viernes, 23 de mayo de 2014

Los Tornos. Circular desde Orlé

Desde el Collao de Arnicio (Arniciu) se extiende una cuerda montañosa hacia el este que contiene varios crestones calizos transversales (dirección norte sur) de mayor o menor entidad. La escabrosa sierra del Trallán, al norte, la cruza hacia el sur mediante la Peña Ordaliega y Les Cangues. Siguiendo la cuerda hacia el este, encontramos el collado La Collada, después la Frayada; más allá, el Colláu Entrepeñes, la peña El Mayáu, el collado y la peña Torre, los Corollos, el solitario peñón del Cuetón de les Travieses, los collaos de Boqueriza y termina la citada cuerda en el gran crestón rocoso que forma la Sierra de Pandemules (o Fileres, según en qué mapas) cuyos punto más alto está en el pico Los Tornos.

Nota: en el libro "Recorriendo las montañas de Asturias" recogemos la subida desde Orlé a los picos La Frayada y El Mayáu siguiendo otro itinerario de subida y bajando por el valle de Enmedio, recorrido éste que compartimos en esta entrada al Blog, sólo que ahora en la ida.

Datos de la ruta


Salida y llegada: Orlé (en el concejo de Caso) 
Distancia: 13,5 km 
Duración: 4:30 h (sin contar paradas) 
Subidas acumuladas: 1010 m 
Altura Inicial y Final: 700 m 
Altura máxima: 1558 m 
Fecha de realización: verano de 2013
Dificultad: media
Track de la ruta





La localidad casina de Orlé (700 m) se encuentra a 4 kilómetros de Campo de Caso (El Campu) siguiendo la AS-254 en dirección a Infiesto. Al lado de la iglesia y el hotel rural “La Carasca” hay un panel informativo de la ruta PR-AS 126 que vamos a seguir en los tramos de ida y de vuelta.

En una mañana radiante de verano, comenzamos la ruta caminando hacia el noroeste siguiendo las marcas del PR, cuyo inicio se encuentra, en realidad, en la cercana aldea o barrio de Nozaleda a la entrada de Orlé. En un poste de la luz, situado en la esquina de una casa, hay una marca del PR y debajo una flecha que señala la calle por donde seguir: la de la derecha, por la de la izquierda regresaremos.

Cruzando uno de los puentes sobre el río Enmediu.

El ancho camino tiene hormigonados los tramos de mayor pendiente, situados, sobre todo, en el acceso a las cabañas de La Felguera; en otros, aún conserva el antiguo empedrado, mientras que en los restantes o han sido empedrados recientemente o son de tierra. Todo el camino está inmerso en una exuberante vegetación de fresnos, robles, avellanos y algún castaño, que amortiguan el calor estival. Ocasionalmente vemos algún prado.

Cuetón de les Travieses desde la majada Pidrafita.
 Al poco de iniciar la ruta, cruzamos el río Quixaes que vierte más abajo en fondo del valle por donde corre el río de Enmediu. El rumor de éste nos llega en aumento mientras caminamos casi en llano a su encuentro. A su vera, los rápidos, pozas y cascadas hacen la delicia del caminante arropado ahora por un bosque de ribera esplendoroso. El camino sigue paralelo al río, siempre hacia el noreste. Al cabo de 1,5 km, lo cruzamos por un puente para descruzarlo inmediatamente y volverlo a cruzar algo más adelante, y continuar definitivamente por su margen izquierda. Así, después de tres kilómetros de plácida caminata, nos adentramos en la Foz del Rubión que, al final, se abre dando paso a las laderas herbosas donde confluyen los valles de Torre, hacia el noroeste, por donde baja la riega del Cubilón, y el que baja del collado Friera, al sureste. En este punto, abandonamos las marcas del PR que cruzan el río de Enmediu y la riega del Cubilón para regresar a Orlé dando un rodeo por las cabañas de Cañandi y el Vocín.

