldea por la carretera de acceso y regresamos al pequeño aparcamiento situado a la entrada.

Lorenzo Sánchez Velázquez


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