Nosotros, en cambio, seguimos por el camino principal que sube en zigzag entre los prados y cabañas de La Felguera (1200 m). En el punto más alto de la majada, el camino se transforma en sendero y supera el crestón rocoso, que cierra el valle por el este, rodeando las grandes peñas por la izquierda.

Peña Los Tornos, desde la majada Piedrafita.
Una vez atravesado el citado crestón, damos vista al gran peñasco del Cuetón de les Travieses, a la izquierda. En este punto el sendero se divide en dos: el que sigue de frente, llaneando, lo evitamos para no tener que remontar después. Seguimos otro a la derecha, al principio oculto por la hierba y enseguida claramente visible, que asciende con suavidad hasta alcanzar la cima del collado donde se asienta la majada de Piedrafita (1404 m). Conserva dos cabañas en buen estado y otras en ruinas. Son rectangulares con paredes de piedra y techo de anchas llábanas cuyo peso lo soporta una gran viga de madera en la cumbrera. La vista se extiende hacia el este: a nuestros pies el hermoso y recóndito bosque de Purupintu y al fondo los Picos de Europa. En medio veremos el Pierzu y cerrando el bosque, casi a tiro de piedra, La Llambria. A ésta, en su misma cuerda, le siguen el Campigüeños, La Carasca, La Senda y el Requexón. Mucho más cerca está nuestro objetivo el pico Los Tornos y el gran crestón calizo que forma hacia el sureste la Sierra de Pandemules o Fileres donde se asienta. El Cuetón de les Travieses preside también el paisaje cercano.

Canal de subida a Los Tornos.

El sendero continúa desde las cabañas en dirección a nuestro objetivo, rodeando un anterior montículo por su derecha hasta alcanzar la base misma de la peña en el collado Boqueriza (1428 m). Asciende ahora duramente por una zona de hierba y rocas y, mediante varios zigzag, nos encamina a la estrecha canal que permite el ascenso final. Requiere del uso ocasional de las manos, pero en ausencia de barro o hielo, no tiene ninguna dificultad. El primer tramo de la canal, más largo, nos deja en un primer y pequeño rellano, que da acceso, por la derecha, a otra canal más pequeña al lado de dos árboles, que milagrosamente viven en este crestón de pura roca caliza. Así nos encaramamos en la misma cresta de la montaña: unos pasos por ella y estamos junto al vértice geodésico y buzón que la coronan.

          A las vistas antes descritas se suman: el Tiatordos (que antes nos lo ocultaba el Campigüeños) hacia el sureste, y por el noreste, los picos Maoñu y la Sierra de Aves (Vízcares). Hacia el sur se extiende la Cordillera Cantábrica. Vemos con claridad, a la derecha del Requexón, la Sierra de la Canalina y, en la misma visual, más atrás, la Sierra de Corteguero. El pico Torres destaca y también las grandes cumbres de las Ubiñas. Voviendo la vista al sur, por encima de la cordillera, encontramos algunos montes de León: el Macizo del Mampodre y el solitario pico Lago.
La Llambria y bosque de Purupintu.

Después de disfrutar con este maravillo espectáculo, regresamos por la misma canal al collado Boqueriza, pero ahora nos encaminamos hacia el Cuetón. Sobrepasada la gran peña, que dejamos a la derecha, accedemos al collado Los Corollos (1450 m) donde pacen amablemente algunos caballos. Antes no lo indicamos pero hacia el norte desciende el gran bosque de Los Moñacos, que está limitada al este por la Sierra de Pandemules y al oeste por La Frayada. A la vista tenemos, en esa misma dirección, la Foz de Los Moñacos, que corta la Sierra de Pandemules y donde termina la pista que viene desde el área recreativa de La Pesanca. En la próxima entrada describiremos esta ruta de acceso a Los Tornos que hicimos en otoño.

Cuetón y Los Tornos desde Los Corollos
Monte de Los Moñacos










Foz de Les Cangues, desde cerca de El Vocín
El sendero desciende ahora un corto tramo por la vertiente norte, virando enseguida hacia el oeste, para rodear los crestones calizos de la Peña Torre y El Mayáu. Así nos adentramos en el hermoso hayedo de Los Moñacos. Un poco antes de darnos de narices contra la Peña de La Frayada, la senda se divide en dos: la que desciende por el bosque hacia la majada Traslasenda y la que sigue unos metros hasta casi tocar la peña, revolviéndose entonces hacia el sur y alcanzar el colláu Entrepeñes (1427 m) a los pies de La Frayada. Al otro lado del collado, la senda desciende, entre cotoyas, por la amplia ladera sur situada entre las peñas que bajan desde los picos La Frayada y El Mayáu. Llegamos primero a las cabañas de Cañandi, después a las de El Vocín donde enlazamos con dos pequeños recorridos: el PR-AS 125 y el PR-AS 126.


Camino empedrado cerca del collado La Calavera
Después de la última cabaña, donde un poste indica las variantes de ambos, tomamos el camino que señala hacia Orlé por el collado La Calavera, al sur. A pesar de haber llovido poco, al principio está embarrado. Más adelante se transforma en un magnífico camino empedrado que conserva perfectamente la antigua traza y hechura, transitando por una zona descubierta hasta alcanzar el collado La Calavera (970 m). En este punto viramos primero al oeste y después, de nuevo, al sur para rodear el lomo de la sierra en el mismo collado. El bosque de robles, castaños, avellanos y fresnos nos acoge otra vez mientras avanzamos en paralelo al río Quixaes. Lo cruzamos más abajo y tras un kilómetro regresamos a Orlé.

Lorenzo Sánchez Velázquez














martes, 20 de mayo de 2014

Foces del río Pino y pico La Cabritera

Datos de la ruta
Salida y llegada: El Pino (en el concejo de Aller) 
Distancia: 18,2 km 


Duración: 6:30 h (sin contar paradas) 
Subidas acumuladas: 1390 m 
Bajadas acumuladas: 1390 m
Altura Inicial y Final: 620 m 
Altura máxima: 1913 m 
Fecha de realización: 17/V/2014
Dificultad: media-alta (por el desnivel)
Track de la ruta




















Nota: La ruta la organizó la Asociación Cultural Rosario de Acuña, como una actividad lúdica, recreativa y cultural en la que participaron profesores, padres y alumnos del IES Rosario de Acuña de Gijón. A ella nos sumamos con la finalidad de compartir una jornada montañera que transcurrió con un agradable sol primaveral propicio para el camino y el disfrute de la naturaleza.

La idea inicial consistía en acercarnos a las “Foces del río Pino” y continuar más allá, siguiendo las marcas del PR-AS 31, hasta donde las fuerzas de cada uno lo permitieran. La realidad superó las expectativas porque todos los componentes de la expedición, incluso los menos experimentados, alcanzaron su objetivo: el collado Caniecha, dando vistas al valle del río Aller. Los más avezados en estas lides de la montaña subimos a La Cabritera, cumbre cimera de los Altos de Riopino.

Camino de las Foces del Río Pino.

Aparcamos los vehículos a la entrada de la aldea allerana de El Pino (620 m), situada en el punto kilómetrico 28 de la AS-253 que se dirige al Puerto de San Isidro. Como la ruta señalizada comienza en el otro extremo del pueblo, iniciamos la marcha cruzando la aldea donde encontramos algunos hórreos y unas casas bien cuidadas.

Río Pino.

Siguiendo las marcas del PR, cruzamos el Río de San Isidro a las afueras del pueblo, más adelante, dejamos a la derecha la Fuente de la Salud y finalizamos el tramo asfaltado en el antiguo molino de Peón, restaurado y convertido en criadero de truchas. Por el desagüe del molino sale un torrencial caudal que permite la renovación del agua del criadero. Admirados por la potencia del chorro y  el extraordinario entorno fluvial, dejando a la derecha el camino que lleva a las majadas del Campón, Porquera, Sanceo a los pies del pico Cueto, cruzamos el río Pino o Valmartín por un recio puente de piedra. En los 2 kilómetros siguientes avanzamos en ligera subida por la margen derecha del río que enseguida queda en el fondo del valle. Pasamos al lado de la Fuente las Gavilanceras, en el muro de un prado. Así, entre prados y hermosos ejemplares de robles, castaños y hayas, nos acercamos a las “foces” del río Pino.

Foces del río Pino.

Un puente de madera nos permite acceder a su estrechura: las peñas Panda (derecha) y Pandos (izquierda) caen verticales dejando apenas espacio para el río y el camino empedrado. Bajan bravas las aguas causando un estrépito de mil demonios que nos sumergen en un útero primigenio de agua y roca donde los caminantes no encuentran tiempo y lugar para disparar sus cámaras: todo lo quieren recoger, hasta apurar la última gota de hermosura de estas breves pero espectaculares “foces”. La zona estrecha no medirá más de 100 metros lineales pero sobrecoge su belleza. En medio, otros dos puentes nos permiten pasar de una margen a otra hasta superarlas. La salida da acceso a tres valles, uno a la izquierda, el Valle Pedroso y dos a la derecha: El Fondil y Caniecha. Los tres aportan sus correspondientes arroyos al río Pino o Valmartín que desagua por las “foces”.

Camino empedrado que sube por el Valle Caniecha.

 Nada más salir (970 m), encontramos, a la derecha, el camino que lleva a El Fondil, por el que regresaremos. Está marcado como itinerario hacia Peña Redonda y se accede a él cruzando de nuevo el río por otro puente. Obviando este desvío, continuamos de frente subiendo duramente mediante algunas revueltas hasta el siguiente desvío, ahora a la izquierda, que nos llevaría por el Valle Pedroso.

Majada de El Fondil con Peña Redonda (izda) y la Peña Panda (dcha). Entre ambas se abre el Canal de los Agriles. 

 Hasta aquí hemos seguido todos juntos haciendo las correspondientes paradas fotográficas. Encaminados todos por el sendero que sigue el valle Caniecha, nos adelantamos los que queremos subir a La Cabritera confiando en que los demás puedan llegar hasta la majada y el collado Caniecha. Así pues, unos y otros, avanzamos bajo refrescante dosel de las hayas por un precioso camino empedrado. Primero ganamos altura mediante varias revuelvas para continuar después por la senda algo más llana. La finalización del bosque da paso al pastizal y escobar y nuestra ruta asciende por una canal de hierba y piedra hasta dar vista a la majada Caniecha (1500 m) y a la empinada ladera de La Cabritera, a la izquierda.

En el tramo más alto del Valle Caniecha vemos mejor el empedrado del camino.

Abandonamos la senda y emprendemos la vertical subida. Rodeando primero un escobar ralo, continuando después por zona herbosa, más adelante por el brezal de porte bajo, aumentando progresivamente la inclinación, damos con una senda que discurre transversalmente. Este pequeño tramo llano nos da un respiro en la dura subida. Aprovechamos el descanso para admirar a nuestra espalda la hermosa silueta de Peña Redonda sobre el collado donde se asienta la majada Palmián.


Majada y Collado Caniecha. Al fondo a la izda el Pico la Fitona.

Majada Palmián y Peña Redonda.

Ladera occidental de La Cabritera por la que subimos frontalmente. La foto la saqué desde la Majada Caniecha después de bajar.

Continuamos después la remontada por un terreno mezcla de piedra y hierba hasta alcanzar la cresta de la sierra dando vista al este: Puertos de Riopinos, cerrados al otro lado por el Picón de las Rubias y los picos Alba, Nogales y Xexe. Al sur la Cordillera Cantábrica nos sorprende aún con nieve: Mediodía, Quemaona, Peñas de Faro, Fitona, Laguna, Brañacaballo, Estorbín, etc. Los primeros picos solo los veremos al llegar a la cima.

Último tramo del cresteo para llegar a la cima de La Cabritera.

Nogales y Xexe desde la cima de La Cabritera.

Toca ahora crestear un corto tramo con caídas verticales al este y algo menos inclinadas al oeste. En la arista de la montaña, los pliegues geológicos han producido estratos verticales que, al quedar al descubierto, dejan una especie de peldaños horizontales donde podemos apoyarnos para seguirla. Un corto tramo por la citada arista nos deja en la cumbre cimera de los Altos de Riopino: el pico La Cabritera (1913 m). Encontramos un buzón de montaña oxidado y unas vistas que ya hemos descrito en parte. El Torres queda entre Las Rubias y el Nogales; hacia norte vemos Peña Mea, Peñas Negras y Sierra Magrera  (picos Forcá, Cuchu, etc) finalizando en el Retriñón. Mientras disfrutamos de la belleza que nos ofrece la naturaleza, nuestros compañeros han llegado a la majada Caniecha y se disponen a reponer fuerzas. Hacemos lo mismo.

Desde la cima de La Cabritera d izda a dcha vemos los picos Quemaona, Peñas de Faro, Llastres y Fitona. La pista que baja del Puerto de Vegarada a Rioaller se dibuja en la parte inferior.

Los Altos de Riopinos dan continuación a La Cabritera en la que estamos. Al fondo vemos Peña Mea, la Sierra Magrera (Forcada y Cuchu) y el Retriñón.

En lugar que desandar el camino para bajar Caniecha, optamos por explorar el corto tramo de arista que nos queda (más fácil) antes de descender. Superada la cresta rocosa, llegamos a una pequeña planicie herbosa, donde abandonamos el lomo de la sierra, virando a poniente para descender por la inclinada ladera. Su pendiente es incluso mayor que la de subida y tiene tramos con piedra suelta. En base, las verdes y casi llanas  praderas cercanas al collado y la majada Caniecha, dan sustento, en verano, a una abundante cabaña ganadera.

Bajando a la Majada Caniecha.

Nos acercamos a la majada para animar al resto de la expedición a acercarse collado (1537 m) y disfrutar de unas preciosas vistas sobre el hayedo que cubre la parte alta de la cuenca del río Aller (montes Llanacaorna y Campanal), cerrada, al otro lado, por la propia Cordillera Cantábrica (Faro, Fitina, Fitona, etc) llegando la vista hasta el Estorbín (cumbre más alta del concejo).

Algunos deciden regresar a El Pino por el camino de ida, descendiendo por el Valle Caniecha; otros, queremos acercarnos a la majada Palmián situada estratégicamente en un hermoso collado y descender después por el Valle Fondil, paralelo al anterior. Ambos valles convergen en la entrada a las “foces”.

Llegando a la Majada Palmián.

Muy cerca del collado pasa un camino ancho que viene desde el Puerto Vegarada y se dirige, en ligera subida, a la majada Palmián, al norte. Lo seguimos hasta alcanzar el punto más alto donde encontramos un precioso mirador situado sobre la majada Caniecha de espaldas a Peña Redonda. Bajamos unos metros hasta la majada Palmián (1562 m) donde viramos al oeste siguiendo una senda que, en llano, lleva a la misma base de Peña Redonda. Pronto la abandonamos para descender por una ladera herbosa con matas de escoba buscando otra que faldea la montaña más abajo. La seguimos para rodear el profundo barranco por el que se precipita el arroyo Canal de Peña Redonda y situarnos así en su margen izquierdo donde se asientan praderas por las que continuamos el descenso en dirección norte, ahora sin camino ni senda. Finalmente llegamos a otra senda que rodea un prado (1250 m) con cerca de piedra y cabaña; estamos en la Majada Fondil.

Estamos en la cabecera del Valle Fondil (que baja hacia la dcha). Por detrás está Peña Redonda.

Una de las cabañas de la Majada Fondil con los Altos de Riopinos por detrás.

De muy abajo nos llega el rumor del río que se precipita torrencial entre las peñas. Su bello sonido irá suavizando el cansancio que ya hace mella en algunos. Más abajo, su intensidad irá en aumento convirtiéndose en estruendo al llegar a las “foces”. La senda que hemos encontrado baja más directa, entre prados, hasta desembocar en otra más ancha y empedrada en algunos tramos. Cruzamos una portilla de madera y, ya definitivamente empedrada, nos lleva hasta el río, que cruzamos por un puente, justo al comienzo de las “foces”.

Bajando las Foces de Río Pino.

Poco después llegan los que bajaron por el Valle Caniecha y, todos juntos, reemprendemos la marcha atravesando de nuevo las hermosas “foces” donde buscamos el mejor encuadre que permita reflejar con la luz del atardecer la belleza de este lugar.

Lorenzo Sánchez Velázquez




martes, 13 de mayo de 2014

Peña Michu y Cuerno Llamas. Travesía entre el Puerto San Lorenzo y Vixidel

Cordal de la Mesa, asiento del conocido “Camin Real”, mirador alterno hacia Somiedo y Teverga, ¿cuántos pueblos y arrieros falderon sus dos cumbres señeras: Peña Negra y Peña Michu? Otra montaña, el Cuerno Llamas o Sobrepalacios, de menor entidad, nos llevará a pasar por algunas brañas teverganas y lugares recónditos de naturaleza exuberante, por el nacimiento del río Bayo, por hayedos de tiernas hojas primaverales,… Todo esto y más completará esta hermosa ruta.

Datos de la ruta
Salida y llegada: Entre el Puerto de San Lorenzo y Vixidel (en el concejo de Teverga) 
Distancia: 17,3 km 
Perfil de la ruta

Duración: 6:00 h (sin contar paradas) 
Subidas acumuladas: 760 m 
Bajadas acumuladas: 1400 m
Altura Inicial: 1348 m 
Altura Final: 720 m
Altura máxima: 1765 m 
Fecha de realización: 10/V/2014

Dificultad: media
Track de la ruta



Nota: en el libro “Recorriendo las montañas de Asturias II” describimos la subida a las peñas Michu y Negra partiendo de Braña Tuiza. Recomendábamos recorrer la alargada cresta del Michu para disfrutar simultáneamente de la belleza adicional de los paisajes de Terverga y Somiedo. Entonces no incluimos este tramo de cresta para no alargar demasiado la ruta, pero ahora, al no subir a Peña Negra, la añadimos.

Desde el pto S. Lorenzo hasta Chamaraxil


Entre Chamaraxil y Vixidel

La ruta comienza en el Puerto de San Lorenzo (1348) a caballo entre los concejos de Teverga y Somiedo. Llegamos aquí circulando 7 km por la carretera que sale de San Martín de Teverga y finaliza en La Riera (Somiedo). En lo alto del puerto hay un buen aparcamiento para dar servicio a los senderistas que realizan algún tramo del “Camino Real de la Mesa”. Un panel explicativo informa sobre la ruta, su perfil y los nombres de las montañas que faldea. La nuestra finalizará en Vixidel (Teverga), aldea situada a 1 km de la carretera de subida al citado puerto.

Cresta de Peña Michu. Peña Negra, al fondo.

Día primaveral de sol radiante hasta las 3 de la tarde. Después, algunas nubes fueron cubriendo las montañas y bajando a los valles a medida que avanzaba la tarde. Siguiendo las marcas del “Camín Real de la Mesa” (GR 101), comenzamos la ruta dirigiéndonos al sur por la pista, hormigonada en los tramos de mayor pendiente, que sube por la ladera septentrional del pico El Cuervo. Vamos dejando a los lados las praderías de altura donde mansamente pastan las vacas;  Praderías de la Chuenga, Braña la Raíz, La Guardia, son los nombre que reciben. Cuando la cuesta da paso al llano, aparece el bosque y bajo su manto, caminamos entre abedules, hayas, espinos y acebos hasta desembocar en el puerto de Piedraxueves (1541 m), donde hubo venta de arrieros. Hoy son cabañas de uso ganadero que dan servicio a los ricos pastos del Chanu Michu; extensa pradera de unos dos kilómetros de longitud, resguardada de los húmedos y fríos vientos de poniente por la gran cresta del Michu, que termina en el Xuegu la Bola. El topónimo de Piedraxueves, probablemente de origen romano, proviene de la existencia, en algún lugar de esta gran planicie, de un ara en honor a Júpiter.


Al llegar a la arista norte del Michu tenemos estas vistas hacia Somiedo: Sierra del Tarambicu (izda) y Monte Grande en su falda, por detrás la Sierra de Chagüezos (Peña Chana). A la derecha vemos el comienzo de la Sierra Palombera y por detrás los Picos La Franca y Peña Salgada.

Continuación de la panorámica anterior. Cercana vemos La Palombera y al fondo los picos Cornón, Cogollo Cebolléo, etc.
 
Sin embargo, no es nuestra intención recorrer la pradera. Pretendemos, sin embargo, tener buenas vistas sobre el valle de Saliencia y las grandes montañas de Somiedo. Por eso, abandonamos el “camín real”  dirigiéndonos al oeste, hacia la senda que rodea en subida la cara norte del Michu. Superada una alambrada, llegamos a un collado (1634 m) desde donde ya divisamos estas grandes cimas (Albos, Peña Orniz, Peña Chana, Cornón, Cogollo Cebolléo, etc.) quedando a nuestros pies el hermoso valle de Saliencia. La senda desciende hacia las brañas que pertenecen a la aldea de Villarín (La Cueva, La Cogocha, Suerdius, Siechas). También había camino para llegar a la braña de La Felguera, pero parece abandonado e invadido por la maleza. Nuestra intención tampoco es bajar a las brañas sino recorrer la extensa cresta. Abandonamos la senda para acomodarnos al lomo de la montaña buscando la parte más alta. Avanzamos un kilómetro sin dificultad por su filo disfrutando de las vistas hacia poniente (Somiedo) y oriente (Teverga) hasta alcanzar el punto más alto (1765 m) coronado por un vértice geodésico y un buzón de montaña oxidado. 

Llegando a la cima de la Peña Michu.
 
Seguimos la línea cumbrera hasta el último montículo (1756 m), donde la cresta rocosa se precipita sobre la hermosa foz de la Güérgola de Arbeyales que describimos en otra entrada. Las vistas desde este punto sobre el valle de Saliencia y sus brañas (La Corra, Murias, Morteras de Ordiales y Saliencia) son inmejorables. En el valle vemos las aldeas de Endriga y Saliencia y, al fondo, el puerto de La Farrapona.


Desde el extremo sur de la Peña Michu tenemos esta vista de Peña Negra (izda), Brañas de Saliencia en el centro y el Valle de Saliencia (dcha) terminando sobre la Sierra de los Bígaros. Muy al fondo vemos la silueta de Las Ubiñas.

Retrocedemos unos paso para descender al collado de Xuego la Bola (1623 m) donde reencontramos los miliarios del “camin”, algunos caídos. No está claro si el derribo se puede atribuir al ganado que pasta en estos lugares o a la mala intención de personas desaprensivas. Sigue el citado camino hacia la hermosa braña La Corra que esta vez no visitamos por falta de tiempo, mientras que el nuestro retrocede siguiendo la pista en descenso hacia el nacimiento del río Bayo, al norte. Antes de bajar hasta su cauce, abandonamos el ancho camino para seguir hacia el naciente por una senda que se adentra en el bosque. Primero entre escobas, después entre hayas y robles, pero siempre en paralelo y por la margen derecha del río. Al poco de cruzarlo, encontramos un gran roblón del que cuelgan largas barbas de líquenes dando fe de la pureza de estos lugares (los líquenes son muy sensibles a la contaminación ambiental y se usan como termómetros cualitativos para detectarla).

Cruzando el Río o Arroyo Bayo.

Gran roble en el camino a Chamaraxil.

Al poco, salimos del bosque y continuamos faldeando el pico El Cuervo por su ladera meridional hasta descender a la braña Chamaraxil (1310 m) con un teito en magnífico estado de conservación y varias cabañas bien cuidadas. El paraje incita a la calma y al sosiego: las praderas que descienden hasta el río, su rumor, el hayedo al otro lado; este ambiente pastoril y bucólico le traen a uno el recuerdo de aquellas “Serranillas” Marqués de Santillana, leídas allá por el Bachillerato. Es hora de descansar y reponer fuerzas.

Llegando a la Braña de Chamaraxil. Al fondo a la izda vemos el Pico Cuerno Llamas o Sobrepalacios y en el centro el Pico Vaxinas.

Continuamos la ruta bajando hasta el río Bayo, que cruzamos de nuevo. Una senda en llano nos permite rodear por el norte la ladera boscosa del pico Troncéu (en un hombro de Peña Negra). Cruzamos dos arroyos, Vallina Armada y Regato las Matiellas, para situarnos en la base de nuestro siguiente objetivo: el Cuerno Llamas. Por la ladera herbosa subimos sin prisa pero sin pausa hacia la Collá las Mulas situada a su derecha. Antes de llegar al collado, viramos ligeramente a la izquierda para acometer la corta pero dura subida al pico. En la cima (1428 m) se nos abren vistas hacia los montes de Teverga: el este, cerrando el valle, Lavandera o Vaxinas, que continúa hacia el sur hasta el Alto de Cugurueza y Peña Negra; el pico El Cuervo a poniente da paso al Puerto de San Lorenzo y al pico Mirandiella con sus antenas. La Peña Troméu está al norte, a tiro de piedra.

Cuernu Llamas y Collá las Mulas.

Al otro lado del Río Bayo vemos la Peña Troméu. A la izda está el arranque de la Peña Cuernu Llamas.

Cima del Cuenu Llamas.

Pico Vaxinas desde la cima del Cuernu Llamas.

Braña de la Revechá desde el Cuernu Llamas.

Descendemos por la ladera sur hasta la herbosa Collá las Mulas (1352 m). Desde aquí podríamos bajar directamente a la braña La Revechá por la ladera este. Sin embargo, continuamos hacia el sur para ascender a la cercana colina La Covona (1394 m), virando después al este para descender por su cresta invadida por el brezo. Al llegar a un pequeño claro, dejamos la arista para descender por un sendero que va hacia el norte y gira, más abajo al este, hasta llegar a la braña La Revechá.

Bajando del Cuernu Llamas.

Llegando a la Braña la Revechá.

Tiene cabañas en uso, de piedra tallada y buen estado de conservación: puerta dintelada, ventanuco al lado y cubierta de teja a dos aguas. De aquí sale hacia el norte el camino ancho que nos va a permitir bajar a Tablaos en el valle Cuanmonde. El antiguo camino, casi impracticable, baja directo a Tablaos por la canal que sale al lado de las cabañas más bajas y se dirige al noreste. Nosotros continuamos por el primero, sumergiéndonos en el espectacular bosque poblado de viejas y retorcidas hayas que se entremezclan con las más jóvenes que lo revitalizan. Algunos espinos en flor contrastan sus blancos pétalos con el verdeclaro primaveral de las hojas de las hayas.

Por el hayedo, hacia Vixidel.

Después de cuatro revueltas, alcanzamos el nivel del río Valle de Cuanmonde, continuando definitivamente hacia el norte por su orilla. Al principio caminamos por su margen izquierdo hasta una portilla al lado de un puente de madera que nos permite cruzarlo al lado de la cabaña Tablaos. Enseguida lo descruza por otro más pequeño, continuando por este lado izquierdo hasta cerca de Vixidel, donde nos traslada definitivamente a la margen derecha. El hayedo ha dado paso al bosque de ribera: los alisos, fresnos y espinos se entremezclan manteniendo a cobijo a los caminantes hasta la misma entrada en Vixidel.

 Lorenzo Sánchez Velázquez